Capítulo 8:Pesadilla
Olivia Brooks
La alarma del despertador sonó y me desperté al instante.
Una pesadilla me dejó mal sabor de boca, era la primera vez en tanto tiempo que eso volvía a atormentarme. Acaricie mi muñeca sin verla, solo sintiendo su textura.
Abrí el cajón de mi mesita de noche y sin dudarlo me coloque la pulsera.
Me senté en mi cama discutiendo mentalmente sobre mi vida. Hoy Chloe vendrá a desayunar y luego pasaremos a comprar un regalo para una de sus amigas del trabajo que se casaría.
Chloe es una de las mejores chefs de toda la ciudad, no me sorprendía que esa amiga, la cual no recordaba el nombre, la contratara para preparar el menú para su boda.
Camine hacia la cocina tallándose los ojos con pereza, mi día libre sería arruinado.
Abrí mis ojos con sorpresa, Chloe ya había ordenado la mesa, solo estaba dando los últimos toques.
—Debes dejar de entrar así, un día de estos me dará un infarto. —me senté.
Me miró ofendida, no era la primera vez que se lo mencionaba, pero prefería hacer caso omiso.
El aroma que inundó la casa era delicioso, estaba servido unas tostadas con huevo y aguacate, algo muy común, pero para mí era un manjar.
—Como digas, aunque ya no tendrás algo que desayunar todas las mañanas. —me atoré con la tostada, di una palmada a la mesa.
—Has como si nunca dije nada. —sonreí con la boca llena.
—Eso pensé. —dio un gran mordisco saboreando su exquisito platillo— te envié al menos cien mensajes para saber si no te habían secuestrado.
—No era un desconocido. —tome un sorbo de mi jugo de naranja—Era Liam.
Chloe dejó salir una risa muy corta, estaba igual de sorprendida que yo.
—Espera, espera, ¿estamos hablando del mismo Liam? —Asentí lentamente.
—¡Qué esperas para contarme rata!
Tome un largo suspiro ordenando todas las ideas en mi cabeza. Relate con lujo y detalle lo de las flores y luego el misterioso chico, y no deje escapar la escena del baño y el show que hizo para acompañarme al departamento.
Mi mejor amiga prestaba suma atención a todo lo que le contaba, era como si estuviera viendo su serie favorita.
—Debiste besarlo tú.
—No sé cómo es que siempre me encuentra, parece que me acosa.
—Liam es la expectativa. ¿acompañarte hasta el departamento? —se abanico con sus manos— Dios yo ya estaría a sus pies.
Sonreí por sus ocurrencias, y por un segundo me olvidé de mi verdugo.
—La próxima vez que lo vea le pondré una demanda. —metí en mi boca el último bocado de tostada.
—Eso dijiste ayer y terminaste acorralada en un baño. —contuvo una risa burlona.
—Me tomó por sorpresa. —di un saltito en mi silla con frustración.
Sin darme cuenta Chloe tenía la mirada fija en mi muñeca, a pesar que ella sabía quite rápidamente mi mano.
—No te preocupes, sabes que cuando tengo pesadillas no me gusta ver. —le sonreí para tranquilizarla.
—¿Quieres hablar? —sus palabras salieron lentamente, sabía que era algo delicado.
Chloe me había acompañado en todo el proceso, me sentía muy afortunada de tenerla en mi vida, sin su ayuda lo más probable era que hubiera recaído. No quería preocupar a mis padres, así que, en vez de contarles a ellos, Chloe siempre estuvo ahí tratando de sacarme de la oscuridad.
—Estoy bien. —repetí esta vez mostrando una sonrisa más creíble.
Me estiré para tomar mi teléfono que reposaba en el pasa platos, ignoré los mensajes de Chloe cuando mis ojos viajaron a otra notificación de un número desconocido.
Fue un gusto acorralarte en el baño...digo cenar.
Casi veo mi mandíbula caer al piso, él provoca tantas cosas en mí y ninguna es buena.
Otra notificación aparece: Liam Blake ha comenzado a seguirte.
—Chloe, agárrame que me descontrolo. —sentí mis mejillas arder.
—¿Qué pasa? —le extendía mi teléfono y una cascada de jugo cayó en mi cara.
Apreté mis ojos con fuerza para evitar que el líquido naranja entrara a mis ojos.
—Gracias, me hacía falta un baño.
—Lo siento, lo siento. —se levantó de su asiento. —Lo tienes loco, es obvio que te quiere conquistar.
—Dame ese teléfono, lo pondré en su lugar.
—No te olvides de decirle que me siga a mí también.
Levante la mirada, incrédula.
—¿Es en serio?
—Claro. Si no se lo escribes, vendré por la noche y robare tu teléfono y me encargaré de decírselo yo misma.
—Si te creo capaz.
Volví a mi tarea de escribirle, Chloe estaba supervisando, como último mensaje le envié que la siguiera.
—No me va a tomar en serio. —la mire con cara de pocos amigos. —eliminaré el mensaje.
—Ni te atrevas.
Camine hacia el baño para quitarme el olor a jugo, metí mi teléfono para que Chloe no hiciera ninguna locura.
Quería volver a bloquear se recuerdo, pero mi mente era muy traicionera, respire profundo dejándome llevar por el agua tibia que caía en mi espalda.
Está bien, pasó hace más de un año.
Intenté convencerme a mí misma, y maravillosamente funcionó.
Una de mis cosas favoritas era bañarme, lo hago tan seguido que mis padres decían que me iba a gastar.
Aunque sonara loco sabía que en mi vida pasada había sido un pez globo.
Al terminar me envolví en mi toalla, dejé escurrir el agua de mis pies para poder pararme en la alfombra.
—¿Qué haces?
Ella estaba sumergida en mi closet haciendo no sé qué.
—Armándote un outfit. —En sus manos había un par de zapatos. —Deberías ir de compras.
—No gracias compradora compulsiva. —mencioné
A Chloe le encantaba ir de compras, pero no se quedaba con su anterior ropa, prefería donarla para que otras personas le dieran un mejor uso.
Camino hasta la puerta.
—De nada, no sé qué harías sin mí.
Le tire un beso el cual ella fingió agarrar.
Vi la ropa que posaba en mi cama desordenada, no me desagrada su elección. A parte de ser una excelente chef tenía un muy buen ojo en todo lo que era la moda.
Justo cuando estaba poniéndome perfume mi teléfono se iluminó con el nombre: "Do Re Mi fastidio"
Tome un largo suspiro intentando mantenerme cuerda.
—Dile a Chloe qué deseo concedido. —su voz sonó del otro lado, tan varonil como siempre.
Rodeé los ojos, en estas últimas semanas había notado que amaba molestarme, apreté los ojos tratando de no perder la calma, porque eso es lo que disfrutaba, hacerme enojar y no le daría el placer de hacerlo.
Tal vez así lo espantaba de una vez por todas.
—¿Para eso llamaste? —cambie de tema.
—Quería escuchar tu voz, puede que tengas una boca imprudente y eso lo hace más divertido. —podía sentir su sonrisa.
—¿Quieres jugar? Jugaremos.
—No estamos en un casino.
La rabia poco a poco se fue acumulando, no sabía cómo lo hacía, pero siempre lograba su objetivo. Solo tenía que apretar un botón y acabar con la llamada, pero no, ahí seguía escuchando su tonta voz.
—Ya veo que para ser tan molesto tienes que nacer con ese don.
—No nací así, tuve que crearme así.
Un largo silencio se extendió entre las dos líneas.
El tono con el que lo dijo me dejó una sensación extraña, sabía perfectamente ese sentimiento de cargar una cruz el resto de tu vida, que con más terapia que tomes siempre estará ahí, como un monstruo listo para atacar en cualquier en cualquier momento de vulnerabilidad.
Mi ceño estaba tan fruncido tanto se me estaba entumecido la cara, la duda golpeándome la punta de la lengua, pero la mordí, no me incumbía lo que le había pasado, supongo que me quedaría con la duda el resto de mi vida.
—¿Solo llamaste para ser un tonto egocéntrico conmigo? —cuestione, ya harta de su actitud.
—Aquí la única tonta eres tú. —abrí la boca indignada—Por más que dices odiarme sigues aquí, soportando a este tonto egocéntrico. —repitió mis palabras.
Trague con fuerza, si lo tuviera enfrente le estrellaría una silla en su cabezota.
—Te recomiendo ir a una cita con el dentista, cada vez tu boca huele peor. —colgué.
Lo sé, hasta los niños se defienden mejor que yo, pero cuando estoy bajo presión mi cabeza no conecta las ideas y digo lo primero que se me ocurre, aunque sea lo más tonto. Gracias a eso he tenido varias noches de arrepentimiento.
Lo odiaba con toda mi alma, ojalá y algún día se le salga un gallo en algún concierto.
Cruce los dedos manifestando.
—¡Ollie, llegaremos tarde! —corrí hasta la entrada.
—Lo siento, recibí una llamada, muy desafortunada. —contuve el tono de fastidio en mi voz.
—¿De quién era? —inquirió preocupada.
Sentí como mi cerebro iba a toda velocidad ingeniando la mentira más grande de todo el día.
—De una compañera de trabajo. —cerré la boca de golpe—su perico murió.
Formó una "o" con su boca.
—Que mal.
—Sí. —lo alargue disminuyendo el sonido al final.
💿✩°。🎧✮
Ya nos faltaba poco para llegar a la joyería.
Y sí, íbamos a pie.
Chloe era la rica de la relación, pero su auto se descompuso, y como excusa perfecta hacemos "ejercicio" mientras caminamos, dependiendo de qué tan lejos esté el lugar claro está.
El ambiente era de mis favoritos, había sol, pero no uno que quemaba, el viendo nos llevaba el pelo hacia atrás. Solo se escuchaba el sonido de los autos.
Texas era un lugar bastante tranquilo los días de semana, a diferencia de los sábados y domingos, todos los lugares se llenaban, nunca entendería de donde salía tanta gente.
Entramos a una tienda muy lujosa, y claro que tenía que ser de Nicola Zanoli, un reconocido empresario italiano.
A pesar de su edad se conservaba muy bien, sus ojos color miel y sus cejas pobladas eran lo que más llamaba la atención de su definido rostro. Cuando recién lo conocí me daba miedo su altura, puede medir al menos 2.00m
—Oh, Chloe querida. —le dio un beso en cada mejilla.
—Olivia. —hizo lo mismo conmigo.
—Nicola. —le regale una gran sonrisa.
—Venimos a buscar algo para obsequiarle a una novia. —mencionó mientras paseaba por el lugar.
—Vinieron al lugar indicado vita mia.
Se escabulló por un lugar, sin darme cuenta ya había puesto un par de opciones en el mostrador.
—¿Qué dices Ollie? —indago mi mejor amiga.
—Creo que el brazalete de oro le encantará.
Era simplemente hermoso, alrededor tenía pequeños diamantes que lo hacían brillar aún más, en todo el brazalete tenía grabado distintas formas que lo hacían lucir espectacular.
El sonido de un teléfono me sacó de mis pensamientos.
—Es Flavia, la novia. —se apartó de nosotros a pasos apresurados.
—¿Cómo te ha tratado la vida, cara mia? —curioseo mientras empacaba la joya.
—No tan mal. —dude si contarle lo de mi acosador, pero finalmente lo solté. —Aunque hay un cantante loco que me acosa siempre.
Levantó la mirada rápidamente, sorprendido.
—¿Es famoso?
—Liam Blake. —pronuncie sin titubear.
—No sabía que estaba loco, ni menos que era un acosador. —parpadeo varias veces—es un cliente muy frecuente de mi tienda.
—¿¡Qué!? —asintió lentamente—ni una palabra que hable sobre él.
Iba a responder, pero Chloe apareció agitada por correr.
—La persona que iba a diseñar las invitaciones personalizadas le canceló.
Hice un gesto con la mano para que siguiera.
—Tú te graduaste en diseño gráfico y publicidad, así que le dije que lo harías.
Casi se me salen los ojos de la impresión.
—¿Para cuándo son?
—viernes. —susurro.
—Estas demente, estamos a miércoles. —chille.
—Son solo diez invitaciones, jamás le hubiera dicho si no supiera que eres capaz. —se excusó—Además te pagarán muy bien, el doble que te pagan en esa cafetería.
Sentí como los signos de dinero aparecieron en mis ojos como una caricatura animada.
—Bien, lo haré. —sonreí—Por el dinero baila el perro.
—Perfecto.
Chloe se acercó al mostrador para pagar la joya.
Luego de aceptar fue que apareció el estrés en mí, luego de salir de aquí me compraría un té relajante.
¡Hi, aquí Ale!
Cree una simulación del teléfono de Olivia.
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Si no pueden ingresar lo dejaré en mi perfil de wattpad o el enlace directo en mi ig. Si no saben usar la app (aunque es bastante simple) les dejaré un mini tuto en ig y tiktok.
Espero y disfruten de esta experiencia.
¡No se olviden de votar y dejar su comentario, me harían saber que les está gustando la historia!
Estaré dedicando el próximo capítulo a la primera persona que me siga en mi ig: bksalexandrap.
¡Los quiere
Ale🎤!
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