NO TE VAYAS
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Miedo... tanto miedo de perderte, para siempre, si olvido tus manos sobre mi cuerpo, pero ¿cómo voy a olvidar? Si acarician mi piel... sin estar, con lentitud, sabiendo... fueron años... siglos, temiéndole a la lluvia por si borra tus caricias de mí. Tus ojos... que ya no me miran... cuando sentí tu marcha creí enloquecer sin poder moverme de aquí sentado, siempre sentado... rezándole a quien no se apiada de mi soledad, dime amado mío ¿cuántas veces más seremos separados?, sí no es el deber, cualquier otro muro será levantado entre nosotros.
Porque los hados disfrutan apartándote una y otra vez de mi lado. Me duele caminar si hasta nuestros pasos van en direcciones opuestas, no podría ser de otro modo, ¿por qué sobreviví para pasar por todo esto?, años de soledad, de sombras... tan cerca de mi sin poder tocarte.
¿Fue la muerte quien arrancó la huella de mi cuerpo sobre el tuyo? No para mí, que sigo aquí, llorando en soledad el tiempo que nos ha sido robado ¿te vas a conformar esta vez, Shion? ¿no te dan ganas de huir para correr a mi lado, abrazarme y no soltarme jamás?¿Acaso no me extrañas? Eres capaz de engañar al mismísimo Hades, pero no a mí y lo sabes. ¿Por qué me rehúyes, ahora que mis brazos son jóvenes de nuevo y te pueden cercar?, no entiendo, no te comprendo.
No me gusta estar solo en la oscuridad, no sin sentir a mi lado tu cuerpo tibio tras haberse derretido junto al mío una y mil veces, y serán pocas, ha sido demasiado el tiempo sin tocarte, pero ya no más. El miedo a no tenerte... es superior a todo lo que he sentido antes. Sigo esperando tu abrazo que no llega, estoy cansado de ser el maestro benevolente que entiende todo. Asique déjate de excusas sobre el deber, amarme no te impide seguir siendo un buen representante de Athena, hasta tenemos su bendición, entonces ¿siempre habrá algo o alguien antes que yo?
Primero nos separó aquella maldita guerra, después la preparación de la siguiente, después aquel chiquillo que no pudo ganarle a la maldad que crecía en su interior, que te asesinó con los ojos bien abiertos, no me escuchaste en su momento, tu corazón se mostró blando y tú mismo provocaste nuestra desgracia, ese día mi alma me abandonó para partir contigo, bien caro lo pagamos..., vi caer a quienes amaba, uno a uno, sabes perfectamente lo que se siente, ¿con tantos años a cuestas me vas a discutir esto?. Deja de construir peldaños si bien sabes que voy a subirlos todos, no me apartes más de ti.... ¿a que le temes?, no debemos cambiar aquello que somos, ni dejar de sentir lo que sentimos.
No olvido cuando venías de visita a los cinco picos, yo no podía dejar mi guardia así pues si no iba a tu encuentro tú me salías al paso, a buen seguro de haber algún espectro por los alrededores habría reventado de envida al escucharnos gemir de aquel modo...cómo cuando te presentabas en Libra con cualquier excusa, daría cualquier cosa porque me miraras ahora nuevamente de aquella forma entre ansiosa, necesitada y asustada, ¡¡me buscabas a mí!! mis caricias, sin vergüenza ni remordimientos. Me permitías demostrarte cuanto venero tu cuerpo y tu alma, cuan importante eres para mí, y esto es lo que peor llevo ahora, no poder mostrarte todo este amor, injustamente encarcelado en mi interior.
Doy parte de la vida que me resta sólo por verte asomar por la puerta de mi casa. Como ayer, sí, porque para mi todo es ayer contigo, no sé que nos ha pasado, tengo dudas y no quiero sentirme así por más tiempo, es doloroso verte entregado a tu causa, los muchachos son ya hombres, nuestra diosa una joven mujer que sabe discernir perfectamente, la unión entre todos se hizo mas fuerte tras la última guerra, que también nos trajo el tratado de paz con Poseidón y Hades, tuviste una participación esencial te admiro por ello, adoro tu serenidad porque conozco el fuego que te inflama por dentro. Déjame entrar sólo una vez más... y te juro que no querrás marcharte nunca más de mi lado. No me escuchas, bien... llegados a este punto sólo puedo hacer un último intento ya que hoy he amanecido abrazando mi almohada, y no estás aquí, junto a mí, ya no habrá mas reproches... no hay nada mas triste que mi sombra mientras asciendo los peldaños que me separan de ti. A cada paso cientos de imágenes regresan, recuerdo cómo enlazamos nuestras manos frente al muro de los lamentos... justo antes de caer... como tus labios reclamaron los míos... ¿acaso no quieres ser feliz, mi amor? ¿Qué importa el mundo ahí afuera, si ya hemos visto demasiadas cosas?
Llego a tus aposentos, me arrodillo a tus pies inclinando la frente. Me recibes cómo siempre, fiel servidor de nuestra diosa, en tu magnífico papel.
-Buen día Dohko, ¿qué se te ofrece?- la maldita máscara opaca tu voz.
-Necesito una audiencia con Athena, será rápido, no me quiero demorar por más tiempo, también preferiría poder hablarte sin esa máscara que me impide mirarme en tus ojos- indico con parsimonia dejando mi pandora Box en el suelo.
Escucho claramente tu respiración bajo la máscara -Bueno no es como si no supieras lo que hay bajo ella- dices mientras te la quitas y me observas fijamente. - ¿Qué sucede Dohko?.
-Necesito hablar con ella, es algo pendiente hace días, sólo vengo a darle una respuesta.
-Este no es el cauce habitual, Dohko, sabes que tenemos normas que cumplir.
-Lo sé... sé cuando amas tus propias normas, Shion, busca a Athena, por favor.
-Está bien, sólo dime si hay algún problema con Shiryu o Sunrei, te veo muy alterado, amigo.
Sonrío con ironía, te respondo mordaz -Un poco tarde para llamarme amigo Shion, yo no quiero ser tu amigo, bien sabes lo que quiero contigo-
-Dohko, no es momento de...-
Te corto con brusquedad -Deja las excusas, no me interesa oírlas, por favor avisa a Athena, no me moveré de aquí hasta que hable con ella.
Te veo pasar tras el cortinaje que lleva a los aposentos de nuestra diosa que ahora es quien gobierna el santuario, al poco rato sales escoltándola, tan bella, tan imponente y tan... cálida, baja los escalones y me abraza cordialmente, con un cariño sincero.
-Maestro!! Que alegría verte por aquí, nos tienes abandonados, este lugar es aburrido sin ti- mientras le devuelvo el abrazo respondo sonriendo – bueno... no quiero incomodar ni ser un estorbo, aquí tenéis cosas importantes que hacer.
-No eres un estorbo, nunca lo eres, Dohko- Saori me mira seria tras percatarse que la pandora box de Libra está en el suelo. -Tomaste una decisión por lo que veo...- asiento.
- Shiryu ya lo sabe, en cuanto llegue a China te lo envío, con la condición que hablamos, es mejor que Libra se quede en el santuario esperando que él llegue.
-Pierde cuidado Dohko -Saori me mira con dulzura- acondicionaremos Libra para que Sunrei pueda instalarse a su lado, una pareja debe estar unida, donde vaya uno ha de ir el otro. -Este comentario lo hace con un sutil cambio en su voz- te miro, me asombra tu expresión, ¿el imperturbable Shion va a llorar? -Ahora os dejo, creo que tenéis que hablar, Dohko, está de más decírtelo pero este es tu hogar y siempre eres bienvenido, te voy a extrañar mucho asique no descartes que pronto vaya a visitarte- la abrazo y beso su frente.
-Gracias, por todo - le digo al arrodillarme ante ella, que sale de la estancia dejándonos solos, con un más que incómodo silencio.
- Porqué Dohko?- me interrogas con los ojos también que no pueden ocultarme la tristeza, que te embarga.
-Porque es necesario, Shion, no lo soporto más, no puedo con esta situación estando tan cerca, lo siento, necesito alejarme.
-Has renunciado a Libra, sin consultármelo- noto cierto reproche en tu voz pero no hay enfado. Puedo notar como contienes el llanto al mirarme. Te escucho respirar entrecortadamente.
-Discúlpame por ello, pero me hubieras convencido de seguir guardando Libra, estoy sufriendo Shion, en serio que no puedo seguir así - te agarro de las muñecas-, sé que esta ha sido nuestra vida por siglos, y nos lo ha dado todo, pero también nos ha cobrado un precio demasiado alto, no sé en que momento las lagrimas se escapan de mi ojos, hasta que tus dedos las limpian de mi rostro – Te amo demasiado, no puedo seguir con esta situación, lo siento.
Beso tus manos, antes de ponerme en pie... y caminar hacia la salida -Adiós Shion.
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Una vez más nuestros pasos se separan... quien sabe si volveremos a encontrarnos, han pasado dos semanas desde que los chicos partieron a Grecia, por ellos sé que todo sigue bien por allí, sin cambios, me mantienen informado, y vendrán de visita. Sentado miro el horizonte, como hice tantos años cuando vigilaba espectros, pero la sensación no es la misma, soledad, tristeza, sí, pero ahora es más honda porque no nos separa la muerte, eres tú quien lo hace y esto me quema, me niego a sacarte de mi mente, de mi sangre. Es demasiado amor cómo para tratar de olvidar ahora. Hay que darle tiempo al tiempo. Lágrimas... aunque no me sirva de nada llorar, necesito desahogarme, aquí sentado viendo los días pasar. Espero encontrar paz, sólo a eso aspiro.
Parece estar cambiando la energía de este lugar, será mejor que me concentre e intente relajarme porque me parece que empiezo a delirar...de tanto que te añoro.
Una mano me acaricia el cabello, masajeando mi cabeza, traspasándome su calor, no me atrevo a abrir los ojos, baja despacio por el cuello posándose en mi hombro, me alcanza tu aroma amaderado con ese toque de azahar que llena mis sentidos a la vez que tu cuerpo se acopla al mío, abrazándome callado, siento tus labios suaves... pegados a mi cuello, besando, acariciando... alterando mi sistema nervioso.
Sentir tu aliento en mi oído me hace soltar un gemido bajo, tu boca murmura -No te vayas...mi amor, no te vayas de mi lado.
-Shion, has venido-la emoción que me embarga es imposible de describir con palabras.
Me giras despacio... abrazándome muy fuerte, escondes tu cara en mi hombro.-No puedo seguir sin ti- dices suavemente – yo...he renunciado, Dohko, si me haces un lugar...vengo a quedarme.
Te callo a fuerza de besos no quiero escuchar sólo quiero sentirte, no me importa nada más, estás conmigo, has venido hasta aquí, borrando todo el dolor que me persigue hace años, sé que en dos semanas no te ha dado tiempo a dejar las cosas mínimamente atadas, pero igualmente... lo has dejado todo para buscarme. Tan cierto como que noto tus manos ansiosas acariciarme la espalda bajo la camisola, sonrío pícaro, lentamente desabrocho tu casaca mientras te empujo hacia nuestra cabaña.
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