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Capítulo 8

Lisa

Las horas frente a las olas parecen correr, veo el color amarillo de mis huellas en cuanto noto la cometa con forma de águila que va sobre mi, él corre por allí como si fuera un niño y solo le sonrío cuando es necesario.

Cosas que se salen de control hay donde quiera pero no significa que sea un calvario en el cual enterrarse, y ya aprendí eso.

Lavé mis manos en agua limpia luego de ensuciarlas con sangre, no me lleno de orgullo por ello pero si me satisface el haberlo hecho.

No niego mi culpa sobre nada, fui joven y tonta, hoy en día me paro viendo al frente sabiendo que las decisiones del pasado no son mi vida.

El tiempo ha pasado y todos han tomado un rumbo, me evito meterme en los temas familiares ya que de todos modos mis hermanos no dejan de verme con culpa, cinco meses han pasado desde el incidente donde Diana dejó de existir, en ese momento mucho de mi peso también lo hizo pero a cambio me dejó sin el apoyo de la persona que a pesar de todo estuvo para mi desde mi niñez.

Respiro mientras siento la brisa de la costa chocar contra mi.

Abro los ojos percatándome de que ya nada es igual, incluso Nini no deja de reprocharme, sé que lo que dicen es cierto pero más allá de la línea amarilla que no dejan de ver, existo yo y mi libre albedrío.

—Creí que no vendrías. —habla en cuanto se detiene junto a mi costado— Pensé que seriamos enemigos.

—Sabes que no podemos.

—Entonces dime Lisa, ¿Qué es lo que somos?

Volteo a verlo, sus ojos miel, su pelo rubio que juega con el aire el cual es muy violento en estos días.

—Eso es lo que intento descubrir.

—¿Después de todo este tiempo me diras que aún no lo sabes?

—Bean.

—O soy yo o ellos, es simple.

—Una vez te dije que jamas elegiría entre ustedes.

—Tu hermano mató a mi padre, —su voz se tuerce— Justo frente a mi ojos.

—Lo siento pero no me hago responsable de los actos de ninguno de los tres, actuaron sin mi además no es como que Felipe haya sido alguien a quien venerar.

—¿Y que me dirás de la abuela? ¿Acaso sabes dónde está? ¿Dónde ha estado estos cincos meses? Adam dijo que Pitt la había matado.

—No creo que lo haya hecho.

—¿Dudas qué es capaz de matar a alguien?

—No es lo que digo solo que...

No me deja continuar, todo lo contrario se esfuerza en cortarme.

—¿Y tú Lisa? ¿Eres capaz?

La forma en que me ve y actúa me hace sentir como si intentara inculparme por algo.

—No entiendo de que hablas.

—Espero que no, y si es que si al menos que tengas la confianza de contármelo.

Trago lento, Diana era su hermana, él no lo sabe y la odiaba pero aún así tenían la misma sangre, el tener que explicar eso y que lo entienda puede resultar más complicado para Bean que el aceptar que su padre tuvo que ver con la muerte de mis padres.

—Escucha Lis, sé que cosas raras ocurrieron en el pasado, esa historia de tu madre con los dos hermanos, el accidente y todo lo demás, pero a mi no me importa, nosotros no tenemos porque cargar con los pecados de nuestros ancestros, esta es la última vez que te lo pido y eso es porque luego de hoy no habrá más chances, vayámonos lejos solo tú y yo.

—Me quedo —sentencio provocando que sus ojos no sepan a donde ver— Lo siento pero esta vez es más que claro que no podemos seguir viéndonos como lo hemos hecho estas últimas semanas, Bean, lo siento.

—De acuerdo. —contesta viéndome— Entonces cada uno por su lado.

El pecho se me hundió cuando lo vi darme la espalda dispuesto a marcharse pero aquello era lo necesario para que ambos podamos seguir adelante, el viento que corre hoy es distinto y quizás este a nuestro favor algún día.

—Te ves distraída —viene a mi con la cometa en mano— ¿No quieres intentarlo?

Sonrío moviéndome hasta él haciendo que acorte sus pasos.

—¿Puedo?

La tomo de su mano viendo lo alta que está, se ubica tras mi espalda y solo puedo sentir como una frescura que no podría comparar con nada me abarca.

Todos los días son inicios nuevos, cada hora, minuto y segundo en el que tenemos que tomar una decisión es el tiempo más preciado de nuestras vidas.

Anhelo los días como este en que pueda sentirme en paz conmigo misma, sin nadie que me juzgue ni con miedo de que lo hagan, sin las amenazas ni el terror de ser descubierta acerca de algo que hace tiempo se dio inicio sin parecer tener un fin.

—Lo haces muy bien —comenta dejando su barbilla sobre mi hombro.

—Solía hacer esto de niña cuando me escapaba de la cabaña y hacia una que otra travesura.

—Aún las sigues haciendo —sus brazos se amarran a mi cintura.

—¿Cuánto tiempo te estarás quedando en ese hotel del que me hablaste?

Giro a verlo pero antes de que diga algo tomo el teléfono vibrante de mi bolsillo.

—¿Sucede algo Nini?

—Necesito que cada uno de ustedes esté aquí, y cuando digo eso me refiero ahora.

—Si pero...

No me da la oportunidad de decir nada más tras ser la primera en abandonar la llamada, guardo mi celular y no me queda de otra que despedirme con una beso y buscar el camino que me dé hacia donde me esperan, su llegada repentina, el que Noah y Adam hayan tenido que volver luego de estos meses, Pitt y su silencio, Dahiana quien no debo mentir me preocupa que no ha dicho nada hasta ahora cuando después de todo Diana era su hija.

—Te veré esta noche —vocifera cuando me alejo.

—Si.

El cabello se mueve sobre mi frente evitándome verle bien, pero al echarlo de lado puedo verlo estar serio, quizás no le guste que salga tan de prisa y sin explicar nada pero como hacerlo si esta familia es imposible de entender.




Camino por los pasillos dando con ella quien espera con un periódico en mano, dos hombres se mueven por el lugar y me ve de reojo al pasar.

—No intento regañarte y menos ser una madre que no deseas tener pero todos ustedes hijos de Laura me deben respuestas cuando las pido, y si dije que las quiero ahora, ahora es cuando debes dármela.

—No entiendo de que hablas.

Me ve en silencio al tomar asiento.

—No pediré disculpas por nada —informo— Ya no.

Respira.

—Tu hermano y tú, todos se comportan como niños y ya es tiempo de que enderecen la espalda —su voz se agrava— Quién se metió en tu cama y quien no no me incube, lo que me molesta de todo esto es que tú Lisa eres más culpable de este desastre de lo que admites.

Levanto la barbilla viéndola.

—Y no quiero ver como se convierten en lo mismo que tu tío y padre.

—Si eso es lo que te preocupa puedes dejarlo ir, hace meses que no se nada de Bean y por lo que sé Pitt mató a Felipe.

—¿Lo mató? ¿Estás segura?

—No estuve ahí pero si eso dice es porque lo hizo, ¿Por qué dudas?

—Este niño hará que me jubile antes de tiempo. —se queja sin permitirme escuchar bien el resto de cosas que murmura.

—¿Dónde está Pitt? —intento averiguar cuando soy la única presente.

—Con su mujer.

—¿Mujer?— Me ve. —¿Hablas de Vanessa?

—¿Es qué acaso hay alguna otra?

—¿Y dónde están ambos?

Niega con la cabeza y se me escapa una sonrisa.

—Creí que Vanessa tenía planes de irse de inmediato.

—Hablamos de tu hermano, no hay más nada que agregar.

Me pongo de pies.

—Supongo que entonces eso ha sido todo.

—Necesito me asegures no me darás más problemas Lisa, eres mujer y la única en esta familia lo cual deja un gran peso sobre ti que sé no pediste pero te toca aceptarlo y aprender a manejarlo, ya que sea de tu gusto o no, ahí poder allí. Deseo que todos se enfoquen en lo que deben y dejen de lanzar balas por ahí solo por impulsos.

—Solo lancé cinco.

Suspira.

—Te preocupa que podamos hacer algo estúpido y lo entiendo, pero ya no somos niños, cada uno de nosotros ha crecido he intenta tomar las riendas de su vida, así como Pitt busca el amor con Vanessa nosotros hacemos lo que podemos con nuestras vidas.

—¿Dices qué estoy aburrida?

—Tal vez deberías adoptar un perro o algo, solo que no lo dejes cerca de Pitt.

—¿Aún lo amas no es así? —su pregunta cae como granada— ¿Amas a tu primo el cual odia a cada uno de tus hermanos?

—No. Pero tal vez si.

Me sonríe a medias, Nini es una mujer cuidadosa con todo lo que dice, antigua amiga de mi madre y muy cercana a nosotros, sabe cosas de cada uno que nadie más debe conocer, es una caja donde dejamos todos nuestros más oscuros secretos y como una madre adoptiva a la cual respetamos y escuchamos, pero como es de entender después de ello todos hacemos lo que nos da la gana hasta el momento que ya no.

—Planeo quedarme por un largo tiempo —informa— Hay mucho que hacer, además uno de mis chicos se hará cargo de tu cuidado personal.

—No lo necesito.

—Lo hará. Quieras o no hay cosas que no se pueden ocultar con un dedo y eso es la energía negativa que está alrededor tuyo, aléjala tú o otros lo harán. —se pone de pies— Digamos que tienes suerte de que sea yo y no uno de tus hermanos.

—No están muy felices conmigo.

—Hazles algo de chocolate caliente y todo volverá a la normalidad, por más que quieran odiarse hay algo que no pueden borrar y es el hecho de que son hermanos.

—Aún así no necesito que dispongas uno de tus hombres, Brad está ahí y puede cuidarme si es que lo necesito.

—Brad está bajo encargo de Pitt y ya no discutas conmigo, mejor llévame a esa casa tuya donde solías vivir con la Diana esa, específicamente necesito que me digas todo lo que hacía allí.

—¿Por qué?

—He despertado cierto interés en los Morfis que deseo apagar lo más pronto posible. Vamos.




-Nini-

Los recados, la prisa en todo, el tiempo que corre sin intención de detenerse solo por ti, las agujas, inventos, búsquedas, pruebas, intentos y fallos, todo y cada una me tienen agotada.

Ya soy mayor para estas complicaciones pero mis encargos parecen no entenderlo cuando llego un día encontrándome con todo el desastre que suelen dejar. Reviso cada uno de los cajones y Lisa solo ve, no entiende que hago o que busco así que guarda silencio.

Sé que el estar aquí es una perdida de tiempo pero como una humana al fin no tengo de otra que matar la duda, ya que si puedo dar con el podría dar con su reversa pero contrario a ello me explotan las neuronas al comprender que esto va más allá de mi entender.

—Maldición.

—¿Qué sucede? —inquiere.

—Nada.

Observo todo el desastre tirado sobre el piso, cada maldita esquina revisada y nada, me preocupa y molesta el no poder dar con ello ha tiempo, mis manos descansan sobre mi cabeza al no poder conseguir lo que me quita el sueño.

—Quiero verla.

Hablo buscando enfocarme cuando paso por su lado dejando todo tal como está, llevo prisa, necesito respuestas, las quiero ahora y no hay otra forma.

—Llévame con esa perra de Dahiana Morfis.

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