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Finalmente, los cuatro chicos se encontraban a espaldas del antiguo laboratorio Fenton. Atravesaron el viejo portal fantasma, y por instrucciones de Casper, se habían alejado tan rápido que no tuvieron tiempo de asimilarlo. Una vez arriba, Sam intentó echar una mirada escaleras abajo, mas fue inútil. El camino se hallaba repleto de oscuridad y de una tranquilidad sumamente aterradora para si quiera escuchar ningún ruido. Sam dejó escapar un gran suspiro. Decepcionada o temerosa, tal vez ambos sentimientos se volvieron uno solo, y la combinación no era para nada agradable. Por supuesto que la palabra antiguo se convertía en un adjetivo perfectamente empleado para referirse al lugar. Inmersos en el futuro, tal como lo estaban ahora, muchas cosas podrían ser antiguas como nuevas; pero el lugar era tan deplorable que ameritaba aquella representación.
En ese momento, Danny sostuvo su mano y la de Tucker, de forma inconsciente, y Sam lo miró por el rabillo del ojo como para convencerse de que todo sería un buen plan.
Se rascó la herida en la garganta, volviendo su cuello rojo en un instante, al percatarse de una cosa. ¡Estaban dentro del futuro de Dan! Ese futuro al que pertenecía el temible Dan se podía describir de mil maneras y de una forma raramente extensiva. Sin embargo, Sam fue capaz de resumirlo en una sola palabra: irreal. El futuro al que pertenecía el temible Dan era, sin duda, irreal. Y no se debía al hecho de que el panorama fuese lúgubre, espeluznante y solitario, sino más bien, a que en ese futuro Tucker y ella no existían. Claro que, sus recuerdos apenas se consolidaban, pero ya estaba enterada de lo que ocurrió y sobre el accidente que orilló a Danny del futuro a asesinar su parte humana y fusionarse con Plasmius. Se preguntó internamente si Vlad del futuro aún seguiría con vida. Aquella era una pregunta tan profunda de la que no podría tener una respuesta concreta. Considerando los años que habían transcurrido dentro del futuro (sin mencionar que ellos ya no eran esos pubertos de catorce años), así como las condiciones por las que Dan había buscado, exasperadamente, a Danny, probablemente la respuesta era no. Vlad estaba muerto, si no: ¿por qué Dan se obsesionó con perseguir a Danny y no a la contraparte humana de Plasmius?
Pero aquello solamente era una suposición muy atrevida. Sam no podía asegurar nada.
Y, tuvo la ligera sospecha de que Danny pensaba lo mismo que ella. En sus ojos inquietos se leían ese tipo de interrogantes. Solamente se limitó a besarle el dorso de la mano que le sostenía. Danny se vio sorprendido ante las acciones, pero inmediatamente depositó un beso pequeño en sus labios, provocando que ella sintiera mil mariposas en el vientre. Sí, así de sencillo tenía que ser el contacto con Danny para hacerla volar, no quería imaginar lo que sería capaz de hacerle sentir si aquellos roces se volvieran más pasionales.
Sam intentó despejar sus pensamientos, porque, cuando estás a punto de morir lo primero en lo que piensas no es en hacer el amor con tu novio, ¿cierto? No es que pensara en hacer el amor con Danny, y no es que fueran a morir.
Por otro lado, Casper a su lado mantuvo un porte ecuánime por un largo rato. Aunque, a decir verdad, distinguió el sudor brotando de su frente fantasmal, por lo que se decidió a también tomar su mano y sonreírle, sin mucho éxito. Casper ni siquiera se giró a verla, pero Sam no podía condenar sus actos en un momento como ése y, sobre todo, luego de haberlo hecho sufrir. Casper seguía siendo ese fantasma con el corazón herido.
—De acuerdo, amigos —Danny intervino en el silencio, parándose muy derecho y empuñando la diestra—. Justo ahora haremos historia, sin saber exactamente lo que nos espera. Lo daremos todo, o nada. Dan morirá o seré yo quien lo haga —lo miró aterrada, pero él tenía razón, no pudo hacer otra cosa más que confirmar—. Y, francamente, hoy no tengo deseos de morir.
Tucker sonrió, y ella lo acompañó enseguida, contagiada por el buen ánimo de aquella última oración. Hasta Casper había sonreído de medio lado.
—Pase lo que pase, tú nunca serás un asesino, Danny. Tenlo muy presente, chico fantasma.
El joven la contempló por un momento con una expresión de alivio y Sam supo que era lo que necesitaba escuchar. A Danny le aterraba el hecho de convertirse en un asesino, y eventualmente, tomar el mismo destino que su antagonista. Lo cual no sucedería, porque Danny era la persona con el corazón más hermoso y bondadoso en todo el universo, y era todo lo que necesitaba escuchar para permanecer tranquilo.
—Vamos, mitad humano, uhm. Ya habrá tiempo suficiente para alabar lo que será tu más grande hazaña —Casper retuvo los brazos de Danny y los llevó a su espalda, aprisionándolos con un par de anillos brillantes que más bien tenían la apariencia de esposas ectoplásmicas—. No te dejes guiar por la luz, estas esposas no funcionan, además de que no las cerraré con llave para que te puedas escapar fácilmente.
—Juraría que las apretaste a propósito —Danny observó a Casper por encima de su hombro y éste se echó a reír—. Cuando esto termine, espero que podamos ser buenos amigos.
—Sí... No lo creo, uhm. Te sigo odiando por haberme robado a mi chica.
—Sí. Pues yo te odio por habérmela robado primero.
Ambos hombres rieron al unísono. El contraste entre ellos era digno de admirar y representar, inclusive, en una fotografía para la posteridad. Un hombrecito de apariencia encantadora, con el cabello negro azabache cayéndole por el rostro, de hombros y pecho anchos, y piel tan delicada como un bello muñeco de acción. Mientras que el otro, un fantasma tan atractivo como salvaje, de cintura tan delgada y de sorprendentes pectorales que volvían loca la imaginación. Y Sam creyó que, si no fuesen tan necios, podrían convertirse en buenos amigos, pero rodó los ojos cuando desistió, totalmente resignada.
—¿Cómo te sientes, fantasmita humano? Uhm. ¿Crees tener fuerzas suficientes para convertirte en fantasma? —preguntó Casper.
—Supongo que sí.
—Bueno, cuando te ponga delante de la máquina espero que no solamente supongas y te transformes en un fantasma. De lo contrario, no dudaré en entregarte a Dan de verdad. Entre tu culo y el mío, prefiero salvar mi propio trasero.
—Gracias por preocuparte —bufó con ironía—. Tengo un favor que pedirte, y esta vez hablo en serio.
—¿Qué? ¿Un favor? —abrió ligeramente los ojos, sorprendido—. ¿Qué es? Uhm.
—No te olvides de Sam. Prométeme que la protegerás antes que a ti.
—Uhm —Casper volvió a sonreír, esta vez con más gentileza, justo como ella recordaba que era antes de saber que era un fantasma. Por una fracción de segundo, Sam pudo descubrir en sus ojos al Casper que fingía ser un humano y era tan alegre y sincero—. Ni siquiera tienes que pedirlo. Sam siempre será mi mundo, uhm, ¿cierto, cielo? —entonó con gran determinación mientras examinaba directamente a Sam, quien se ruborizó involuntariamente.
—También a Tucker.
—¿Ah? —Casper se mostró dubitativo, como si le estuvieran pidiendo algo prohibido. Luego, se le apreció con una expresión más blanda—. ¡Agh! Demonios, lo haré si eso te hace feliz.
—Yo no necesito que me salves, larguirucho —Tucker salió a defenderse, sin conseguirlo, porque Casper pasó de él.
—Tucker, Dan es poderosamente peligroso.
—¿No es, acaso, que el mismo Dan está en un proceso de descomposición o algo así? Deberíamos simplemente esperar a que muera por sí solo —expuso el moreno. Un silencio incómodo se formó en el aire—. ¡Hey, tranquilos! Sólo bromeo. Debieron ver su cara, toda escuálida y sin gracia —rio para desvanecer la tensión. Fue hasta entonces que todos, incluida Sam, relajaron sus hombros—. Está bien, pondré mi vida en manos del grandote. Porque, entre nosotros los humanos y el Gasparín, somos los humanos quienes más tienen probabilidad de morir. Y todavía soy demasiado joven y guapo. No he besado a suficientes chicas, y hay una gran lista que me espera.
—Tuck, creo que no has besado a ninguna chica, aún.
—En realidad... Besé a tu hermana, viejo. Si vamos a morir, prefiero que lo sepas —el moreno hizo una mueca de triunfo y Danny se dedicó a fulminarlo internamente. Y para cerrar su argumento, agregó—: no olvides que también besé a Sam.
Entonces, Danny y Casper gruñeron por lo bajo.
Tucker era un tonto, pero sabía cómo provocar a su mejor amigo tanto como a Casper.
—Okey. Escuchen todos, bola de idiotas —Sam se colocó en medio, con pose autoritaria. Los tres hombres la rodearon, guardando el mayor de los silencios, como si fuesen pequeños niños en espera de un regaño—. Sé que Tucker ni yo seremos de mucha ayuda, así que trataremos de no estorbar. Nos mantendremos aquí, alejados y escondidos. Pero eso no significa que no intervendremos si vemos que las cosas se complican, ¿escuchaste, Fenton?
El aludido aprobó con la cabeza. Todos aceptaron.
Casper, nuevamente, tomó a Danny por las manos, escoltándolo. Y antes de avanzar hacia ningún lado, le entregó una rápida mirada a Sam. Una mirada que estaba cargada de agradecimiento y amor. Pero optó por no decir nada. Con Tucker intercambió una seña mucho más amistosa, expresándole que estaba dispuesto a olvidar las diferencias por un momento.
En cambio, Danny, que no se quejaba al estar cautivo, tuvo el fuerte deseo de besar a Sam, ella lo supo porque le había pedido a Casper privacidad, pero éste no lo permitió. Rendido, Danny le sonrió a Sam y a Tucker, sin despedirse. Para Sam, ese fue un gesto que agradeció infinitamente; si Danny se hubiera despedido, era como aceptar su muerte.
Sam vio cómo ambos se alejaban. Un humano y un fantasma bajaban por las escaleras rumbo al laboratorio. Objetivo: Asesinar a Dan.
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Para ella y Tucker resultó bastante complicado cumplir con la promesa de mantenerse al margen de la escena. Danny era su amigo, no podían simplemente dejarlo solo, así que los dos habían bajado por las escaleras minutos después de que lo hicieran Danny y Casper. Se escondieron detrás de un gran muro, en donde podían ser testigos de lo que sea que fuera a ocurrir.
Si Sam hubiese estado enterada sobre las consecuencias de su decisión, o tal vez descuido, lo hubiese pensado dos veces antes de bajar. Pero pronto lo descubriría.
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Desde ese pequeño sitio, pudo ver a Casper caminar, de manera majestuosa, tirando de mala gana a Danny, quien avanzaba a la fuerza y con el ceño fruncido. Como el aspecto del chico fantasma era más bien lamentable y se le notaba el cansancio en la cara, era fácil creer que todo era real. Tenía que admitir que estaban montado un buen espectáculo y que los dos eran excelentes actores, sólo esperaba que Dan les creyera también. Entonces Casper carraspeó la garganta, intentando evadir el miedo y sonar tirano, igual a un verdadero verdugo.
—¿En dónde se habrá metido? Tks —chasqueó la lengua y se volvió hacia Danny—. Aguarda un minuto, no te vayas a escapar. Pero qué digo, no podrías hacerlo, aunque lo intentaras —se burló, dándole la espalda—. Maldita sea, ¡dónde demonios se encuentra Dan!
—Casper.
Y como si se tratara del mismo demonio, Dan emergió de la nada para aparecer frente a Casper. Tenía la mirada severa y el cuerpo endurecido. Sam lo analizó desde su escondite. Se le veía tan fuerte y poderoso como siempre, no parecía estar cavando su tumba como había mencionado el fantasma de cabello castaño.
Casper trastabilló ante el inesperado espectro, pero retomó su postura de inmediato.
—Por fin apareces. ¿Dónde estabas?
Dan vigorizó el ceño para después sonreír con calma.
—Casper, creí que ya habíamos tenido este tipo de conversación donde te demuestro que tú y yo no somos iguales. ¿O eres de mente tan débil que olvidaste tu posición? —amplió su sonrisa cuando Casper ladeó la cabeza, ofendido. La sobriedad del espíritu era tan aterradora—. ¿Cuáles fueron tus palabras? Ah, por supuesto. ¿Jódete, cabrón? —mostró sus colmillos—. Claro que, lo dejé pasar porque aún me pareces conveniente, pero eso puede cambiar muy pronto. Sin embargo, intuyo que, quizás, ¿debería enseñarte, una vez más, cuál es tu deber y cómo debes dirigirte a mí?
—Ah —Casper se encogió en su sitio, avergonzado—. Espero me disculpe, señor. Pero tendrá que entender toda la presión a la que fui sometido. Mis obligaciones eran demasiado para mí solo, y llegué a un punto en el que perdí la razón.
—¿Hablas de soledad? A veces eres tan gracioso Casper, que me haces reír —Dan soltó una carcajada cargada de ironía—. Deduzco que tu maniobra de atraer a Sam a tu lado no funcionó. Te advertí que esa mocosa nos traería más problemas.
—Uhm. Todo marchaba al pie de la letra, señor. Sam estaba dispuesta a ayudarnos. No obstante... ¡Fue ese estúpido humano con el cual se empeña en fusionarse! Danny Fenton lo estropeó todo. Sam ahora sabe quién es, recuperó toda su memoria y terminó por traicionarme... Nos traicionó a los dos, quiero decir, uhm.
Dan estaba fascinado con escuchar a Casper. Era como si disfrutara de la decepción del joven fantasma frente a su abrumadora desilusión.
—¿Recuerda todo? ¿También a mí? —voló alrededor del laboratorio, como si intuyera que algo estaba mal. Sam tragó seco y cerró los ojos, orando, junto con Tucker, para que Dan no los encontrase. Mas, lo vieron detenerse frente a Casper una vez más—. Tuviste que matarla cuando te lo pedí. En cambio, permitiste que te sedujera con sus encantos relativos. ¿Creíste que se iba a enamorar de ti? No seas ridículo.
Casper no respondió. Sam no supo si aquello le había lastimado en serio, porque, a fin de cuentas, él sabía que ella nunca podría amarlo.
—Hmn —Dan analizó a Casper. De pie parecía medir lo mismo que un gigante, pero aún así, no era tan alto como lo era Casper. Reconocía que, tanta seguridad en sí mismo le daba una apariencia espeluznante—. Puedo perdonarte, por ahora. No lo olvides en el futuro.
—No lo haré, señor. Y para confirmar mi arrepentimiento, he traído ante usted un estupendo obsequio. No necesité a Sam para completar mi misión. Mi inteligencia me bastó para capturar su preciado tesoro —Casper carcajeó extasiado, haciéndose a un lado para empujar a Danny hacia Dan—. Tal vez ahora pueda apreciar mis habilidades, señor.
Dan lo ignoró. A continuación, toda su atención se concentró en Danny, observándolo con infinita parsimonia, sin demostrar ninguna reacción en su rostro.
El ambiente que se creó fue excesivamente pesado. Nadie quería respirar lo suficientemente fuerte para hacer ruido. Sólo abundaban las miradas repletas de odio y repulsión. El silencio se formó por espacio de segundos que más bien daban la impresión de que el tiempo se había detenido, congelándolos a todos. Sam comenzó a perder la paciencia, esperando cualquier cosa.
Fue Danny quien esbozó una sonrisa ladina.
—No has cambiado, Dan. Sigues siendo un miserable.
Dan permaneció inmutable.
—Un reencuentro agradable —ladró tranquilamente.
—Sí, demasiado agradable diría yo. ¿Por qué no me quitas las esposas y charlamos un rato? Te aseguro que se volverá aún más agradable.
Dan lo ignoró.
—¿Disfrutaste el mundo ficticio? Lo creé especialmente para ti... Tómalo como un regalo de despedida.
—Honestamente, creo que pudiste haberlo hecho mejor.
—No sigues siendo más que un niño idiota —vociferó.
—Y, sin embargo, necesitas a este niño idiota para continuar viviendo —no se dejó intimidar, al contrario, se veía tan valiente como nunca—. Estoy enterado de tu lamentable situación. Te estás muriendo, anciano.
Entonces Dan rio.
—Pronto sabremos quién de los dos morirá primero.
Inesperadamente, Dan capturó a Danny del cuello, provocando que éste abriera los ojos con sorpresa y con horror verdadero, presa por una infinita conmoción. Dan contempló atentamente a Danny y esbozó media sonrisa.
—Tal vez estoy muriendo, pero mírate bien, estás agonizando gracias a mí.
—¡Dan! Detente.
Casper a un lado intentó intervenir, presa del pánico y sin saber qué más hacer, pretendió acercarse, pero Dan logró lanzarlo lejos con un rayo de energía. Casper se mostró aturdido y confundido por un momento. Después, Dan apretó con mucha más fuerza el cuello de Danny, quien hacía lo imposible por resistir. Casper, como pudo, logró ponerse de pie, sosteniéndose el brazo izquierdo donde Dan lo había lastimado
—¡Mierda!
Sam no comprendía la situación. ¿El plan había fallado? A juzgar por la expresión de Casper, dedujo que todo se había ido al carajo. El corazón de Sam latió desmesuradamente, y Tucker a su diestra, tuvo que taparse la boca para no gritar.
—¿Por qué de pronto muestras interés en él?, ¿acaso te encariñaste con mi versión del pasado?
—¡Lo vas a matar!
—Morirá de todas maneras.
—Pero lo necesitas vivo para tu propósito, idiota.
—Casper, Casper, Casper. ¡Ah! Parece que también tú quieres morir. Hoy es un buen día para librarme de dos basuras como ustedes.
Y mirando a Casper, como si quisiera retarlo, ahorcó a Danny con ambas manos, y no conforme con ello, comenzó a sacudir el cuerpo de Danny con múltiples destellos de rayos que expedían choques eléctricos a todas sus extremidades. Danny chilló, cuando, además, lo levantó del suelo y se vio envuelto por un infierno de llamas azules en donde respirar era imposible. Entonces, sin poder soportarlo más, Danny se liberó de las esposas e interpuso las manos, rasguñando los brazos de Dan, como última medida.
—¡Maldita sea, Danny!
Y Sam lo supo.
Todo por lo que habían trabajado, el plan y los ratos amargos, todo fue en vano.
Dan rio de forma serena.
—¿Creíste que ibas a engañarme? ¿De verdad pensaste que un fantasma como tú, Casper, podría engañarme?
—Demonios —Casper cortó un pedazo de su bata fantasmal y formó un torniquete en el brazo que tenía herido—. Suéltalo, no lo tortures más. Lo matarás y te quedarás sin recipiente.
Sam observó toda la escena, perpleja y con el alma prendiendo de un hilo. ¿Cómo fueron tan idiotas para imaginar que Dan no sospecharía de Casper? Era ilógico y tonto. Dan era más poderoso, no solamente en fuerza, también era más inteligente que todos ellos juntos. Y mientras tanto, tenía que conformarse con ver a Danny morir a manos de Dan.
Sam abrió la boca con pavor ante sus pensamientos. ¡No! No podía ver a Danny morir y no hacer nada.
—Casper, estoy tan decepcionado de ti —Danny continuaba luchando, moviendo los brazos para terminar su tormento, pero era una tarea casi absurda. Su rostro se deformó entre sudor y lágrimas, y las venas sobresalían por toda su frente—. Te brindé mi poder, te convertí en un fantasma enérgico, y tú... Tú decidiste ayudarlos a ellos. Una versión absurda de mí y a mis patéticos amigos. Encima, te enamoraste de mi novia... Sobre ellos, creo que ya no quiero este cuerpo.
Dan, finalmente, soltó a Danny, aventándolo a un rincón del laboratorio, como si se tratara de un simple saco de huesos. Danny tosió violentamente, tratando de llenar sus pulmones de aire, pero le resultaba bastante complicado, así que solamente conseguía asfixiarse más. Sam también fue capaz de sentir el sufrimiento de Danny, y si no fuese por Tucker que la obligó a mantenerse al margen, hubiera corrido hasta él, aunque no supiera como ayudarlo.
—¿De-de qué hablas?
—Puedo poseer cualquier cuerpo, mientras sea humano.
—Sí.
En los ojos de Casper pudo notar la impotencia. Deseaba ayudar a Danny, pero al mismo tiempo, hacerlo significaba ponerse en peligro a él, y a ellos. Tenía que permanecer ecuánime, de lo contrario, solamente confirmarían lo que ya era obvio.
—De pronto decidí que no me sirve. Casper —demandó autoritario—, sé obediente y deshazte del lastre.
El joven fantasma pareció suspirar, agradecido. Tenía un pretexto para ayudar a Danny, aunque eso no significaba que se encontraran a salvo, sino todo lo contrario. La mente de Casper dio mil vueltas, ideando, sospechó Sam, una nueva estrategia.
Casper apoyó un brazo en Danny y le dio indicaciones para respirar, lo cual fue un gran alivio para la chica cuando notó que el color regresaba al rostro de su novio.
Dan caminó alrededor, aumentando los nervios en todos.
—¿Qué tal Vlad Masters? —inquirió Casper, aún a la defensiva—. Aún sigue vivo.
Tucker susurró algo intangible que Sam no entendió. Conque, Vlad Masters estaba vivo. La obsesión de Dan hacia Danny solamente era un capricho y una forma cruel de vengar el pasado.
—Es tan viejo, escuálido y diminuto que moriré tan pronto me fusione. Casper, utiliza tu inútil cerebro por un momento —continuó su marcha hasta que se detuvo a un extremo de donde se encontraban Tucker y Sam—. Necesito alguien joven.
—¿Alguien como quién? Los jóvenes que aún viven son debiluchos y normales... Claro, olvidé que existe esa mujer llamada Valerie.
Dan le dedicó un gesto furioso a Casper, como si aquella sugerencia le hubiera ofendido de algún modo.
—¿Tiene a alguien más en mente, señor?
Danny, todavía desorientado y adolorido, se recostó sobre el cuerpo de Casper. Por otro lado, éste alargó la conversación con Dan, para darle el tiempo suficiente a Danny de recuperarse, antes de llevárselo a cualquier lado.
—¿Qué tal una pequeña jovencita gótica?
Sam separó los labios, sudando frío.
Casper soltó a Danny, haciendo que él cayera al suelo con dolor.
—¿Q-qué?
—Mi antigua novia, Samantha Manson.
—Pe-pero... ¡Ella está muerta! La mató cuando aún era humano.
—¡Ah! —suspiró exageradamente—. Esa Sam no, por supuesto. Pero la Sam del pasado está viva.
Casper ahogó un grito de desesperación, abrumado, consternado y sin saber qué hacer, se jaló de los cabellos fantasmales.
—Señor... No es una buena idea. ¡No!
Dan rio guturalmente.
—¡Qué maravillosa suerte que se encuentre aquí!
Y como si nada, apareció detrás de ella y de Tucker, como una sombra siniestra con ojos rojos.
Tomó a Sam, aprisionándola por la espalda y elevándose con ella por los aires.
Sam sintió que era el final.
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