Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 3



-Reloj de arena-

Vanessa

Las preguntas de Missael no me dejan en paz, en cada esquina que me muevo hay algo nuevo que desea saber, desde la presentación de Caysen y su encuentro con Pitt todo gira entorno a ello y es algo que me incómoda ya que volví y no ha sido para eso.

—No me dijiste que viajabas acompañada.

—Tampoco preguntaste. —intento arreglar mis cosas.

—¿Y cuánto tiempo se quedará?

—Ha venido para ayudarme. —camino fuera de la habitación.

—¿Por qué mejor no le pides ayuda a Pitt? Es seguro que lo resolvería enseguida. —me sigue a través de la casa.

—Missael.

—No entiendo porque tanto escándalo, tuviste sexo con él, bien, pero eso no significa que en verdad lo ames, vi tus ojos esa noche y sé lo mucho que te costó decir ese no, a mi no me engañas.

—¿Sabías que su abuela me amenazó? También que sus hermanos están en cosas raras, Pitt también, ya no quiero perder a nadie más por seguir en la zona de fuego, donde estoy ahora me siento bien.

—¿Y que hay de ese tal Caysen?

—¿Qué hay con él?

—¿Qué sabes de él? A Pitt ya lo conoces y sabes cómo es pero y él, ¿Quién es? ¿De dónde salió?

—Intento descubrirlo.

—Te quemarás.

—¿De verdad crees que puedo hacerlo aún más?

—Ese es el problema, el dolor no te deja, es como si fueras su hija y le cuesta dejarte libre, eso me preocupa porque ya no sé cuando sonríes y cuando solo lo ocultas.

—Ahora sonrío.

Me ve sin intención de cambiar el tema.

—Al menos dime qué es por diversión o que solo intentas hacer que Pitt entienda que debe valorarte, estoy de acuerdo en que debes hacerlo sufrir pero yo estuve con él estos cinco meses, lo vi en sus ojos y el como se preocupaba por ti.

—Ya somos adultos y por ende debemos ver la vida con un mayor enfoque y eso es lo que ahora hago Missael, si de verdad eres mi amigo solo apóyame y listo.

—No niego nada sobre su apariencia, títulos y fama pero si soy sincero me gusta verte con Pitt, cuando están juntos crean un aura que no vi esa noche y si lo que buscas es ser madura debes empezar identificando la diferencia entre el deseo y el amor, y tú y yo sabemos quien es el rey que te provoca ambas.

—Lo veneras demasiado, ademas Caysen es buena persona y debo tratarlo como tal.

—Aquí santos los muertos.

— Ya basta de Pitt, ¿Cuando conoceré a tu pareja?

—Aun no tengo intención de presentarlo, se crecen y creen que son el final.

Sonrío viéndolo comer palomitas de maíz.

—¿Qué hay de Brad? ¿Sabes si sale con alguien?

—Eso espero, hasta ahora no me ha contado nada al respeto pero creo que es un si, al que no he visto en esas es a Pitt, ha estado esperándote.

Viro los ojos bajando las escaleras lo más rápido posible, voy hasta la cocina tomando algo de agua y camino por el lugar cruzando por cada uno de los pasillos de la primera planta.

—Perderás el dinero del departamento —informa tras mi —¿Qué piensas hacer con eso?

—Lo he estado pensando mucho y creo que lo mejor será solicitar el reembolso y entregar la parte de Anna a los Florian.

—No queda mucho tiempo para eso.

—Lo sé, es solo que me da dolor de cabeza el simple hecho de pensar en ello, además toca vender todo lo que esté en buen estado y perderé la gran parte de lo invertido, pero al menos será suficiente hasta poder conseguir algún empleo de medio tiempo. —se entusiasma— En Londres.

—Estás empeñada con irte. —deja caer la cabeza a un costado de la puerta— No creo que eso vaya a terminar bien.

—Recuerdas cuando éramos adolescentes.

—Si.

—Era muy frágil, tímida y tonta... Pues ya no, esa Vanessa murió una noche justo antes de decidir que quería para mi.

—Sabes, los últimos meses he visto muchas cosas de las cuales no vale hablar ya que debes saberlas pero si es cierto que hay que irse con cuidado, es retorcido que un empleo te termine llevando tan profundo.

Lo veo estar serio.

—Solo si tú dejas que te arrastren.


No sé porque termino haciéndole caso a Missael pero aquí estoy, veo el escritorio estar vacío, la puerta principal estar cerrada y lo colorido del pasillo aun permanecer, caminar por aquí te da una extraña sensación que me lleva a los nervios pero no evita que me acerque con sumo cuidado para ver si está y lo observo con la cabeza donde siempre la tiene, en el computador, parece estar revisando algo y no quiero que me note, Missael ha desaparecido y espero no tarde mucho, los días que me quedan son pocos y solo quiero cumplir con lo que debo.

—¡Secretaria! —vociferan cuando camino alejándome de la puerta.

—Nini. —me detengo sonriéndole— No sabía que estabas aquí.

—Soy responsable de cuatro bombas nucleares, ¿Dónde están?

—Si te refieres a los hermanos uno está por ahí y los demás hace tiempo que no los veo, de hecho ya no trabajo para Pitt.

—No te juzgo, nadie debería tener ese empleo.

Pobre Missa.

—¿Viniste de paseo?

Su rostro se tensa.

—Esos días se agotaron desde que me convertí en madre adoptiva —dice— Ahora debo enfocarme en que todas mis bombas permanezcan estables y que ninguna se desvanezca en el intento.

Su voz es preocupante como la sonrisa que ya no está en su rostro. No conozco mucho del resto de los hermanos más allá de lo que Pitt alguna vez me contó pero no creo que haya que preocuparse porque estén bien, es obvio que pueden cuidarse solos pero aún así es bueno saber que está aquí, es alguien a quien Pitt aprecia mucho y sé que estará bien que esté cerca.

—Hace tiempo de la última vez que te vi, ¿Cómo sigue ese pie.

Me da un toque en la pierna.

—Bien, tuve que ir al hospital al llegar a la ciudad pero no hicieron nada más que elogiarte.

—¿Y qué esperabas?

—Nada. —me observa como si me juzgara— Puedo hacerte una pregunta, quizás no venga al caso pero, ¿Qué clase de persona es Lisa?

—Lisa, ¿Aún sigue igual de flacucha? Esa chica siempre ha sido un detonante y no la juzgo, imagínate ser la única hembra dentro de una manada posesiva como lo es esta.

—¡Ja! Que si posesivos, soy asfixiantes.

—Pero te gusta eso, no lo niegues niña, soy mayor que tú en esto, ¿Qué hizó Lisa para molestarte? —Guardo silencio y ella también esperando por alguna respuesta— De acuerdo, puede que ahora mismo no entienda tu pregunta aún así puedo notar qué hay un problema el cual no debes decirme ya que de todos modos me enteraré, pero si te digo que a las personas las conoces tratándolas y no juzgándolas desde un rincón, consejo que puede salvar vidas.

—Nicol —me mantengo de espaldas al sentirlo salir de su oficina junto con los nervios de que me vea aquí que no sé de donde aparecen.

—¿Olvidaste qué debías buscarme? —Nini le reclama.

—Tienes mucho personal para eso, no seas perezosa.

—Me parece que olvidas quién debe respuestas a quién muchacho. Un placer verte secretaría.

Su mano llega a mi.

—Igualmente.

Pasa por mi lado dirigiéndose a la oficina, Pitt ni me nota pero está bien, estoy bien con ello, sigo con lo mío y busco por donde se ha metido Missael.

—Vanessa —escucho me hablan por los pasillos.

Mierda.

—¿Si? —giro a verla como siempre, lo que siento al verla no es desprecio ni compasión, por ahora solo es un sentimiento que no sabría como describir.

—¿Cuándo volviste? —camina recta hacia mi.

—Hace tan solo unos días pero no será por mucho, me iré en cuanto resuelva lo que debo.

—Me alegra verte bien, espero no guardes resentimientos —sonrío incómoda— Lamento mucho lo que sucedió, de verdad lo hago.

—¿Y cómo está Bean?

—Hace tiempo que no lo veo, ambos desaparecieron al mismo tiempo y aun intento dar con él pero supongo que eso ha sido todo.

—Tal vez sea lo mejor —suelto —Digo no soy quien para decir nada pero era obvio que eso no traería bien para ninguno, menos para los que ya se han visto expuestos.

—Pitt cree que es mi culpa que te hayas ido.

—Eso es algo que debes resolver por tu cuenta, mi decisión ha sido solo mía y con eso basta.

—Ya lo sé, pero aun así me gustaría que hablaremos más tarde si tienes tiempo.

—De hecho no lo tengo, como ya te había dicho estoy muy ocupada y solo estoy aquí porque Missael necesitaba entregar algo, en cuanto aparezca me iré. Además tu familia...

—Nuestra —medio giro para ver quien se acerca —Somos una familia hermosa y feliz, ¿Eso ibas a decir?

—Hola Vanessa —comenta Noah al lado de Adam.— Que bueno que estés de vuelta, igual tú Lisa, aun tenemos cosas pendientes.

—Entonces los dejo —hablo— Tengan lindo día.

—¿No asistirás? —inquiere Adam— Tengo entendido que es una reunión familiar.

—Tú mismo lo has dicho, es familiar y yo tengo muchas cosas que hacer, me despiden de Nini.

—Huir no sirve de mucho en esta familia —dice cuando voy al ascensor.

—Sus cadenas no me encajan, pero espero ustedes si disfruten mucho del peso que conllevan.

Bufea.

—Yo decido con que peso cargar y cual no —digo antes de doblar en el siguiente pasillo donde doy con Missael besándose con alguien que estoy segura no debería, regreso unos pasos permaneciendo oculta procurando no ser de molestia hasta que se percate que eso no debe hacerlo aquí, pero quien soy yo para juzgar.




-Pitt-

No me hace feliz el tener que ignorarla, su presencia me agrada pero no puedo hacer las cosas de la misma manera cuando ya sé de esa forma no funcionan.

Respiro sentándome sobre la esquina del escritorio, veo la hora en el reloj que llevo y me desespera que el tiempo suela correr tan lento.

—¿Cómo te has sentido? —pregunta casualmente al sentarse — ¿Continúan los malestares?

—Cada vez son más intensos, ¿Descubriste algo?

—Lo que sea que haya usado aun no logro dar con ello, ya he hablado con varios colegas con mayor influencia y me cuesta decir, conocimiento, pero todos dicen lo mismo. ¿De verdad no tienes idea que pudo haber puesto en la sopa?

—Diana estaba loca, habría hecho cualquier cosa por tenerme bajo control.

—¿Y qué hay de su madre?

—Hace tiempo que no sé nada de ella, ni siquiera estoy al tanto de que sucedió después de ese día.

—Bien, por ahora debes tratar de no hostigarte ni tampoco a los otros, sigue tomando lo que hasta ahora y por favor no bebas o comas nada de tus enemigos, es algo básico.

—No seas gruñona y conseguí el antídoto.

—Hablando de mal genios, ¿Qué le hiciste a esa chica? El brillo en sus ojos ya no es mismo que esa noche en club.

—Han pasado muchas cosas. —no me siento cómodo hablando de ello.

—Cuéntame.

—Que te cuente ella, de hecho es posible que necesite una amiga y a ti te encanta hablar.

—Pero tú no escuchas.

No hago caso a lo que dice.

—Aún así espero esta vez escuches, sabías muy bien en lo que te metías y aún así lo hiciste, has jugado con todos cuando apenas saben quienes son, pero todo tiene un límite y el tuyo está llegando.

—Esos límites Nicol soy yo quien los decido, no soy ningún niño y conozco bien lo que hago, la empresa va por buen camino, solo me quedan cerrar algunos detalles y podré dejarla bajo supervisión, no me preocupa más allá de las otras.

—¿Entonces qué es lo que te tiene inquieto?

—El ser blando, aún hay algunos colmillos que pueden causar heridas y Vanessa no me hace las cosas fáciles.

—Justo tu tipo.

—No le dijste nada ¿o si?

—Con quien crees que hablas.

Hago una señal cuando noto la puerta estar a punto de ser abierta dándole paso a los tres, Noah y Adam tuvieron un largo viaje y de Lisa no he sabido nada más de lo necesario.

—Tarde como siempre —Nicol se queja en cuando Noah empieza a masajear sus hombros mostrándonos a todos una sonrisa satisfactoria.

—¿Así está bien? —inquiere Noah mientras el resto se sienta alrededor— Tal vez más abajo.

Nini golpea su mano.

—No creas que con eso recompensarás —lo ve— Ni se te ocurra pensarlo.

—Solo trataba de ser decente —se defiende llegando hasta la otra esquina del escritorio donde espero sentado.

—Esta noche tendremos una pequeña celebración —informa Nicol al resto.

—Todos sabemos que contigo no hay nada pequeño —suelta Lisa llevando a que ambas se enfrenten en miradas.

—Tú y yo tenemos mucho de que ponernos al corriente —responde Nicol —Todos ustedes me costaron mucho traerlos hasta aquí para que ahora ni se vean a la cara, y más por culpa de...

—Los veré esta noche —hablo cuando percibo por donde va la conversación. —Seguiremos con nuestra charla más tarde.

—Ya sabes lo que te dije, espero esta vez si me hagas caso.

—Nos vemos esta noche —dice Adam— Yo también tengo noticias.

Salgo de la oficina cruzando los pasillos, sé que Missael aun está en el edificio, busco mi teléfono y su ubicación aun se muestra muy cerca, más allá de que no use el anillo no significa que no pueda dar con ella cuando así lo desee, si lo considera muy extremo algún día entenderá el porque lo hago.

Doy con ella viéndola permanecer de espaldas en lo que parece estar ocultándose no sé de qué y tampoco me importa.

—¿Me esperas? —murmuro tras ella.

Gira a verme rápidamente.

—Si creer eso te hace feliz.

—La cadena que nos amarra es eterna, más allá de lo que quieras ver o no, y eso si me complace —paso adelante encontrándome con esos ojos.

—Ya rompí esa cadena.

Sonrío viéndola.

—Nicol me pidió avisarte de una celebración que habrá esta noche, es una pequeña bienvenida, se hará en la finca que ya sabes donde queda.

—¿Podrías decirle que no podré asistir? —no entiendo porque continua murmurando.

—Puedes ponerte un lindo vestido y decírselo personalmente.

—No iré Pitt.

—A mi no es a quien estarás dejando plantado, solo harás sentir mal a la mujer que te ayudó cuando estabas en apuros por tu imprudencia.

—Chantajista.

—Todo tuyo, al igual que tú eres mía. —respiro— Escucha Vanessa, solo esta noche —tomo su barbilla haciéndola verme— Por esta noche comportémonos cercanos, si mañana quieres seguir con ese plan tuyo está bien, me pondré el traje y te seguiré pero hoy dejamos el show de lado.

—Si asisto lo haré por Nini, también llevaré...

—Missael y Brad te acompañarán —no la dejo terminar— No te perderán la pista ni un segundo.

Intento acercarme y noto el movimiento de su pecho lo que me hace recordar, sonrío notándolo permitiéndome sentir algo de paz.

—¿Por qué sonríes? —pregunta.

—Tengo muchos motivos para hacerlo, el mayor de ellos está justo frente a mi.

Mis palabras caen justo como quiero provocando justo la reacción que busco.

—Escucha Pitt, hay algo que debo decirte pero este no es el momento, mejor movámonos un poco y lo hablamos luego.

—No tienes que hacerlo, sé todo lo que debo saber.

—No creo que sepas de lo que intento hablarte, es sobre Londres.

—Te conozco, lo hago y con eso estoy bien, por esta noche ¿Si?

Me acerco más a ella tomándola de la cintura.

—¿Podrías ser mi mujer por esta noche?

La veo.

—Sin rabietas ni nada, solo tú y yo como esa vez en Dolomitas, ¿Recuerdas?

Asiente.

—Bien —digo bajo ya sabiendo porque no quiere levantar la voz lo que hace parecer que acepta más por salir del paso que por lo que le pido y no intento desmoronar su esfuerzo por proteger a su amigo— Entonces te veo esta noche.

—Ahí estaré.




-Vanessa-

No comprendo de que va todo pero me alisto y Missa insiste en la puerta, me veo en el espejo decidiendo si debo llevarlo suelto o amarrado, —Mejor lo dejo de lado— me coloco las argollas que descansan sobre el gabetero, respiro suave notando el color rojo de mis labios, la tela roja del vestido brilla y todo esto me pone nerviosa, evito mirar el teléfono y los mensajes de Caysen que aun no reciben respuestas.

No quiero mentir, si quiero ir a esa fiesta y que me vea brillar.

—Estoy lista.

Termino por colocar el seguro de las zapatillas. Me encamino hasta la puerta donde me esperan con ansias y ya podemos irnos, Missael no dice nada al verme salir y solo sonrío al notarlo, bajo las escaleras suavemente, ¿Quiero hacerme esperar? si, ¿Quiero que todos me vean al entrar? Si.

—Hoy más de uno se caerá para atrás —habla Missael cuando Brad me presta su brazo el cual acepto sin problema.

—Escuché que esta noche llovería —dice cuando me abre la puerta del auto.

—Este vestido está listo para aguantar todo lo que venga.

—¿Y tú?

—Hagámonos esperar Brad, del resto me encargo yo.

Entro al auto donde Missa comparte asiento conmigo, Brad no tarda en entrar y llevarnos hacia la finca, aun no le digo nada de lo que vi esta tarde y como estuvo a punto de quedarse sin empleo.

—¿Tienes condones? —inquiere a mi lado.

Mi silencio y la manera en que Brad lo mira por el retrovisor es suficiente respuesta.

Llegamos y lo primero que noto son todos los autos estacionados en la entrada de la casa que permanece iluminada, veo personas entrar que nunca había visto en mi vida, Missael me mira extrañado y yo aun más, pensé que sería algo pequeño pero esto no da esa expectativa por ningún lado.

—Bienvenida señora —una chica muy bien vestida se presenta ante nosotros.— Yo la guiaré.

Brad hace un ademán de que la siga y lo hago, el lugar no está atestado comparado al tamaño de la recesión pero si hay más de unas treinta personas.

—Por aquí —habla mostrándome una pequeña mesa para dos.

—Somos tres —digo viéndola pero se nota confusa, ve a Brad quién le dice que está bien.

—Estaremos por allá —dice él alejándose.

—Missael —hablo cuando me guiña un ojo, noto a Nini y me muevo hasta ella quien no se encuentra sola.

—Secretaria.

—Mi nombre es Vanessa —digo cuando llego hasta a ella— Vanessa Dolan.

—Vanessa —repite suave ofreciéndome una copa la cual acepto.

—Gracias —giro buscando a los demás.— ¿Sabes porque mi mesa está sola por allí?

—Creí que ya habíamos hablado de eso —siento su perfume a mi costado lo que conlleva a que gire a verlo con esa mirada fría y a la vez delicada que me da, sus ojos se enfocan por un segundo en mis orejas en cuanto toma mi mano como si estuviera complacido, unos segundos de nervios me invaden pero otra vez los retengo.— ¿Puedo? —Pregunta pero no digo nada— ¿Vendrías conmigo? Solo es una noche y no hay nada de que temer.

—Ahí está la respuesta que buscabas —habla Nini— Vayamos a saludar —le pide a su acompañante.

—Estás hermosa. —regreso mi vista a él quien ve mi vestido.

—Gracias —me enfoco en lo azul de sus ojos— No pudimos hablar bien luego de dejar a las niñas en el orfanato.

—Y tampoco lo haremos ahora, recuerda, una noche sin quejas ni pleitos.

Escucho como alguien empieza a pedir silencio solicitándonos formar dos filas para chicas y chicos dándonos instrucciones de que nosotras somos las encargadas de elegir con quien pasaremos el resto de la noche.

La primera chica en la fila se va por Adam quien la acepta cortésmente, Lisa se va por un chico castaño de la esquina, Dannet por su prometido quien luce bastante serio y así sigue la cosa hasta llegar a mi turno donde pongo el ojo en el chico de rojo junto al mini bar que han montado pero alguien se mete en medio de mi camino justo antes de llegar a él tomando mi mano a la fuerza.

—No te he elegido.

—Para toda la vida.

Sonrío notando la seriedad de su rostro la cual no me preocupa.

—Eres mi mujer, más te vale recordarlo.

—Lo dices todo el tiempo.

—Pareces estar olvidadiza.

Quedamos cerca de las mesas que están contra la pared, él toma mi cintura como si intentara que bailáramos pero piso su pie.

—¿No sabes bailar?

—¿Me enseñas?

Sonríe con malicia.

—Hoy estoy dispuesto a mostrarte muchas cosas.

—Curioso porque me siento muy abierta para aprender.

—Eso me gusta —su mano se sujeta a mi espalda llevándome repentinamente contra él— Tranquila, no pretendo besarte, al menos no por ahora.

—Tampoco he pedido que lo hagas.

Sonríe agachando la cabeza pero sé bien lo que hace.

—Mi rostro está aquí arriba.

—Pero aquí abajo está lo que deseo ver.

—Pitt —intento apartarme pero mete su pie entre el mío provocando un desliz que me deja expuesta a que tome mi pierna y la levante sobre su muslo. —Estoy de acuerdo contigo en que todos disfrutarán el notar que no llevo bragas.

Su mirada se enfoca en mi, disimula que no ha visto mis orejas moviendo sus manos por mi muslo hasta esconderla bajo el vestido.

—Eso ya tiene dueño.

—Por eso.

—¿Por eso qué?

—Solo reviso el terreno donde pretendo echar raíces, ya te lo dije —me ve y la canción hace que todo se vuelva lento, la forma en que parece desafiarme, que mi piel se erice al reconocerlo, lo que me mueve de una u otra manera a jugar su juego, el hecho de que no puedo ignorarlo como realmente deseo y el que sepa que aun tiene un poco de control sobre mi.

—Revísalo bien ya que puede te lleves una gran sorpresa.

Saca la mano deslizándola sobre el vestido hasta llegarla a mis senos seguido de su cabeza intentando alcanzar mi cuello pero me inclino terminando por confiar en el agarre que tiene sobre mi al dejarme caer despacio hacia atrás donde sujeta mi pierna manteniéndola sobre su cadera y su otra mano tras mi espalda.

—¿Dónde están? —inquiere al volver a meter la mano.

—Ya te lo dije.

—¿Qué fue lo que me dijiste Vanessa?

Se ve molesto cuando me incorporo quedando a centímetros de esos labios.

—Me las quitaron antes de venir.

Paso mi mano por su camisa, el compararlo es algo que se me hace inevitable, no negaré que esté hombre no tiene semejante pero eso no significa que haya quienes le puedan dar pelea.

—Vanessa.

Lo escucho llamarme pero me enfoco en buscar a los demás, Noah me ve cuando paso por su lado y Adam vocifera algo que no logro entender, ambos actúan como si lleváramos años conociéndonos cuando lo cierto es que apenas los reconozco por historias de terceros, pero si hay algo de cierto en lo que dijo Nini es que debo tratarlos antes dé, aunque sé muy bien por donde me llevaría eso si al final todos pertenecen a una misma familia.

Encuentro a Missael estar reunido en una esquina con un grupo de personas las cuales se ven bastante contentas, me acerco notando que Brad no está cerca, me presenta ante el grupo pero no es nada del otro mundo, noto el mensaje entrante de Caysen quien procura el hecho que nos trajo aquí, la verdad es que no le pedí venir conmigo pero tampoco rechacé la ayuda que ofreció.

Abro la boca recibiendo el alcohol a pico de botella que me dan, el sabor es amargo pero aún así lo paso lento, aguanto y vuelvo a repetir, el ritmo de Bishop Briggs - River hace que mis caderas se muevan solas haciendo que cada cosa que dice se sienta como una realidad.

Subo mis manos despacio desde mi cadera hasta mis hombros, lanzo mi cabello hacia atrás y simplemente dejo que las cosas pasen, hay un grupo de personas bailando y extrañamente me siento seducida a aproximarme a ellos.



-Pitt-

Me veo obligado a caminar fuera del lugar, la música es abrumadora y como es de esperarse no es nada pequeño, mantengo mi mano pegada a mi cuerpo mientras intento el aire llegue a mis pulmones hasta que haga el efecto que se espera realice.

—¿Qué sucede? —aparece Nicol. —¿Otra vez?

—Ha sido leve.

Me incorporo con la vista al frente.

—Si vuelve a suceder tendremos que tomar medidas más severas, no puedes seguir así.

—Haremos eso luego, ahora trata de disfrutar la fiesta.

—Cinco meses ha sido suficiente tiempo.

—Apenas estamos entendiendo de que se trata.

—Los síntomas parecen ser los mismos que los venenos comunes pero cada vez que creemos tener algo volvemos al inicio, al menos lo que te dí lo mantiene controlado pero no servirá de nada a largo plazo y lo sabes.

—Volvamos a la fiesta Nicol, ya mañana hablaremos de eso.

—Detente Pitt —exige cuando me giro— Harás todo tal como te diga o no tendré de otra que hablarlo con los demás, tu salud no es juego.

—Ya lo sé, en ningún momento he dicho que tenga intención de dejarme morir por esto, solo te pedí un poco más de tiempo antes entregarme a ti, por ahora el medicamento funciona y mañana también lo hará.

Entro de regreso a la fiesta notando que casi todos dejan de hacer lo que se supone deberían concentrándose en un solo punto, me muevo entre ellos reconociendo de inmediato esos movimientos.

—¿Por qué Vanessa está bailando?

—Ella quiso hacerlo —contesta Missael pasándome una servilleta en cuanto quedo tieso viéndola mover sus caderas con tanta facilidad como si no requiriera de ningún esfuerzo.

La música y el ambiente parecen nulos cuando su cabello se muevo por el aire al realizar una vuelta que estoy seguro no me había mostrado antes en su show de Islandia lo que me hace recordar que hay demasiados espectadores cuando cada uno debería estar en lo suyo.

—Apaga las luces.

—¿Qué apague las luces?

—Eso es lo que acabo de decir.

—¿Pero cómo quieres qué...?

—Missael —guardo la servilleta sin verlo— Apaga las luces.

Camino rodeando al gentío sin perderla de vista ni ella a mi, me vuelve loco y lo sabe tanto como lo disfruta, los minutos me parecen eternos cuando me da la espalda y aun todos la observan.

Decido acercarme dando algunos pasos hasta ella cuando por fin todo queda a oscuras y la tomo desprevenida.

—Vamos Doncella, aun tengo mucho que enseñarte.

Tomo su mano sintiendo que me aplica fuerza pero no dice nada, se crea un murmullo sobre la oscuridad mientras otro pide que enciendan las luces de sus teléfonos creyendo que es un apagón, no pierdo tiempo y la tomo lanzándola sobre mi hombro.

—Si gritas ahora también lo harás por el resto de la noche .

—Eso suena como un buen reto.

Suelta robándome una sonrisa que me lleva a los viejos tiempos y el porque sigo detrás de ella de la manera que lo hago, y eso es algo que nada ni nadie podrá cambiar por más toxico que lo vea, ella es mía y lo hará hasta el último de sus días.

—No debiste realizar esos movimientos si no llevas bragas bajo ese vestido.

Busco la llave del auto en mis bolsillos abriendo las puertas antes de llegar a el.

—¿Por qué tanta prisa? —inquiere cuando la siento y tomo el cinturón.

—Lo único que me preocupa ahora mismo es que tan fuerte puedes gemir.

Coloco el seguro del cinturón mientras ella me ve dejando descansar su cabeza sobre el asiento.

—Creí que tendrías resistencia. —se encoge de hombros— ¿Qué es lo que planeas Vanessa?

—¿Puedo conducir?

—Por esta vez no.

Bajo la puerta del Tuatara viéndola quedarse quieta, las luces de la finca son encendidas cuando nos apartamos y no me preocupa el que se note nuestra ausencia, de todos modos no tenía pensado que nuestra asistencia superara más de lo que lo hizo.

Llegamos a la casa de las flores donde se dispone a subir las escaleras sin decir nada, la sigo despacio observando la manera en que su cuerpo se mueve en ese vestido hasta robarme la perfecta imagen y perderse en el pasillo, camino sin desespero hasta dar con la puerta a punto de cerrar, pero no lo hace, sigo como si nada abriéndome paso entre ella y cerrándola tras mi entrada.

Vanessa permanece parada junto a la gran persiana viendo en dirección hacia el jardín.

—Dejaste la puerta abierta —comento muy cerca tras ella.

—De una u otra forma ibas a buscar la manera de entrar, solo te evité el trabajo.

Se gira a verme mientras niego con la cabeza viendo sus senos.

Mi mano se esconde tras su cuello atrayéndola hasta a mi, comienzo a darle pequeños besos por el rostro y ella solo cierra los ojos, beso las comisuras de sus labios y todo alrededor, mi mano baja suave por su cintura hasta dar con su culo, la sujeto contra mi dejando que sienta como me tiene ese vestidito que lleva, ha pasado tiempo y no quiero ser paciente pero lo hago aunque es obvio que mi miembro no.

—Tal vez pensarás que esto es patético.

Dejo los besos para acariciar sus manos hasta subir directo de su abdomen hasta sus senos donde evito detenerme y dejarla que sienta lo que mi contacto le provoca.

—¿Qué?

Beso su cuello despacio removiendo su cabello hacia atrás.

—Mis tres te amo.

Mis manos vuelven hasta sus senos tomándose de ellos deseando que de alguna forma la afirmación de ayer fuera cierta.

—¿Qué es eso?

Habla cuando bajo los tirantes del vestido besando sus hombros.

La veo y ella a mi a esperas de que actúe pero dejo que sea la del siguiente movimiento desesperándome la espera de segundos que parecen horas cuando esos centímetros que nos separan me parecen millas.

Su mano se acerca a mi soltando los botones de mi camisa, la forma en la que respira es algo curiosa, acaricio su rostro lo que la hace sonreír.

—Estás hermosa.

Comento y termina por removerme todo.

—Tan hermosa como siempre —me aproximo sujetando su cintura hasta pegarla contra mi, así, piel con piel, sus labios me alcanzan cuando ya no puedo más y no sé si el beso que nos damos es agresivo, pasional, deseoso, una confesión o sincero, pero sea lo que sea me lleva a elevarla sobre mis caderas dónde se sujeta de mi hasta lo más cercano que haya.

Sus pezones me dicen la verdad que ella intenta negar, todo su cuerpo debajo del mío me lo grita.

—¿Dónde escondes tus bragas Vanessa? —murmuro sobre su cuello.

—No cambias.

—No es como que se pueda cambiar mucho en cinco meses.

—Yo lo hice.

—¿Qué ha cambiado?

—Yo he cambiado Pitt.

—Ok, pero quieres hablar de eso ahora o podemos hacerlo cuando no tengas fuerza ni para respirar.

—¿Entiendes por lo que estoy aquí?

—Lo hago.

—¿De verdad lo haces? Solo vine porque la universidad me había ofrecido una beca y ahora tengo problemas con ella.

Asiento escuchando lo que dice y como me explica todo el proceso que ha pasado, pellizco la punta de mi nariz pensando en esas bragas y el como me ha provocado hasta ahora.

—Necesito resolverlo pronto o no sé que haré.

—Las universidades aquí no son tan malas.

—No importa si lo son o no, tomé una decisión y quiero asumirla.

—Te entiendo, ¿Dónde dejaste las bragas?

—Sé que quizas es tonto pero sabes que alguna vez soñé que podía tener un castillo junto a esas casas cesped de Islandia donde viviría con un rey algo gruñón pero sabía estaría bien porque él aseguraba quererme.

—Ahora él dice que te ama.

El sonido de su teléfono hace que su enfoque en mi se pierda, pierdo la paciencia al notar que intenta contestar pero me adelanto tomando el aparato de su mano.

—Si lo que quieres es hablar hagamoslo —veo sus ojos— Como una pareja.

—Ya te dije en Londres lo que pienso sobre eso.

—¿Qué huyes porque te herí? Algunas de esas heridas no fueron provocadas por mi y mucho que me esforcé porque no ocurrieran pero tú decidiste guardarte las cosas que si me hubieras dicho en su momento mucho de ese dolor podría haberse evitado, así que aquí no soy el unico malo Vanessa, si yo acepto mis errores a ti te toca admitir lo mal que lo manejaste.

Se queda en silencio en cuanto trato de no mostrarme tenso, mi intención no es pelear si no interactuar.

—También esta ese nuevo perro que trajiste, ¿Por qué? ¿Quién es y por qué cada vez aparecen más a tu alrededor? ¿Sabes lo molesto qué es y más cuando dices que tienes algo con él?

—Si lo dije es porque es cierto, que tú no lo quieras ver ya es cosa tuya.

Se mueve debajo de mi hasta liberarse y ponerse de pies junto a la cama.

—¿Sabes lo que si es cierto Vanessa? —me aproximo lo más que puedo— Que no pretendo perder el tiempo fingiendo que entiendo, sabes muy bien que no me gusta perderlo y que no me gustan estos juegos con terceros. No trato con ellos solo los elimino.

—¿De verdad quieres discutir si podrás o no?

—¿Hace falta hacerlo? De verdad ya olvidaste todo lo que solías decirme en la India, italia y en esta misma habitación.

—Devuélveme mi telefono Pitt —intenta tomarlo de mi mano— No seas inmaduro y regrésamelo, puede ser algo importante.

—¿Importante? —asiente en silencio— Veamos que tienen de importante para decirte a esta hora de la noche —contesto la insistente llamada quedando frente a ella. —¿Cuanto mides? —pregunto al primer contacto.

—¿De qué utilidad te será eso? —contestan del otro lado.

—Así sé de que tamaño es la caja en la que te meteré.

—Haz bastante espacio allí también para Vanessa.

Bufeo.

—¿Suficiente? —la veo no decir nada— De hecho ya cambie de opinión.

—¿Si?

—Te convertirás en merienda de gusanos más pronto de lo que crees.

—Ya dame el celular Pitt —lo toma de mi mano llevándolo hasta su oreja— Lamento no haber contestado tus mensajes, estaba algo ocupada.

—No tienes que darles explicaciones. —digo viéndola.

—Te iba a contestar cuando tuviera tiempo para hacerlo.

—Vanessa —la voz logra salir de mi— Si no cuelgas esa llamada en este momento...

—¿Qué harás? —me enfrenta.— Lo único que lograrás es que quiera irme de aquí lo antes posible, incluso de esta casa.

—¿Y esa es la razon por la que usas las argollas?

—Son mías, eso es lo que todos dicen pero si eso te molesta tómalas —empieza a quitarselas —Tenlas y dáselas a otra, ¿Hay otra no? pues dáselas a ella.

La forma en que reacciona me hace sentir de la manera que no debería si se supone estoy en su compañia pero cada vez las cosas se complican más, y esta vez no soy quien se está cerrando.

—Sabes todas las cosas a las que tuve que renunciar para poder estar frente a ti para que me insultes con esas palabras. —Sostiene las argollas— De verdad crees que dejaría cualquiera las llevará, piensas que es tan fácil acercarse a mi, ¿O es qué acaso todo este  tiempo he estado engañado queriendo acabar con una guerra de la que no tienes idea solo para estar contigo? ¿Eso me hace tan débil como suena?

—Tú no entiendes Pitt —sus ojos se nublan cuando empieza hablarme— Si no te conté las cosas que dices es porque sentía miedo de tu reacción, porque creí que de alguna forma eso nos separaría, tienes una familia por la cual harías lo que sea y lo sabes.

—Tú eres parte de esa familia, no vengas ahora con que no lo sabes.

—Eso es lo que dices pero al momento de actuar haces otras cosas y también lo sabes, pero si yo decidido hacer algo parecido soy una traidora o una cobarde, ¿No es así? Pues no, no lo soy, la única diferencia es que ahora decido ver por mi.

—Vanessa ya basta, ya estuvo bueno de todo esto, solo deseo esa vida de la que me hablaste y la quiero contigo... Mi esposa.

Ya estuvo bueno de tener paciencia.





Nota de autora: Hola a todos, este capítulo tiene dos partes, la segunda la estaré subiendo en los próximos días.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro