Capítulo 15
Vanessa
Mis vías respiratorias se sienten livianas.
Mi cuerpo no puede evitar temblar, mis manos siguen atadas y Bean no ha regresado, mi mente trae una y mil explicaciones pero ninguna es la que quiero, desconozco si Missael habrá notado mi ausencia y me alegra que no haya despertado cuando aún estuve allí.
Esta familia y sus mentiras no terminan, el como uno ensucia al otro sin remordimiento es tan egoísta que agota pensar en ello.
Una gran puerta permanece cerrada frente a mi, necesito sacar mis pies del agua lo más pronto posible pero mi cuerpo no reacciona a mi llamado.
Permanezco frente a una puerta, este lugar es pequeño y de madera, no se puede escuchar mucho y la garganta me pesa como para poder gritar por ayuda, sin embargo eso no me limita de intentar moverme, si me quedo asi mas tiempo no creo que algo bueno vaya a ocurrir.
Mi mente no deja de divagar en el porque he terminado así, que he hecho y porqué este es el castigo que recibo, Diana no hizo nada más que joderme la vida arrebatándome detalles preciados, tanto así que me atrevería a jurar que si me hubieran dejado Lisa no sería la que tendría las manos envuelta en esto.
Intento remojar mis labios con mi lengua, el sabor que tengo es peor que amargo, el silencio es molesto, no puedo dejar de pensar en mis estudios y esperanzas que tengo para un futuro, el ser una gran profesional en mi área, demostrarme a mi misma que puedo y siempre pude, que nada de lo que ha pasado podría detenerme y que sin importar qué siempre estoy dispuesta a sacar la cabeza del lodo luego de haber jugado con el.
Si no es en Londres será aquí, si no es aquí será en otro lugar pero de que llego es seguro. Por mi, porque me lo debo y porque mi alma me exige el poder ver ese reflejo de mi misma orgullosa de la mujer que he decidido ser, tomé las riendas de mi vida y hace tiempo que ha sido hora de que sepan quien soy, que se enteren que Vanessa Dolan no es ninguna muñequita que moverán a su antojo, tengo vida, luz y voz propia.
Noto como gira la manija de la puerta dejando ver una sombra alta que entra sin tardar en llegar a mi, <<Quiero agua, tengo mucha sed y la cabeza me duele como si me hubiera golpeado con algo>>
—Ya te saco de aquí — me carga contra su pecho.
—Brad, tengo sed.
—Ya te daré algo de tomar, lo siento mucho.
—No creo que vaya a poder caminar.
—Lamento esto.
Me deja dentro del auto y puedo ver el apuro en su rostro, está nervioso, asustado y mi piel no deja darme escalofríos.
—Brad tranquilo, yo te pedí dejarme sola.
Se remueve el abrigo crema que lleva puesto para dármelo.
—Y por eso pasó esto, no debí hacerlo, cuando Pitt se entere...
—Pitt no sabrá de esto, no puede.
—Debe hacerlo.
—No lo hará, esa mujer solo quería asustarme y no lo logró, llévame a mi casa y olvidemos esto.
—Vanessa.
—No lo hará, si lo hace los dos estaremos en problemas y lo último que quiero es que meta más gente a mis espaldas o intente encerrarme, estoy bien, nada me pasó y tampoco lo hará.
—Esto no hubiera pasado si no fueras tan terca.
Me lamo los labios, me duelen y puedo sentir lo bruscos que están.
—¿Cómo supiste dónde estaba?
Tensa el rostro y guarda silencio.
—Brad.
—Recibí una llamada de Bean.
—Bean...
Cierra la puerta y sube al auto sin comentar nada más, mis pies se sienten como si no me pertenecieran y ya es de día otra vez, sé que si Pitt lo sabe querrá arrematar contra Brad y él culpa alguna no tiene, le pedí dejarme sola porque no quise se enterara de mi visita al pueblo pero jamás en la vida pensaría que algo así podría pasarme.
—Tengo frío.
—Llegáremos pronto.
—Missael tampoco puede saberlo.
