8
Suspirando con mucha pereza mientras caminada por las calles, Toji, aunque quisiera mantener ese estado de cotidianidad y tranquilidad que estaba empezando a disfrutar, aprovechando de paso que el día era domingo y por lo tanto no tendría que soportar tantos mocosos, aprovechando se escapó unos momentos de la atención del albino y busco solucionar lo que su viejo "amigo" necesita de él.
- Uff. Ya te habías tardado. - Dijo el hombre, tomando un cigarrillo residiendo al contrario junto a él.
— Me sorprendió que preguntarás por mi, después de todo, dijiste que solo nos relacionaríamos en el infierno y el trabajo.
— ¡Y espero sé quede así! Pero, esto es cuestión de trabajo. — Procedió a explicar. Como pensó, ni su ausencia al saber que tuvo un encuentro con Satoru, ni mucho menos empezar a verlo por las calles no pasó desapercibido para sus allegados. — Ellos me pidieron que te contará para que te deshagas de Riko, cosa que ya está hecha, pero sabiendo que ahora eres su aliado, sabrás que tienen rencor. Me pidieron que te llevara con ellos.
— Ya veo. Es muy iluso de su parte creer que me pueden dar pelea.
— Eso les dije. Pero prefieren no correr riesgos, ¿Prefieres matarlos de un susto o deshacerte de ellos?
— Uhm, eres un desgraciado. Parece que me quieres que te deje libre de ellos.
— No pienses así, solo cumplo sus órdenes, aparte, igual trabajo no me faltará hagas lo que hagas con ese culto.
— Seré generoso con ellos. Tómalo como una muestra de gratitud hacia tu. Cómo amigos.
— Que lindo de tu parte. — Irónicamente dijo. — Solo una última cosa, ¿Estás seguro lo que vas a hacer ahora? Y digo, te queda muy bien esa ropa.
— Gracias. La verdad es un tema muy complicado para mí resumirlo, solo puedo decirte que ahora tras enterarme de algo… Tengo que averiguar porque fue. Así me tarde. Así que me quedaré con Satoru Gojo de momento.
— Suerte entonces. Espero nos veamos en el infierno.
— Igualmente. — Riendo cada uno fue por su lado.
Aunque la verdad el propio Toji hubiera deseado con él alma que optaron por dejarlo a su conveniencia. Es decir, casi lo dejaron muerto y encerrado en un espacio donde no podría salir enteramente vivo. ¿Por qué no dejarlo así? Es como solo podía maldecir viéndose obligado sin importar la pereza que tenía de ir a sacarle la última mancha de mugre que le quedaba. O bueno, por lo menos la más visible. Dejando caer el teléfono de un pisotón lo destruyó mientras caminaba.
- Gracias por venir Zennit. - Reduciéndolo en un metro abandonado que anteriormente fue destruido en la batalla de maldiciones, 3 hombres bastante bien formados estaban parados frente a él claramente no muy complacidos. Eran básicamente sus matones, se veían confiados de una pelea aunque ninguno estuvo ni cerca de todo lo que logró Toji. - Nos preguntamos si es que Satoru te logró matar.
Toji torció la miraba. Sabían que él odiada su apellido, el desprecio que salía de los labios de ese hombre se comparada al que el propio Toji tenía.
- Gracias por recibirme. Ya que tengo algo importante que avisar. - Los 3 ensancharon sus miradas hacia el pelinegro. Devolviéndoles una sonrisa falsa para responder. - Vengo a renunciar, aunque nunca trabaje con ustedes en realidad. Existe alguien que en este momento me debe estar esperando. Si cumplió con sus promesas claro está. - Refiriéndose a su hijo. - No nos alarguemos mucho en eso, saben que tendrán suerte si me logran disparar al menos. Solo no me vuelvan a buscar para nada. - Manteniendo su postura proclamó. Uno de ellos río, cada uno de esos perros tenían armas en manos dispuestos a pelear, lástima que había podido intimidarlos tan fácil. Tenían tremendo valor para creer que eran capaces de ganarle.
- Enserio eres tremendo perro. Te vamos nuestra confianza y recursos, dispuesto a ayudarnos mutuamente. Te comprendimos. Pero, solo basto que te encontrarás con Satoru Gojo para irte de ofrecido con él. ¿Qué te ofreció?
- No se bien como definirlo.
- ¿Yendo por tu conveniencia eh? No nos veas cara de estúpidos. - Dicho esto el jefe entre los 3 se acercó a Toji, teniendo la expresión de desprecio clavada en su mirada. - ¿Si no es Satoru quien es? Debe sentirse importante teniendo a alguien de tanto prestigio dispuesto a ofrecerte ser su perro. - Esa imagen mental hizo enfurecer al antiguo Zennit. Bien, ya no tendría compasión de nadie.
Los otros 2 hombres que estaban allí se acercaron secundando al jefe. Se notaba tensión en ver quien daba el primer movimiento.
- Supongo que la vida es así con estos cambios. - Ironizó, pasando por alto de forma simple los comentarios de ellos 3. Los acuerdos de carácter diplomático verbal parecía que nadie aquí se le daba bien aquí. - Nunca pensé en aceptar. A decir verdad, pero como ustedes dijeron: Se lo que me conviene. Y una corrección, fue Kon quien me dió todo eso, no ustedes. - Se burló.
- Eres ingenuo para esperar que nos traguemos una renuncia tan insulsa como esa. Perro Zennit. Seremos caritativos con quien nos apoye, pero no aceptamos la traición tan fácil. - Sonriendo con burla Toji río. Clavando su mirada seria el hombre frente él, moviéndose rápidamente para estallar un puñetazo en la cara de ese hombre, llevándolo contra la pared.
- Estuve muy cerca de matar a Gojo, de no haber sido porque logró noquearme apenas empezando y en nuestro pasado hemos llegado a conectar, el no hubiera sido capaz de nada contra mí. - Jacto. Los 2 hombres que estaban detrás de él tomaron esa acción como señal para atacar, sacando sus armas en busca de clavarlas en el cuello del pelinegro.
- Es rápido. - El hombre en el suelo menciono al ver como de de una patada Toji apartó a esos 2 hombres de él, torciéndole el brazo al que estuvo más cerca de clavarle un puñal, agarrándole de un brazo en un reflejo rápido, torciendo de este hasta quitárselo de las manos, atrapándolo con su pierna y lanzándolo para sostenerlo a su favor.
- Espero no tengan miedo de morir, sabrán que fui de sus asesinos más importantes y fuertes como para desafiarme en un lugar tan cerrado. Simples seres sin energía maldita. - No mentía. Aunque pudiera hacerse pasar por fanfarroneo que haya estado cerca de acabar con el portador de los 6 ojos decía mucho de él, les advirtió una y otra vez en busca de un camino pacifico pero ninguno lo tomó en cuenta. Ahora, ya muy metidos en esto se levantaron a pelear contra Toji viendo que no les quedaba opción, a no ser que irse sin dignidad les interese. Y no era el caso.
El hombre con la cicatriz en el labio se contuvo de matarlo, dejándolos solo noqueados y bastante lastimados. Pisoteados más bien, Toji les quitó gran parte del dinero que tenían con ellos.
- Me llevaré esto como una compensación. Les sugiero que le dejen en claro a cualquiera que no se acerque ni a mí, ni a Gojo ni a nadie que me importe porque no tengo problemas en humillarlos de todas las maneras que encuentre.
No tuvo que decir más. Dejando caer el arma que les quitó desinteresado no ocultó su sádica sonrisa, orgullosa y segura de que no se atreverían a volver a llamarlo, cumpliendo con sus indicaciones sea entendiendo sus advertencias o simplemente por miedo. Como en ambos casos Toji terminaba complacido y satisfecho de su trabajo humillando a esos 3. Eran hombres de alto poder, pero aunque estuvieran o no movidos por la rabia hubiera podido con ellos de igual manera. O peor.
Aprovechando el dinero que ahora tenía con él pensó en unas cosas que podría ir a buscarse algo interesante, aún no le pagaban como maestro así que aprovecho este dinero y fue a jugar un rato. No le saco mucho a esos tipos pero sí el suficiente. Estirando los brazos no quiso perder mucho tiempo, así que suspirando empezó a caminar por la ciudad.
---
- Llegaste ~ ¿Uhm? - Cuando la puerta se abrió el albino fue a residir a su obligado huésped. Sonriendo en primer momento pero encontrándose con la sorpresa de verlo con una caja en manos. - ¿A quién le robaste para conseguirte esto? - Señaló la caja de lo que reconocía como un teléfono.
- A nadie. Solo tuve un... - Pasando de largo al líder del clan Gojo tarareo, sonriendo divertido. - Un pequeño golpe de suerte. Ví que me quedaba dinero y fui a apostar, gané lo suficiente para un teléfono nuevo.
— Tu, Nanami y MeiMei son la Trinidad de solo quiero plata, se están perdiendo los valores. — Rio. — Pero ¿Cómo hiciste eso? Y exactamente, es intencional eso de tus pagos, ¿De dónde sacaste dinero?
- ¿Por qué no confías en mi Satoru? No me han pegado y claramente quiero mi propio dinero, así me puedo hacer millonario. - Haciéndose el ofendido movió extendió sus brazos riendo en sarcasmo.
- ¿Quieres que te haga una lista? "Querido amigo" - Haciendo las señas con las manos se le acercó.
— No es necesario. Chasqueo la lengua. Dejando el teléfono nuevo en la mesa. - Bien, si me quieres interrogar. Te lo diré: Me llamaron los que me habían contratado para matarte, se enteraron que traicione así que tuve que asegurarme que ya no estoy trabajando con ellos.
- Interesante. Debí suponerlo. - La actitud tan alegre que parecía tener Gojo desconcertó a Toji. A Veces no entendía como parecía ser tan confiado e infantil, pero bueno, cosas de las que se tendría que preocupar después. Sin apartar la mirada de él lo siguió hasta la cocina donde lo estaba guiando. - Luego avisaré al señor Yaga, aunque la verdad ellos nunca fueron una mayor amenaza antes así que no es algo de preocuparse. Cambiando de tema, como hablamos hace unos días, ya tengo todo preparado para ver quien cocina mejor. Shoko, Geto y mi viejo amigo Kento no deben tardar.
Dicho y hecho. Cerca de las 11 de la mañana los presentes estaban allí parados con ellos 2. Recibiendo Toji toda una diversidad de miradas de parte de ellos 3.
- Si nos morimos por culpa de Gojo, tendrás mi espíritu torturándote por las noches. - Acomodándose los lentes el rubio pasó de largo a él. Cosa que dejó aún peor desconcertado a Toji, una cosa es que cocinara mal más no esperada que actuaran como si terminaría saliendo de la hoya caminando. Bueno, aprovecharía que tenía estómago fuerte para comprobarlo.
--------
Mi basada y venenosa opinión que nadie pidió.
Nivel de papacito; Kento >>> Toji >>>
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro