Capítulo 4: ''El verdadero Erik''
Hola, aquí os traigo el capítulo 4 de ''Acosador'' (~ ͡° ͜ʖ ͡°)~ que por cierto, siento haber tardado tanto en actualizar D:
Como ya dije una vez, ''Acosador'' va a ser una novela corta (Aunque tampoco taaanto xD) y de capítulos cortillos, algunos no, pero algunos sí, y este es uno de ellos. La novela acaba de empezar así que no quiero añadir muchas cosas todavía (?)
El capítulo 5, sin embargo, os aseguro que será el mejor capítulo hasta ahora(?) ( ͡° ͜ʖ ͡°)
En fin, espero que os guste :)
-La foto del capítulo es de Erik aunque más mayorcito(?) xD La pongo porque en la foto del primer capítulo apenas se ve como es físicamente(?) Y si... la pubertad le hizo un gran favor(?) ( ͡° ͜ʖ ͡°) x'DD
-----------------------------------
ERIK
—¿Sigues despierto? —preguntó mi padre, quién me había encontrado rebuscando en la nevera algo para beber.
—Sí —asentí algo somnoliento —. Estoy cansado, pero por alguna razón no puedo dormir... mi cabeza simplemente no puede dejar de pensar en... —pausé al darme cuenta de lo que iba a decir.
Mi cabeza simplemente no puede dejar de pensar en... ¿En él? ¿Qué se supone que significaba eso?
—¿En? —enarcó una ceja expectante.
—Eh... —me tapé la boca sintiéndome extrañamente avergonzado por lo que acababa de pensar —. En un chico.
Mi padre abrió los ojos como platos de la sorpresa y se atragantó con el agua que estaba bebiendo.
—¿C-Cómo dices? —dijo con voz temblante mientras se colocaba las gafas que llevaba guardadas en el bolsillo del pantalón.
—¡N-No es lo que tú crees! —levanté las manos alarmado —. Verás... he intentado entablar amistad con un chico, pero hasta ahora nada ha resultado. Sus amigos insisten en que él es un tanto desconfiado al principio, pero estoy seguro que no es eso. Creo... que le caigo mal y no entiendo porqué.
—Ya veo... —se quedó pensativo —. ¿Has pensado porqué le caes mal? Quizá le hiciste algo que no le sentó muy bien, sin tú saberlo.
Ya había pensado en eso. Es más, era en lo primero que había pensado. No era tan estúpido como para no haber pensado en esa posibilidad y él tampoco lo era como para cogerme tanta manía por lo del batido.
—Imposible —negué con la cabeza —. Hoy es el primer día que he hablado con él.
—¿Ah sí? —se cruzo de brazos —. No sabría que decirte, Erik... pero pienso que si realmente quieres ser amigo de ese chico, no deberías rendirte pase lo que pase. Tú nunca has sido de los que se rinden, después de todo —finalizó con una sonrisa ladeada.
Tenía razón. Jamás me había rendido ante nada por muy complicado o difícil de afrontar que fuera. Y esta vez tampoco iba a ser la excepción.
Si verdaderamente le caía mal a Viktor, entonces, tan solo tendría que hacerle cambiar de opinión.
—Si, muchas gracias —asentí , devolviéndole la sonrisa.
—¿No vas a coger nada? —señaló la nevera.
—No. Creo que ahora sí podré dormir mejor... —sonreí para a mis adentros, dirigiéndome de vuelta a mi habitación.
—Este chico... —lanzó un suspiro mi padre —. ¿Seguro que lo que le pasa no es...? No... serán simples imaginaciones mías...
* * *
¿Otra vez, eh? Ya era la... para ser sincero incluso había perdido la cuenta de las veces que había pasado esto.
Otra confesión más y otro rechazo más de parte mía. Siempre era igual.
Probablemente yo estuviese equivocado. Probablemente si le diera la oportunidad a alguna chica, me podría acabar gustando, pero el caso es que ya lo había intentado antes sin éxito alguno.
Siempre había pensado que el día que saliese con alguien, me gustaría que fuese con alguien de mi elección. Alguien que me gustara o tal vez incluso... amara. Aunque a este punto, aquella idea no era más que un sueño inalcanzable y quizá hasta... imposible.
