Meri
Desde que hablé con Flavio, no dudé ni un minuto en ayudar a mi churri.
Puedo llegar a entender que aunque esté casada, no es un matrimonio como Dios quiere y manda.
De principio no habido amor entre nosotros, dándome la impresión que actuamos como dos adultos lo cuáles solo quieren sexo.
Y en verdad no es eso lo que en estos momentos siento hacia mi churri.
Me estoy enamorando de él como una idiota hasta la médula.
Y si no, porque me encuentro en estos momentos discutiendo con Nahuel.
Porque trato de defender a Giovanni llevándole la contraria a mi amigo.
Dania tiene que intervenir en poner paz entre los dos.
Mira que para cabezona nadie me supera.
— Meri, escucha a Nahuel el conoce mejor que tú a Giovanni y si te está aconsejando que te separes de él es por algo.
— Vale ya Dania. Todo el mundo cometemos errores. Giovanni a demostrado que siente algo por mí. Si no, porque se pelea todo el tiempo con su padre.
— Porque Alonzo Ferretti es el hombre más autoritario y manipulador que ha podido crear Dios. Ni su propio hijo se atreve a llevarle la contraria. Y para demostrar que no es un niño de papá consentido e inútil te ha utilizado además de tener otro propósito. Giovanni no es tonto Meri, sabe lo que hace.
Y tú al parecer lo amas, y no digas que no. — Nahuel está realmente furioso, cualquiera se pone a decirle que si lo quiero. Pero como que no voy a destapar mis sentimientos. Lo que tenga que suceder entre Giovanni y yo así será.
Me quedo un rato más con mis amigos jugando con los gemelos mientras Dania termina de preparar la cena.
Al terminar de cenar, me marcho hacia mi casa.
— Meri, no lo tomes a mal, queremos que seas feliz con el hombre adecuado. — Me dicen al despedirme mis amigos los cuales se ven cada día más enamorados. Sólo hay que verlos como se miran, se besan y salen a despedirme abrazados.
Incluso Dania desea que le ayude con los preparativos de la boda.
Me pongo muy feliz y al mismo tiempo oculto un leve pinchazo de envidia sana. Ella tendrá al fin, la boda de sus sueños. Y mi boda, seguirá existiendo en mis sueños.
Al llegar a casa, saludo a mi padre.
Hablo con él un rato sobre el problema que tiene Giovanni.
Mi padre está dispuesto a dejarnos solos en la casa para que tengamos más intimidad.
Por supuesto, me niego. Al final, me convence que irá a vivir con un compañero de trabajo que hace poco se ha divorciado y le ha propuesto compartir piso.
Me siento fatal porque mi padre se tenga que ir. De hecho, no quiero que se vaya. Necesito que al menos se quede a mi lado.
Conociendo a mi padre, me agarra de mi mano y con sus palabras mágicas me ayuda a entender mejor las cosas y por supuesto, asegurándome que no me va dejar sola.
Suspiro pesadamente bajando mi vista a la mesa. A todo el mundo podré engañar referente a mis sentimientos hacia Giovanni, pero a mi padre no puedo mentirle.
— Meri, es un consejo el que te doy mi princesa. No hay nada en este mundo que me llenaría de dicha y felicidad, el verte felizmente casada. En estos momentos puedes estar enamorada de Giovanni, y por eso me atrevo a decirte, que cuanto antes te alejes de él, menos te dolerá la herida y sanará antes. Sé que tienes un corazón de oro, y tratas de ayudarlo.
Haces lo correcto, pero por favor, promete que serás fuerte y actuarás con cautela.
— Lo haré papá. Pero yo no quiero que me dejes sola.
— Siempre voy a estar ahí cuando me necesites. Eres mi hija y no deseo que nada malo te suceda.
Mi padre me da un ligero apretón en mis manos indicándome lo difícil que va ser estar enamorada de un hombre que tarde o temprano acabará por separarse de mí.
Entonces es ahí cuando debo de ser más valiente.
Porque la valentía no es sólo tener la fuerza suficiente para seguir adelante, más bien es seguir adelante cuando creamos no tener las siguientes energías para hacerlo.
Debo de admitir que del amor y la ausencia, llegará el dolor que anteriormente fue risa, los besos y las caricias se quedarán en silencio y llegará la despedida.
Hay es cuando deberé levantarme seguir con mi vida aprendiendo de los errores.
Al despertarme, bajo a desayunar tras haberme dado una ducha mañanera para intentar despejarme de todo lo que se me avecina.
Ya arreglada, me voy con mi padre hacia el trabajo. Primero me deja a mí en la cadena y después se marcha él hacia la radio.
Consulto la hora, vaya es la primera vez en muchos años que llego media hora antes.
De pronto voy caminando por los pasillos hasta llegar a mi lugar de trabajo noto algo distinto. Cómo que varias personas me miran murmurando entre ellas.
Me subo al ascensor y la misma escena se vuelve a repetir.
Salgo del ascensor sin entender lo que está sucediendo hasta que de pronto me topo con Niko y Catalina.
— Hola chicos que tal.— Saludo quedándome mirando fijamente a mis amigos en silencio.
Niko mueve su cabeza ambos lados, Catalina le pide que se calme.
— ¿Me pueden decir que les pasa conmigo? Vale, admito que últimamente no hemos quedado, pero estaba muy liada.
— No hace falta que lo jures Meri. Tienes tiempo para acostarte con el jefe, pero no tienes tiempo para tú amigos. — Niko me lanza la respuesta enojado.
— ¿Qué dices? Repite eso. — Comenzaba a ponerme de los nervios con tanto misterio y más cuando se habla de mí.
— A ver, vamos a calmarnos. Escucha Meri, ayer por la tarde nos llegó a través de las redes sociales una noticia referente a tí.
Mira y lee. — Catalina me muestra su teléfono. Frunzo mi ceño comenzando a leer la maldita noticia donde se afirma que yo soy la amante del señor Giovanni Ferretti, el cual se dispondrá en varias semanas a anunciar su compromiso con la señorita Francesca Piani, su actual novia.
— Esto es más mentira que los que dicen haber encontrado el carro de Manolo Escobar. — Le devuelvo el teléfono a mi amiga. Respiro hondo mirando para todos lados. Detrás nuestro hay personas empezando a incorporarse a su trabajo. Por lo cual no puedo hablar con ellos.
— Escúchad, en estos momentos no puedo hablar, lo que menos estamos aquí somos periodistas y algunos tienen las orejas como antenas parabólicas por no decir satélites.
Tengo que hablar con vosotros, quedamos a la salida del trabajo en la puerta. Por favor, sois mis amigos tenéis que creerme. Esta noticia es falsa. Lo prometo.
— Okey. Después del trabajo quedamos y nos explicas porque narices se ha infiltrado esta noticia sobre ti. — Molesto, Niko se marcha, Catalina me observa con lástima y se marcha.
Resumiendo, alguien me la tiene jurada y pongo todas mis sospechas que se trata de la familia de Giovanni o la misma Francesca están detrás de todo este asunto.
Nada más poner mis nalgas en la silla aparece de la nada Maribel.
Miro al techo pidiendo paciencia, porque en verdad, la mía está en reserva.
Maribel se pone al lado mío hablándome bajito mostrando su preocupación. Me informa sobre la noticia preguntándome si es verdad o falso.
Al no poder hablar debido a las personas que se encuentran pendientes de mí en estos momentos. Decido reunir a todos mis amigos y así poder contarles lo sucedido.
Durante toda la mañana consigo hablar con Giovanni, pero con quién me he cruzado varias veces ha sido con Francesca.
La muy pendeja, por no decir cabrona se pone detrás mío mientras me lavo las manos.
— Vaya, ¿Dónde está Giovanni que no ha salido en tú defensa? O mejor dicho, ¿Donde pasó la noche Giovanni que no estaba con su esposa la que dice querer?
— Estaría contigo, ya que te empeñas en decírmelo y no sabes cómo.
— Escúchame con atención, todo es falso Merinda, Giovanni te está utilizando, todo este teatro se va terminar y la perjudicada vas a ser tú. Porque Giovanni terminará casándose conmigo.
— Gracias por tú consejo. Fíjate tú qué hasta te lo agradezco que te cases tú con él. Menudo peso vas a quitarme. Si según tú, Giovanni me está utilizando, no creas que yo no estoy sacando provecho a toda esta situación. Al menos echo una pólvora cuando me apetece. Y todo hay que decirlo, Giovanni es muy buen amante. A tí no sé, pero a mí me deja saciada y con ganas de volver a repetir.
— Eres una estúpida. Abre los ojos.
—Solo los cierro cuando duermo querida. La que deberías abrirlos eres tú, mientras que tú cargas con los cuernos yo me acuesto con Giovanni. — Francesca sale del baño furiosa.
Si algo tengo claro es que
esta subnormal no va poder conmigo. Pobrecito de mi Giovanni, aunque no esté presente siempre sale a relucir en todas las conversaciones.
La hora de terminar mi trabajo ha concluido y en todo el día he visto a Giovanni. Tampoco me matado por buscarlo.
Antes necesito hablar con mis amigos para confesarles la verdad.
Me da igual lo que puedan llegar a pensar aquellas personas que no conozco de mucho. Pero ellos son mis amigos, y no podría soportar que se distancien de mí.
En la misma puerta de la salida del edificio, nos reunimos todos. Incluso Jorge se ha apuntado.
Maribel propone de ir a su casa y así poder preparar algo de tapeo.
Una hora después, todos nos encontramos sentados con la mesa llena de comida y copas de vino.
Con atención, mis amigos me escuchan toda mi historia. Por supuesto, sus caras no pueden mostrarse más sorprendentes, incluso siguen escuchándome sin interrumpirme hasta que llego al final.
Ahora todos mis amigos saben que en realidad soy la esposa de Giovanni, y no su amante como han querido mostrar en esa noticia.
Se hace un silencio, Jorge es el primero en hablar.
— En verdad, jamás hubiera imaginado que tú y ese capullo estuvierais casados. Ahora comprendo algunas cosas. Y por un lado Meri, solo puedo decirte que cuentas con mi apoyo y ayuda. Búscame siempre que lo necesites. — Agradezco el detalle a Jorge y a todos mis amigos. Han sido muy comprensivos y ahora tratan de ayudarme.
— Vamos a ver. No somos periodistas. Entonces, ¿Qué demonios estamos haciendo que no nos ponemos manos a la hora para hacer parecer que esa noticia es falsa? — Propone Catalina.
A lo que todos asentimos y nos ponemos en marcha para sacar otra noticia haciendo parecer que sea un bulo la que está publicada.
Y así es como horas después, hemos conseguido crear una noticia desmientiendo lo publicado con la misma imagen pero con algún retoque que parezca que no sea yo.
La noticia saldrá mañana y se verá el resultado.
Feliz por estar en armonía con mis amigos, brindamos y reímos durante un rato hasta que va siendo hora de irnos a nuestras casas.
Jorge me acompaña hasta mi casa. Allí a solas me repite lo mucho que me quiere y por nada del mundo quiere verme llorar y menos por un cretino como Giovanni.
Me bajo del auto algo confusa. Conozco muy bien a Jorge cómo para sospechar que ese "te quiero" lleva otro significado y no precisamente de amigos.
Paso dentro de mi casa, todo está oscuro, voy encendiendo las luces hasta llegar a mi dormitorio donde me encuentro tumbado en la cama a mi churri con un pose que vamos. Qué solo me entra ganas de ponerme encima y cabalgar.
— Vaya, al fin te veo. Menos mal que estás vivo. — Me dirijo a él con sarcasmo.
— Estoy en paro. Mi tío me ha echado de la cadena. Nadie lo sabe.
— Giovanni, ¿Qué está sucediendo? ¿Porqué tu padre te está haciendo todo esto?
— Porque quiere que me arrodille, le pida perdón suplicándole que no volveré hacerlo más y hacer lo que me imponga. Y ya como estoy hasta las narices de ser el niño bueno que hace lo que papá diga.
Lamento pedirte ayudarte Meri, pero no sé a quién recurrir.
— Tranquilo, ya te dije que te ayudaré. Mañana mismo me pondré en contacto con una antigua jefa y verás como empezarás a trabajar.
— Meri, no sé cómo agradecerte todo lo que estás haciendo por mí. Y lo peor de todo, terminaré lastimándote. Todos en mi familia me están presionando y llegará un día que el oxígeno me falte, la valentía no me alcance y acabaré dejándome llevar perdiendo la batalla.
— Giovanni, ve con tu familia. Al final ellos son lo más importante que tenemos. Yo no voy a sufrir por tí, pero si continúas con tu idea solo acabaremos los dos destrozados.
— Mi familia debe entenderme que seas tú u otra mujer, me casaré con la mujer que ama mi corazón.
— ¿Has cenado? — Pregunto cambiando la conversación.
— Aún no, te estaba esperando. Me imagino que se habrá enfriado.
Nos dirigimos hacia la cocina. Me quedo con la boca abierta al ver la mesa que ha preparado mi churri.
— ¿Lo has preparado todo tú solito? — Le digo a la vez que me ayuda a sentarme en la mesa.
— Por supuesto. Que sepas que eres la primera persona que va probar mi comida. Espero que el guiso que te he preparado te guste acompañado por una ensalada.
Miro sorprendida uno a uno los platos que hay preparados encima de la mesa. Todo tiene una pinta deliciosa.
Me echo una trozo de carne a la boca.
— ¡Uhm! Esta buenísimo.
— Me alegro que te guste. Ahora comamos y disfrutemos de estos momentos cierto día recordaremos.
— Ya te digo. Aún no me creo que hayas cocinado tú. — No lo puedo remediar hablo hasta con la boca llena.
Terminamos de cenar y fregar la cocina, nos sentamos en el sofá para ver una película.
— Giovanni, has visto la noticia que se ha publicado sobre mí.
— Sí. Y no me ha agradado en absoluto. Espero que tú estés bien, yo ya haré lo posible por desmentirlo.
— Tranquilo, ya me ocupado yo con la ayuda de mis amigos. Por eso he tardado en llegar.
— Eres maravillosa Meri, siempre dispuesta para ayudar a los demás y nunca pides nada a cambio.
Me siento inferior a tí, pues tú sabes caminar por tí misma y yo...debo ir agarrado de mi bastón.
No hay día que no de las gracias por haberte conocido, pues aunque estre nosotros las cosas sean difíciles, nos quedará estos momentos en los cuales somos vencedores de lo que sentimos.
¡Ay! ¡Ay! Qué me da lo que no me daba de moza.
Abro mi boca para decir algo. No puedo, me quedo hipnotizada perdiéndome en una mirada coral resplandeciente de mi churri.
Unos labios tentadores y unas ganas locas de quedarme como mi madre me trajo al mundo.
En estos momentos, no pienso que voy a tener sexo con cualquiera, donde nos quitamos la ropa mutuamente para empezar con la faena sin entrar en detalles.
Siento algo especial dentro de mí, como desnudar mi alma dejando atrás mis miedos sintiéndome toda una diosa. Cada beso que recibo me llena más, haciendo que cubren cada fibra de mi ser envueltas en caricias palpando con delicadeza cada rincón de mi cuerpo, volviendo a sentir infinidad de sensaciones y sentimientos, con sus manos ardientes buscan mi punto g, aquel con el que me hace gritar, retorcerme de placer para poder disfrutar de su erección. Ese es mi trofeo. Me entrego a él cerrando los ojos disfrutando, gozando por no querer terminar este bello momento de éxtasis.
Deseo poder memorizarlos, no solo en mi mente, también dejarlos tatuados en mi piel para que cuando me encuentre tumbada sola en la cama, con las yemas de mis dedos vuelva a hacer el mismo recorrido. En esa ocasión solo Giovanni estará en mis pensamientos. Su cuerpo ya no estará haciéndome el amor como me lo está haciendo en estos momentos.
No deseo crearme una novela rosa. Debo ser realista y afrontar lo que vendrá después. Ahora quiero libertad, sentirme como la diosa del Olimpo.
Nada más abro los ojos, sonrío al percatarme del cuerpo de mi churri pegado al mío. Mi giro para verlo como duerme.
Es tan bello, duerme como un bebé cuando le han dado el biberón.
Trago saliva, necesito protegerme de este maldito sentimiento del cual me convierte en otra mujer.
Intento despegarme de mi él, madre mía así decía yo que tenía calor. Si parece el tío una estufa.
Al intentar salir de la cama, su mano me atrapa echándome hacia atrás. Aunque sus ojos sigan cerrados sus labios se estiran mostrándome una sonrisa preciosa.
— No te da pena dejarme solo.
— Un poco sí, mira que viene el tío del saco y te lleva y a ver qué hago yo después. Cómo le digo a tu papá que han robado a la alaja del niño.
— Quédate conmigo Meri.
— Me gustaría pero debo de irme a trabajar que las facturas no se pagan solas. Además tengo que hablar con mi antigua jefa para que me haga el favor de poder contratarte.
— Gracias por todo. Dime cómo puedo compensarte todo lo que haces por mí.
— Casándote conmigo...— Me encojo de hombros dejando que Giovanni se lance sobre mí para hacerme cosquillas.
Miro mi reloj. Maldita sea llego al trabajo tarde, con lo responsable que soy yo y las pocas veces que llego al trabajo puntual.
Verás ahora como me encuentre con...Mierda. Flavio aparece delante mío como Batman.
Se para delante mío con semblante serio y sus manos metidas en los bolsillos de su pantalón que tiene pinta de ser caro.
— Vayamos a mi oficina necesito hablar contigo.
— Vale. — Hablo lo junto siguiendo al tío de mi churri.
— ¿Quiere algo de tomar Merinda? — Eh...pienso que mejor no. Por seguridad de que pudiera echarme cualquier cosa en la bebida.
— Gracias ya he desayunado. Dígame, señor Ferretti, que es lo que desea para que esté perdiendo mi tiempo hablando con usted.
— Ya sabes lo que quiero.
— No soy la pitonisa Lola como para adivinar en qué piensa.
— Seré breve y claro. Se trata sobre mi sobrino y este estúpido matrimonio. Debes comprender que no eres bien aceptada en mi familia. No es que tengamos nada en tú contra. Podrás llegar a imaginarte que desconfío de tí.
Y ahora mismo necesito que firmes el divorcio. Así Giovanni podrá casarse con la mujer que ama en verdad.
— De verdad yo estoy alucinando pepinos.
Qué clase de familia se considera cuando tratan a un tío de más de 30 años como si fuera un niño. ¡Por dios Santo! Giovanni es una persona libre de tomar sus propias decisiones y si tanto ama a Francesca, ¿Porqué no se ha casado con ella?
— Porque tú, al igual que tú madre sabeis como seducir a un hombre para sacar provecho de su billetera. A vosotras dos, solo les mueve el interés y la ambición.
— Escúchame con atención Flavio. — El respeto ya ha quedado atrás. Y esta batalla es más personal. Qué me juzguen sin conocerme y encima me comparen con Rosella. Hace que me enfade y mucho. — Antes de hablar, asegúrese de lo que dice, puesto que tú y yo no hemos comido juntos para que me juzgue. Y otra cosa que le voy a decir, deje vivir en paz a Giovanni, ya es grandecito para saber lo que tiene o no que hacer. Ahora entiendo porque se revela en contra de su familia, porque lo tenéis como un pájaro en una jaula de oro.
Y si quiere que me divorcie de Giovanni, lo haré. Pero cuando yo quiera, no cuando alguien como usted me lo diga.
Aquí nadie somos más que nadie con mucho dinero y prestigio que dice tener. Porque de educación y de inteligencia parece que tiene la justa para pasar el día.
Y ahora debo de irme.
Me giro sobre mis talones y me marcho hacia mi puesto de trabajo.
Nada más encender el ordenador recibo un correo electrónico. Lo abro y leo:
✓ Merinda reúnete conmigo en día horas en el parking, debo hablar contigo.
Leo el mensaje, me da la sensación que es algo sospechoso.
La curiosidad puede conmigo, siento mi pulso elevarse, el miedo golpea mi pecho, mi seguridad se pierde en los tacones de mi zapatos.
Camino sin hacer ruido con el teléfono en la mano y el número de la policía en marcación rápida.
Desde lejos escucho una voz que me resulta familiar.
Me escondo detrás de un coche viendo desde una distancia prudencial a Francesca y Giovanni hablando.
Me acerco más, necesito hacer oreja o me va dar algo.
Logro ponerme en un ángulo permitiéndome escuchar la conversación.
— Giovanni, deja este juego y divorciarte. No enojes más a tú padre, él sufre mucho con esta situación al igual que tú madre. La pobre está muy enferma.
— ¿Mi madre enferma? — Pregunta preocupado Giovanni.
— Sí. Pide que vayas a verla. Giovanni entiende de una vez por todas que te estás equivocando. Ella no es de nuestro círculo social, mira nuestros amigos ya han comenzado a crear rumores. ¿En verdad es eso lo que quieres? ¿Merece la pena perderlo todo y alejarte de tú familia por una mujer vulgar como ella?
Verás la desgraciada está la hostia que le voy a meter.
Vamos que me está poniendo fina filipina.
— Si tienes que decirme algo, dimelo a la cara Georgia Armari a lo finolis.
Tanto Giovanni como Francesca se voltean para mirarme.
— Vaya ya estamos todos. — Hipócrita no, subnormal diría yo.
— Escúchame Giovanni, si quieres estar con tu familia hazlo. Yo soy la primera que piensa que la familia es lo más importante que tenemos. Pero sabrás también como yo, que para aprender debemos cometer errores y así poder llegar ha valernos por nosotros mismos.
Aquí en esta vida disfrutamos de lo que tenemos, después de muertos te llevas tus acciones, de este mundo no te vas a llevar nada.
— Merinda, sabes tan bien como yo que nuestro matrimonio es falso. Entre nosotros solo existe la atracción, tarde o temprano todo esto se va acabar. — Fusilo con mis ojos a Giovanni por hablarme de ese modo delante de la pija esta quedándome a la altura de un betún.
— Tranquilo Giovanni, sé diferenciar entre el sexo y el amor.
El amor es algo que te nace, que lo sientes crecer dentro de tí. Pero el sexo solo es placer olvidado. Después de hartarme a echar unos polvos contigo, te puedo olvidar perfectamente.
Eso darlo por hecho querido. Y después puedes ir corriendo a buscar a este pendón verbenero, que solo trata de engancharte a como dé lugar. Y fíjate, ahora que les veo de cerca, hacéis buena pareja y todo. Creo que estáis hechos el uno para el otro.
Sin esperar respuesta de ninguno de los dos me marcho.
Pero me voy orgullosa de mí misma, con la cabeza alta de haber puesto en su lugar a ese par impidiéndoles que me tomen por una pobre diabla ignorante.
Si de algo estoy segura y orgullosa de mí misma, es que he aprendido a sobrevivir por misma con mis propios medios.
En ese momento en el cual iba para recoger mis cosas para irme a casa, me llama Alexis.
Pobre chico, con toda esta historia no lo he vuelto a ver.
Y bueno, como estoy muy sofocada, creo que el cabreo se me bajará viendo a mis mozos bailando y tomándome una cerveza con Alexis.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro