Con el amanecer el caos que toda la noche fue presente se iba mermando poco a poco hasta volver a su estado cotidiano. Suguru Geto… Su amigo, ya demostró tener punto de no retornó en su ideal, ahora solo podía desearle el descanso en su lecho de muerte.

— Aquí estás. — Como una indicación Toji hizo saber su presencia, parándose frente a Satoru. Su ropa estaba ligeramente malherida, lo habían perseguido como punto de cacería. — Ese cabrón en serio estaba obsesionado con matarme. 3 veces lo intento y 3 veces fallo. Lastima que no pude pelear con él, si no que mandó a sus sabuesos, interesante saber que esos chicos lograron dejarlo prácticamente muerto, la habilidad de ese chico Toge vaya que es interesante. Bien usada va para mucho. — Sin pensarlo mucho le dejó saber sus pensamientos, analizando todo lo pasado las últimas horas. Al terminar de hablar miró a Gojo, notando algo en él. — Has estado llorando ¿No? — Podía ver la venda en sus ojos mojada en sus lágrimas. — La pérdida de un ser querido duele, por más que este sea mejor olvidarlo.

— No quiero hablar de eso. — Iba a irse, pero Toji no le dejó.

— No te estoy criticando. Sabes lo que opinó, pero, si fue tu primer amigo, bueno, verlo muerto debió ser un golpe fuerte. Dime, ¿Lo dejaste en manos de los chicos por confianza, o por el dolor de verlo y saber que lo tenías que matar? — Hubo un silencio bastante prolongado. Lo que Toji tomó como la confirmación de lo segundo.

— Soy el rey de los chamanes, es mi deber hacerlo.

— Eres el rey de los chamanes físicamente, pero mentalmente un tipo algo inmaduro. No te voy a criticar ni sermonear, si quieres desahogarte. Hazlo. — Satoru dejó caer la venda, mostrando una parte débil de él en el proceso. Volteando a Toji, dejándose abrazar por él. — También lo lamento, creo que de no ser por mí, nada de esto hubiera pasado.

— Lo hecho, hecho está. Y es doloroso no poder cambiarlo, por mi parte, gracias por quedarte conmigo. Ahora, ¿Cómo está Megumi? Antes de que empezará todo, recuerdo escuchar que Tsukimi se desmayó.

— Será mejor que vayamos con ellos. Seguramente no es algo normal, pero ya está en el hospital. — Satoru asintió, Toji le señaló a una motocicleta de un transeúnte fallecido que había tomado. Usándola como transporte.

Por más que no compartan sangre Megumi la quería como su propia sangre, incluso podría decir que como una segunda madre, Tsukimi hizo tanto por cuidarlo. No le iba a dar la espalda. Megumi se veía destrozado viéndola así.

Ambos adultos lo apoyaron. El motivo del porqué pasó eso era un completo misterio, sabían de historial que a veces ella actuaba extraña, llegando a parecer débil, pero sus síntomas vitales no tenían la mayor alteración. Hasta que pasó esto.

El portador de los 6 ojos podía notar mucha energía maldita en ella, hecho que le empezó a hacer temblar, tenía un mal presentimiento a partir de esto.

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Un hombre cuyo cabello estaba teñido, caminando en busca de su padre, estando a nada de gritar por información.

Los meses habían pasado, uno de los peores momentos para los clanes de brujería pasaron cuando Geto Suguru intentó erradicar a los humanos sin control de energía Maldita. Una locura que solo a una mente peor de loca consideraría posible. Pero eso no era lo importante, varios vieron su esfuerzo por detenerlo siendo una batalla que duró toda una noche. El sol del amanecer proclamó la Victoria.

¡Pero nada de eso le importaba a Naoya! En sus manos, estaba una grabación que había llamado cada uno de sus instintos, sus deseos más fuertes que le negaron, haciéndole creer que estaba muerto.

— Te sigues viendo tan hermoso y fuerte como siempre. — Era lo que pensaba al ver el vídeo. En ese momento grabado se mostraba a Toji, habiendo robado una moto y una pistola de un oficial muerto (o eso parecía) Geto lo tenía fe blanco para su primer asesinato. Podía notar que había formado una trampa que podría parecer sucia o cobarde, pero debía dar la fé que pensó bien que hacer. Haciéndole tener las mil ideas a Naoya dónde el porqué de eso.

Pero ver esa grabación valía hora, su ropa medianamente abierta, mientras magistralmente se movía en combate. Era excitante de ver.

Ya no era ese niño y podía abogar por él. Algo podía hacer. Pero primero tenía que hacer saber su molestia del porque no sabía de esto.

— Padre... Necesito una explicación de esto. — Y se le fue ofrecida. Haciendo rabiar más al teñido.

— Déjalo morir. Nunca mereció nada del clan, y solo sos un loquito obsesionado queriendo traer de vuelta a alguien que se fue por su propia voluntad y sus propias patas. — No importa cuánto de lo dijeron, Naoya no aceptaba eso. Los Zennit eran fuertes, y los fuertes merecían todo. Desde que lo dió, sabía que Toji merecía más de lo que le ofrecían.

Le tomó 2 días encontrar su paradero, entendió rápidamente dónde y cómo encontrarse con su blanco. Contra toda objeción de su  clan fue en busca de sus deseos. Sonriendo ampliamente al verlo. El vídeo no le hacía justicia, estaba tan cambiado y para bien. Haciéndole sentir envidia.

