Capítulo 11: ''Las apariencias engañan''
Hola y siento mucho la tardanza. Habría actualizado mucho antes si no fuese por los malditos estudios y porque el capítulo por alguna razón no me salía como yo quería ( ͡°; ͜ʖ; ͡°) Además, cabe añadir, que este capítulo probablemente sea el más largo hasta ahora. Así que eso hizo que tardara todavía más en terminarlo.
Bueno, de este capítulo no puedo decir mucho. Solo diré que es uno de mis favoritos, porque se muestra la perspectiva de Viktor en este capítulo y se notan muchos cambios comparado con los primeros capítulos :^)
Acabado eso, espero que os guste el capítulo ( ͡° ͜ʖ ͡°)
-La foto del capítulo es Jake. (Habría puesto otra de una escena del capítulo, pero no encontraba ninguna ( ͡°; ͜ʖ; ͡°))
---------------------------
VIKTOR
¿En qué diablos estaba pensando? ¿Por qué de todas las personas posibles se lo había tenido que contar precisamente a Erik?
¿No se supone que lo odiaba? ¿Qué era mi enemigo proclamado?
¿Entonces, por qué demonios le había contado algo tan personal como aquello?
¿Acaso estaba tan desesperado por contárselo a alguien que me daba igual quien fuera la persona? ¿Estaba harto de tener que ocultarlo y finalmente había explotado? ¿Era eso?
Sí... tenía que ser eso. No podía ser otra cosa más. Porque mis sentimientos por él seguían siendo los mismos.
Yo... odiaba a Erik Hastings.
Aquello era una verdad irrefutable.
Erik y yo nunca podríamos ser amigos de verdad. Porque todo esto no era más que un acto. Una completa farsa. Solo me estaba haciendo pasar por su amigo y nada más.
Todo iba según lo planeado. Poco a poco estaba ganándome la confianza y la amistad de Erik Hastings. Esa misma confianza y amistad que usaría para destruirlo.
Todo iba justo como lo quería y sin embargo...
¿Cómo decirlo? Había... no... sentía que algo que fallaba. Pensar en Erik siendo miserable no me divertía en lo absoluto como lo solía hacer al principio. Ni siquiera tenía ganas de sonreír de sólo pensar en ello.
Es más, si tuviese definir qué era lo que sentía verdaderamente aquello sería...
Amargura.
Pero, ¿por qué? ¿Era posible que estuviese... arrepentido?
No, eso era absurdo. Totalmente absurdo. Erik no significaba nada para mí y por tanto no tenía sentido que sintiese pena por él ni nada que se le pareciese.
Y aunque hubiese algo de cierto en eso...
Ya era demasiado tarde para volver atrás. El daño que le había causado ya estaba hecho. Y también el que me faltaba por causarle.
Sí Erik descubriese quién era en realidad, estaba seguro que jamás me perdonaría...
Pero... de todas formas, ¿A mí que más me daba eso? ¿Por qué razón querría su perdón? ¿No era esto lo que quería? ¿Verlo sumido en la absoluta desesperación y ser su enemigo?
Honestamente... ya no sabía ni que pensar ni tampoco como sentirme. Cada día que pasaba más con Erik, mis sentimientos se volvían cada vez más y más confusos.
Erik era un falso y un hipócrita que aparentaba ser alguien totalmente distinto a quién era en realidad con el único propósito de caerle bien a los demás y hacer creer que era perfecto.
Y sin embargo... había veces en las que no sabía sí estaba mintiendo o no. No sabía sí la persona con la que estaba hablando era el verdadero Erik o su falsa personalidad.
Porque en ocasiones lo que decía... sonaba realmente genuino para mí.
Y eso era Erik. Alguien que me confundía constantemente por su manera de ser conmigo. Alguien completamente contradictorio e irracional. Una... paradoja.
-Tierra llamando a Vik -Me llamó Elian en un tono burlón, sacándome de mis pensamientos.
-¿Q-Qué pasa? -solté agitado.
Elian me observó con una sonrisa burlesca en la comisura de sus labios.
-Desde que nos montamos en el autobús, no has mencionado palabra alguna -señaló, cruzándose de brazos -. Pensé que estarías más emocionado por la excursión a las montañas... ¿En qué estás pensando?
-En nada importante... -esquivé su pregunta, volteando mi mirada hacia la ventana.
-¿En serio? -Se acercó a mí escéptico, queriendo comprobar sí lo que decía era cierto.
-¡Te he dicho que no es nada! -exclamé abrumado, colocando mi mano en su frente para alejarlo de mí.
Ahora que había dejado de estar tan absorto en mis pensamientos, me dí cuenta de lo vergonzoso que fue quedarme pensado en Erik todo este tiempo...
-No, en serio, de verdad que estás bien? No sé... pero te siento más distante y pensativo de lo normal... -insistió Elian, preocupado por mí. Me mordí el labio inferior, sintiéndome culpable por haberle gritado.
-No te preocupes, no es nada -refuté, restándole importancia -. No son más que preocupaciones inútiles. Aunque... también está Oliver. Ahora que no estaré no sé si mi padre se hará a cargo de él...
-No te preocupes por eso, Vik -Me mandó una sonrisa pesarosa Elian -. Mi madre se pasará a por él esta tarde para recogerlo. Además... la excursión solamente dura un día. Mañana regresaremos.
-Sí... quizá tengas razón. Quizá deba dejar de preocuparme innecesariamente por cualquier pequeña cosa -coincidí con él.
-¿No puedes dejar de preocuparte?
-Sí -asentí con la cabeza, lanzando un largo suspiro.
-Bueno, eso es algo que le pasa a todo el mundo... -rió levemente -. Simplemente no pienses en nada. Concéntrate en la excursión y deja de lado las preocupaciones por lo menos por un día.
-Gracias, Elian. Eso haré.
O por lo menos, eso intentaría.
Entonces, justo en aquel momento, Erik entró al autobús y caminó hacia dónde estábamos sentados Elian y yo.
Erik se nos quedó observando y no con una expresión muy amistosa, que digamos...
¿Qué hacía él aquí?
Había llegado justo a tiempo. Tan solo faltan unos dos minutos para que arrancase el autobús. Debido a ello, incluso llegué a pensar que no asistiría a la excursión.
Aunque... eso no era asunto mío. No es que me importase que él viniese o no.
-Siento interrumpir vuestra conversación, pero este es mi asiento... -Le llamó la atención Erik a Elian con una enorme sonrisa falsa a la vez que siniestra, mientras le daba un par de golpecitos ''delicados'' con el dedo al hombro.
-¿Tú asiento? -preguntó completamente confundido Elian. Y cabía decir que él no era el único que se encontraba confundido en este momento.
-Creo que no me has entendido muy bien, Elian... -colocó una mano sobre su hombro, apretándolo con fuerza-. Lo que quiero decir es que te muevas. Ahora -demandó, mirándolo amenazante. Elian todavía más confundido que antes y temiendo por su vida, se levantó, cediéndole el asiento a Erik.
¿Cuál era su puto problema? ¿¡Por qué mierda estaba echando a Elian de su asiento!? ¿Con qué derecho hacía eso?
-Buen chico -Le revolvió el cabello a Elian y se sentó al lado mío como sí nada.
-¿Y ahora dónde se supone que tengo que sentarme yo, eh? -quiso saber Elian, apretando los dientes.
-No es problema mío -rebatió mezquinamente Erik, y acto seguido, me saludó animadamente con una sonrisa de oreja a oreja a lo que respondí con una mirada asesina.
-¿Qué crees que estás haciendo? -articulé, echándole una mirada de desdén a Erik.
-Podrías ir a sentarte con Jake -sugirió Erik, ignorando la pregunta que le acababa de formular, a lo que rechiné los dientes de la rabia.
-Realmente... -pausó Elian, lanzando un suspiro mientras miraba de reojo a Erik-. No sé porque te pones siempre tan celoso de mí. Viktor y yo...
-Hablas de más, Elian... -Le advirtió Erik que se callase con una sonrisa forzada y un tic en la ceja.
-C-Cierto, será mejor que me vaya -Se llevó la mano a la nuca, comenzando a reír nervioso -. Ya nos veremos más tarde.
-¿Estás... celoso? -Le pregunté sin pensármelo mucho, una vez que Elian se marchó. Mierda. ¿¡Por qué diablos le había hecho esa pregunta?!
Erik tardó en reaccionar y cuando lo hizo, sus mejillas se volvieron de un ligero tono rojo.
-¿Celoso? ¿Yo? Jajajaja, ¿P-Por qué iba a estarlo? -Se excusó, balbuceando palabras ininteligibles.
-Cierto... no sé porque te pregunté semejante tontería. Olvida que dije eso-aparté mi mirada de él, tapándome la boca de la vergüenza.
-Bueno... quizá sí lo esté.
-¿Qué? -giré mi mirada en su dirección sorprendido.
-Estoy celoso de lo que tenéis Elian y tú -confesó con una tímida sonrisa -. Sois muy cercanos... y a veces pienso que a mí también me gustaría ser así de cercano a ti.
Oh. Así que se refería a eso.
¿¡Y a qué otra cosa más se iba a referir?! ¡Mierda! ¡Era un maldito idiota por haber pensado en algo como eso!
-Elian y yo somos amigos desde que teníamos 6 años... -expliqué con desgana, siendo inmediatamente interrumpido por él.
-No te preocupes, no hace faltas que me expliques nada. Lo entiendo -Me aseguró con una sonrisa, bajando brevemente su mirada-. Hace poco que nos hemos convertido en amigos y por ahora me conformo con eso.
-¿Por ahora? -enarqué una ceja extrañado.
Erik no contestó, por lo que decidí no insistir más. Hoy, Erik, estaba más raro de lo usual. Y eso ya era decir mucho.
-Viktor -Me llamó por mi nombre de pronto, sobresaltándome ligeramente.
-¿Sí? -pregunté de malas ganas.
-¿Hay algún chico en este autobús que te parezca atractivo? -preguntó de la nada con el semblante serio. Y por cómo me estaba mirando no parecía estar bromeando ni nada.
¿¡A-A q-qué diablos venía esa pregunta?!
-¿A qué viene esa pregunta tan estúpida?-siseé, mirándolo mal.
-Es solamente curiosidad... -justificó con su típica sonrisa inocente -. Es normal entre amigos preguntarse este tipo de cosas.
Bastardo.
Tenía unas ganas increíbles de borrarle esa molesta sonrisa de su cara a golpes. Esa molesta y perfecta sonrisa que siempre había envidiado...
-Lo sé -bufé, llevándome dos dedos a la frente-. Pero yo soy gay, Erik...
-¿Y qué tiene? -Se encogió de hombros de manera despreocupada.
Volví a suspirar. ¿Cómo podía decir eso tan a la ligera? Realmente era increíble lo frívolo que podía ser este tío.
Aunque tampoco es que fuese una sorpresa ni nada...
Lo fulminé con la mirada una última vez y levantándome de mi asiento, giré mi mirada de un lado para otro para señalarle a algún chico al azar y acabar con esto rápido.
-¿Y? ¿Has visto a alguien que te llame la atención? -Se acercó a mi rostro deliberadamente, haciéndome sentir todavía más incómodo y nervioso.
Nuestras miradas se encontraron y por un momento, sentí mi corazón dar un vuelco. Sus ojos verdes me observaban con atención y expectantes, y su cabello rubio se encontraba revuelto
-probablemente porque había venido con prisas y no le había dado tiempo de peinárselo-, dándole un estilo salvaje...
Espera un momento... ¿Qué diablos hacía mirándole a él?
Erik no era atractivo. No era nada atractivo. ¡Para nada!
Sinceramente... no entendía qué mierda le veían las chicas de nuestro instituto...
-Nadie en particular... -murmuré flemáticamente, sacando el móvil y unos audífonos para escuchar música durante el trayecto.
-¿En serio? -pestañeó varias veces incrédulo -. ¿No hay nadie que te parezca atractivo aquí?
-No -negué con la cabeza, tratando de disimular de esa manera mi leve sonrojo -, por cierto... estás muy cerca.
Erik se apartó inmediatamente de mí avergonzado.
-¡L-Lo siento! -levantó las manos en aire con una sonrisa pesarosa.
Chasqueé la lengua. Erik tal vez era bueno engañando a los demás... pero a mí no me engañaba tan fácilmente.
Se acercó a mí totalmente adrede.
¿Qué estaba tratando de conseguir exactamente Erik Hastings? ¿Qué es lo que quería de mí?
Por mi parte, me había hecho su amigo con la intención de destruirlo... pero, ¿Cuál había sido el motivo de Erik para hacerse amigo mío? Por mucho que lo pensara, simplemente no se me ocurría nada. Y el no tener idea alguna me desesperaba.
-¿Qué estás escuchando? -cuestionó curioso Erik, volviéndose a acercarse a mí. Resoplé irritado y pausé la canción.
-Una canción de ''Coldplay''.
-¿Tú también los escuchas? -Una amplia sonrisa se esbozó en sus labios y me miró de una manera que pedía a gritos qué él quería escuchar la canción también.
Puse cara de fastidio y le pasé el auricular izquierdo, dándole play a la canción.
-¿La conoces? -Le pregunté a los primeros cinco segundos de la canción.
-En realidad... es una de mis canciones favoritas de ''Coldplay ''-soltó con la mirada perdida -. ¿Es ''Talk'', no?
-Sí... -confirmé un tanto perplejo. A decir verdad... nunca hubiese pensado que una canción de este estilo pudiese ser una de las favoritas de Erik.
-Te has quedado callado de repente-puntualizó extrañado -. ¿Pasa algo?
-No. Es sólo que esta es una de esas canciones que te hace pensar en muchas cosas... supongo.
-Sé a lo que te refieres -Me sonrió empáticamente.
Y entonces, no pude evitar preguntármelo. ¿Erik se sentía confundido y perdido? ¿Incompleto?
Era difícil de creer que alguien con una vida tan perfecta, alguien que tenía tantos amigos y que siempre estaba sonriendo se sintiese de esa manera...
Era difícil de creer, sí, pero no imposible. Y es que tal vez... esto explicaba muchas cosas acerca de Erik y el porqué de su falsa personalidad...
* * *
El sol estaba más resplandeciente que nunca y la temperatura era bastante cálida. Bueno, para que engañarnos, de cálida no tenía nada. La temperatura era ardiente y hacía calor. Demasiado calor. Parecía que estábamos en el jodido infierno en vez de en la montaña. Y era extraño considerando cual era la época del año.
Solté un bufido e hice mueca de disgusto. En serio, ¿quién diablos había pensado que llevarnos a las montañas sería una buena idea? Todo el mundo sabía que las excursiones a las montañas eran un muermo, porque no había nada que hacer. Nada... excepto una lista interminable de actividades físicas.
Y no es que tuviera un problema con las actividades físicas. Mi problema era el puto calor que hacía. ¿¡Cómo se supone que iba a poder hacer esas actividades si contaba con el riesgo de sufrir una insolación?!
-No te ves muy bien... -señaló Erik, frunciendo el ceño. Rodé los ojos.
-Gracias, Capitán Obvio -musité sarcástico, y lo arrastré hasta posicionarle delante de mí.
-¿Se puede saber qué haces...? -preguntó absolutamente desconcertado Erik.
-Te estoy usando como sombrilla, así que te agradecería que te mantuvieras quieto -coloqué mi dedo entre sus labios, acallándole y apoyé mi mano libre en su hombro.
-Ajá... -Escuché murmurar confundido a Erik.
-Deja de hacer idioteces, y muévete que nos estamos quedando atrás -Me dio una zape en la cabeza Elian.
Solté un quejido y me llevé las manos a la cabeza adolorido.
-¡Eso ha dolido, maldito imbécil! -exclamé, enseñándole el dedo medio.
-Esa era la intención -Me lanzó una sonrisa burlona, adelantándose junto con Jake y Alex.
-¡Maldito seas, Elian! ¡Sí llego a desmayarme, todo será por tu culpa! -Le grité desde la distancia.
-Ten -sacó de su mochila una gorra azul Erik, entregándomela con una sonrisa ladeada.
-Vaya, sí que vienes bien preparado, eh... -solté irónico.
¿Qué hacía? ¿La aceptaba o no? Sinceramente no me importaba parecer un completo cretino al rechazar su ofrecimiento.
El caso es que no me dio tiempo a tomar una decisión. Erik, sin previo aviso, agarró la gorra de entre mis manos y me la puso él mismo.
-No es mucho, pero es mejor opción que usarme a mí de sombrilla humana -añadió, riendo divertido.
-Tsk... -rebufé, apartando mi mirada para otro lado-. No era necesario que me dieras tu gorra.
Qué asco. Estaba llevando la estúpida gorra de Erik. Igual de estúpida que él.
-¿Ah sí, tipo duro? -se mofó de mí -. Hace rato no habrías dicho lo mismo.
-¡Cállate! ¡Simplemente cállate! -levanté la voz y me adelanté para perderlo de vista.
-No estoy diciendo nada.
Giré mi mirada hacia atrás y le lancé una mirada de desprecio. Erik no hizo más que sonreírme en respuesta. ¡Joder, cuánto odiaba a este chico!
-Ojalá te caigas y te partas una pierna, Erik. O mejor aún, ambas piernas. No sabes cuánto amaría eso... -susurré para mí mismo, con una pequeña sonrisa maliciosa.
-¿Qué andas murmurando tan siniestramente? Da la sensación que estás conjurando una maldición o algo... -Me sorprendió Erik por detrás. Me giré rápidamente a encararlo y si no hubiese sido por Erik, quién me había sujetado de los hombros, yo habría sido el que se hubiese partido una pierna.
Tragué saliva, sintiendo mis mejillas cobrar rubor de la vergüenza y lo empujé lejos de mí.
-¡No...!
-¿No me digas que ahora vas a decirme que no era necesario que te salvase de caerte al suelo? -Me interrumpió burlón.
Mierda. Eso era exactamente lo que le iba a decir.
-E-En realidad... iba a decir que no esperes que te lo agradezca -improvisé al último momento.
Erik me miró con recelo, lanzando un suspiro, y esta vez él fue el primero en adelantarse. ¿Acaso le había hecho enfadar?
Cómo sea. Me daba lo mismo sí lo estaba o no.
Seguí a Erik por detrás hasta alcanzarlo y caminar a su ritmo, pero no dije nada. Y para mi sorpresa él tampoco. El ambiente se sentía tenso debido a ello y justo cuando iba a abrir la boca para soltar cualquier cosa y romper aquel tan incómodo silencio, observé como Erik detuvo su paso.
Finalmente habíamos llegado al hotel.
Suspiré aliviado mentalmente y me reuní con Elian y Alex dentro del hotel. Erik, en cambio, pasó de largo de mí, y comenzó a hablar con Jake, haciéndome sentir extrañamente frustrado. ¿Cuál era su maldito problema? ¿Por qué no estaba hablándome como siempre? ¿Realmente le había molestado tanto que no le hubiese dicho un estúpido ''gracias''?
¿Y por qué diablos me importaba tanto que Erik no estuviese hablando conmigo? Era casi como si quisiese su atención o algo...
Solté una risita nerviosa ante aquel pensamiento. Menuda tontería. ¿Quién en su sano juicio querría la atención de la rata de Erik?
Y esa misma pregunta fue respondida cuando todos pudimos observar como una oleada de chicas lo rodeó, apartando a Jake casi a golpes y a patadas dignas del ''Street Fighter''.
Oh, cierto. Olvidaba el pésimo gusto de las chicas de nuestro instituto.
Fijándome en Erik esta vez, pude ver como estaba todo sonrisas con ellas y hablándoles animado. Chasqueé la lengua. ¿Así que podía estar perfectamente hablando con esas chicas que le parecían molestas y a mí me ignoraba por una tontería como esa?
Y es que por un breve instante eché de menos que me sonriese con su molesta y boba sonrisa de siempre. Tal vez porque era lo único que sentía real en Erik.
Porque cuando Erik me sonreía, lo hacía de verdad.
-¡Chicos, chicos, prestad atención! -dio una palmada la profesora, tratando de llamar nuestra atención -. En esta hoja de papel, podréis ver las habitaciones asignadas a cada uno de vosotros. Habitaciones, que por supuesto, tendréis que compartir con una persona más o dos.
¿Así que me tocaba sólo con Elian? Menuda suerte. Los dos nos mandamos una mirada cómplice una vez que nuestras llaves se nos fueron entregadas.
-Me ha tocado con Logan... -Se quejó Erik a Jake -. Esto apesta...
-Bueno... por lo menos no te ha tocado con un tal Dick Pounder... -mencionó Jake con una expresión de incomodidad en su rostro.
-¿Dick Pounder? -repitió incrédulo Erik.
-¿¡Qué clase de nombre es ese?! -vociferó Elian, muerto de la risa.
La verdadera pregunta aquí y la más preocupante era: ¿Qué clase de padre o madre llamaba a su hijo de esa manera?
-Oh, vamos no hace tanta gracia -Le reprendió con la mirada Jake, apretando los dientes -. Al menos no cuando es a mí al que le toca compartir habitación con alguien llamado así...
-Oh, vamos, ¿qué tan malo puede ser este Dick Po...? -pausó repentinamente Alex, llevándose un dedo a la sien-. Espera... ¿Cómo es que se apellidaba?
Rodé los ojos.
-¿Qué pasa conmigo? -Se escuchó una voz detrás de nosotros.
Los cinco nos giramos a ver a quién le pertenecía esa voz tan grave y para nuestro total asombro tuvimos que bajar la mirada. Si. Bajarla. Porque el chico era literalmente un enano. Un enano que además tenía cara de no matar ni a una mosca.
Jake soltó un enorme suspiro de alivio, llevándose una mano al pecho y Elian volvió a reírse descontroladamente ante su reacción.
-Nada, solo nos preguntábamos quién era el entrañable y pequeño compañero de habitación de Jake -repuso Alex, intentando aguantarse la risa.
Dick le respondió de vuelta con una patada a las partes más íntimas de Alex.
Si es que... ¿Era necesario añadir lo de entrañable y pequeño, Alex? Me llevé la palma de la mano a la cara, sintiendo más vergüenza ajena que pena por él.
-Después de que dejéis vuestras pertenencias y toméis un descanso de unas dos horas, reuníos todos aquí, nuevamente, para dar a comienzo la primera actividad física de esta excursión: Una carrera por la montaña -anunció la profesora. ¿Una carrera? ¿Con el calor que hacía? No, gracias. Antes preferiría bañarme en lava, que prácticamente era lo mismo. -. Y os aviso desde ya que los que no se lo tomen en serio y lleguen tarde a la meta, suspenderán mi asignatura.
Oh, mierda. Ahora sí que estaba oficialmente jodido...
* * *
Tras haber caminado durante un largo tiempo por la montaña, alejándonos del hotel, la profesora nos instruyó dónde nos colocaríamos y comenzó a explicarnos las reglas. La carrera era la mayor parte del tiempo lineal, por lo que simplemente se tenía que correr todo recto hasta alcanzar la meta, la cual era el hotel. Viéndolo de este modo ya no parecía tan complicado. Especialmente porque la temperatura parecía haber disminuido un poco y hacía algo de fresco.
Una pequeña sonrisa llena de confianza apareció en mis labios.
-Buena suerte -Me susurró inexpresivo Erik, quién se encontraba al lado mío.
Antes de que me diese tiempo a responderle con un ''Buena suerte'' de vuelta, la cuenta atrás llegó a su fin y Erik echó a correr a una velocidad increíble.
Bueno, tampoco era para extrañarse. Estaba en un equipo de fútbol, después de todo.
Aun así... no quería ni pensaba perder. ¡Ni en broma iba a perder contra él! Rechiné los dientes y me obligué a correr lo más rápido que pude, intentando alcanzar a Erik.
No era solo porque no quería perder contra la rata de Erik... también era otra cosa más. No entendía el porqué, pero sentía la necesidad de hablar con él y arreglar las cosas entre nosotros.
¿Por qué? ¿Es que acaso tanto me afectaba que Erik no me hablase y sonriese como antes?
Me pregunto desde cuando... empecé a sentirme de esta manera respecto a él. ¿Cuándo me había acostumbrado tanto a tenerlo a mí lado?
-¡E-Espera u-un m-momento, Erik! ¡E-Espera te he dicho, maldita sea! -le grité enfurecido y con la voz y la respiración entrecortada.
Erik ni se molestó en girarse, lo que provocó que de la rabia, me abalanzara contra él, haciéndonos caer los dos al suelo.
-¿¡A qué ha venido eso?!
-¡Te avisé que te detuvieras, joder! -Lo agarré violentamente de la chaqueta.
Erik lanzó un suspiro y sus facciones se suavizaron.
-Bueno, pensándolo bien... esta posición no está nada mal... -mencionó con una sonrisa insinuante.
Abrí los ojos sorprendido y no tardé en darme cuenta que me encontraba encima de él en una posición un tanto sugerente. Mis mejillas se acaloraron del bochorno y me levanté inmediatamente de encima de él.
Entonces, le tendí una mano para ayudarlo a levantarse. Erik la tomó y sus labios se curvaron en una sonrisa casi imperceptible. Una sonrisa que causó que mi corazón se acelerara por breves segundos.
Finalmente me había sonreído.
-Gracias -susurré, mirándolo directamente a los ojos.
Ya está. Por fin lo había dicho.
Erik abrió los ojos asombrado. Su expresión en este momento era de perplejidad absoluta.
-¿Gracias? pero, ¿por qué? -cuestionó con el ceño ligeramente fruncido.
Puse los ojos en blanco. No pensé que Erik sería tan jodidamente lento.
-S-Siento no habértelo dicho antes cuando me prestaste tu gorra y cuando me salvaste de caerme de bruces contra el suelo -apreté los puños, bajando mi mirada-. ¿Era por eso que me has estado evitando todo este tiempo, no?
-¿Eh? -se mostró todavía más confundido Erik, para inmediatamente después comenzar a reír -. ¡No te estaba evitando por eso! Más bien... fue porque sentí que te estaba molestando con mi presencia.
-Pero sí siempre estás molestando con tu presencia... -señalé con cara de estar diciendo algo que era obvio.
-Ouch... -se hizo el dolido, sonriendo socarrón-. Si, supongo, pero uno debe saber cuándo echarse atrás. De verdad que quise ser tu amigo, Viktor. Y pensé que poco a poco lo estaba consiguiendo, pero al parecer no es así. Admítelo, no tienes porqué mentirme, ¿te soy molesto y no quieres verme ni en pintura, no?
Sí. Me eres molesto, Erik. Demasiado molesto. No te imaginas cuánto.
Eso es lo que quería decir... Pero, ¿por qué no me salían las palabras?
-¿Qué quieres decir con eso? ¿Significa que ya no seremos más amigos?
Erik sonrió afligido, mas no respondió. Su silencio ya lo decía todo. Y aquel sentimiento de amargura que sentí antes volvió a invadirme. Él y yo nunca habíamos sido amigos y jamás lo seríamos.
-Y-Ya veo... -forcé una sonrisa-. Entonces ya no necesitaré más esto... -me quité la gorra para devolvérsela. Sin embargo, antes de pudiese llegar a hacerlo, alguien que venía a una gran velocidad, chocó contra mí, haciéndome caer estrepitosamente al suelo.
-¡Viktor! ¿¡Estás bien?! -exclamó Erik alarmado, colocándose de rodillas para examinarme el tobillo con cuidado -. ¡Juro que cuando pille a ese cabrón, le partiré la cara...!
Mierda. Dolía. Dolía mucho. Al final yo era el que se había partido un tobillo y no Erik, quién seguía ileso. Qué irónico.
-Estoy bien... -le aseguré, tratando de disimular el dolor.
-¿Qué estás bien? ¡No seas idiota, Viktor! -Me reprendió, sobresaltándome. Era la primera vez que veía a Erik en este estado. ¿Realmente estaba tan preocupado por mí? -. No creo que esté roto, pero está algo hinchando. Con un poco de hielo y unos días de descanso, se recuperará por completo. Voy a llevarte a la enfermería del hotel.
-¿Ahora quién es el idiota? -espete, mirándolo mal -. No necesito ir a la enfermería y tampoco necesito que pierdas el tiempo conmigo. ¿Te das cuenta de lo que pasará si llegas tarde a la meta?
-Sí, lo sé. Perderé la carrera y por consiguiente, me ganaré un suspenso en la asignatura, ¿y qué? -soltó, no pareciéndole importarle en lo más mínimo -. Nada de eso importa ahora.
¿Iba en serio? ¿Cómo podía decir algo así con tanta seguridad...?
-Eres un idiota... realmente eres un idiota, Erik...
-Sí, sí, ya lo sé. Soy un gran idiota -comentó despreocupadamente y me cargó sobre su espalda pese a mis quejas.
¿Por qué era tan bueno conmigo? ¿Por qué hacía estas cosas a pesar de que lo trataba mal constantemente, lo hacía sentir ignorado y lo insultaba? No lo comprendía.
Estúpido Erik. No hacías más que jugar con mi mente y hacerme sentir más confundido...
Me agarré con fuerza a su espalda y cerré los ojos. Entonces, por un momento, pensé lo perfecto que sería si este instante nunca terminara.
Porque una vez que terminara, tendríamos que regresar de vuelta a nuestras vidas. Dónde ya no éramos amigos y dónde yo, en realidad, era su primer enemigo proclamado...
Ninguno dijo nada el resto del camino. Los dos nos mantuvimos en completo silencio, hasta que llegamos a la meta, dónde se encontraban casi todos los estudiantes y la profesora, que en seguida se le borró la expresión de enojo en su rostro al momento en el que Erik le explicó lo sucedido.
-¡Viktor! ¿Estás bien? -preguntó Elian, reflejándose el pánico en su rostro.
-¿Q-Qué te ha pasado, Vik? -interrogó horrorizado Alex.
-No hace falta que os preocupéis tanto por mí. Solo ha sido una simple torcedura.
-Deberías ir a la enfermería lo antes posible -intervino Jake.
-Eso mismo -habló esta vez la profesora, dirigiéndome una mirada severa -. Acompáñame, Hastings. Voy a llevaros allí.
¿Por qué una simple torcedura en el tobillo había causado tanto revuelo? ¡No me iba a morir! ¡Y no era un jodido crío cómo para que se preocuparan tanto!
Después de que la profesora preguntara en recepción sí tenían servicio de enfermería, uno de los recepcionistas, les pidió que lo siguieran. Erik abrió la puerta de la habitación en la que se había detenido el recepcionista y entre él y el doctor que se encontraba ahí, me sentaron delicadamente sobre la camilla.
-¿Qué es lo que le ha pasado? -preguntó el doctor, dirigiéndose a la profesora y a Erik.
-Tan solo me he torcido el tobillo-Me apresuré a decir.
Ambos, Erik y la profesora, me lanzaron una mirada asesina. ¡Pero si aquello era justamente lo que había sucedido!
-Tú mantente callado -Me regañó Erik -. Un hijo de... quiero decir, un compañero de clase, fue el que provocó la caída de Viktor, proporcionándole un esguince en el tobillo.
-Ya veo... -murmuró el doctor -. Bueno, voy a aplicarle un poco de hielo en la zona hinchada del tobillo -dijo esto y agarró la bolsa de hielo que le había pasado el recepcionista. Sacó un pequeño cubito de hielo de la bolsa e inició unos movimientos circulares en esa zona.
-¿Ya está, no? ¿Puedo irme? -murmuré con prisas. Quería salir de aquí cuanto antes y encerrarme en la habitación del hotel.
-Sí. Pero procure tener cuidado al caminar. Camine despacio o con ayuda de alguien. Y no olvide que tiene que guardar reposo.
-Por supuesto que guardará reposo, Doctor -sonrió de una manera un tanto siniestra Erik -. Es más, yo me encargaré de ello.
-¿Tú? -cuestionamos desconcertados y al unísono la profesora y yo.
-Así es -asintió como si nada -. Profesora Judith... ¿Sería posible que me cambiara de habitación con Viktor?
¿¡Qué?! ¿¡Cómo?! ¡Ni hablar!
-B-Bueno...
-Ya que me va a suspender, ¿no podría por lo menos hacerme ese pequeño favor? -insistió, manipulándole con una de sus falsas sonrisas.
-Está bien, Hastings -aceptó con resignación la profesora -. Y no se preocupe, que no estáis suspendidos ninguno de los dos. Ha sido un accidente, y por lo tanto, no es culpa tuya, Viktor. Y tú, Erik, has demostrado ser un gran compañero y amigo al haberle socorrido de esa manera, a pesar de saber que ibas a suspender si no llegabas a tiempo a la meta.
Vaya, quién habría pensado que los profesores tenían su corazoncito.
Bromas aparte, me sentía muy aliviado por lo que acababa de decir. Porque ahora podía dejar de sentir culpable. Y aquella molesta sensación de deberle algo a Erik, se había esfumado.
-¡Woah! ¿En serio? ¡Muchísimas gracias! -Le agradeció Erik con una enorme sonrisa y brillo en los ojos.
-Ya, ya, bueno, no tienes porqué agradecérmelo. No es nada -Le restó importancia Judith -. Por cierto, si te cambio a ti a la habitación de Viktor, ¿en qué habitación pongo a Elian?
Pobre Elian. Y pobre de mí también.
-¿Con Jake o con Alex? -Se encogió de hombros.
-De acuerdo -suspiró ella -. Ya puedes retirarte a tu habitación, Viktor. Erik, tú sígueme afuera.
* * *
Levanté la mirada del libro que estaba leyendo y me reincorporé sobre la cama al escuchar la puerta abrirse. Era Erik. Por lo exhausto que parecía estar y su ropa que estaba empapada por la lluvia que hacía fuera, pude suponer que las actividades físicas conforme más avanzaron más duras se volvieron.
-Hey -Me saludó al entrar a la habitación -. ¿Qué tal tu tobillo?
-Hey... -No pude continuar con lo que iba a decir. En ese mismo momento, Erik, se deshizo de su camiseta, dejando a la vista su cuerpo inesperadamente muy bien formado.
Mis ojos se abrieron de par en par y aparté rápidamente mi mirada de él, sintiendo mis mejillas enrojecer. ¡Joder! ¡Mierda! ¿¡Es que era necesario que se desnudara en frente mía?! ¿No podía hacerlo en el baño?
-¿Qué pasa? -Me miró sin entender.
-N-Nada... -negué, sin atreverme a mirarlo a la cara -. Es solo que... ¿Por qué le pediste a la profesora Judith que te cambiara de habitación? Tenía entendido que ya no seríamos amigos... ¿Así qué porque quieres estar en una misma habitación conmigo?
Una débil sonrisa se esbozó en su rostro.
-Sí, es cierto que dije algo así... -reiteró, sacando de su mochila ropa para dormir-. Pero si lo hice, fue porque en realidad quiero ser más que tú amigo... -soltó esto último en un susurro, mientras me miraba de una manera intensa. Su mirada causó que mis mejillas se pusieran más rojas aún.
-¿Más que mi amigo? ¿A qué te refieres con eso...? ¿Quieres ser mi mejor amigo?
Erik lanzó un resoplido, poniendo cara de exasperación.
-Es... olvídalo... -Entró al baño a ducharse, dejándome con la duda.
¿Quería ser más que mi amigo? ¿Qué diablos quería decirme con eso? ¿¡Por qué mierda me decía algo semejante para luego quedarse callado y no aclararme nada!?
Cómo sea. Me importaba una mierda lo que quisiese ese tío. Agarré el libro que estaba leyendo antes de que la rata de Erik llegase a la habitación y me recosté sobre la cama, retomando mi lectura. Y estuve leyendo un buen tiempo hasta que Erik salió de la ducha.
-¿Vas a irte a dormir? -Le pregunté, observándolo de reojo caminar hacia su cama.
-Sí -afirmó, metiéndose en la cama -. ¿Tú no?
-Sí, ya voy...
-¿Ocurre algo? -arqueó una ceja Erik.
No es como si le pudiese decir que le tenía miedo a las tormentas. Y es que no les tenía miedo cuando estaba distraído y entreteniéndome con algo, pero ahora que las luces se iban a apagar y teníamos que irnos a dormir... sentía pánico.
-¿Estaba lloviendo mucho de regreso al hotel? -pregunté, dejando el libro sobre la mesita de noche.
-Bueno, al principio solo chispeaba un poco. ¿Por qué lo preguntas?
-P-Por nada.
Erik enarcó una ceja extrañado.
-Ya veo. Buenas noches, entonces.
-Buenas noches...
Y entonces, Erik apagó la luz, quedándonos los dos a oscuras. Tragué saliva y me acurruqué en la cama, tapándome con la sábana, como si de esa manera pudiese estar protegido.
Pegué un brinco y comencé a temblar dentro de la cama al escuchar otro trueno.
-Viktor -Me llamó Erik -. ¿Estas asustado?
¡Maldita sea! ¿Cómo lo había sabido?
-¿Qué? ¡No! ¡C-Claro que no estoy asustado! -balbuceé de una forma que lo ponía en duda.
-¿En serio? ¿De verdad crees que puedes engañarme con esas palabras tan creíbles? -rió sarcástico.
-V-Vete a la mierda...
Erik no volvió a responder. Y cuando creí que esa conversación había llegado a su fin, sentí a alguien colarse en mi cama.
No podía ser...
-¿¡E-Erik..?!
-¿Quién más iba a ser? -Se burló, abrazándome por detrás.
-¿¡Qué diablos haces?! ¡S-Suéltame!
-Cállate -susurró amenazante contra mi cuello -. Tan solo estoy tratando de ayudar. No seas un desagradecido.
¿¡Cómo cojones iba esto a ayudarme!? Mi corazón se había acelerado y parecía que se iba salir de su sitio. ¡Me iba a dar un paro cardíaco y sería por su jodida culpa!
-N-No estoy siendo un desagradecido... simplemente no entiendo porque la maldita necesidad de meterte en mi cama -aclaré molesto.
-¿No te has dado cuenta de algo?
-¿De qué?
-Desde que me he metido en tu cama, has dejado de temblar y en vez de estar asustado, estás más bien molesto-señaló. Y juraría que estaba sonriendo satisfecho.
Era cierto. Ya no sentía pavor como antes e incluso había dejado de temblar. ¿Se supone que todo esto era debido a Erik?
Sí, claro...
-No esperes que te lo vaya a agradecer...
-Ya me imaginaba una respuesta de ese estilo... -soltó una pequeña risa -. Buenas noches, Viktor.
-Buenas noches... Erik. Y gracias...-murmuré en un susurro apenas audible.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro