La cita

La amistad que hemos tenido para mí ya es algo más.

Esperé en el lugar acordado, unos minutos después lo veo llegar. Se veia tan guapo.

Llega conmigo y, como se ha vuelto nuestra costumbre desde hace días atrás, nos saludamos de abrazo.

- Te ves preciosa -me dijo.

- Gracias -respondí con una sonrisa- tú... te ves guapo -dije algo apenada.

Nos miramos y sonreímos.

- Oye, yo también tengo qué hacer un encargo, ¿no importa si me acompañas? -me pregunta.

- No, no, ningún problema -digo yo.

Llegamos a la plaza del centro, era una tarde nublada, había llovido un poco antes de la cita, temía que no nos dejara pasar el rato, pero para nuestra fortuna la lluvia paró a tiempo.

Llegamos al local donde él hizo su compra y finalmente salimos. Después fuimos a la tienda donde compré mis materiales y salimos de ahí.

Le propuse dar una caminata por los al rededores, él aceptó.

Caían goteras de los tejados, él iba cubriéndome todo el tiempo, diciéndome que no quería que algo me pasara.

Durante ese paseo me sentía cómoda con su conversación, entonces se me ocurrió decir:

- Toda la escuela cree que tú y yo tenemos algo.

- Hasta los mismos maestros lo creen -rió.

- Cierto, la maestra de civismo nos mira de reojo todo el tiempo -dije con algo de disgusto, esa maestra parecía que nos vigilaba.

- Ah, ni me digas, que me dijo que no descarriara a una buena estudiante como tú -me dijo casi con el mismo tono- que diga lo que quiera, me da lo mismo.

- Sí, lo mismo digo -reí- que crean lo que quieran.

Continuamos hablando acerca de lo que creen de nosotros, al parecer a él no le molesta que los demás piense que somos novios.

Honestamente a mí tampoco, ya estoy acostumbrándome a las burlas de mis amigos sobre nosotros.

Después de un rato comienza a hacer más frío y pasamos cerca de una cafetería.

- Hace frío, ¿quieres tomar algo caliente? -me propone.

- Claro, vamos -acepto y pasamos a la cafetería.

Pasamos y elegimos una mesa para dos.

- ¡Ay, no! -me dice mientras se levanta de su silla.

- ¿Qué sucede? -pregunté.

- Olvidé algo, pero voy rápido -habla apresurado mientras se aleja- ve haciendo tu pedido.

Sale del lugar con prisa. Yo me quedé extrañada, pero sabía que no me dejaria sola.

Pasa un tiempo y nada.

Después de unos minutos llega con una mano atrás, sospechaba lo que podría suceder.

Me entrega un lindo ramo de rosas rojas.

Fue en ese instante que mis ojos se iluminaron y creció mi ilusión.

- Es poco a lo que en verdad te mereces -me dijo.

Recibo el ramo y nos abrazamos. Quería robarle un beso, pero no me atreví, sabía que ese momento aún tenía qué esperar.

Al terminar la cita regreso a casa emocionada, mis padres se percatan del ramo, después de unas preguntas me encierro en mi pieza, con una enorme sonrisa en el rostro.

__________________________________________________________________________________

Violett💜