Trabajando...
El mayor miraba enternecido al árabe quien con sumo cuidado levanto un poco el jersey blanco que portaba su lindo Omega, inesperadamente este lo detuvo abruptamente con su mano sin mencionar palabra y desviando la mirada. _Solo quiero untarte el ungüento del que te hable Dick_ Sostuvo con gentileza el rostro apenado del aludido retirando con cuidado unas diminutas lagrimas acumuladas en esos hermosos zafiros, muestra clara que una cosa era perdonar y otra olvidar, todo era muy reciente y Dick aun le temía. _Si no confías aun en mi, te dejo el bote y tu te lo untas cuando lo necesites_ Intento sonreír para darle confianza al gitano sin embargo no pudo sentir culpa al ver esa siempre radiante carita marchita. _Bien, creo que lo mejor sera retirarme para que lo hagas, si me necesitas estaré en mi habitación_ Se despidió con un cálido beso en la mejilla del ojiazul y lo sintió temblar, ocuparía mas que tiempo para lograr que el cuerpo de Dick no lo sintiera como una amenaza.
Por el contrario Dick logro al fin expulsar el aire contenido cuando vio a Damian salir por lo que quedaba de su puerta, sostuvo el botecito entre sus delicadas manos mirando sin mirar el contenido, se levanto con cuidado de no lastimar aun mas su cuerpo, con parsimonia se acerco hasta el gran espejo que tenia en su habitación, cuantas veces había contemplado su cuerpo? su rostro? su ser?... muchas y cada de que lo hacia se sentía hermoso, no porque fuera vanidoso sino simplemente porque sabia que era una verdad innegable le gustan sus ojos azules y grandes que su madre le heredo, ese cabello medio ondulado, lleno de movimiento que su padre le paso por medio de los genes, ahora solo veía un rostro palido, lleno de ojeras, con el labio reventado y un ojo lastimado... se sentía tan feo y vulnerable que le avergonzaba que Damian lo mirase sin su jersey.
Con cuidado se retiro el blanco pedazo de tela de su torso revelando la imagen mas mórbida que sus ojitos hubiesen contemplado, la piel se veía marchita, morada, incluso verde en diferentes zonas, su cintura estaba llena de marcas rojas de uñas la igual que su vientre, sus pezones se veían mallugados, su propia imagen le asqueaba y deprimía, no solo por la parte estética sino porque seria un recuerdo constante de lo débil que era en su Celo, de la peor noche de su vida, seria un recuerdo que un Omega no podría ser respetado o visto con cariño sino como un mejo juguete sexual .
El pensar en ello le recordó lo vivido horas atrás, sentía nuevamente las aspares manos de su hermano recorrer su cuerpo con brusquedad en busca de satisfacción por medio de la violencia, sin poder detenerlo un amargo llanto volvió a surgir, al oír una y otra ves las palabras que su pequeño Robin le recitaba una y otra ves "patético Omega" "Le gustan las pollas" "Es tu culpa" Cuantas veces había escuchado eso?... Estaba arto, arto de sentir debilidad y miedo por los Alfas de sentirse poca cosa ante Damian de que su Robin se descontrolara por su culpa.
Del otro lado del umbral de la habitación se encontraba parado un joven Alfa mirando con tristeza y amargura el estado deplorable en que se encontraba su hermano, jamas lo escucho llorar con tanto dolor, jamas había visto su cuerpo tan maltratado como ahora. Mordió su labio inferior y se retiro sabiendo que no lograría nada, no lograría darle a Dick la seguridad que necesitaba, no era bueno con las palabras y no podría reconfortarlo por ello opto por dejar que se desahogara, ya tendrían tiempo de conversar.
Entro a su propia alcoba frustrado por ver a Dick, el primer Robin quien tanto lo cuido en un estado de fragilidad total, no lo merecía, nadie lo merecía, menos Dick, siempre tan bonachón, tan compresivo, alegre... el no merecía ser ultrajado de esa forma y menos por un puberto hormonal que confundía el sexo con amor.
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