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✿; Capítulo único

El templado invierno había vestido el bosque; este brillaba como si estuviera encantado. El viento helado era constante como ráfagas, la laguna que antes era un lago de agua cristalina ahora estaba congelada.

La larga capa negra iba siendo arrastrada.

Hades caminaba como si el helado frío fuera superficial y una tontería. Su vestimenta negra era adornada por copos de nieve, estos bailaban a su alrededor, una sonrisa gigante abarcaba sus labios, amaba el frío helado que venia cuando el invierno caía. Cada invierno el recorría el bosque y se inundaba de una tranquilidad que sólo le causaba el frío invernal.

A pasos lentos recorría todo, admirando la belleza, blancura, pureza y fría nieve en sus palmas.

Sus pasos se detuvieron en una cueva vieja y no entendía los motivos de tal hecho, era como si su instinto le gritara que entrara con desesperación a ella en vez de estar maravillándose con la pulcra nieve, quiso pasar de largo pero ese algo más fuerte lo mantuvo anclado viendo la cueva que brillaba intensamente.

Su mente grito su desinterés, pero su corazón gritaba compasión y misericordia, apretó sus manos y torció sus dedos hecho un lío mental sobre lo que debía hacer y sin más se adentro en la cueva.

Cada vez que se adentraba podía sentir el calor que de esta emanaba, algo extraño ya que el frío era fuerte y la cueva aun seguía calidad, ni el fuego podía calentar tanto aquella cueva, era todo muy extraño. Cuando al fin llego a el destino que le era gritado, se dio cuenta que no había nadie, solo la llama encendida alumbrar y cosas tiradas alrededor, seguía sin entender porque su instinto lo había llevado hasta allí, no había nada, solo soledad.

Otro día no le haría caso a sus instintos.

Con fastidio se volteo directo para salir, pero un lloriqueo lo hizo detenerse, se volteo inmediatamente y busco el llanto agónico, a los segundos hallo un pequeño y dulce peli-rubio que lloraba desconsoladamente.

Su mundo giro y su pecho se sintió cálido.

Con delicadeza se acercó al niño que le miraba asustado y tembloroso.

Era hasta sorprendente que el niño haya sobrevivido con la temporada invernal que había y más que aún la llama que alumbraba la cueva no se haya extinguido.

—No te haré daño pequeño  —susurro suave y abrió sus brazos plantando una sonrisa dulce.

Los ojos mieles le observaron y el niño dejo de llorar viéndole fijo, con duda se acerco a los brazos extendidos del extraño, este le agarró en sus brazos y lo envolvió.

El niño dejo de temblar y se refugio en el pecho del desconocido, como si algo más allá los uniera.

Hades sonrió con ternura.

—Quizás antes hubiera odiado tener una unión a un niño, pero ahora que conozco el amor, se lo valioso que es amar y más a una dulzura como tu— confeso y una risita pequeña salio—Seguro Persefone me reprimirá por un rato, pero se que vales la pena pequeñin—acaricia los dorados cabellos—Esta embarazada y saber que tendrá dos pequeñines que cuidar, la hará volverse loca, pero tu solo muestras esa carita linda y la tendrás a tus pies.

El pequeño soltó una carcajada diminuta y Hades sonrió con orgullo.

—¡Así es! ...Tan inteligente mi niño.

Hades dejo la cueva con el dulce peli-rubio entre sus ropas oscuras.

(✿)

Persefone esta eufórica gritando y tiembla con desesperación. En mantas blancas de terciopelo esta suspendida, esta se contrae y aprieta las manos en las sabanas.

Jimin sentado en el sillón negro esperaba al nuevo niño heredero. Desde que cumplió los 7 años supo que la criatura que naciera-del amor de las personas que habían cuidado de el desde los 5 años de edad-seria su mundo entero.

—¿Qué sucede Tiqui?— pregunta intranquilo y triste. Un puchero surge de sus labios—¿Se esta complicado?... Tengo miedo de que Jungkookie no nazca.

Jimin desde que fue encontrado y hasta ahora, estaba acostumbrado a decirle Tiqui a Hades.

—Ve mi lindo todo esta bien... Solo que Jungkookie se la esta dando de perezoso—habla cariñosamente y abraza al niño de 7 años para poder calmarlo.

Jimin suelta una risita.

—Es muy testarudo.

—Si que lo es, imagínate cuando crezca, lo seras aún más—concuerda—¿Prometes cuidar de el?

—Lo prometo Tiqui.

Los gritos se detienen y el inframundo se sumé en el silencio.

El doctor con una gran sonrisa pide que pasen.

Persefone esta recostada, su frente perlada con gotas de sudor, se ve demacrada y cansada, pero su sonrisa no deja su cara al sostener con amor absoluto a su hijo Jungkook en sus brazos.

Hades se acerca y con cuidado sostiene a su dulce lucero. Sus ojos negros están aguados pero brillantes con gozo y dicha, viendo a la hermosa creación de su amor.

Jimin con curiosidad mira al niño sostenido por su tiqui, Persefone con un asentimiento le pide que se acerque.

El peli-rubio se acerca y abraza a su cuidadora, que le corresponde con suavidad, pero a los instantes con inquietud se separa y abre sus brazos viendo fijo a Hades, realmente quiere tener en sus brazos al dulce niño.

Hades con una sonrisa divertida le ayuda a sostenerlo.

Cuando Jimin se ve embargado en la ternura del dulce Jungkook, sonríe enternecido, ya que este era el ser más lindo. Su pelo negro, sus ojos cerrados, su nariz perfilada, su boca rosa.

—Yo cuidare de ti Jungkookie... Seré tu príncipe.

Hades y Persefone sonrien con ternura.

(✿)

Años después

Jungkook leía tranquilamente un libro sobre la naturaleza, pasaba con suavidad las hojas y se internaba en la lectura como si fuera uno solo con ella. Desde siempre la lectura había sido su refugio, una fuente donde se perdía del mundo real, de sus miedos y inquietud. Suspiro y dejo el libro a un lado y se detuvo a mirar el oscuro bao de la neblina.

Sus pensamientos volvieron a caer en lo mismo, aunque quería huir de ellos como nada y a veces lo lograba con la lectura, otras veces no tenia tanta suerte.

Se sentía tan defectuoso, una mala creación y se odiaba por ello. No había heredado ni la esencia de su padre, ni el poder de su madre, se sentía un inútil, cada vez que su mente recaía en lo mismo se sentía tan mal, pero nunca lloraría, sería una deshora.

Cerro sus ojos y al instante los abrió, bufando volvió a recostarse en la roca y intento concentrarse en la pequeña lectura. El libro se lo había regalado su madre y realmente estaba interesante.

Cuando pensó que se sumergiria en una lectura sin fin fuera de sus dilemas y problemas, el ruido de movimiento a su alrededor lo hizo mirar hacia abajo, la roca donde se encontraba era alta y la vista era esplendida. Sus ojos se toparon con unos mieles brillosos.

Era un poco irritante ser perseguido por el protegido de su padre, era como si tuviera un guardaespaldas y fuera vigilado a todas horas, aunque sabia en el fondo que no era así, pero igual detestaba un poco al chico.

Quizás el odio a si mismo de ser tan inútil lo depositaba en el lindo rubio que no tenia la culpa de nada, pero le era difícil combatir con su cólera y realmente prefería la soledad y no la calidez que iluminaba al humano.

Jimin era muy alegre y entusiasta, siempre lo protegía como si fuera tan débil para defenderse sólo y odiaba eso. El era fuerte y no porque no haya heredado los poderes de sus padres no lo hacia un debilucho. A veces le parecía gracioso, el ambiente demoniaco y oscuro del inframundo no combinaba con el chico. Era muy hilarante, muy brillante, tenia una luz propia y viveza que correspondía a un humano noble y emocional.

El que fuera humano y viviera en el inframundo le chocaba más aún. Su madre era una diosa de las estaciones, su padre el rey del inframundo y Jimin, bueno el solo era un humano sin poderes al igual que el. Lo único que admiraba era su valentía arrolladora.

Miro de nuevo abajo y vio como este ágilmente subía la roca.

Jimin escalo el último tramo y salto cayendo recto, sonrió con orgullo y Jungkook volvió a suspirar. El peli-rubio se le iluminaron los ojos y se sentó al lado de su adoración y miro a este luminoso y feliz.

—Jungkookie te he buscado tanto—dijo y lo apunto con diversión—Te escondes bien —codeo juguetón y paso un brazo por los hombros del pelinegro que estaba enfurruñado.

—Siempre trato de esconderme bien, ya que huyo de ti, pero lamentable siempre me encuentras—dijo molesto y cruzo sus brazos—¡Eres insoportable!

Jimin trato de que aquello no le molestara o le hiciera sentir triste, como cada vez que su dulce pelinegro lo rechazaba cruelmente, se abrazo a este con fuerza, su mejilla pegada con la del alto que chillaba escandalizado.

¡Odiaba las muestras de afectos! ¡Las odiaba tanto!

—Siempre te seguiré a donde vayas ¿Sabes por qué?... Porque te adoro y se que el destino de tu y yo es estar juntos.

Jungkook se quedó tranquilo en los brazos de su protector y esas palabras dichas lo hicieron sentir cálido, así que prefirió dejarse abrazar y embargarse por la ternura de Jimin por una sola vez en su vida.

(✿)

Los murmullos habían hecho que despertara de su siesta.

Miro a su alrededor y movió sus hombros y los hizo crujir, se levanto y limpio su ropa y sus ojos se toparon con el conflicto de cuatro demonios en contra de su protector humano. No le sorprendía en absoluto, siempre Jimin se inmiscuía en sus peleas y defendía su rango como el que no tuviera algún poder no fuera gran cosa, pero en cambio para todos los demonios, el era un completo defecto.

Se dirigió con paso calmado y sin preocupación, realmente no tenia miedo y sabia en el fondo que seria una pelea más donde discutirían y se esparcirían como humo. ¿Por qué lo sabia? Porque ya había vivido esto mil veces, los demonios se burlaban de su incompetencia y su protector molesto y enfadado rebatía contra ellos. Nada de que preocuparse, o eso pensó.

Su cuerpo se puso alerta cuando el demonio farfarron Lin se acercó a el humano. Sus ojos rojos dilataron mucha ira, su corazón latió en su pecho y apretó sus puños con molestia porque en todo su ser sabia que si lastimaban a Jimin, el mataría a ese mal nacido y lo haría trizas.

A pesar de no poseer poderes había heredado el carácter y fuerza de su padre.

Antes que el golpe se dirigiera a su protector que parecía congelado, Jungkook intervino y se puso en el medio deteniendo el puño con rapidez, lo torció y el demonio se contrajo queriendo soltarse.

Los ojos de Jungkook brillaban rojos y chispas salían de ellos.

—Te juro que si vuelves a intentar tocar a mi humano ¡Te hare trizas!—amenazo y con un movimiento lanzo al demonio al suelo.

Los dos demonios restantes se dispersaron sorprendidos. Jungkook no había reaccionado nunca de aquel modo y solo por un humano. Era hasta insólito.

Jimin miro la escena perplejo para después darse cuenta que Jungkook se iba enfadado, así que decidió seguirle y calmarle, pero su sonrisa no había podido dejar su cara, Jungkook había dicho que era su humano, aquel diminuto comentario lo hacia sentir pleno y con esperanzas, porque amaba tanto a Jungkook, que sólo esperaba que este lo aceptara.

Cuando alcanzo su paso lo volteo con incertidumbre.

Sus ojos se encontraron y vio la molestia en los ojos caramelos. A pesar de que aquello pudo hacerlo sentir diminuto o pequeño, no fue el caso, sonrió muy grande.

—Dijiste que era tu humano y no sabes lo bonito que se sintió—dijo feliz y emocionado—Acabas de aceptar lo que sientes por mi.

—¡Eres tan idiota! ¡Te odio!  —grito molesto—¿Acaso esto es una clase de prueba?

—No se de lo que hablas Jungkookie—su semblante se oscureció y miro a este con dolor.

—Siempre me has obstigado sobre lo que siento por ti y me confunde tanto esto y odio que me hagas decir tonterías como aquellas, porque aún no se lo que siento, no se y me inquieta y asfixia.. Porque estoy seguro que si alguien te lastima yo seria capaz te matarlo.

Jimin se acerco un paso y Jungkook retrocedió.

—Te he dado tiempo y he respetado tus sentimientos y tu indecisión y se que aunque la respuesta sea un no, yo te seguiré amando.

—Mereces aún humano que te valore y sea dulce contigo.

—¡Deja de decir tonterías!... Te necesito es a ti, te quiero es a ti y se que mis sentimientos no son pasajeros.

—¡Por favor! ... Podrías dejarme por un instante solo.

El bajo lo miro resignado y asintió—Esta bien.

(✿)

Jungkook estaba caótico y desequilibrado.

El haber peleado con Jimin había hecho que su corazón frío doliera y que su mundo se congelara. A veces odiaba la fuerza con que Jimin lo hacia sentir indefenso y decaído con rapidez, podía pelear con el pero a los días comenzaba a sentir ese dolor que le picaba el pecho y le hacia difícil el respirar.

Conflictivo consigo mismo observaba la puerta negra vestida de plata alrededor, aquella puerta que llevaba al bosque y a la naturaleza divina de la que hablaban sus libros. Sabía que al cruzar dicha puerta estaría refutando contra su padre, este le había prohibido el paso al otro lado hasta que tuviera la edad adecuada.

Siempre solía preguntarle a su madre Persefone sobre lo que sucedía del otro lado, esta le contaba sobre la flora y sobre su abuela Demeter, la curiosidad lo embargaba tanto en esos instantes, pero a pesar de esa curiosidad que asechaba sus poros, el nunca desobedeció a Hades, hasta ahora y todo se debe a sus emociones caóticas.

Sabe en el fondo que ama a Jimin, pero trata de encerrar ese amor y no dejarlo salir.

Con un suspiro y su mano ya en la puerta la hace girar y esta se abre de golpe, nervioso y mirando de un lado a otro por miedo hacer descubierto cruza la puerta.

El aire helado le agarra de sorpresa y siente los copos cayendo en su cabello y vestimenta oscura, rápidamente cierra la puerta y sus ojos se detienen en la nieve, en los arboles vestidos de blancos. Es una vista maravillosa.

Cuando se arrodilla y comienza a tocar la blanca nieve con sus manos, la puerta negra se abre de golpe.

Los ojos oscuros del pelinegro inmediatamente se dirigían hacia ella, su corazón galopea fuerte, pero todo queda en un mal susto porque el intruso es Jimin. Le hecha una mirada molesta, para apartarla y seguir maravillándose por la nieve.

—Jungkookie es peligroso que estés aquí, debemos volver, a tu padre no le gustara esto.

Jungkook se levanto y se encamino hacia el bajo con rapidez, cuando estuvo al frente de este le agarro las solapas del chaleco y lo sacudió con molestia. Sus ojos rojos vibrando con furia.

—¡Odio que te metas en todo lo que hago!—exclamo—No tienes derecho a decirme que debo o no debo hacer y se que he roto una regla y la verdad no me importa—lo soltó y se volteo, dándole la espalda—Tengo derecho a visitar este bosque, ya no soy un niño y papá debe aceptarlo y dejar de privarme de cosas que necesitó, tanto aquí como el inframundo son mi hogar.

Jimin miro fijamente a su alto pelinegro y movió la cabeza, una sonrisa pequeña surgiendo.

—Tienes razón—termino diciendo y una mirada tímida adorno su rostro y pidio—¿Puedo acompañarte?... Podemos conocer el bosque juntos— la mirada esperanzada y anhelosa de Jimin era todo lo que Jungkook podía observar.

Y no podía rechazarle, con una mínima sonrisa asintió.

Caminaron por la blancura del bosque, se maravillaron de los altos arboles vestidos de blanco, los lagos ser pistas de hielo, todo parecía un cuento encantado y tan congelado. El frío arrasaba con sus ropas y Jimin estaba empezando a tiritear, Jungkook miro a su compañero humano temblar y con preocupación se quito el abrigo y lo coloco sobre sus hombros, este le agradeció con una sonrisa.

En su recorrido, Jungkook decidió buscar alguna cueva y su suerte fue mucha cuando encontró una y con fuego dentro iluminando las paredes.

Jimin sintió un dolor en el pecho y una punzada en sus costillas, pero trato de no hacerle notar a Jungkook su debilidad.

—Jungkookie... ¿No crees que sea raro una cueva con fuego a mitad de invierno?   —pregunto confundido y desdeñoso—Creo que no deberíamos entrar, quizás esta habitada.

Jungkook frunció sus labios pensativo.

—No lo creo, ya que se escucharán voces o se viera movimiento—comento—  Deja de ser tan temeroso, es un buen lugar para descansar.

—¿Descansar? ... Jungkookie creo que deberíamos volver, se darán cuenta y nos buscaran.

—Mi padre esta teniendo su siesta y mi madre nunca me regañaria si sigo mis instintos ¡Así que vamos!

Se adentro en la luminosa cueva y Jimin quedo mirando la silueta alta perderse dentro, su corazón le decía que no debía ir hacia allí, pero el frío torrencial le estaba afectado y su cuerpo temblaba como loco, bufando se adentro en la cueva.

Y al momento de entrar sufrió un deja vu, algo vivido removiéndose en su mente que había mantenido cerrado y oculto de si mismo. El recuerdo de sus padres muertos, la viva imagen de sus muertes, el las había presenciado, la mujer de rostro apacible que lo ayudo cada día y le dejo en una cueva, Hades encontrándolo y llevándole al inframundo, todo se amontono como una avalancha y grito con dolor, soltó el abrigo que cargaba en sus hombros y salio corriendo de la cueva.

La pesadilla y el recuerdo de todo era mucho para el, esos recuerdos que habían sido enterrados y ahora habían revivido.

Cayo de rodillas en la nieve, su llanto y temblores eran erráticos.

Jungkook había visto la reacción de Jimin y se había sentido tan asustado y angustiado, salio lo más rápido que pudo y se acerco al chico tembloroso, lo abrazo y lo acunó en sus brazos, el llanto aumentaba y las lagrimas las sentía en su camisa.

El dolor del peli-rubio le partía el alma y lo hacia sentir indefenso. Su corazón latía en sincronía con el de Jimin y sus lágrimas salieron sin poderlo evitar, lo apretó más contra el, dándole calor y apoyo, dándose cuenta en ese momento que Jimin significa todo para el, que ya no debería ocultar lo que sentía, amaba a ese chico metiche que le seguía a todos lados.

Sus labios temblaron y ya sin miedo dejo fluir sus sentimientos.

—Te amo Jimin.

El cuerpo tembloroso se quedo inmóvil y se soltó del abrazo para mirar a Jungkook con aquella mirada cristalina llorosa, pero llena de espera, amor y esperanza. Las lágrimas largas surcando las mejillas blancas, los labios fríos y morados temblaban, las manos pequeñas se dirigieron a las mejillas del alto y las acariciaron.

—Te amo Jungkook—dijo tan sincero y lleno de amor—Y estoy feliz que hayas aceptado el amarme, porque se que era difícil para ti, pero sabia que lo harías.

Jungkook sonrió suave y las lágrimas corrieron veloces por su rostro, sus emociones hechas un caos y su corazón siendo un jodido revoloteo.

—Lo siento tanto, tenia miedo de aceptarlo, pero en estos momentos presencie tu tristeza y angustia, me hicieron sentir tanto dolor y solo quería curar tus heridas y verte sonreír, en este instante comprendí que significas todo y que tu felicidad es la mía.

Ambas miradas se conectaron y de a poco sus labios se unieron en una caricia leve, pero llena de entrega y adoración.

(✿)

Jungkook estaba recostado en su cama, entre sus largos dedos tenía un nuevo libro, leía cada párrafo y trataba de centrar su concentración en la trama, pero lamentablemente no podía, sus pensamientos viajaban directo a su chico y a los acontecimientos de ese día.

No había sido descubierto por su padre o su madre, en eso había tenido suerte, pero quizás después no seria así. Aunque trataba de no estar molesto con su padre, lo estaba, ya que lo mantenía encerrado en el inframundo sin poder mirar el bosque o acompañar a su madre o visitar a su abuela, eso era lo único que detestaba, en lo demás Hades era maravilloso.

La nieve, los arboles y la frescura, aquella belleza pulcra lo dejo encantado, pero su curiosidad no se paralizaba ahí, quería ver el otoño, la primavera, quería ver cada estación y recolectar su aire, su vista, su tacto. Parecía extraño, pero se sentía unido a la naturaleza, como si fueran uno solo.

Sus pensamientos inmediatamente viajan a Jimin, a su dulzura, a su amor, a su espera. El momento en que sus labios se hicieron uno, en las emociones que lo embargaron cuando lo tuvo en sus brazos y cuando se dijeron te amo, era como una montaña rusa de la que nunca quería escapar. Al principio tenia tanto miedo de sentir aquel amor, pero ahora es tan feliz de haber aceptado que ama a Jimin, a su humano.

El ruido de tres toques en la puerta lo despierta de su ensueño, con una sonrisa y el corazón siendo un repiqueo insistente, abre la puerta y deja pasar a Jimin.

Agarrados de manos se dirigen a el lecho de mantas azules y en silencio se recuestan. Jimin suavemente se abraza a su dulce Jungkook, su cabeza de cabellos dorados se posa en el pecho de este, puede sentir el latido acelerado en sus tímpanos, el respirar pausado y su olor almizclado tan fuerte llenar sus fosas nasales.

Entre el silencio de la apacible noche, Jimin le cuenta a Jungkook sobre el porque lloraba, sobre los eventos del pasado que habían sido escondidos por su mente y horita habían salido a colación. El dolor en la voz suave achica el pecho de Jungkook, que con caricias en el cabello trata de reconfortarlo.

El llanto cesa y como dos seres necesitados de si, se besan y se sostienen. Los sentimientos están a flor de piel y sus corazones laten fuertemente, las emociones se precipitan y las suaves caricias son sucesivas y llenas de adoración.

Entre besos y besos repiten que se aman.

(✿)

La neblina viste las paredes del inframundo, el tembloroso movimiento visceral, los gritos ofuscado de un furioso Hades despiertan a Jungkook de su sueño, sus párpados pesan pero los abre y frunce el ceño.

¿Ahora que tendría su padre para actuar de tal modo?

Trata de desperezarse y un bostezo sale de su boca, por inercia tantea el otro lado, pero este está vacío. Inmediatamente abre sus ojos de golpe y se levanta con el corazón en la boca, sus nervios lo hacen temblar y como puede se viste y baja las escaleras.

Cuando baja el último peldaño, la sala le da la bienvenida y en ella a un furioso Hades insultando a Jimin. El corazón de Jungkook es un ripiqueo, sus nervios se duplican y solo piensa en que su padre lo ha visto todo.

Por primera vez desde que tiene uso de razón siente ese aberrante miedo dominarlo. La furia de su padre era un limite que nadie quería traspasar o perturbar.

—Jimin te he dado mi confianza, un techo, una buena vida y tú me pagas todo eso acostandote con mi hijo—gruño molesto— ¿Porque precisamente mi adorado?... Es que no te vez, eres un humano, no tienes nada que ofrecerle—afirmo y estuvo apunto de acercarse al joven, pero Persefone lo detuvo.

—Dejalo cariño—pidió— Jungkook esta grande y sabe lo que hace.

—No lo sabe—renegó—No me queda más remedio que expulsarte de mi reino Jimin.

Jimin tenia los ojos aguados y sus labios temblaban.

—No nos haga eso, yo realmente amo a Jungkook— rogó—Tiqui...

Jimin comenzó a llorar desconsolado.

Hades volteo al otro lado enfurruñado, porque el apodo le había hecho un nudo en la garganta, su corazón se sentía tan pesado, Jimin había sido su protegido, como un hijo para el, correrle le estaba costando mucho.

Un grito desgarrador surgió de la sala, Jungkook entro desaliñado y tembloroso. Se acerco a su humano y lo acurrucó en sus brazos.

La mirada negra perforó a Hades.

Podía ver la rabia de su hijo poseyéndolo, podía ver el dolor y lo más asombroso podía ver su amor.

—No permitiré que lo alejes de mi, papá.

—¡Jungkook no me lleves la contraria!

Hades pidió con la mirada a sus demonios de combate que alejaran a la pareja.

Jungkook pataleo y peleo contra ellos pero eran cuatro los que lo sostenían, las lágrimas se adueñaron del alto.

Jimin fue agarrado por dos demonios, pero en cambio este no lo lucho, se sentía débil.

Entre el alejamiento de la pareja, el inframundo comenzó a temblar, Hades miro asombrado el como su reino parecía caerse y desmoronarse, lo inaudito es que el no había sido el causante, hasta que con asombro se dio cuenta que las emociones de su hijo habían hecho que sus poderes ocultos por largo tiempo salieran.

Persefone se acercó a Hades y le pidió que soltara a ambos, que los dejara ser felices, pero a pesar de que el rey del inframundo veía todo desmoronarse seguía testarudo, aunque también estaba feliz, su hijo había heredado una parte de sus poderes.

La puerta que daba al bosque se abrió, Demeter con su vestido largo y su capa blanca caminaba tranquila y con un ceño fruncido se enfrentaba a su yerno.

—¡Estas provocando una catástrofe!

Hades la miro confundido.

Demeter sonrió orgullosa.

—Las estaciones se están uniendo, primavera, invierno, otoño, verano, todo es un caos y solo porque quieres alejarlos—camino aún más decidida y con una sonrisa—Mi nieto es quien tomara el puesto de mi hija y el mio, su poder es manejar todas las estaciones, también heredó algunos poderes tuyos—su mirada se volvió cobre—Y también se que ambos chicos son destinados, son los siguientes a seguir nuestro legado... ¿Aún crees que es casualidad el niño en la cueva?

Hades se quedo congelado y trato de asimilar la información, su valor se había ido y su energía. Con un chasquido pidió que soltaran a Jimin y a su hijo.

Los demonios acataron la orden sin refutar.

Inmediatamente Jimin y Jungkook se abrazaron.

Y Hades miro la escena con resignación, no podía hacer nada contra lo que una diosa predecía, con un suspiro se acerco a su protegido y a su hijo y los abrazo.

La reunión familiar trajo el reencuentro entre madre e hija, la aceptación del amor de Jimin y Jungkook y el inició de un legado.

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