
Tratado Guadalupe Hidalgo
España, Francia y Estados Unidos veían a México como un país con gran riqueza y fácil de dominar.
Antonio López de Santa Anna recibió la noticia de que una flota española buscaba la reconquista de México y se dirigía a costas mexicanas desde la isla de Cuba. El general reunió a sus hombres en Tuxpan en donde consiguieron el triunfo. Poco a poco, Santa Anna se volvió indispensable en la escena política del país, por lo que es elegido presidente de México en 1833.
En 1836 los colonos angloparlantes que habitaban el territorio de Texas se levantaron en contra del gobierno mexicano. Santa Anna se dirigió al territorio texano para combatir a los insurrectos. Su ejército se formó en San Luis Potosí; la intención era eliminar a los rebeldes y obligarlos a reconocerse como parte de México. Sin embargo, eso no sucedió, entre 1836 y 1845, Texas se promulgó como república independiente.
Más adelante, tras un proceso de votación en su congreso, Estados Unidos declaró la anexión de Texas a finales de febrero de 1845.
En Texas existían dos bandos: aquellos que buscaban la independencia como país y los que querían sumarse a los Estados Unidos; así, en 1846, el presidente estadounidense, James Polk ordenó la entrada de tropas al territorio mexicano y el 3 de mayo, los estadounidenses abrieron fuego en el territorio texano.
Así comenzó la guerra que Estados Unidos declaró el 13 de Mayo. Diez días después, México pierde tras la caída de Chapultepec, en el episodio conocido por la hazaña de los niños héroes.
En abril de 1847, en pleno clímax de la guerra y después del desembarco del ejército yanqui en Veracruz, el presidente James Polk, envió un emisario para entablar negociaciones de paz con México. Para tal tarea, escogió al funcionario de más alto rango del Departamento de Estado, después del secretario James Buchanan: Nicholas Trist.
Trist partió de Washington con instrucciones precisas: obtener California, Nuevo México y establecer la nueva frontera en el río Grande (o Bravo). Estaba autorizado a ofrecer hasta veinte millones de dólares como compensación, aunque la suma podía aumentar si lograba adquirir también Baja California.
Desde un principio Trist encontró serias dificultades en su misión. Aparte, cuando el gobierno mexicano se enteró de que las pláticas de paz estaban condicionadas a la venta de territorio, de inmediato canceló las negociaciones.
La guerra se prolongó y el ejército invasor se abrió paso hasta la capital del país. Después de una serie de sangrientas batallas en el valle de México, el 14 de septiembre de 1847 las tropas norteamericanas entraron a la Plaza Mayor y tomaron posesión de Palacio Nacional.
Tras los intentos fallidos de negociación, el presidente Polk tenía intenciones de anexar todo el país, por lo que llamó a Trist de vuelta a Washington bajo la creencia que las negociaciones se harían con una delegación mexicana en Washington. En las seis semanas que tardó en llegar el mensaje de Polk, Trist había recibido noticias de que el gobierno mexicano había nombrado su comisión especial para negociar. En contra del llamado de vuelta del presidente, Trist decidió que Washington no entendía la situación en México y negoció el tratado de paz desafiando al presidente. En una carta escrita a su esposa el 4 de diciembre de 1847, Trist le escribió, "Sé que esta es la última oportunidad y tengo el presentimiento de terribles consecuencias a nuestro país y he decidido intentar comenzar un tratado hoy por la tarde; la decisión es totalmente mía."
Bajo el completo conocimiento que su desobediencia le costaría su carrera, Trist escogió adherirse a sus principios y negociar un tratado bajo las violaciones de sus instrucciones. Su posición lo convirtió en una figura muy controversial en los Estados Unidos.
El Tratado de Guadalupe-Hidalgo, firmado el 2 de febrero de 1848 en Guadalupe-Hidalgo, una ciudad al norte de la capital, trajo un final oficial a la guerra México-Americana (1846-1848).
Según los términos del Tratado, México cedió el 55% de su territorio a Estados Unidos, incluyendo partes que hoy en día son: Arizona, California, Nuevo México, Texas, Colorado, Nevada, Utah. Además, México renunció a todas sus reclamaciones a Texas y reconoció el Río Grande como la frontera del sur con los Estados Unidos.
Estados Unidos le pagó a México $15,000,000 "en consideración de la extensión adquirida por las fronteras de Estados Unidos" (Artículo XII del Tratado) y acordó pagar las deudas que el gobierno mexicano le debía a ciudadanos estadounidenses (Articulo XV). Otras provisiones incluyen la protección de propiedad y derechos civiles de mexicanos que viven dentro de los nuevos territorios de los Estados Unidos (Artículos VIII y IX), la promesa de que los Estados Unidos vigilará sus fronteras (Artículo XI), y el arbitraje compulsorio de futuras disputas entre los dos países (Articulo XXI).
Tris mandó una copia del Tratado a Washington obligando a Polk a decidir si debería repudiar o no la obra altamente satisfactoria de su subordinado desacreditado. Polk decidió mandar el tratado al Senado. Cuando el Senado ratificó el tratado a regañadientes (por votación de 34 a 14) el 10 de Marzo de 1848, borró el Artículo X garantizando la protección de las concesiones de tierras mexicanas. Después de la ratificación, las tropas estadounidenses fueron removidas de la capital mexicana.
Para llevar a efecto el Tratado, el comisionado coronel Jon Weller y el topógrafo Andrew Grey fueron nombrados por el gobierno estadounidense, y el general Pedro Conde y el Sr. José Illarregui fueron nombrados por el gobierno mexicano, para inspeccionar y establecer el límite.
Más adelante, en 1853, Estados Unidos compró una gran porción de tierra a México. Esta venta es conocida como "La adquisición de Gadsden" o "La venta de La Mesilla". Con esta compra, la frontera entre los dos países se movió hacia el sur, en donde se encuentra actualmente.
La causa de la compra se debió a que el presidente de la South Carolina Railroad Company, James Gadsen, quería crear el primer ferrocarril transcontinental y consideraba que la mejor ruta era a través de algunas zonas al norte de México. El presidente de Estados Unidos, Franklin Pierce estuvo de acuerdo con Gadsden y lo envió a México para comprar las tierras.
Santa Anna aceptó vender las tierras (ya que México necesitaba el dinero), un aproximado de 78 000 km cuadrados por $10 millones de dólares. Los mexicanos, enojados por el hecho de que el presidente había entregado más tierras a Estados Unidos, lo obligaron a dejar el cargo en 1855.
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¿Qué les pareció este primer hecho que marcó la historia de México?
¿Ya lo sabían?
De no haberse vendido todo ese territorio, México sería un país muchísimo más grande de lo que es actualmente. Y la historia sin duda, sería completamente diferente a como la conocemos.
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