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Capítulo 2

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PainShiro
2. Atrapados.
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Después de terminar el líquido cristalino que le fue dado por el azabache, Shiro gira su rostro de un lado al otro con nerviosismo. Intentando regular su agitada respiración aunque fuese tan solo un poco. El color rojizo de sus mejillas ya había bajado hasta que desapareciese casi por completo, su mente daba vueltas, ya no por el asunto del pelinaranja sino por su nuevo problema.

¿Cuál era este? Simple; Controlar que el Uchiha burlesco al que llamaba «Mejor amigo» no le dejase en evidencia, con respecto a lo que sentía por su líder. Al salir de la cocina y caminar por el pasillo hasta la sala de reuniones e ingresar en esta, con rapidez pudo visualizar al Uchiha parado a un lado de la mesa, por suerte los demás aún no llegaban al lugar, por lo que sin más se acerco hacia el azabache con intenciones de hablarle sobre lo ocurrido hacia unos minutos.

Por favor no...— Antes de que el de tez blanquecina pudiese pedirle e inclusive rogarle, que no dijese nada, unos pasos provenientes de los demás le acallaron al instante. Bien, tenía dos opciones; pedirlo rápido tratando de que nadie le escuchase u esperar a que termine la reunión. Deseando tener la fé de que este no diga nada al respecto y no le dejase en evidencia ante todos.

Al menos esperaba que aquella reunión no durase tanto, puesto que Konan solía excederse con esas cosas. Un suspiro pesado escapa de sus labios al ver que el azabache le ignoro, para poder ir a sentarse junto a su «rubio bonito» y sin más, el blanquecino al ver cómo todos tomaban sus respectivos asientos, decidió buscar el suyo propio. El pánico empezó a recorrer su cuerpo al notar que todas las sillas a excepción de una habían Sido ocupadas, el problema no era el lugar...

Era quien estaba junto a este.

Un sudor frío le recorrió, por lo que casi al instante busco con la mirada hasta encontrar a su hermano, quien tan bueno que era, tenía en la silla a su lado su bolso preparado puesto que dentro de unas horas se irá de viaje por mucho tiempo. Genial, tres años ocultando sus sentimientos de todos, Inxlusive de su propio hermano y ahora se arruinó todo porque su amigo lo supo. Si, quizás estaba exagerando un poco la situación, pero es que la simple idea de que el dios del dolor supiese lo que sentía, le atormentaba en exceso. En aquel instante solo deseaba que la tierra se lo tragara por completo —Irónicamente podría atravesarla si quisiese, claro esta.— y lo escupiera en la luna o en cualquier otro planeta, lejos de la posible humillación que podría pasar.

Shiro, toma asiento por favor.

La calmada y animada voz de Yahiko calo por sus oídos, haciéndole reaccionar. Cuando le miró noto como este le sonreía, pidiéndole en silencio que acatará la orden en ese momento y él no pudo negarse en lo absoluto. Tomando todo el aire que pudo retener en sus pulmones, con los nervios al cien se encamino hasta la silla restante y tomo asiento al lado de su tan querido «Pain-sama», ya ahí sentía la mirada juguetona de su amigo y de paso, la curiosa de su líder en cuanto soltó el aire.

Obito le sonreía con picardía, mientras de que sus orbes escapaba un pequeño brillo de burla, el cual por supuesto, Shiro notó. El peliverde trago en seco cuando su propia mirada chocó contra la del azabache, quien le guiño un ojo en su dirección, haciéndole una pequeña seña de victoria hacia el dios del dolor. Shiro en su interior solo podía sentir el como sus propios nervios le invadían, haciendole tamborilear sus dedos sobre su propia rodilla, en una muestra de nerviosismo.

Deidara claro que notó la acción de su pareja, por lo que le miro con una ceja enarcada. Por supuesto que conoce a Tobi de pies a cabeza mejor que nadie, pero aún así prefirió seguir observando y analizando la situación antes de hacer una gran escena —Nuevamente.—, no deseaba pasar más vergüenza de la que pasó en la playa en aquella ocasión que no deseaba recordar, muchas gracias. Konan ya viendo que todos se encontraban en sus lugares, en silencio y prestándole absoluta atención, decidió que ya era momento de dar por iniciada la reunión. Inhaló profundo antes de exhalar casi al instante, en un pesado suspiro.

—Bien.— Inicia con aquel tono calmado, tan característico en ella.— Como verán, iniciamos un nuevo mes el día de hoy.— Mantuvo silencio, observando a la mayoría asentir.— Por ende, pienso que es conveniente iniciar con la limpieza de cada mes a la cueva. Así que procedere a organizarlos a todos en grupos de dos, para hacer la limpieza aún más rápida y eficiente.

Deidara junto a Hidan soltaron un fuerte bufido de queja y cansancio al escuchar la tan odiada palabra «Limpieza» puesto que eso significaba aburrimiento, según su suerte si les toca compartir trabajo, no les tocará alguien con los que pasen bien ese rato y podían estar muy seguros de ello.

La pelimorada sujeto entre sus manos unas cuántas hojas, las cuales se encontraban perfectamente acomodadas entre sus dedos. Se levantó de su propio lugar con estás y empezó a recorrer la mesa, entregando a cada compañero de equipo una sola, puesto que estás tenían la información del oficio que cada uno ejecutaría. Shiro miro la que había entre sus manos, analizando la perfecta escritura de esta.

Genial, le tocaba limpiar los dos baños de la planta baja, pero en ese momento tenía un problema, su hermano se iría en tan solo unos minutos y el hecho de limpiar ambos lugares por si solo, no le parecía una idea muy grata. Un poco nervioso elevó su mano, llamando así la atención del Ángel de dios, quien a pasos lentos se acercó hasta su dirección y le miro con atención esperando que el peliverde dijese su duda.

—Disculpa, Konan-san.— Su voz se mostró un poco temblorosa, al sentir la mirada de todos sobre él.— ¿Limpiare ambos baños solo? Es que, mi hermano se irá en unos minutos y...

Ella niega casi al instante, haciéndole callar. Voltea hacia su costado y toma la hoja que tenía el blanquecino con delicadeza, para después entregársela al de piercings a su lado, quien frunció su ceño en confusión.

—Pain te ayudará en esa tarea, espero no te moleste.

Shiro sintió como su respiración se detuvo unos pocos segundos, negandose a si mismo el voltear hacia su dirección. Antes de que pudiese decir algo al respecto, una pequeña carcajada llena de burla llamo su atención, haciendo girar sus rostros hacia el dueño de aquella voz tan rasposa.

—¿Sucede algo, Obito?— Inquiere el ángel con curiosidad, el mencionado tan solo niega.

Para nada, solo me dí cuenta que Shiro se olvidó de su corazón de hierro.

Soltó riéndose para si mismo estando ya más calmado, todos los presentes estaban confundidos al escuchar aquello y Shiro no estaba mejor que ellos, puesto que no comprendía en lo absoluto las palabras del azabache. No sabía si era un chiste de este o ya los genes Uchiha le empezaban a afectar, volviendole loco... Otra vez.

¿Corazón de hierro? ¿De qué hablas Obito-kun?—Preguntó Shiro confuso, tratando de pensar en que realmente se volvió loco y que no fue un chiste de su parte. En su opinión, si aquello fue una broma de su parte había sido muy malo.

No me digas que te olvidaste del llavero que te regaló tu hermano, ahí dejaste las llaves del baño frente a tu cuarto.

El peliverde frunció su ceño cada vez más confundido, pero inconscientemente noto como el azabache le hacía una pequeña seña, notando que este miro discretamente al pelinaranja a su lado. Un pequeño sonrojo abarcó sus mejillas al notar el rumbo de la conversación, «Hierro» ¿Qué estaba hecho con ello?... Los piercings de Pain, Obito se estaba refiriendo a Pain. Ante su nuevo descubrimiento sintió su corazón latir con fuerza, su respiración se cortó una vez más aquel día y sus manos temblaron.

Obito sonrió complacido por la reacción de su amigo, por lo que coloca sus brazos sobre la mesa y se inclina un poco hacia él.

Cierto, olvidé pedirte las llaves de regreso Shiro. Lo siento por darte llaves innecesarias.— Se disculpó sonriendo, al ver la graciosa mueca de confusión de Kuro y la de nerviosismo de Shiro.— Igual haremos copias por si acaso.— Mueve su mano con aburrimiento, restándole importancia al asunto.

Shiro trago en seco y asintió con lentitud,  sus músculos se encontraban tensos debido al miedo de que el azabache mencionase algo de importancia, que pudiese revelar sus verdaderos sentimientos.

A todo esto, ¿Por qué el baño tiene llave?

Pregunta Hidan confuso, sin entender el porqué un baño, que siempre está en uso constante tendría llave. Los demás dirigieron su mirada hacia él, Obito mordió su labio inferior para evitarse el reír.

Porque así vino, Hidan. No íbamos a dejar las llaves sin utilidad.— Contesta Pain, con aquel tono neutral tan característico suyo.— Sin mencionar que cuando algunos se enojan, hay muchos portazos.— Este mira de reojo a cierto rubio, el marionetista y al mismo albino.

¿Lo dice usted, jefe?

Dice el rubio rodando los ojos, puesto su líder siempre al verse enojado al hacerle perder la paciencia, estrella la puerta para no destruir la guarida.

—Si no me hiciera enfadar no golpearía la puerta tantas veces, Deidara.

Konan suspiro con algo de fuerza, la frustración denotaba de su rostro, por lo que todos al notarlo decidieron detener la charla ahí. Obito lanzo una última mirada al peliverde, quien al chocar sus ojos con él solo trago en seco y el azabache sonrió pícaro. Deidara da un codazo a su pareja y le susurra en un tono bajo; "¿Qué demonios estás haciendo?" El Uchiha mayor tan solo se encoge de hombros y besa su mejilla.

—Bueno, ¿Puedo continuar con la información, Obito?— Inquiere la fémina, por su parte el mencionado asiente.— De acuerdo, como todos ya saben sus tareas y sus compañeros. Doy por terminada la reunión, pueden retirarse y hacer lo que les toca a cada uno.

Todos asienten ante ello, levantándose a sus propios ritmos y dirigiéndose hacia la salida con sus compañeros de aquella labor. Deidara suspiro al tener que seguir a Nagato pata limpiar la sala, pero antes le dió un corto beso a su pareja antes de retirarse. Hidan se acercó con entusiasmo hacia el azabache y chocaron sus puños. Kisame junto a Kakuzu solo se retiraron en silencio, Itachi y Sasori se miraron entre sí. Nadie entendía aquellos cambios entre compañeros para hacer esa limpieza, notando incluso que todos habían sido cambiados menos la pelimorada y Yahiko.

Shiro, respirando lentamente giro su cabeza con cuidado hacia su costado, donde miró fijo a los ojos de Pain quien le miraba con seriedad y aunque por poco se pone a temblar nuevamente, trago en seco.

—Pain-sama.— Le llama de forma un tanto temblorosa.— ¿Puede esperarme un momento? Tengo que buscar las llaves, para así poder iniciar.— Sonrie y Pain asiente con lentitud, dando así su aprobación. Shiro miraba con atención como la silueta del líder sé alejaba de él y se marchaba hacia el pasillo que iba a su cuarto.

—¿Qué sucede?— Inquiere Obito sonriendo burlón al mismo tiempo que observaba a su amigo, que rápidamente lo tiró del brazo y se lo llevó un poco lejos.— Shiro-chan, eso no fue muy lindo de tu parte.

Suelta sin más el Uchiha al voltear y ver al albino, quien le esperaba en la salida con los brazos cruzados. Obito devolvió su mirar hacia el de tez blanquecina, mirándole con reproche. Shiro le fulminó con la mirada, intentando mostrarse aunque fuese un poco amenazante, claramente fallando en el intento.

—Tenemos que hablar. Necesito que no le digas a nadie lo que sabes, Uchiha Obito.— Le pidió suplicante, mirándolo con esos ojos ámbar que según el mayor, se veían llenos de desesperación.

—¿Sobre qué, shiro?— Le mira con una falsa inocencia, mientras una sonrisa pícara luchaba por aparecer en su rostro.— Si solo te he hablado de las llaves del baño.

Obito arqueó la ceja mirando como su amigo hasta juntaba sus manos y cerraba sus ojos, su cuerpo temblaba de forma ligera, ocasionando que el corazón del azabache se encogiese un poco.

—Por favor no le digas a nadie lo de Pain-sama.— Súplica en un hilo de voz.— Ni siquiera Kuro-niisan lo sabe y no sabría que hacer si alguien más lo supiera, ¿Y si Pain-sama se entera?— Confiesa al mismo tiempo que empezaba a temblar aún más, dejándose llevar por si imaginación.

El Uchiha sonrió un tanto divertido ante la situación, e inclusive un sentimiento de pena le abarcó. Vagamente recordó, cuando se encontraba en aquella situación. Como en ese tiempo hasta su propio cuerpo temblaba, del pavor de que el rubio algún día descubriese lo que sentía. Las náuseas causadas por los nervios, su mente atormentandole con distintos escenarios dónde un rechazo era inminente. O incluso, el insomnio que sufría para mirar al rubio en su cama, con el temor de que al día siguiente este se alejase de él. Obito sonrió apenado y coloco su mano sobre el cabello del peliverde, revolviendo su cabello un poco y haciéndole callar.

Descuida.— Susurra con calidez, generándole calma.— Está bien, no diré nada al respecto.— Prometió.

Claramente se guardaría para si mismo la idea de ayudarle a conquistar al amargado del líder, puesto que si el blanquecino se enteraba de sus planes, se negaría por completo.

Muchas gracias.— Soltó en un susurro que solamente quedó en el aire y en el oído de Obito, que dándole un pequeño golpe en el hombro le entrego una llave y antes de que él pudiese preguntar, el Uchiha se le adelantó.

—Es la llave del armario, donde están los utensilios de limpieza.

Shiro asiente y se aleja del azabache, dandole una pequeña reverencia en agradecimiento antes de dirigirse hacia la salida. Al ver al Jashinista le hizo una pequeña seña de disculpa, por haber alejado al mayor de él, sin previo aviso y salió disparado en busca del pelinaranja. Sus manos ahora temblaban y veía las llaves que también tenían las del baño, parece que tenían algunas copias.

¿Ya está todo listo?— Escuchó la voz estremecedora de su líder, aquella que le ponía los vellos de punta y aún nervioso asintió en respuesta.

Ya tengo la llave Pain-sama. Creo que abajo del lavabo están las cosas para limpiar y ahora iré por lo que falta.—Contesta con una poca calma que ni él sabe de dónde la sacó.

El de piercings asiente ante ello, pero para sorpresa de Shiro, él le sigue para buscar juntos los productos de aseo. Un silencio un tanto incómodo les rodeo, mientras buscaban lo que necesitarían. Inconscientemente el menor miraba de reojo hacia su líder, admirando con cuidado y un poco de temor, aquel rostro que hacía años había llamado su atención. Este mantenía una mirada sería e impenetrable, desprendiendo aquella conocida aura de poder que solía emanar por dónde pasase y los piercings de su rostro le daban un aspecto aún más sombrío.

A pesar de que Pain y Yahiko fuesen gemelos, ambos eran realmente distintos, tanto en personalidad como un poco en el aspecto. Puesto que mientras que Yahiko mantenía un aspecto sereno y comprensivo, dónde su rostro con tan solo observarlo podría generarte una calma y confianza única. Mientras que el de Pain al tener tanto metal en cada parte de su rostro, junto a aquella mirada mordaz tan característica suya, hacia que al observarle una sensación de pánico te llenase, puesto que este era amenzante con tan solo cruzar miradas.

Con los nervios subiendole a flor de piel, sientiendo como su intento de observarle de reojo podría ocasionar el ser descubierto, decidió apartar su mirada, dejándose así llevar aún más por aquel incómodo silencio.

—Deberiamos poner algo donde acomodar eso mejor.

Sugirió Pain, mirando a Shiro que seguía sin verlo a la cara, parece que al escucharlo volvió a caer en cuenta de lo ansioso que se sentía. Puesto que apenas terminó de hablar, el menor volvió a tener un pequeño rubor en sus mejillas. A veces se odiaba a si mismo, por avergonzarse con tanta rapidez. Por su parte, Pain no sabía que le pasaba. Entiende con claridad que casi nunca hablaban porque no había muchas razones para hacerlo, sabía que los momentos solos serían incómodos y silenciosos, pero no sabía el porqué ese chico entraba en nervios cuando el estaba cerca. Hoy notó que en verdad es así y no pura coincidencia como solía creer con anterioridad.

Sus ojos hasta brillan por la crisis de incomodidad, tierno pero raro, era como solía describirlo en su mente, ahora que lo pensaba; ¿Donde había oído esa descripción? No lo recuerda con exactitud, pero es lo mismo que piensa en ese momento al ver un tomate con cuerpo y ojos ámbar, que eran levemente cubiertos por aquel sedoso y corto cabello color verdoso. En serio que ese chico es raro, con razón Tobi es su mejor amigo, aunque Hidan solía reprochar aquel apodo hacia el azabache.

¿Por donde empezamos, Pain-sama?— La pregunta sonó milagrosamente sin ningún tartamudeo. Shiro sabe que por más años que tuviera ocultando sus sentimientos, ese día hizo que su actuación salga pésima después de «El incidente» de hacía horas.

Encargate del lavamanos y yo iré a la ducha.— Le ordenó de manera calmada, Shiro sintió una pequeña calidez en su pecho al escuchar eso. Una de las razones por las cuáles se enamoró del líder, era porque el sabe que no es un tirano con todos como suelen mencionar algunos miembros, y ese grupo que no lo llamaba de aquella forma eran los más cercanos a él y los que menos lo hacen enojar, claro esta.—Usa guantes, porque la lavandina quema la piel y si ya en la playa por poco te desmayás, no quiero saber que te hace la lavandina.

¿Era eso en serio? ¿Nuevamente recordándole lo sucedido en la playa?

Eso pensaba Shiro asintiendo ya un poco deprimido por el recuerdo de aquella ocasión, la cuál había decidido enterrar en su mente para no recordar lo sucedido. Un recuerdo le recorre con rapidez al blanquecino, haciéndole girarse hacia el mayor.

—¡Oh! ¡Pain-sa..!— Shiro exclamó de repente. Esperaba ver la cara y torso de su jefe pero lo que vió fue su proximidad con la que se encontraba su rostro del suyo propio, por lo que sintió su pecho chocar contra el del mayor.— L-Lo siento.— Genial, ya había empezado a tartamudear nuevamente.

No importa.

Suelta con simpleza el más alto, sus ojos seguían conectados y Shiro solo deseaba recordar lo que iba a decirle al otro. Mientras que Pain lo observaba esperando que le dijese lo que lo hizo girar, a veces se olvida que el pasaba su infancia con Tobi y que algo tiene de él. Ahora ya encontró lo feliz y lo raro, pero... Por alguna extraña razón, era un «raro» más agradable que el otro>

Un sonido afuera se escuchó, llamando así su atención y ambos miraron la puerta cerrada. Sonó como si una llave trabase la puerta, por lo que un tanto apresurado, Pain se dirigió hacia esta, sujetando el pomo de la puerta e intentando girarlo en vano, puesto que había fallado en ello. La puerta no habría, por ende alguien le había colocado el seguro desde afuera, dejándolos a ambos encerrados.

Oh Maldición, estaban encerrados. Pain giro con lentitud hacia el peliverde y con una mirada sería en su dirección, negó.

—Estamos atrapados.

Shiro abrió sus orbes de par en par, al mismo tiempo que tragaba en seco y sentía como si todo se detuviese a alrededor.

Continuara.
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¡Hola!

Recuerden que está historia es en conjunto con nailita2000


¿Les gusto esta extraña idea? Espero que si.

¿Cual fue tu parte favorita?

Escrito:12/01/22
Publicado: 14/01/22

3363 Palabras.


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