— Un gusto verte de nuevo, Toji Zennit. ¿Te acuerdas de mí?  — La expresión en el contrario se tensó. Volteando al hombre que se forzaba a reconocer.

— Está equivocado. Me llamo Toji Fushiguro, y no. No recuerdo haber visto una cara como la tuya. — Naoya reaccionó incrédulo, pero se logró recomponer. No sé habían visto hace años era normal.

— Naoya Zennit, recuerdo que cuando te ví era solo un niño. Pero te recuerdo tan bien, tan imponente y varonil, has cambiado bastante para mejor. Era una lástima que nunca pudiste reclamar lo que te merecías, pero ahora que te vuelvo a ver no puedo pasar por alto la oportunidad para ofrecerlo nuevamente.

— No te recuerdo. Y de hacerlo, no tienes que ofrecerme nada, no quiero nada de los Zennit. — Su voz se torno dura. El contrario rompió su sonrisa, apretando los dientes de una forma exageradamente fuerte.

Cuando Toji estaba por pasar de largo, Naoya colocó sus manos en su pecho, apretando fuerte obligando a que lo vea a los ojos.

— Es muy triste. No solo verte obligado a esta posición. Sé que el clan no ha sabido bueno con tu talento pero quiero y deseo cambiar eso. Yo actualmente seré el líder del clan, ya has... — Una voz resonó detrás de ellos. Naoya no sé hizo esperar para bar su innecesario testimonio, Satoru no se hizo esperar para contradecir a Naoya.

— Disculpe. Pero no me gustan las gatas rompe hogares tocando lo que es mío. — Tomando a Naoya de la parte trasera del cuello lo empujó. Inyectando odio e irá en su sangre.

— ¿Lo que es mío? ¿Me estás diciendo que te metiste con él? ¡¿Por eso dejaste nuestro clan?!

— Calma. — El albino puso su mano frente a la cara del teñido. — No, solo tuve suerte. ¿Eres del clan Zennit no?

— Eres muy descarado para no reconocerme.

— Perdona, pero nunca me ví el tiempo para conocer a los hijos del liber. ¿Te puedo ofrecer algo?

— Que te apartes. Quería hablar con Toji tranquilamente. Pienso que... — Toji le interrumpió.

— Pues no pienses. Actualmente me apellido Fushiguro. No quiero nada del clan Zennit, y nunca querré nada. 

— ¿Cómo puedes decir eso? ¡Eres por lejos el más fuerte de todos! ¡Si enserio odiaras el clan pudiste haberlo hecho desaparecer! ¡No puedo creer que en serio te metiste con él y en serio posiblemente planees en un futuro llevar el apellido Gojo! ¡Yo te quería bar todo!

— Y yo no lo pedí ya que no recuerdo quien eres. Y sobre lo otro, podría haberlo hecho pero no me habría traído satisfacción. — Y dicho esto de fue sin mirar atrás. Naoya parecía apunto de llorar, lleno de odio.

Pero, respirando y retomando su dignidad. (La cuál ya era poca) Naoya camino de regreso a su clan, tendría una venganza tarde o temprano. Hacer algo actualmente sería muy imprudente que solo terminaría con su destierro y muerte. Más aún, porque tenían reglas de no interferir ya sea con Megumi o Gojo, pero no sé quedaría de brazos cruzados. Necesitaría tiempo. Solo eso.

— Iba a avisarte sobre una reunión, los dedos de Sukuna se han encontrado. Pero veo que llegue a tiempo porque ese chico estaba por besarte. ¿En tu clan practican incesto? — Tras un minuto caminando, Gojo dijo lo que ha estado pensando desde que Naoya explotó. — Parece loquito por ti.

— Desgraciadamente se ha hecho.

— Que horror.

— ¿Sukuna? ¿Eh? ¿Qué tienen de información?

— Ya verás.

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La misión de los dedos de Sukuna fue una sorpresa muy grande para muchos. Eran un peligro que había estado bajo tierra desde hace bastante, ahora estaban latiendo nuevamente.

Yuuji quedó allí atrapado. Cometiendo una locura que nadie creyó posible en alguien. Ahora estaba involucrado allí. Felizmente, este salió de la caja siendo presentado a todos los presentes, algunos wyeclo creían muerto y otros que aún no lo conocían. Pero en menos de una noche el nombre de Yuuji, se hizo conocer por el simple hecho de haberse visto involucrado con Sukuna.

— Yuuji, solo falta que conozcas a una persona, él es mi futuro esposo. Toji Fushiguro, padre de Megumi.

— ¿Futuro esposo? — Aunque Toji se mantenía serio, era bastante amigable en comparación a otros. Yuuji al verlo de frente se sentía intimidado y enano. Volteando a Megumi que ni se inmutó. Solo se quedó callado.

— Eres un loco desde muy joven para ver el dedo de una momia y tragarlo. Tuviste suerte de salir vivo.

— Supongo que gracias. La verdad no pensé en nada, solo actué en la situación. Ahora tengo que aprender a controlarlo. Será difícil.

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Final...?

Muchas gracias a todos los que leyeron este fic. Fue satisfactorio editarlo, y espero que esta versión sea del mayor agrado.