Capítulo 10: Misión mansión
Olivia Brooks
Me sentía molesta, el señor Eric nos dijo que nos tomáramos el día libre, como si no estuviéramos en quiebra nos quita un día productivo.
Mi departamento parecía un vertedero de basura, así que decidí arreglarlo.
—-Si fueras más ordenada no estarías en esta posición. —me dije a mi misma.
Tenía que idear un plan para conseguir otro trabajo, lo que me pagarían por las invitaciones, aunque era bueno, no era suficiente. Necesitaba un trabajo fijo.
Liam.
Negué varias veces por la mención de su nombre.
No podía trabajar con él, éramos de mundos muy distintos, él tenía mucho público y no estaba dispuesta a cargar con ese estrés.
Chloe siempre mantenía la sala y la cocina limpia, yo solo tenía que ordenar mi cuarto y el baño.
Comencé por el segundo que era lo siguiente de desastroso, todos los productos para la piel y las toallas estaban en lugares que no deberían estar. Lo gracioso era que yo arreglaba y yo misma desarreglaba.
Mi teléfono se iluminó con un mensaje:
Extraño molestarte, Notita.
Tomé mi teléfono y textee una respuesta rápida.
Vuelve a escribirme y te bloqueare.
Si valoraba tener mi número de teléfono no volvería a escribir.
En una hora mi baño estaba reluciente, salí y volví a entrar para apreciar mi obra maestra. Me daba tranquilidad tener todas mis cosas arregladas.
Pronto mi teléfono vibró, pensé que era Liam, pero me equivoque.
—¿Cómo vas en el trabajo? —fue lo primero que dije.
—Genial, ¿y tú?
—El jefe dijo que nos tomáramos el día libre.
—Sin duda ese señor no está bien. —hizo un largo silencio— Deberías aceptar la propuesta del guapo guitarrista.
—Ya hablamos de eso Chloe.
—Eres demasiado testaruda. —sabía que había rodado los ojos— tienes la solución frente a tus ojos y no la aprovechas.
—Estoy bastante estresada, eres mi amiga, no deberías echarle más leña al fuego. —recogí algunas blusas del suelo.
—Porque soy tu amiga debo decirte cuando estás actuando equivocadamente. —suspiro— ¿Recuerdas lo que hacíamos para el estrés?
—Las cartas.
—Bingo. —pude sentir su sonrisa.
—La caja. —Solté todo lo que tenía— hace un tiempo hablé con mis padres sobre la caja, y dijeron que ellos no la tenían.
—No me digas que es lo que estoy pensando.
—Iré a mi antigua casa a buscarla.
—Estas demente Olivia, ¿qué tal si el nuevo dueño es un psicópata?
—Es día de semana, no habrá nadie.
—En fin, no te llame para eso. —la emoción en su tono de voz no me pasaba desapercibido—Voy a tener una exposición sobre mis platillos más recientes.
Ahogue un grito.
Sabía lo importante que era para Chloe esta exposición, tenía mucho tiempo dedicándole a esos platillos, para cuando te metieras un bocado los sabores hicieron explotar a tus papilas gustativas.
—Dios, estoy tan feliz. —chille— tenemos que celebrar esta noche.
—¿Crees que pueda invitar a mi jefe?
—Tenlo por seguro.
—Ollie, no cometas ninguna locura.
—Felicidades otra vez, rubia. —le lance un sonoro beso.
Colgué antes de escuchar sus reproches.
No podía contener la emoción por mi mejor amiga, ella más que nada se merecía todos estos logros.
Hoy sería un magnífico día, conseguiría la caja, y luego cenaría con mi mejor confidente y su enamorado, aunque no lo admitiera.
Todo era mejor antes de arreglar mi departamento.
La casa no estaba muy lejos de mi departamento, por lo que podía ir caminando sin ningún problema. Normalmente era una persona con suerte gracias a mi estupenda manifestación, por lo que si cruzaba los dedos podría entrar a la casa sin ningún problema.
💿✩°。🎧✮
Frente a mí estaba mi antigua casa, tan bonita como siempre. Agradecía al nuevo dueño que mantuviera su fachada intacta.
Nos tuvimos que mudar por culpa de mi ex novio, fue difícil el cambio, amaba esa casa con toda mi alma, mi sueño siempre había sido ahorrar para poder recuperarla, pero con la quiebra de la cafetería todo se volvió más difícil.
Mis pies estaban pegados al suelo, se negaban a moverse, los recuerdos vividos en la entrada me golpeaban con fuerza.
Me obligue a avanzar, saque la llave que conservaba, pero como era de esperarse el nuevo dueño había cambiado la cerradura.
Había una puerta a una esquina de la mansión, la cual tendría que escalar para llegar al patio.
—Hiciste esto muchas veces cuando te escapabas. —me di fuerzas.
Conté hasta tres para impulsarme.
—Mis tripas. —apreté los ojos por el dolor, había quedado la mitad de mi cuerpo del otro lado y la otra fuera, mi barriga estaba por explotar.
Tome un último impulso cayendo por completo en el patio.
Sin duda la falta de práctica me estaba afectando, antes no había nadie mejor que yo en esto de escalar la puerta.
Camine mientras veía mi alrededor, todo estaba como lo recordaba, menos la piscina la cual le habían cambiado el color de fondo.
Intente correr la puerta de vidrio.
—Por favor universo, es por una buena causa. —rogué.
La puerta se deslizó abriéndose.
—Gracias, gracias.
Entre con cuidado inspeccionando todo a mi alrededor, al parecer la persona que se mudó le encantó como estaba la casa, porque no cambió nada.
Subí al segundo piso donde estaba mi habitación, entré a la puerta color azul, toqué la madera que había pintado años antes, como era de esperarse solo era una habitación vacía.
Antes que los recuerdos llegaran salí, dejando todo atrás, continúe por el pasillo que me llevaría a la habitación secreta donde debía estar la caja.
—Bingo.
Ahí, en el medio estaba lo que buscaba.
Me senté en la posición de indio abriendo con cuidado la caja.
Tomé la primera que escribí, firmada con un corazón azul.
La escritura era mi vía de escape, fue la que me ayudó a sobrellevar el infierno que Marc me había hecho vivir, era una lástima que cuando descubrió las cartas me dijo que eran tontas, me afectó tanto que deje de hacerlo.
Fue ahí donde prometí no dejar que los comentarios de los demás me afectaran.
Escribir era algo que me encantaba, y por su culpa, me avergonzaba de eso, pero no más, no volví a permitir.
Tome la caja lista para irme, pero la curiosidad me llevó por el pasillo para ojear las otras habitaciones.
Abrí las cuatro puertas, pero todas estaban vacías, al parecer no le gustaba la segunda planta.
Baje las escaleras yendo por la sala, la cocina, hasta que llegue al estudio de mi padre, o al menos lo que quedaba de él.
Había un piano, los estantes en las paredes tenían discos, me acerqué para apreciarlos mejor, en uno de ellos decía "Flames of verse".
Rodee los ojos, que mal gusto tenía.
—Ya no me caes bien. —resople a la nada.
Todo estaba relativamente limpio, todo en su sitio, a diferencia de mí, que tenía mi departamento hecho un desastre.
Seguí por el corredor hasta llegar a la única habitación que estaba en la primera planta, al abrirla dejé caer la caja, todas las cartas dispersas en el suelo.
Un poster gigante de la cara de Liam estaba en la pared, sábanas negras, cortinas blancas, una guitarra en un lado de la habitación.
Solo había dos opciones: Era un loco o loca obsesionada con Liam, o la casa era de ojos grises.
No pensaba quedarme para descubrirlo, me agache para recoger todas las cartas que podía, el sonido de la puerta principal abriéndose hizo que mi corazón quisiera salirse de mi pecho.
No me importó dejar algunas cartas en medio de la habitación.
—¿Hola? —La voz ronca de Liam hizo que me paralizara.
Obligue mis piernas a volver a moverse, si no recordaba mal, esa habitación tenía un pasadizo secreto que llevaba a la cocina.
Solo segundos fueron los que me salvaron antes que ojos grises entrara a su habitación.
—¿Quién está ahí? —escuche sus pasos acercarse— tengo un arma que no dudaré en usar.
—Mierda. —maldije por lo bajo.
Tendría que tener muy mala suerte si sabía que existía este pasillo.
Sin pensarlo mucho corrí hasta ver la puerta que daba a la cocina, asomé un poco mi cabeza con cuidado.
Si salía de su habitación iba a tardar alrededor de un minuto en llegar, tenía tiempo suficiente para huir.
Corrí hasta alcanzar la puerta de vidrio y desplazarla, salí y volví hacer lo mismo.
Hoy he hecho más ejercicio que nunca.
Estaba sudando como loca, mis piernas me fallaban de vez en cuando haciendo que mis pies se doblaran, me sentía en esos sueños en los que tratas de correr, pero no puedes.
—Por favor caja, no te abras.
La lance con cuidado, para que cayera de pie.
Di pequeños saltitos dándome ánimos para saltar de una vez por todas, los pasos de Liam resonaron en mis oídos, sin pensarlo mucho salté.
No caí de pie, quede unos segundos procesando todo, cuando reaccione tome la caja para correr.
—Alto ahí. —Su grito hizo que me detuviera. —Date la vuelta o disparo.
—¿Qué prefieres, salir corriendo o darte la vuelta? —pregunte a mi misma— salir corriendo.
Hice como que me iba a dar la vuelta para distraerlo, en cuanto tuve su atención pisé el acelerador de mis pies y corrí, corrí como cinco cuadras.
Mis pulmones ya no daban más, me sorprendió que no me siguiera.
Con que Liam Blake era el dueño de la que era mi casa, el universo me está haciendo una mala pasada.
Tome aire y seguí con mi camino, tenía que llegar a mi apartamento para arreglarme y celebrar con Chloe.
¡Hi, aquí Ale!
La imagen es solo una referencia de la fachada, no tomen en cuanta la piscina.
Upsss.
¿Liam se habrá dado cuenta qué es Olivia?
Nos vemos en el siguiente cap.
No olvides comentar y votar si te gusta la historia.
¡Los quiere
Ale🎤!
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