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Capítulo 13



Vanessa

Missael se mantiene junto a mi cuando despierto, me muevo del sofá yendo hasta la cocina, no quiero té mucho menos café, solo algo de agua que humedezca mi garganta.

Tampoco busco pensar en nada, veo por la persiana como se mueven las flores, tomo un vaso de agua conmigo y dejo mis pies descalzos sentir la tierra bajo ellos.

Camino por el terreno hasta la tierra de al lado, Pitt dijo que también es parte de la casa de mariposas así que no veo problemas, la rodeo viendo el color gris del cielo, pareciera que va a llover aunque quizás sea lo temprano de la mañana.

Caysen llega a mi mente y me pesa lo olvidado que lo he dejado, tantas cosas sucediendo a la vez me afectan la cabeza y ya no sé que hago.

Suspiro agachándome, dejo el vaso sobre la tierra y siento una presencia posar tras mi espalda.

—Creí que hoy también resolverías asuntos familiares —digo haciendo una figura en la arena mojada.— ¿Todo bien con tus hermanos?

Giro a verlo para llevarme la expresión menos esperada.

—¿Quién es usted?

Me pongo de pies.

—Es muy temprano para preguntas señora Lennox, mi señora le ha hecho una invitación la cual espera responda cortésmente.

—No sé de que habla —doy dos pasos hacia atrás.— Como tampoco sé quien es usted ni como ha entrado aquí.

—Su amigo aún está dormido, dejémosle hacerlo por más tiempo —mueve su chaqueta mostrándome el arma que oculta.

—No sé quien es su señora pero debe irse.

—Lo haré en cuanto me siga. Al menos que prefiera que su amigo nos acompañe.

—¿Quién es usted?

Sonríe.

—Muévase o yo haré que sus piernas lo hagan.

Trago pesado al ver lo oscuro de sus ojos, desconozco si Brad está en la casa pero de todos modos estoy alejada de ella, y tampoco puedo poner a Missael en peligro.

—¿Acaso su señora es Matilde Lennox?

Bufea.

—¿Qué? Ya una vez me mandó a buscar y le dejé las cosas muy en claro.

—Ya sostenla y vámonos.

Siento una mano colocarse en mi cuello y algo cubrir mi rostro, intento alejarme pero me es imposible cuando el respirar se me dificultad y...


Me cuesta abrir los ojos, me molesta el respirar, mi garganta aún sigue seca y la molesta tos lo único que hace es lastimarme. Intento mover mis manos pero están atadas frente a mi.

No veo bien el lugar en el que estoy y solo logro entender que mis pies están sumergidos en agua.

—Ya despertaste, debes tener sed. —me ve brindándome algo de tomar de una taza.

—¿Quién es usted? ¿Dónde está Missael?

Sonríe pasando su mano sobre mi rostro.

—Tenía una hermosa hija la cual solía llamar Diana, ¿La conoces?

—¿Diana? Lo hice, lo que no entiendo es que hace y porqué me tiene aquí, Diana y yo amigas no éramos.

—Devuelvo los favores.

Se para firme pasando por mi lado con una sonrisa en su rostro.

—Su hija mató a mi mejor amiga.

—Mi hija hizo muchas cosas —murmura— Pero aún así tenía una madre.

—¡Anna no le debía nada a nadie! Menos a Diana.

—Mira que curiosas palabras, porque Pitt si que me debe mucho.

—¿Qué tiene que ver Pitt?

—¿Te preocupas por tu esposo? —me ve— Supongo que es lo que menos se espera, pero si yo fuera tú no lo haría tanto, a Pitt le encantan los juegos y puede que tú solo seas uno.

—No me importa, yo también sé jugar.

—Veamos si es cierto. ¿Sabías qué fue quien la mató?

—¿A quién?

—A Diana.

—Pitt no es quien la mató.

—¿Cómo dices?

La veo pero me enfoco más en quien acaba de entrar.

—Dahiana.

—¿Bean?

—Al fin llegas. —comenta la señora robándose aún más mi sorpresa.

—¿Bean? —Apenas me ve.

Mira mis pies los cuales continúan sumergidos pero duda en verme a la cara, no entiendo que sucede ni que hago aquí.

—Bean suéltame.

Guarda silencio en cuanto ese hombre de antes se aproxima.

—¿Por qué la tienes aquí? —inquiere él a un costado de la señora de pelo rubio quien dice ser la madre de Diana.— ¿Qué planeas hacer con ella?

—Quería conocer a la nueva esposa del asesino de mi hija.

—¡Pitt no ha matado a nadie!

—Mató a mi padre. Lo hizo justo frente a mis ojos.

—¿Qué?

—¿De verdad te sorprende Vanessa? Te lo dije muchas veces, Pitt no se preocupa por nadie que no sea él.

—Aún así, lamento mucho lo sucedido con tu padre pero Pitt no mató a Diana.

—Él lo hizo.

—No, él no...

—¡Te han lavado el cerebro Vanessa, tu amor por Pitt no te deja ver la realidad! —se acerca a mi metiendo la mano en el agua sobre mis pies, se agacha y ve mis ojos— Pitt mató a Diana y no hay nadie que pueda exonerarlo por ello.

—Pitt no fue —volteo la cara cuando con su mano tira agua sobre mi rostro logrando que un poco entre en mi boca— ¿Bean?

Traga lento viendo al agua.

—¿Bean?

—Hay que protegerla —murmura para los dos— Pitt es el único que debe pagar.

Se pone de pies moviéndose hasta la puerta, esa señora se acerca con pasos cortos y no puedo quitar mis ojos de Bean quien me ve avergonzado, desconozco que pasa por su cabeza, mi corazón no lo entiende, creí que por poco él era diferente a los demás de su familia y que solo ha sido alguien quien tomó malas decisiones pero esto.

—¿Y entonces qué Bean? ¿Planeas vengarte conmigo?

—Solo serás un señuelo. —interfiere Dahiana.

—Señora ya le dije que Pitt es inocente —veo a Bean— No sé que le habrán dicho pero es obvio que ha habido una confusión, yo estuve ahí, estuve presente y puedo dar fé de que Pitt no estuvo ahí en el momento en que su hija murió.

—Solo nos hace perder el tiempo defendiéndolo y tengo cosas más importantes que hacer —expresa Bean.

—¿Te da miedo quedarte a ver el después?

Mis ojos se llenan de lágrimas cuando no dice nada.

—¿Estás seguro que esto es lo que quieres Bean? ¿Podrás con ello?

La puerta no hace ningún ruido tras su salida, solo veo las sombras que me abrazan y debo decir que temo, tengo miedo por la forma en que me ven y el hecho de estar rodeada de gente desconocida sin ningún tipo de moral.

—¿Por qué mis pies están en agua?

—¿Vanessa es tu nombre?

—Ya le dije que Pitt no lo hizo.

—¿Acaso dirás que lo hiciste tú?

—Tampoco, pero Diana si mató a Anna.

—No me interesa tu amiga o tú, solo quiero respuestas sobre la muerta de mi hija. ¿Sabes lo qué hizo con su cuerpo?

Niego con la cabeza.

—Se lo envío a su padre, no sé como lo hizo pero logró darle un buen susto.

Trago lento.

—Creí que ese señor estaba detenido por fraude.

—Para que veas los alcances del poder, es obsesivo y siempre se quiere más. Yo ya lo probé y no diré que no me gustó, solo pude dejarlo por mi familia pero ahora ni eso tengo.

—No es culpa nuestra que su hija haya estado loca.

—Pero si que esté muerta, sé muy bien que Pitt nunca la quiso y también la manera en que sucedió todo, en cuanto a ti tu única culpa es ser su esposa. Lo hablé con él y no tuvo ningún remordimiento al decirme lo que había hecho, ni siquiera titubeo para confesarlo.

—No lo creo.

Yo sé muy bien lo que pasó esa noche, Lisa fue quien disparó, ella fue quien la remató.

—¿Cuándo lo vio?

—Hace unos días, tan contento como siempre pero me temo que eso no será por mucho.

—Si lo que quiere es hablar entonces suélteme, esta no es manera de tratar a los invitados.

—Así estarás más cómoda.

—¿Quién le dijo que Pitt lo hizo? ¿Acaso Bean?

No dice nada.

—Bean no estuvo ahí, de hecho todos estábamos preocupados por donde estaba luego de su pelea con Pitt.

—¿Pelea?

—Cuando todos supieron de la relación entre Lisa y él.

—¿Qué relación?

—La de los dos, Diana fue quien lo reveló ante todos.

Su rostro se tensa y mira al hombre junto a mi quien sale sin decir nada.

—No me culpes, eres joven y hermosa por lo que es fácil que te encuentres en medio de las redes de hombres poderosos como lo es tu esposo, sin embargo los inocentes siempre terminan pagando por los pecados de los injustos.

—Yo no la maté, tampoco Pitt, pero eso no quiere decir que sea inocente.

—Claro que no, nadie lo es realmente.

—Quien mató a su hija fue... —mi boca se paraliza con su nombre en la punta de mi lengua, Pitt sabe esto y lo oculta, Bean lo inculpa, ambos la protegen pero yo solo veo a la persona que pudo evitar el asesinato de mi mejor amiga.

Aún así dudo en hacer lo correcto.

—¿Te ha gustado el té? Si es que vuelves a ver a tu esposo dale mis saludos, dile que has sido bien recibida y que ambos ya tienen algo más que compartir.

—No entiendo de lo que habla.

—Él lo entenderá —me sonríe— Claro que lo hará.





Pitt

Abro los ojos, la poca luz es incómoda, pestañeo varias veces hasta poder enfocarme en algo, estoy tendido sobre una cama con aparatos conectados, me remuevo la máscara que me da aire y escucho como se mueven hasta a mi.

—No debes quitártelo, estás débil y necesitas ayuda —había Nicol intentado conectarme.

—Puedo respirar por mi solo.

—Haz caso de lo que te dicen —escucho que me reclaman cuando giro a verlos.

—No vinimos hasta aquí para verte asfixiarte.

—Adam —trato de moverme— Noah —sigo moviendo la cabeza.

—Al menos puede vernos.

—¿Qué es este lugar? —inquiero viendo dónde estoy.

—Dejemos las explicaciones para luego, —insiste Nicol en colocarme la mascarilla.

—¿Por qué estamos aquí?

Noah ve a Nicol.

—Para buscarte una cura.

—Toda la familia está aquí.

—¿Toda? Solo puedo contar a cuatro de ustedes, ¿Dónde está Vanessa? Necesito explicarle esto, díganle que venga.

Adam carraspea.

—Noah búscala por mi.

—No puedo.

—Vanessa no está con nosotros Pitt —habla Lisa— No nos dió tiempo de contactarla y llevábamos prisa.

—Nicol dile a Vanessa que entre, es mi mujer y quiero verla.

—Ya escuchaste lo que Lisa dijo, Vanessa no está con nosotros.

—No está aquí Pitt —recalca Noah logrando que me mueva sobre la cama cuando él mismo y Nicol vienen sobre mi.

—Si tomaron la decisión de traerme aquí al menos espero que también a la única razón por la que aceptaría esto.

—Tranquilízate —Noah me mantiene sobre la cama— Si no lo haces yo lo haré, aquí el único irresponsable has sido tú, te callaste ese veneno y esperas que tengamos tiempo de pensar en quién puede acompañarnos y quién no.

—Tú no entiendes.

—¡Si lo hago! Esta es tu vida y si no te importa está bien, muere si eso es lo que quieres pero al menos hazlo de una manera que no hiera a los que te quieren.

Observo a Nicol y a Lisa quienes lucen preocupadas y hechas un desastres.

—No hay necesidad de alterarse —habla Adam— Ya tenía planes de ir por ella.

—Entonces vete —manda Noah— Búscala y mientras lo haces Pitt se mantendrá recibiendo los cuidados que necesita.

—No le cuentes nada de esto, no la preocupes. —hablo viéndolo.

—De acuerdo.

—Vanessa es mi mujer, parte de esta familia y por tanto...

—Lo sé, conozco como debe ser tratada.

—Ahora donde está esa otra mujer —dice Lisa— Debe saber que ha despertado.

—¿Qué mujer? —inquiero y Noah me da unos pequeños golpes en la espalda.

—Si sigues preguntando por otras mujeres no me quedará de otra que contárselo a Vanessa.

—Cállate —me tomo un respiro— ¿Cuándo llegamos aquí?

—No han pasado más de dos días, traje a Dannet conmigo.

—Brad debe estar cuidando de Vanessa, no me gusta el hecho de que la hayan dejado sola, además está ese otro sujeto y Dahiana.

—Deberías preocuparte más por ti —Noah se sienta a mi lado—  No seas tan irresponsable.

—¿Puede comer? —inquiere Lisa.

—Por ahora no —informa Nicol.— Primero debemos saber que pasará con la propuesta de Magnolia.

—¿Puedo saber quien es la tal Magnolia de la que tanto hablan?

—Te lo explicaré luego, por ahora debes descansar mientras vemos tu progreso.

—Bien, iré a ver que mi prometida esté bien, si sucede algo no duden en llamarme.

—Nicol —la llamo y se aproxima sin dejar esa cosa de lado— Creí que habíamos hablado.

—Lo hicimos, por eso tu familia está aquí y busca ayudarte, también es posible que pronto te levantes de ahí y salgamos de está locura en la que decidiste meterte por ti solo.

—Pitt. —me habla Lisa.

—Tú también puedes irte.

—Lo haré cuando mejores, por ahora estaré junto a ti hasta que Vanessa llegué.

No la veo, solo me enfoco en las paredes que me rodean y el curioso estilo robusto que compone a la habitación.

—No te necesito.

—Pitt —Nicol se interpone— Ya basta, Lisa y yo fuimos las únicas que estuvimos contigo durante tu crisis. Te golpearé si te vuelvo a escuchar hablarle así.

—Está bien Nini, no te alteres, por ahora iré por Magnolia y tú quédate con él, aparénteme lo atormentan más de un veneno.

—Haz eso, yo me encargaré de romperle las piernas si intenta moverse.

—No era necesario tanto escándalo.

—Lo es, necesitas a tu familia contigo, deben saber lo que te pasa y cómo pueden ayudarte.

—¿Por eso es que olvidaste a Vanessa?

Resopla.

—Vanessa está bien, Brad está encargado de su cuidado y ambos prontos estarán aquí, por otro lado, lo que Diana usó en ti ha sido un veneno heredado de la familia de su madre Dahiana.

—¿Ellos lo saben?

—Lisa.

La veo.

—No quiero que Vanessa se asuste con esto, así que hagamos lo posible por mejorarme antes de que llegue.

—¿Quieres tanto a esa chica?

Frunzo el ceño sin entender la pregunta vacía que me hace.

—También hay otro favor que deseaba pedirte.

—¿Qué es?

—Tienen nombres, Lala y Claudia.

—¿Quienes son?

—Quiero que las adoptes y cuides como lo hiciste con los mellizos, ambas son muy inteligentes y quiero sacarlas de ese orfanato.

—Me haré cargo de eso cuando mejores, por ahora mi enfoque es otro.

—Me cuidas como un hijo.

Sonríe acariciando mi rostro.

—Nunca tendría un hijo tan feo como tú.

Rio viéndola.

—Soy hermosa no me insultes así.

—Nini.

Su rostro se tensa al verme.

—Gracias.

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