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Capítulo 1: ''Un acuerdo con el diablo''

¡Hola! (~ ͡° ͜ʖ ͡°)~ Asdfjkld, no saben la emoción que siento ahora mismo ( ͡°; ͜ʖ; ͡°) (Aunque también miedo porque no sé como recibirán el primer capítulo x'DD)

Por fin después de un largo tiempo he podido sacar la continuación de ''Acosador'' esta vez con Jake, Elian y Seth de protagonistas (Aunque eso no quiere decir que Erik y Viktor no vayan a salir hohoho).

Espero que os guste el primer capítulo y la historia en general igual que a mí. Y como siempre este solo es el comienzo de su aventura y aún quedan muchas cosas más emocionantes por ver ( ͡° ͜ʖ ~)

Cabe mencionar que los primeros capítulos son algo cortos, pero ya se irán alargando :^)

-La canción del capítulo es ''Sleepover'' de Halyley Kiyoko (Eventualmente crearé una lista basada en la historia en Spotify)

-La foto del capítulo es de Jake (El niño creció ( ͡°; ͜ʖ; ͡°))

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JAKE

Recostado en mi cama intenté conciliar el sueño nuevamente, perdiendo la cuenta de cuántas veces había fallado mi propósito esta noche. Su rostro junto al mío, alumbrado por la escasa luz proveniente de la luna a través de mi ventana, resaltaba la belleza de sus rasgos y de esas pestañas pertenecientes a aquellos hermosos ojos del color del océano que me quitaban el aliento.

¿Cómo podía mostrarse así de indefenso ante mí? Si solo supiera lo que sentía por él. Que significaba todo para mí y que me moría de las ganas de demostrárselo.

Pero sabía que eso solo ocurriría en mis sueños. Porque no era mío. Porque Elian y yo no éramos más que amigos.

Estos tres años habían sido la prueba definitiva. Por más que quisiera, aquel hecho jamás cambiaría.

─¿No tienes sueño? ─murmuró Elian somnoliento y con la voz ronca, echándome una breve mirada.

Sintiéndome como si me hubiesen atrapado cometiendo el peor de los crímenes, mi rostro entero palideció y las palabras me salieron en un hilo de voz.

─N-No realmente... ─alejé mi cuerpo de él, inquieto.

Descansando su cabeza bajo la almohada, Elian se acomodó mejor en la cama y en un movimiento la acercó a la mía, nuestros rostros quedándose más cerca que nunca. El calor de su cuerpo, casi pegado al mío abrumó mi mente, causando que mi corazón latiera a mil.

─Yo tampoco ─confesó, forzando una sonrisa que resultó amarga.

─¿Eh? Pero... pensé que estabas dormido ─indiqué, confundido. En ese momento agradecí inmensamente no haberme atrevido a hacerle nada.

─Y lo estaba ─aclaró Elian posando sus ojos en mí, causando que me perdiese en su mirada azulada ─, pero muy poco. No puedo dejar de pensar en...

─Ariella─terminé por él, tomándolo por sorpresa.

Con la boca entreabierta, Elian asintió, confirmando mis sospechas.

─Ari... sí. Es buena chica y tan preciosa... La quiero ─confesó, provocándome un nudo en el estómago y un gran desasosiego en el pecho ─. Y mi madre le tiene mucho aprecio. No sé... no sé si puedo terminar con ella tan fácilmente.

Esta vez me tocó a mí sorprenderme. ¿Terminar? ¿Elian había estado pensando en romper con Ariella?

¿¡Cómo era eso posible?! ¡Sí hace tan solo una semana habían estado incluso más empalagosos y felices de lo usual! Ya era casi un ritual diario tener que tragarme sus muestras de afección delante de mis narices.

─Eres tú el que está saliendo con ella no tu madre ─solté inconscientemente en un tono hosco.

No, no. ¡No es eso lo quieres decirle!

─Supongo que tienes razón... ─bajó la mirada melancólico, quedándose pensativo.

─Sí estás planteándote romper con Ari, no estás con ella porque la quieres como dices.

Mierda. Maldita sea. Tenía que detenerme. Esto no estaba bien y lo sabía.

─¿Lo que tienen Erik y Viktor? ¿Y Alex y Lynn? Eso es lo que yo llamo ''amor verdadero'' ─seguí echando leña al fuego, no pudiendo controlar más lo que salía de mis labios.

¿Qué clase de amigo era? Tenía que apoyarlo en todo momento y eso incluía su relación con Ariella. No podía ser un puto egoísta por tener la patética esperanza de reclamar a Elian como mío tras la ruptura con su novia.

─Nunca... había pensado en eso. Y por mucho que quiera poder negarlo, debo decir que con Ariella nunca he sentido nada más allá de un amor adolescente y casto.

Arqueé una ceja ante esa mención. ¿Casto?

─¿Eres... virgen, Elian? ─formulé, escrutándolo con la mirada sin ningún reparo.

En serio, tenían que taparme la jodida boca con cinta adhesiva para que dejara de cagarla tanto. Elian me miró pasmado y sus mejillas cobraron un ligero rubor.

─P-Pero, ¿qué dices...? ─apartó la mirada, dándome la espalda ─. ¿A qué diablos viene esa pregunta?

─¿Por qué no mejor me respondes a la cara? ─metí el dedo en la llaga, susurrando cerca de su oído.

Elian sobresaltado, se levantó de la cama.

─Mira... lo mejor es que me vaya a casa. No es como si pudiese dormir de todas formas ─excusó apresurado─. Gracias por la charla, Jake.

Fue cuestión de tiempo. Había acabado agotando la paciencia de Elian con todas las gilipolleces que había soltado esta noche. Pero de todas esta había sido la peor.

─Elian, no seas estúpido son más de las doce ─corrí a alcanzarlo, agarrándole de la muñeca.

─Jake... sé que solo te preocupas por mí, pero sé cuidarme─me reprendió con la mirada, zafándose de mi agarre ─, no me va a pasar nada si vuelvo a casa ahora.

─No puedes estar tan seguro de eso ─di por finalizada la discusión ─. Si yo soy el problema... puedes quedarte en la habitación de al lado.

Las facciones de su rostro se suavizaron.

─Nunca podrías ser un problema para mí, Jake ─Me hizo saber Elian, colocando su mano sobre mi mejilla ─. Yo... soy el problema. Mi mente está hecha un lío y si me quedo contigo no podré dormir.

Parpadeé varias veces. ¿Acaso no se daba cuenta de lo mal que sonaba eso? Aunque lo más probable es que se refiriese a su relación con Ari y que si estábamos juntos en la misma habitación no dejaríamos de hablar hasta el amanecer.

A pesar de que en realidad deseara que mis labios contra los suyos fuesen los que hablaran.

Suspiré desanimado, desechando aquel delusivo pensamiento.

─Buenas noches, Elian.

─Buenas noches. Iré al cuarto de al lado.

Elian cerró la puerta tras él, dejándome solo. Su despedida me sabio agridulce.Como si faltara algo, como si fallara algo. Elian... ¿Realmente estaba todo bien entre nosotros?

Y es que no había nadie más al que pudiese culpar aparte de mí. ¿Cómo se me ocurría preguntarle algo semejante? Me había dejado llevar por la curiosidad una vez más.

Esa misma curiosidad que me hacía querer saborear esos labios prohibidos y adentrarme en lo más profundo de su cuerpo.

─Ah...─jadeé, llevándome la mano a la reacción fisiológica que acababa de tener. Liberé la dura erección dentro de mis bóxers y la agarré, moviendo mi mano de arriba hacia abajo.

Su rostro sonrojado, húmedo por las lágrimas y su boca que gritaba obscenidades y por más. Mi mano sobre su cadera, proporcionándole una palmada a su apretado y virgen trasero lleno de mi espesa y abundante leche al que embestía con fuerza y profundamente, llevándolo al bordede la locura.

Era un maldito depravado.

Elian era mi amigo. Pero... no podía parar.

Ser su amigo no era suficiente. Quería más. Quería su corazón y devorar su cuerpo hasta saciarme y hacerlo completamente mío.                                                                       

─Mierda ─maldije, frotándome los párpados.

Los primeros rayos solares de la mañana nublaron mi visión por completo. No había pegado ojo en toda la noche. No después de haber hecho eso pensando en Elian.

Ugh... me daba asco en estos momentos.

Al levantarme para ir a clases, no había visto rastro de Elian en toda la casa y no sabía en qué pensar.
Tan solo esperaba que fuera mi paranoia jugándome una mala pasada y que todo siguiera normal entre nosotros.

Con la mano al volante, recorrí el mismo camino de siempre que llevaba a la universidad a la que asistíamos. Aunque no era lo mismo sin Elian, mi eterno compañero en el asiento delantero. Ni siquiera me había molestado en poner música en la radio. Todo sonaba vacío y fuera de lugar sin su presencia.

─¿¡A quién mierda le importa el pronóstico del tiempo a estas horas de la mañana?! ─golpeé el volante, irritado por la voz del presentador que retumbaba en mis oídos.

Ugh. No podía seguir así. Tenía que pedirle perdón a Elian por haber sido un insensible.

Necesitaba a Elian.

No era yo mismo sin él. Elian era la luz de mi vida y ante todo él amigo al que más quería.

Lo siento, Erik. Pero a ti no te quiero de esa manera.

Al llegar aparqué en el campus de la universidad, pudiendo distinguir desde la lejanía la melena castaña de Elian y su deslumbradora sonrisa dirigida a Ariella. Chasqueé la lengua y cerré con fuerza la puerta del coche.

En ese momento la ruidosa moto de un impresentable se detuvo, situándose al lado de mi auto-móvil. Lo cual había sido a propósito.
El mencionado, se quito el casco revelando su asquerosamente arrogante sonrisa.

Genial. Él que me faltaba para completar la mañana jodida que estaba teniendo.

─Hey, Jakey ─esbozó una sonrisa que derrochaba cínismo. Rodé los ojos, ignorándolo.

─Adiós ─No me molesté en pronunciar su nombre. Que se quedara con las ganas.

─Joder, ¿quién se ha meado en tus cereales esta mañana? ─se burló Seth, aguantándose la risa. El muy maldito sabía perfectamente porque me encontraba así.

─¿Y a ti quién te ha vestido? ¿Tú abuela? ─cambié el rumbo de la conversación, señalando la ridícula bufanda naranja alrededor de su cuello.

─Oh, perdóname policía de la moda ─añadió sarcástico, acercándose a mí ─Verás... me la puse explícitamente para que me estrangulases con ella, papi ronroneó, causándome indeseables escalofríos.

─¿Sediento tan temprano en la mañana? ─esquivé, manteniéndome impasible ante sus insinuaciones ─. Creo que necesitas esta botella de agua más que yo ─sacándola de mi bolsa deportiva procedí a colocársela entre sus labios.

Durante esos tres últimos años ni Seth ni yo habíamos cambiado nada. A veces me preguntaba... ¿Le gustaba siquiera? ¿O todo era un juego para él? Aunque debía admitir que alguna que otra vez encontraba entretenida esta extraña relación que compartíamos.

Y eso era algo que jamás le haría saber.

Esto no es ni suficiente para saciar mi sed... ─relamió sus labios mientras fijaba su acaramelada mirada en mí como si fuese su presa.

─¿Ah, sí? ─respondí de manera desinteresada, insertándole bruscamente el tapón de la botella en la boca.

Tratar de no pensar que la botella era de todo menos una botella se me hizo extremadamente difícil. Sentí el calor alcanzar mis mejillas.

─¡Mngh! ─Se quejó con la boca llena de mi... botella.

Carraspeé incómodo, retirándola.

─Eh... perdón ─desvié mi mirada de él, repentinamente avergonzado.

Seth me miró incrédulo por unos segundos. Sus ojos se veían más grandes y saltones y tenía una extraña inocencia inusual en él. Creo que hasta se veía un poco adorable así.

Espera un momento... ¿Qué diablos acababa de pensar? ¿Seth? ¿Adorable? Algo claramente andaba mal con mi vista.

Este tío era la definición exacta de un íncubo.

─Joder, quién lo hubiese imaginado... estás hecho todo un vicioso, Jakey─Me picó, lanzando una carcajada sonora.

No había tenido ni que disculparme. Seth seguía siendo el mismo Seth de siempre.

Suspiré.

─Sin comentarios.

─¿A qué esperas para ir detrás de tu reina del hielo? ─inquirió, haciendo ademán en la dirección de Elian y Ariella.

─¿Y a ti qué más te da?─eludí el tema.

─Cualquiera que tenga los dos dedos de frente puede darse cuenta de lo mucho que te gusta Elian.

─¿Y qué? ─Me encogí de hombros ─. Nada de eso significa una mierda. No cuando tiene novia...

Exasperado, dejo escapar un suspiro, trayéndose la mano a la frente.

─He tenido más que suficiente con tu patético amor de quinceañera ─remató ─. Y también estoy harto de tener que soportar tu cara de cachorro abandonado que espera el eterno regreso y la atención de su amo.

─¿C-Cachorro abandonado? ─sentí un tic en la ceja.

Estaba molesto, sí, pero Seth había dicho todas las palabras que nunca me había atrevido a decir en voz alta. La realidad que me había negado a ver.

En estos tres años había quedado estancado en un amor que consideraba imposible, sin ni siquiera haber intentado nada al respecto. No tenía derecho a anhelarlo desde la distancia y lamentar haberlo perdido. Era un puto cobarde.

─Voy a ayudarte.

─¿Eh?

─Voy a ayudarte con Elian, idiota ─puntualizó Seth.

─¿Eh?

Seth resopló, metiéndose las manos en el bolsillo de su chaqueta.

─Para, pareces un disco rayado ─indicó, colocando una mano en su boca, reteniendo sus ganas de reír.

─Es... solo que me tomaste por sorpresa, es todo. ¿Por qué estás tan dispuesto a ayudarme con Elian? ¿Qué ganarías tú con todo esto? ─Le interrogué con los brazos cruzados, recomponiendo la compostura.

─Absolutamente nada ─soltó irónico, con una sonrisa dolida apenas perceptible que me dejó más confundido de lo que ya estaba ─¿Y bien? ¿Tenemos un trato? ─Noté su mano extenderse, esperando que se la estrechara.

Bueno, no es como si pudiese acabar más mal parado que ahora. ¿Cierto?

─Trato hecho.

Finalmente le di mi mano y sin saberlo mi alma también.



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