—¿Qué pasó allí? ¿Por qué Bean sabía que estarías ahí?
—No lo sé, no entiendo que hacíamos ninguno de los dos allí —miento notando que me ve por el retrovisor, él estuvo ahí, vio que Lisa fue quien disparó y si sabe que todo esto está conectado a Anna no creo que vaya a callárselo.
Agua caliente recorrió mis pies de niña, me quemé con ella una y otra vez pero esto es totalmente diferente, es como si la vida se estuviera despidiendo de mi a través de mis dedos. La cabeza me da vueltas y siento esas ansias de vomitar que van y vienen con cada milla que Brad aumenta.
Detiene el auto, baja, abre la puerta trasera y me ayuda a salir cuando aún no puedo apoyar los pies, mi mano rodea su cuello y giro la cabeza cuando lo noto.
Se acerca, frunce el ceño y no puedo evitar la sensación que me abarca cuando reconozco el semblante y rizos rubios que se aproximan como si nada, el aire llega a mi pulmones buscando a su hermano pero sólo se acerca él.
—Mmmm —me observa de arriba abajo— Pitt se molestará.
—¿Dónde está él?
—Me envió por ti —analiza a Brad— Aparentemente no estás tan bien protegida como piensa.
—Me dormí con los pies en el agua. —digo con las pocas fuerzas para hablar que tengo.
—Eso háblalo con tu esposo, yo solo soy responsable de tu bienestar desde este momento hasta que te entregue a él.
—No soy un paquete.
Frunce el ceño, no dice nada, aparta a Brad y se acerca a mi elevándome en el aire, camina hasta la casa conmigo junto a él y se detiene frente a la puerta hasta que Brad la abre, me deja sobre el sofá y se va a la cocina como si conociera el lugar.
—No digas nada —le advierto a Brad quien observa a Missael quien se acerca en piyamas y con cara de susto.
—¿Dónde estabas? —reclama desde que me ve— Te he estado llamando pero olvidaste tu teléfono.
—Visité la costa.
—¿La costa? Y creíste que sería buena idea hacerlo después de la noche en vela que pasamos.
Entiendo su preocupación y me gustaría abrazarle y contarle todo lo que ha pasado en las últimas veinte cuatro horas, pero es mi mejor amigo y sé que hará un escándalo de esto y no podrá evitar el contárselo a Pitt cuando eso es justo lo que busca esa mujer, iniciar una guerra por su hija.
—Te contaré luego, —lo hecho a un lado cuando veo que Adam regresa con algo en mano.— ¿Qué es eso?
—Para tu pies, no puedes subir así a un avión como tampoco puedo llevarte con Pitt si no puedes caminar.
—Se me pasará en unos minutos.
—No tenemos tiempo para eso —se pone de cuclillas frente a mi tomando uno de mis pies y remojándolo con agua tibia.
—Aún no me has dicho donde está Pitt, y porque no ha venido.
Levanta la cabeza viéndome de una manera un poco distinto a su hermano, me ve como si supiera que estoy ocultando algo y eso le molesta.
—Lo verás pronto. —toma mi otro pie— Tú también irás.
Habla con la cabeza agachada enfocado en lo que hace, veo a Brad quien aprieta su mandíbula y no dice nada a su comentario.
—Y el otro tiene indicaciones de que hacer con la empresa, Pitt dijo que sabría que hacer.
—¿Yo? —inquiere Missael.
—No entiendo de que hablas ¿Dónde está Pitt?
Toma su barbilla haciéndolo verme cuando no dice nada a mis replicas.
—¿Dónde está?
—¿Ya sientes que puedes caminar? —sacude sus manos— Tienes mucha energía para hablar —se pone de pies— Denle agua, sus labios están secos y es obvio que está deshidrata.
Missael se mueve con lo que dice mientras Adam no deja de ver a Brad de manera extraña, tengo la sensación de que algo malo sucede y ya ha quedado claro que no me dirá nada.
—¿Hablaste de un avión?
Me ve y su actitud no es nada diferente a la del resto de la familia, excepto que su mirada es un tanto más siniestra. Sus ojos son miel pero parecen juego, a diferencia de los de Pitt los cuales son azules hasta parecer témpanos de hielo.
—También dije que Pitt te está esperando, cuando lo veas podrás hacerle todas las preguntas que desees. Por ahora ha quedado claro que tener dos vigías será mejor que tener solo a uno.
—Brad no tiene la culpa de nada, fue mi descuido.
—¿Por qué hablas de culpas? Ya he dicho que solo soy responsable de lo que te suceda de ahora en adelante.
Giro la cabeza, la casa se siente fría y Adam permanece frente a mi con ambas manos en los bolsillos de su negro pantalón analizando mi estado, Brad está de brazos cruzados y puedo ver la incomodidad que lo absorbe.
Siento los corrientazos que recorren mis piernas, tengo calambres, llevo mis manos hasta ellos he intento tocarlos, me incómoda el toque, elevo un poco la vista y aún sigue analizándome, Missael se acerca con un vaso y jarra de agua en manos, acepto esforzándome en no mostrar ninguna angustia por lo pasado hace unas horas y Adam de manera extraña muestra una sonrisa.
—Tómala toda, y hazlo de espacio no queremos que te ahogues, ¿No es así Brad?
—Así es. —suelta a duras penas.
Missael me ve y hago una mueca con los labios al aceptar el agua.
—También prepárale algo de comer, parece que lleva horas sin hacerlo, ¿No es cierto Brad?
—Estoy bien, solo tengo sed. —lo veo de reojo, no me gusta que lo moleste cuando yo soy la única que siempre lo aparta, no me gusta tener a alguien detrás de mi todo el tiempo y aunque sea Brad no dejo de sentir que intentan restringirme.
Intento ponerme de pies y Brad es el primero en venir hasta mi.
—Te llevaré arriba —dice él junto a mi y veo a Adam quien ve mis pies.
—En dos horas el avión partirá —informa antes de desaparecer por la puerta junto a la sala.
—No le hagas caso, solo intenta intimidarnos.
—No me importa Adam, pero si tiene razón en algo y es que no he hecho mi trabajo, dime qué pasó exactamente para que terminaras así y porque Bean estuvo contigo.
—Ya te dije que no es tu culpa, sabes que no me gusta que estés siempre pegado a mi, además me gustaría ver a Caysen antes de tomar ese avión.
—No puedes.
Noto a Missael acercarse cuando hablamos.
—No me digas que puedo y que no hacer. —murmuro para los dos.
—Adam no dejará que vayas a ningún lado, yo tampoco, te acostarás, descansarás y luego iremos con Pitt, si él no vino es porque algo importante pasa.
—Lo sé, pero es que Caysen no tiene a nadie que esté con él, vino aquí por mi y no me sentiría bien si lo dejo así, solo serán unos minutos y listo.
—No.
Veo sus ojos azul claro.
—Entonces haz algo por mi.
Resopla antes de dejarme sobre la cama, Missael pasa cerrando la puerta, cubro mis piernas con colchas, dejo caer mi cabeza sobre la almohada y lo último que quiero mencionar es el nombre de Bean.
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Tomo asiento junto a la ventana del avión, respiro esperando mi mensaje llegue a Caysen y siento como una presencia se posa junto a mi.
—¿Cuánto tiempo los tuviste en agua?
—No lo sé, simplemente quede dormida —gira a verme moviendo sus rizos hacia atrás antes de mostrarme una sonrisa.
—¿Quieres saber que pienso?
—¿Sobre qué?
—¿Sabías que Bean es hermano de la muerta?
—¿Bean qué?
—No me interesa si el corazón de Lisa se rompe o no, la familia está primero y es claro que Bean no es parte de ella. Solo es un huevo que hay que estrellar y ver cómo se consume en la nada.
—Bean no es mala persona, solo está confundido.
—¿Y qué crees de mi? ¿Qué asimilan tus ojos al verme?
Sus ojos se enfocan en mi.
—Lo mismo que con cada uno de ustedes.
—¿Te refieres a nosotros? La familia de la cual también eres parte, Pitt no habla mucho pero es obvio que nunca se buscaría una mansa paloma, para eso tenemos a Nini.
—¿Nini está con Pitt?
Asienta cerrando sus ojos.
—¿Me dirás que sucede?
Niega con su cabeza la cual permanece recostada del asiento.
—Que descanses cuñada, y recuerda, que alguien parezca afable no significa que lo sea.
No entiendo nada de lo que sucede, los ojos me pesan y el pecho me palpita con fuerza al desconocer todo lo que pasa, a donde vamos y porqué, tengo miedo de llegar y enfrentarme a él, poco o mucho Pitt sabe como leerme, sabrá que algo sucede, no he estado sola desde que Brad me encontró y Missael ya no está conmigo, mi único apoyo es justo al que temo hablarle.
Mis pies tocan tierra y sin perder el tiempo sigo a Adam mientras Brad viene detrás de mi, un auto negro nos espera y lleva con prisa hasta una enorme mansión que puede verse desde la distancia, el portón se abre dándonos paso y a lo claro se puede ver que en cada esquina hay hombres los cuales permanecen tranquilos frente a nuestra llegada, bajo del auto y no puedo evitar ver hacia arriba para ver la enorme estructura frente a mi ojos, Brad me pide seguir y lo hago abriéndole paso a una recepción.
Camino por el lugar en busca de Pitt pero contrario a ello lo que encuentro es a Lisa y Noah con esa chica Dannet sentados en la enorme sala de antiguas y enormes pinturas.
—¿Dónde está Pitt?
—Sígueme —habla Adam y lo sigo a través de la escalera que da paso a un largo pasillo hasta que entra en una habitación dejando la puerta abierta.
Entro y mis ojos se pierden en los aparatos que hay por el lugar pero más en el cuerpo dormido que yace sobre esas sábanas oscuras.
Cuento los pasos uno tras otro con cada latido que mi corazón ha perdido, mi respiración ha desaparecido en el espacio, las manos me tiemblan y mis labios se sienten como si se estuvieran partiendo en diez mil trozos.
Pongo mi mano sobre su cuello y frente sin entender que pasa, mi piel esta fría y muevo su cuerpo una y otra vez hasta que habrá los ojos.
—Si sigues así es seguro que pronto despertará—habla Adam antes de abandonar el lugar.
—¿Pero qué?
La puerta se cierra y quedo fría con el miedo que me invade.
—Te he dicho que dejes de ser tan ruidosa, eres un fastidio.
Giro viéndolo abrir los ojos.
—Pitt.
Su rostro se tensa, se ve cansado y pálido.
—Hola.
—¿Qué esta pasando? ¿Qué son todas estas cosas?
—¿Te preocupas por mi? Creí que tu única preocupación era ese perro de Londres.
Sujeto su mano con fuerza.
—Me estás preocupando.
—Es veneno, y sabes, alguien malo me lo dio.
—¿Qué?
—Pero murió primero que yo.
Sonríe como si hubiera dicho algo gracioso.
—¿De qué estás hablando?
Se mueve con pensar sobre la cama, me aproximo y su mano cae sobre mi rostro.
—Se que odiarás verme así, pero más odio yo no poder hacerte el amor en estos momentos.
Bufeo viendo su rostro cuando siento que una lágrima recorre mi rostro.
—¿Es una broma cierto? —lo veo— ¿Estás bromeando?
—Nicol tiene un equipo y están haciendo lo mejor que pueden, no te preocupes, estaré bien y podremos seguir con eso que tenemos pendiente.
—¿Pero de qué estás hablando? Tu hermano apareció diciendo cosas extrañas, me traen hasta aquí sin decirme nada y te encuentro en este estado.
—Vanessa.
—¿Es una broma cierto?
—Vanessa.
—No.
—Escúchame. He dejado que me tocaras una y mil veces, estoy dispuesto a dejar que lo sigas haciendo pero a cambio tú también tienes que estar dispuesta.
—Entonces pide que te quiten esto, estás bien, debes estarlo y... —oculto mi rostro, hay tantas cosas que quiero gritar, deseo que sepa de mi pasado, que se entere de todo lo que he tenido que atravesar hasta aquí, que sepa cuanto lo siento y que se entere de todo lo que debe por mi.
—No va pasar nada, saldremos de esto y seguiremos como si nada, confía en mi, confía en tu esposo tanto como yo confío en ti, mi mujer.
—No era un resfriado como creí —sollozo tratando de controlarme.
—¿Qué te he dicho sobre llorar? —acaricia mi mejilla— Si lo haces quiero que sea cuando domes esa cima que tanto esperas con ansias, soy consiente de las que te he hecho derramar por eso ya no quiero que lo hagas más, ¿Sabes por qué?
Me hace verlo cuando aparto el rostro, mi mano sujeta la suya con fuerza y busco evitar que vea en mi todo lo que le deseaba contar.
—Porque una vez comparaste lo nuestro con lo de Laura y Maison pero su historia es algo que se quedó a medias, por lo tanto, tú y yo somos superiores, mejores en todos los benditos sentidos y estamos aquí para demostrárnoslos cada día.
Se toma un respiro.
—¿De verdad no pensarás que dejaré mis empresas mucho tiempo bajo supervisión de Sandoval?
Niego.
—¿Entonces? Puedo levantarme si es lo que quieres.
—No, quédate allí, buscaré a Nini y le diré que la buscas.
Jala de mi mano regresándome a la cama cuando salgo de ella.
—Acuéstate conmigo, es muy aburrido hacerlo solo.
Me lleva sobre su pecho y debajo de las colchas que lo cubren, la temperatura de su cuerpo no es lo que debería pero recuesto mi cabeza de él mientras arregla mi cabello.
—¿Cómo estuvo tu vuelo? —inquiere cuando me muerdo los labios y aprieto los ojos— Cuéntame todo lo que has hecho en estos últimos días.
Guardo silencio y niego con la cabeza.
—¿Nada?
—Nada.
Abro los ojos, mi mano permanece sujeta a la suya y busco moverme pero me sujeta con fuerza hacia él.
—Debería dejarte descansar.
—Justo ahora eso es lo que hago —murmura sobre mi cabeza.— Descanso con mi mujer.
—Pitt —levanto la cabeza viéndolo— ¿Qué pasa? ¿Quién hizo esto?
—¿Crees que terminaré matando a Sandoval cuando regresemos?
—Cuéntamelo todo.
—Ya te lo he dicho, Nicol está trabajando en la cura y...
—Por eso ha sido toda la fiebre, por eso casi no comías y siempre te ocultabas, ¿No es así? Por eso Nicol te tuvo esos días en la finca —guarda silencio— ¿Por qué si estuviste en la finca, cierto? —me pongo de pies analizándolo— ¿Cuánto tiempo tienes aquí Pitt?
—Vanessa.
—¿Cuánto Pitt?
—Unos días.
Veo la habitación cubriéndome la boca.
—Que bueno que hayas llegado, me hubiera gustado hablar contigo antes de que vieras a Pitt —Nini entra a la habitación y salgo por la misma puerta que pasa, necesito aire, mi cabeza da vueltas, no puedo pensar en nada, y más que todo quiero llorar.
—Vanessa.
—Quiero estar sola.
—Ahora no es momento para estarlo —me toma del brazo— Pitt te necesita.
Ella ve mi rostro mojado, ya no lo aguanto más.
—¡Nini!
—Lo sé, pero debes hacerlo, todos nosotros, hay una cura, ¿Lo escuchas? Pitt se pondrá bien y como lo viste ya está mejorando, en unas horas se podrá levantar de allí y en cuanto lo hago y mientras pasa necesita a su esposa junto a él, no a una secretaria asustada por la vida.
Meto mis manos entre mi cabello, veo por el lugar y nada de esto me hace sentido.
—Si quieres un culpable busca a Diana Morfis en el agujero que esté.
—¿Diana? —giró a verla.
—Ella hizo esto.
—Pero...
—Tú también eres una Lennox, actualmente se podría decir que la única señora entre todas las que están aquí así que actúa como tal, no necesitamos preguntas, ya tenemos bastantes de esas, las dudas nos comen a todos y el miedo es un sentimiento vago que debes aprender a manejar, si quieres ayudar a Pitt esta es la única manera. Aunque suene egoísta así son las cosas. Solo puede haber una señora y esa ya se eligió, lo hizo el mismo Pitt y por ser así no existe nadie, escucha bien, absolutamente nadie que pueda decir lo contrario.
—Para eso está Lisa.
—Es cierto Lisa está ahí, pero tú sabes muy bien a lo que me refiero, ella podría venir y hacer esto pero tú eres quien debe hacerlo, busca fuerzas de donde sea que las necesites y presiona.
—¿La madre de Diana también tiene que ver con esto?
—Es probable, pero no te preocupes por eso.
—¿Cómo es que lo envenenó?
—No sabemos con qué, ahora toma tus cosas y prepárate niña, hay muchas cosas por aprender y asimilar.
No comenta nada más y solo termina por alejarse en el pasillo, la presión hunde mi pecho, las palpitaciones de mi cabeza me confunden como lo seco de este lugar donde nos encontramos, encuentro una esquina donde caigo contra la pared, mi cabeza se esconde entre mis piernas, las horas corren y mis nervios no hacen otra cosa que dispararse, mi mente no logra concentrarse por más que lo intento cuando no sé cual es su estado ni cuanto tiempo durará esto.
Pasan los días y solo se nos informa que por ahora la única salida es la cura la cual para mi desgracia y preocupación no tienen, Nini se ve cansada pero aún así no lo deja solo, toda la familia está aquí y cada quién pone de su parte.
No entiendo que clase de veneno es este y cómo es que hasta ahora no pude notarlo, los constantes ataques, la llegada de Nini todo cae en perfecto estado.
Observo a los Lennox estar todos en la gigantesca sala que nos rodea, Lisa está junto a un enorme pintura de un señor con barba con gris, los dos hermanos atienden sus cosas y sin poder evitarlo cada uno de nosotros queda curioso cuando ambas, Nini y su amiga Magnolia se presentan antes nosotros.
—Disculpen que no haya tenido el tiempo de presentarme de la manera correcta ante todos.
Su porte está lleno de elegancia y carisma, su piel es tan blanca como las canas de su cabello.
—¿Cómo está Pitt? —me pongo de pies cuando ambas se quedan frente a nosotros.
—Por ahora está estable, aunque eso no será por mucho.
—¿No tienes el antídoto? —habla Adam— Solo dáselo y listo.
—La respuesta a tu pregunta es no, como tampoco es tan sencillo, creí que ya todos estarían al tanto de ello.
—Creí que aquí estaba la respuesta.
—Lo está, pero no en nuestras manos.
—¿Qué significa eso? ¿Qué va a pasar con Pitt?
—Esto no es Islandia como tampoco Puerto Rico, me cuesta decir que estoy de manos atadas —informa Nini.
—Si este veneno llegó hasta Pitt es porque alguien de la familia principal tenía acceso a él. Dicha familia es muy religiosa, en sus tiempos siempre se esforzaban en hallar la mejor manera de controlar a los enemigos por lo cual si existe un antídoto la respuesta debe estar entre las cabezas. —nos informa Magnolia.
—¿Cómo haremos para que nos lo den para Pitt? —pregunto.
—Eso es imposible —informa ella arruinando la supuesta buena noticia— Veo muy difícil que alguno logre acercarse a alguno de los grandes, y si lo hace no sería tan fácil obtener lo que buscan.
—¿Entonces de qué sirve esta información? —pregunta Adam y ella nos ve a todos.
—Dije es imposible y difícil, pero siempre se puede crear un camino entre ambas opciones, ¿Se consideran personas de Dios?
Todos quedamos en silencio con la pregunta.
—¿Qué tiene que ver Dios en esto? —inquiere Dannet llevándose la mirada de Noah junto a ella.
—Si, creemos. —Lisa da un paso al frente.
—Es bueno que lo hagan, ya que todos están invitados a la próxima celebración del evangelio la cual será llevaba acabo por el padre Constantin, el cual para para ser explicita tiene un peculiar gusto por las rubias.
Se enfoca en Lisa quien levanta el mentón cuando los demás la ven con confusión.
—¿Eso qué quiere decir? —investiga Noah.
—La razón por la cual pedí que toda la familia estuviera presente, es justo esa, cada uno de ustedes deberá realizar un sacrificio el cual para algunos resultará mucho más grande que el de otros.
—Lisa no entrará a la cama de nadie. —interpone Noah mientras Adam solo escucha en silencio.
—Nadie dijo que lo haría —Magnolia se defiende.— Que un hombre se convenza de que una mujer pasará la noche con él es lo más sencillo para una dama que sabe lo que hace, más eso no significa que eso realmente vaya a ocurrir, por ahora el objetivo es ser vistas he invitadas a dar un paso más cerca. Las tres deben lograrlo.
—¿Tres?
—Las tres —repito habiendo escuchado todo lo que Lisa tenía para decir sobre su encuentro con esa mujer, el como convenceré a Pitt y como haré para no meter la pata en esto.
—Dannet también irá —habla Magnolia— Todas irán.
—Bien —espeta Adam— ¿Y qué se supone que yo debo hacer?
—Para ti tengo otros planes —dice Magnolia— Por ahora lo más importante es que las chicas entiendan y se tomen esto enserio, comprendo que ninguna de ustedes fue educada para esto pero ya son lo bastante adultas para saber que el mundo no funciona como lo hacen ver los del poder.
—Iré hablar con Pitt.
Encuentro la escalera subiéndola con la prisa.
—¿Ya se lo contaste? —giro escuchando su voz.
—No sé de hablas.
—De lo qué pasó con Bean, debes contárselo Vanessa.
—Ahora no, no puedo, Pitt está débil y no se puede estresar, ya lo sabes, mejor tú olvida eso y deja que yo lo maneje.
Me aparto llegando hasta la puerta de la habitación en donde tomo aire antes de entrar.
—¿Qué haces? —lo veo estar de espaldas colocándose un t-shirt blanco— Deberías estar descansando.
—Ya estoy bien.
—No, no lo estás. Deja eso.
Le quito la tela de la mano viendo lo desorganizado de su cabello.
—Ven a la cama.
—Me gusta como suena eso.
Toma asiento junto a mi.
—Nini dijo que debes tomarte las cosas con calma, y quiero que le hagas caso, si no lo haces te esposaré a la cama.
Su mano llega a mi nuca atrayéndome a centímetros de su rostro.
—Pero no dijo nada sobre follarme a mi esposa.
—Nada de eso hasta que te recuperes.
Me acuesto logrando que lo haga sobre mi, su cabeza cae sobre mis senos y muevo su cabello lejos de mi boca, el cuerpo me pesa y aún recuerdo muy bien que se sintió tener los pies en agua por tanto tiempo, el anillo en mi dedo no disminuye su peso, el pecho me cuesta si es que entiendo bien lo que sucedió en esa reunión y lo que significa el que Pitt no sea el único afectado. Ese pudo ser el significado de sus palabras, la manera en que busca afectarlo.
—Espero no estés pensando en los muertos —acaricia mi rostro dejándome sentir lo fría de su mano.
—Como podría, te temen tanto que no quieren aparecer ni en mis pensamientos.
—Mejor así.
Su cabeza se mueve entre mis senos.
—Amo cuando me muestras ese lado.
—Me haces débil Doncella, pero no hablo de una debilidad cualquiera, hablo de una por la cual no me molestaría perder.
Sonrío cuando por fin a vuelto a llamarme así.
Cierro los ojos permitiendo sentir como su toque se calienta en mi piel, me reconforta el tenerle cerca y verlo recuperarse. Hay mucho de lo que debemos hablar pero por ahora lo mejor será guardar silencio, por lo menos hasta asegurar que él estará bien.
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