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Sé lo difícil que ha sido esto para ti, tener que lidiar con la pérdida primero, con la traición después, y aquí sigues, esperando no sé bien qué, tal vez necesitando comprender algo que no entra en tus esquemas, ciertas cosas no llegan al cerebro para ti si no que van directas al corazón, se me hace tan complejo no caer cada vez que te veo frente a mí. Sin decir nada.

Yo que necesito equilibrar todo dentro de mi cabeza, que soy capaz de analizar hasta los más nimios sentimientos, no puedo con esto que me quema las entrañas cuando te miro a los ojos y veo tanto dolor, obligados a llevar una vida normal que nos hemos ganado por obra y gracia de dioses ajenos a ella, sus designios me empujan hacia ti nuevamente porque nadie más ha tocado mi corazón así, no sé si es justo para ti saber de esta necesidad desconocida. Ni yo mismo era consciente, te pido perdón por necesitarte así de esta forma tan desesperada.

Entonces lo reconozco... el frío en tu mirada, que tan común es en la mía cómo extraño en la tuya, está dedicado a mí, veo como observas a nuestros compañeros con esa calidez que te caracteriza y me provoca tal malestar que me lleva a querer estar en cualquier lugar que no sea este, a cada paso muero un poco más en esta vida que no he pedido, resignado a comprender el resentimiento que me tienes, es normal, es lógico, pero duele tanto. Me he convertido en prescindible. Sé que no volverás a mí, tu orgullo hablando por ti, en cada ocasión, me lo ha dicho hasta que has dejado de hablarme por completo, ya ni siquiera me miras.

No puedo evitar el recuerdo... cuando éramos el uno del otro, condenado ahora a observarte desde lejos, con los ojos nublados de lágrimas, incapaz de dejarte atrás, debería irme de este lugar para no sentir tu desdén cuando te das la vuelta para no tener que mirarme a los ojos, así me ignoras cada vez, tu indiferencia  me hace añicos y me habla de los años que han pasado, que, tal vez, por haber amado tanto, con tanta fuerza desde tan jóvenes, y ya no sólo por mis errores sino que el tiempo no perdona, el amor tan grande que nos tuvimos se consume haciéndome arder hasta los cimientos, has cambiado, ya no eres el Milo que conocí, al que permití llegar hasta donde nadie llegó. Ya no eres capaz de leer en mi interior.

No creo que hayas olvidado cómo nuestros cuerpos se tocaban, amanecíamos juntos venciéndole a la noche, al miedo a todo lo prohibido que fue surgiendo entre los dos, conocíamos el cuerpo del otro tan bien cómo el propio, nos fuimos moldeando a la vez que nuestras almas se anudaban... ¿Cómo puedes ahora no mirarme cuando mi corazón sigue cosido a ti? inmune al sufrimiento que cargo, bien sé que me lo he ganado, pero al menos un "hola, Camus", bastaría para devolverme el alma al cuerpo que, mucho me temo, sigue atrapada junto a la tuya en el pasado por capricho de algún dios que controla el tiempo. Así pasan los días, semanas y meses... nada mitiga este dolor, ¿será que no voy a superarlo?

Si pudiera elegir, volvería a vivirlo todo contigo, a descubrirlo todo a tu lado, cuando éramos inocentes, querría volver a aquel tiempo en el que creíamos que esto no acabaría nunca. Pero cada vez que te veo girar, alejándote de mí... te siento cómo un desconocido, no puedo recurrir a la esperanza porque es alargar esta agonía.

Hoy te he visto abrazado a él..., la forma en que lo miras me ha hecho entender, al fin, que no hay retorno, que no es sólo rencor lo que te aparta de mí sino sus brazos, he visto amor en los ojos, ahora sé que jamás volverás porque cuando tú, mi dulce tormento, amas... no hay vuelta atrás. El dolor ya tiene un nombre, ya sé con quién y dónde pasas las noches cuando vuelvo de las guardias y al cruzar por tu templo siento que no estás. Géminis se ha convertido en tu segunda morada. Sólo deseo que seas mucho más feliz que antes junto a quien te ha sabido sostener durante todo este tiempo. Ojalá mi llanto le haga merecedor de todas tus sonrisas, ahora que ve como la luz baña tu piel dorada en las mañanas, y el sol le reclama tu cuerpo, celoso por tenerte.

Ya no puedo ofrecerte nada, mis manos están vacías. Te has llevado todo de mí...

Otra noche que vengo a tu templo, y no te tengo, atraído hasta el epicentro de mis recuerdos, déjame estar aquí un rato más buscándote, buscándonos a ambos en ese pasado que no ha de volver, necesito vaciarme de ti, yo también debo seguir con mi vida, nadie ocupará tu lugar en mi corazón... aunque otros encuentren su propio lugar. Te guardo como el recuerdo más bello, con quien aprendí a amar, con quien descubrí quien soy realmente; hoy lloro de rodillas ante nuestra diosa, cuando le suplico me permita regresar a Siberia, necesito recomponerme, los ojos hinchados, enrojecidos, hablan por mí, la noche en escorpio me sirvió para destrozarme los nudillos golpeando las paredes, escupiéndole mi rabia a la oscuridad, es necesario pasar por esto sino jamás lo superaré, mientras te sepa feliz habrá valido la pena este dolor. Pero aún tienes todo mi amor, por ello debo marcharme lejos.

Sé que es mejor así, necesito olvidar todo lo que fuimos juntos ya que a ti no podré olvidarte jamás. En este preciso instante eres mi dolor... un dolor infinito.

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Quisiera poder explicarlo, pero no puedo, nunca pensé que iba a costarme tanto escribir esto que también me ha servido de catarsis personal. Lo he dejado varias veces y lo he vuelto a retomar. He llorado como una magdalena por ello y me parece justo decirlo.

Amo a esta pareja, no lo puedo evitar y he preferido escribir desde el punto de vista de Camus porque también soy acuario.

No me odiéis por ello, necesitaba escribirlo así. Adornado por la que yo defino como "la canción de amor más bonita y más triste del mundo", con la increíble voz de Víctor García. El sentimiento que queda tras una ruptura es muy similar a un duelo y cada uno lo atraviesa a su manera.

Gracias por leer.