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        - ¿Veniste aquí sólo para buscar pelea, Stark?

Sonríe, tensando el labio partido de modo que un hilito de sangre le corre por la barbilla.

Tony había ido a embriagarse a un antiguo bar un poco antes de que las cosas se pusieran peor en el helipuerto y fueran todos enojados a la torre, donde, claro, no pueden beber más de 2 copas de lo que sea. Qué tontería.

Lamentablemente las cosas se salieron de control y todos terminaron peleando. Cuatro contra uno.

- Erik.

Paul, sobresaltado al escuchar el nombre de su líder, le suelta la parte posterior de la camisa a Tony.

- No sabía...

- No hay nada que saber -repone Erik Selving, mientras el cansancio de sus ojos le van penetrando en la voz.

Mira al joven millonario, que está muy pálido. O al menos, así lo siente él. 

- Sé lo que pasó -explica-. Con su pelea.

Tony se queda rígido.

- ¿Quién te lo contó? ¿Fury? ¿Steve?

- Ellos no. Soy conocido por media ciudad, Stark. Escucho cosas. Vamos, vayamos a mi casa y charlemos.

Vacila un instante antes de encogerse de hombros.

- Muy bien -repone-. Pero tomaré allá ese vodka que no me he tomado.


•^•^•^•

- Esa fue mi última idea -dice Steve a Natasha con un suspiro de derrota, dejándose caer sobre el asiento del conductor.

- Fue buena -se sienta a su lado-. Quiero decir, fue buena idea haber venido hasta acá.

Suena su celular. Lo saca de su bolso; es Erik.

- No lo hemos encontrado -dice antes de que él pueda decir hola.

- No, pero yo sí.

Steve se incorpora de manera muy tiesa.

- ¿Estás bromeando? ¿Está ahí?

- Más o menos.

- ¿Qué quieres decir con "más o menos"? -interfiere el Cap.

- Se metió en una pelea. Tiene unas cuantas cortadas y moretones -responde Erik-. Y está ebrio.

Entrecierran los ojos. Natasha casi puede leerle los pensamientos de Steve:   "¿Por qué, ah, por qué hace eso? ¿Qué lo ha llevado a ser como es?" Aunque claro, se trata de Tony Stark. Podría meterse en problemas con un continente entero si se le pega la gana.

- Creo que deberían venir -continua Erik-. Alguien tiene que razonar con él, y yo no estoy teniendo mucha suerte.

- ¿Dónde están?

Se los dice. Cuelga y se vuelve hacia Tony, que lo mira fijamente con las cejas contraídas.

- ¿Ya vienen por mí?

- Algo así.

•^•^•^•

Su casa está en las orillas de la ciudad. Todo el lugar huele a nuevo, a limpio. Siempre lo han admitido, y siempre se lo han dicho a Erik.

Las voces o ruidos que escucha Stark suenan a lo lejos, como con eco. Quizá sea la pared que le obstruye la clara y buena perfección de los sonidos.

- No está de buen humor -informa Erik, deteniéndose frente a la puerta cerrada-. Lo encerré en la habitación de música. No ha querido hablar conmigo... -se encoge de hombros-. Pensé en ustedes.

Mira a Natasha, quien le ha lanzado una mirada fría y acusadora.

- ¿Qué?

Steve empuja la puerta, y en cuanto se abre, Tony toma un lápiz que está sobre el piano y lo lanza. Vuela por los aires y golpea la pared justo a lado de la cabeza del Capitán, donde queda clavado, vibrando. Los ojos de éste se abren de par en par.

Tony les sonríe débilmente.

- Lo siento. No creí que fueras tú.

Siente que su corazón se hace diminuto. Hace un par de días que no hablaba con él, y del algún modo parece distinto; no es sólo la cara molesta y los rasguños de la pelea de hace poco, que siguen frescos, sino que la piel de su rostro pareceas tensa, los huesos más promenientes.

Erik señala a Steve y a Natasha con un movimiento de su mano.

- Te traje a alguien.

Los ojos del chico ebrio fueron hacia ellos. Son tan inexpresivos como si se los hubieran pintado en el rostro.

- Déjennos solos -dice con voz sería y ronca.

- Tony... -regaña Cap.

Erik mueve la mano.

- No pasa nada. Esperaré en la sala, con Natasha.

Sale sin dar un portazo, aunque notan que desea hacerlo.

Stark vuelve su cabeza hacia Steve.

- ¿Tienes que ser siempre tan...? -empieza Steve, pero calla al ver el rostro del que tiene enfrente, que parece atormentado y curiosamente vulnerable.

- ¿Grosero y desagradable? -finaliza por él-. Ven a regañarme cualquier día que no esté entre el lunes y el domingo.

Frunce el ceño.

- Ya basta, Stark -advierte-. Vendrás con nosotros.

- ¿Por qué? ¿Porque eres mi jefe y mi "líder"?

- Ser líder va más allá de un lazo de compromiso y responsabilidad. He sido tu compañero durante dos años, y cada aspecto cuenta.

Tony se recuesta en un sillón pequeño. Los moretones de la mandíbula y el pómulo le destacan igual que oscuras marcas uniformes sobre la piel.

- No regresaré a un lugar donde no confían en mí. Ya no tengo doce años, Steve. Puedo cuidar de mí mismo.

Su expresión parece indicar que no está muy seguro de eso.

- ¿Adónde irás? ¿Seguirás haciendo armas?

Los ojos le relucen.

- Tengo como mil años. Soy prácticamente inmortal, como Thor. Cualquier persona inmortal tiene derecho a...

- Cualquier inmortal. Pero tú no lo eres -interrumpe-. Todavía eres muy joven como para decir que eres como Thor, y todavía no terminas tus proyectos.

- No entiendo cuál es el problema. Nadie me necesita en esa torre...

- Yo sí... -dice una voz dulce y suave por detrás de ellos.

Se vuelven hacia la voz; Pepper Potts los mira nerviosa desde la puerta. Tony se hace a un lado. Siente que su corazón se va haciendo añicos.

- Pepper, cariño. ¿Qué haces aquí? -pregunta.

- Me dijeron que aquí estabas. Tenía miedo y quería verte...

Camina hacia él, y lo envuelve con sus brazos. Comienza a hacérsele un nudo en la garganta; recuerda cuando antes todo era así.

Suspira y la envuelve con sus brazos.

- De acuerdo -tiene la voz ronca-. Pero con una condición. No quiero estár solo.

- Estaremos contigo -dice Steve rápidamente.

- Lo sé -su voz es queda-. Y quiero que lo hagan. Pero quiero que Pepper venga también.

Quedan sorprendidos.

Erik se sienta en el sillón de la sala e intenta no sentir lástima de sí mismo. Cap camina a él. Lanza un largo y profundo suspiro, y se deja caer en el sillón.

- ¿Todo bien ahora? -pregunta.

- Sí. Eso creo.

Toma el vaso de agua y se traga una pastilla para el dolor de cabeza. Regresan todos a la torre Avengers. Natasha conduce. Steve puede ver de reojo que Tony se ha quedado dormido en el regazo de Pepper.

La cabeza le palpita constantemente, y siente que en cualquier momento va a ensuciarle a Pepper ese costoso y bonito traje que trae puesto.

Llegan. Tony se va caminando con los ojos todavía modorros, y a veces choca con los muros. Pepper lo acompaña, sosteniéndolo del brazo con poca fuerza.

- Buenas noches -dice mientras sube las escaleras.

Natasha se queda sola con Steve. Suspira, y vuelve a tomar las pastillas.

- ¿Te sientes bien? -pregunta Pepper a Tony.

- No lo sé. Tú dime...

Pepper saca dos tazas y las llena con té. Stark toma sus libros y un par de libretas.

- ¿Todavía no acabas?

- No. Intentaré tenerlo para mañana.

Se acerca a él y presiona sus labios contra la mejilla de Stark suavemente.

- Ya viene tú cumpleaños...

- Caray -dice.

- ¿Qué quieres de regalo?

- Se supone que yo debería preguntar eso -comienza a hacer garabatos en una hoja. Se siente muy mareado.

- No es mi cumpleaños.

Toma un poco del té, que por primera vez lo siente demasiado amargo.

- No lo sé -responde finalmente.

- Pues me alegra escuchar eso -saca unos papeles de su bolsillo-. Nos iremos de vacasiones un par de días.

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