—Lo siento... pero en este momento no tengo ningún interés en empezar una relación con alguien —me disculpé con una pequeña pesarosa sonrisa en los labios.
En menos de un segundo, me di cuenta que mi sonrisa no hizo más que empeorar las cosas, en el momento en que la chica se puso a llorar. Sus dos amigas, apoyándola, empezaron a gritarme, desquiciadas, todo tipo de insultos.
—Erik... ¿Rechazas a todas las chicas que se te confiesan porque en realidad eres gay? —cuestionó una de sus amigas sin malicia o burla alguna. Y es por eso mismo que no supe si su pregunta iba en serio o no —. Cómo sea. A partir de ahora, ese rumor circulará por el instituto. ¡Tú mismo te lo has buscado! —gritó esto último, huyendo junto a sus amigas.
Mi cara en este momento probablemente era todo un poema. ¿En serio? ¿Podían ser más infantiles? ¿Es que acaso no se les ocurría mejor idea?
Suspiré. Genial. Ahora no solo tenía que lidiar con mi vida de estudiante sin amigos y la cucaracha acosadora que me aborrecía. También tenía que lidiar con rumores sobre mi sexualidad.
—Oh, bueno, por lo menos fue lo suficientemente amable para avisarme con antelación—me encogí de hombros.
¿A quién pretendía engañar? Esta actitud optimista no pegaba conmigo. La sola idea de cómo todos se lo tomarían empezando por la cucaracha...
Ah... en definitiva, este rumor no haría más que traerme problemas.
Pero, de todas maneras, ¿A mí que más me daba lo que pensara la cucaracha sobre mí?
Lancé un suspiro frustrado y saqué del bolsillo del pantalón la bola de papel que una vez había sido una carta. No entendía porque me sometía a mi mismo a leer su segunda carta una vez más si lo único que me producía eran sentimientos negativos.
Pero, lo cierto es que había algo más en sus palabras... dejando el increíble, infantil e absurdo odio que este sujeto sentía por mí, tenía la sensación de que me conocía demasiado bien. Tanto, que no podía evitar comerme la cabeza pensando de quién se podía tratar.
¿Era algún conocido? ¿O quizá de alguien que una vez fue mi amigo?
Esta duda me carcomía por dentro y, sin embargo, lo que más me desconcertaba e intrigaba de todo este asunto era el hecho de que a pesar de que esta persona me irritase y me hiciese enojar tanto, sentía que no la odiaba.
Así es. Yo... no lo odiaba.
De hecho, más que nada, la cucaracha me daba curiosidad. Y mi curiosidad no se debía a su identidad, si no a él en sí.
''Creo que no hace falta que me tenga que introducir, ¿no? Con tan solo ver el estilo de la carta ya'' sabrás de quién se trata.
Me acabo de enterar de tu caída como el ''rey'' de este instituto. Me pregunto si mi carta tuvo algo que ver... ¿Y sabes? Pensar eso realmente me emociona, ya que significa que de algún modo logré llegar a ti. A influenciarte.
Y eso era justamente lo que quería.
Quería... no.. quiero verte sumido en un estado de pura desesperación. Sin amigos y sin nadie que te apoye. Todos los que una vez besaron el suelo que tu pisabas ahora te evitaran como si fueras la mismísima peste y entonces allí estaré yo entre las sombras observando todo con una gran sonrisa de satisfacción.
Te lo tienes merecido.
Atte: Tu primer enemigo.
¿Quién era este chico? ¿Cómo es que parecía conocerme tanto? ¿Por qué la había tomado conmigo?
Estas eran las preguntas que rondaban en mi cabeza constantemente, después de haber leído tantas veces las dos cartas que me había dejado.
—Aún así... ''Entre las sombras'' —murmuré entre risas —. Eso de alguna forma sonó adorable...
Espera... ¿Qué?
Woah... definitivamente algo iba mal conmigo. ¿Quién diablos pensaba algo así de una carta de odio?
—Hey.
—Oh,he...—giré la mirada a ver de quién se trataba y solo logré sobresaltarme aún más.
Antes de que pudiese continuar, mis palabras se vieron trabadas al comprobar de quién se trataba.
Jake.
—Erik... sé que no quieres verme, pero necesitamos hablar —me miró con el semblante serio.
Tragué saliva. Mierda. Justo lo que más me temía estaba sucediendo en este mismo momento. Tenía que darle explicaciones.
Y eso mismo era el problema. ¿Qué explicaciones podría darle yo a él?
—Sí... claro... —me rasqué la nuca nervioso.
—Realmente me pregunto si hice algo... si es por lo del otro día porque me puse de parte de Logan, me disculpo, de verdad. Ni siquiera soy amigo de Logan, nunca me cayó muy bien. Si estaba en el grupo en primer lugar era por ti y por Erin. Tú fuiste el primer amigo que hice y no me gustaría que...
—Suficiente —lo interrumpí con una media sonrisa empática —. Sé a lo que estás queriendo llegar y te entiendo. Yo soy el que debería disculparse y no tú... —desvíe mi mirada de él momentáneamente —. Últimamente he estado comportándome como un gilipollas y a pesar de que...
—¿De qué?
—De que no sintiera que fuerais mis verdaderos amigos, no merecíais que os tratara así —retomé el habla.
Jake se mostró sorprendido por lo que le había respondido. Su reacción había sido la de alguien que nunca se hubiera esperado oír algo así.
—¿E-En serio? ¿Por qué...? —se forzó a sonreír, terminando eso en una sonrisa dolida que hizo que casi me sintiera culpable.
—Tampoco os puedo echar la culpa a vosotros... yo soy el que no ha sido sincero desde un principio —traté de ser comprensivo —. Pero... ¿Sabes? Mi comportamiento ''gilipollas''... el que tanto os desconcertaba y ofendía es mi verdadera personalidad. El verdadero Erik que no conocíais y que no os habéis molestado en intentar conocer.
Jake se quedó sin saber qué decir.
—Yo... lo siento... siento no haberme dado cuenta, Erik —agachó la cabeza en señal de disculpa, logrando sorprenderme a mí esta vez —. Esta vez... quiero hacer las cosas bien. Quiero ser amigo del verdadero Erik. Pero tú amigo de verdad. Alguien que siempre estará ahí para ti, alguien en quién puedes confiar a ciegas y alguien que te apoye ya sea en las buenas o en las malas.
¿Era esto...? ¿Era realmente, Jake, el verdadero amigo que había estado buscando siempre?
No... parecía ser que lo que había estado buscando, me había encontrado a mí. Ante ese pensamiento, una sonrisa se formó en la comisura de mis labios.
—Si...
—No te preocupes por nada más —aseguró con una sonrisa ladeada y guiñando el ojo —. Aunque ahora más te vale contarme todos los sucios secretos que guardabas escondidos —me agarró del brazo con una mirada cómplice.
Lo miré perplejo. Menudo cambio más repentino.
—Ni siquiera tengo tantos secretos... —reí con levedad.
—¡No importa! Tú mismo te has puesto en un aprieto con lo del ''verdadero Erik'', te hace parecer misterioso y reservado. ¿Sabes? Para mí siempre has sido el típico chico incapaz de matar a una mosca y que esta todo el tiempo sonriendo como un bobo —dijo con una sonrisa burlona.
De alguna forma oír aquello me desalentó por completo. ¿Incapaz de matar una mosca? ¿Sonrisa de bobo? ¿¡Cómo cojones era el chico más popular del instituto?!
—Y-Ya veo—me forcé a sonreír, intentando ocultar el tic en mi ceja derecha.
—E-Espera... ¿Podría saber porqué me estas mirando de esa forma como si quisieras matarme? —se atrevió a preguntar, con la voz temblándole.
—¿De qué hablas, Jake? Esta es mi verdadera personalidad—recalqué, sonriendo todavía más ampliamente y acercándome peligrosamente a él.
—¡Para, p-por favor! ¡Con esa sonrisa de sádico solo pareces aún más aterrador! —imploró, alejándose de mí.
—Qué dramático eres... —rodé los ojos —. ¿No decías que yo era incapaz de matar una mosca? No te voy a hacer nada, en serio... —aseguré con un tono que lo ponía en duda.
—¡Lo qué en realidad tienes es una personalidad horrible!
Sí. Por primera vez sentía que me divertía, aunque fuese a costa del miedo de Jake. Y es que hasta tenía la sensación de que Jake y yo nos convertiríamos en los mejores amigos.
Pero, entonces... ¿Por qué no desaparecía el interés que tenía por Viktor?
Este interés que no hacía más que aumentar inexplicablemente cada día más y más...
VIKTOR
—Hey, hey, ¡Viktor! ¿Ese no es Erik? —señaló Alex mientras me zarandeaba.
Mi mirada, de forma automática se giró a ver a Erik, quién tenía arrinconado contra un árbol como el criminal que era a uno de los dos chicos del antiguo grupo de amigos con los que se juntaba.
Vaya, esto sí que era interesante. ¿Se estaban peleando?
Elian, por su parte, se llevó la palma de la mano a la cara y agarró a Alex de su capucha.
—¿¡Se puede saber para que le dices nada?! —le espeto furioso Elian.
—¿Es que acaso no ves lo sospechoso que es eso? —soltó incrédulo Alex, volviendo a señalarlos.
—¿Sospechoso? ¿De qué hablas?—arqueó una ceja, mirándolo perdido.
—Visto desde aquí... ¿No es como si Erik lo f-fuese a besar? Realmente... jamás pensé que el rey del instituto pudiese llegar a ser un... h-homo... —terminó por decir con una mueca, temblando de los escalofríos Alex.
—Dios... no puedes hablar en serio...—puso cara de exasperación Elian, soltándolo de la capucha —. ¿Cómo puedes ser absurdo? ¡Tan solo están brom...! Espera, ¿A dónde vas, Viktor?
—¡A separarlos! —exclamé impulsivamente—. ¡D-Digo a tomar fotos para chantajear a Erik!
¿¡Q-Qué se creía esa maldita rata de Erik?! ¿Cómo podía estar así después de haber leído mi carta? ¿Es que acaso no le había causado efecto como la anterior vez? ¿Y encima creía que podía besarse con cualquiera como sí nada? ¡Sobre mi cadáver!
Camine sigilosamente en su dirección y sin que se hubiese dado cuenta aún de mi presencia, coloqué una mano sobre el hombro de Erik, haciéndolo quedar en frente mía. Y demasiado cerca para mi gusto.
—¿V-Viktor? ¡Qué sorpresa no esperaba encontrarte a ti! —soltó a Jake con una enorme sonrisa, dejándolo caer al suelo y me agarró de las dos manos.
Si. Demasiado cerca.
—M-Maldito... —maldijo en un débil susurro el que acababa de caer al suelo.
—Lo que acabas de ver es... eh... —trató de explicarse, no encontrando las palabras adecuadas.
—No me debes ninguna explicación—lo miré cual bicho raro —. ¿Y podrías alejarte un poco? Estás muy cerca... —añadí esto último, sintiendo que mi rostro se teñía de rojo.
—Oh, ¡L-Lo siento! —hizo como pedí, riendo nervioso y con las mejillas ligeramente enrojecidas.
—Ah y... Erik... ¿Podrías quitarme tus manos de enci...?
Antes de que pudiera terminar de decir nada, Elian, como si fuera un jodido torbellino prácticamente se abalanzó a mí para interrumpirme. ¿Por qué estaba sintiendo que esto se estaba haciendo una costumbre?
—Lo que quiere decir Viktor es que agradecería mucho tu ayuda para que le ayudes a estudiar —dijo por mí , Elian, tapándome la boca para impedir que hablara. O mejor dicho... gritara.
¿¡Pero qué cojones?! ¡Ni aunque repitiera curso dejaría que Erik me ayudara a estudiar! ¡Antes preferiría la muerte!
Maldito Elian...
Juro que estos dos iban a acabar durmiendo con los peces.
—¡Con gusto! —aceptó Erik, con los ojos brillándole de la emoción.
Desgraciadamente Erik sí parecía dispuesto a hacerlo.
En serio... ¿Qué diablos le pasaba a Erik conmigo? ¿Por qué se había puesto tan feliz si solo me iba a ayudar a estudiar para un examen?
¿No... no podía ser lo que estaba pensando, no...?
No... eso era simplemente imposible. Ni siquiera alguien tan estúpido como él podría llegarle a gustar alguien que claramente lo detestaba.
¿Entonces qué? ¿Qué era exactamente lo que Erik quería y buscaba de mí?
Oh, bueno... supongo que por mucho que lo odiara a él y odiara tener que hacerlo no me quedaba de otra que mantener las apariencias un tiempo más con el fin de descubrir que era lo que tramaba...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro