[15] Parte uno
Sam levantó la cabeza ligeramente hacia arriba, apenas un par de milímetros, los suficientes para verlo sin dificultad, mientras que finas y oscuras hebras de cabello caían por su frente hasta llegar a sus ojos. Entonces, Sam contempló al chico con majestuoso traje oscuro que volaba por los cielos con una misteriosa mirada de ataque. Quiso gritarle, pero prefirió no hacerlo; no quería distraerlo, porque en una situación como aquélla una distracción puede ser un gran problema. Sin embargo, el chico giró lentamente hacia ella, como si hubiese advertido su presencia de algún modo, sorprendiéndose en el acto para luego terminar reprochándole con ese par de ojos esmeralda.
—¿Sam? ¿Qué haces aquí? —frunció el entrecejo de inmediato, colocándose a su altura, quizá para reprenderla por su valiente y estúpida hazaña—. Creí que habías prometido quedarte a salvo lejos de aquí, junto con todos los demás.
—Lo siento, crucé los dedos —encogió los hombros cual niña ingenua, pero sabía que esas cosas no funcionaban con él—. No necesito que me protejas, Danny. Necesito estar a tu lado y luchar contigo, de la misma forma que siempre ha sido. Tus batallas también son las mías, ¿recuerdas?
Danny se mordió el labio inferior con impotencia, demostrándole a Sam que en realidad estaba inmiscuyendo a su novio en un conflicto mental muy fuerte. Ciertamente, ella lo entendía, comprendía el cuento cliché que seguramente se inventaba para protegerla, pero ella sentía lo mismo por él. Danny cuidaba de todos, y lo hizo por mucho tiempo en secreto, pero nadie se había preocupado lo suficiente por cuidar en realidad de él, a excepción de sus padres. Ella estaba decidida a no convertirse en ese tipo de persona. Sam haría todo lo posible por protegerlo, aunque eso significaba ser un estorbo más que una ayuda. ¿Sería egoísta siguiendo esa lógica? Sam sabía que todos los enemigos de Danny eran cada vez más poderosos, y sinceramente no podía hacer mucho por él, quizás fuera de más utilidad si se mantenía lejos tal como Danny le pedía. Sin embargo, no iba a rendirse tan fácil, tendría que intentarlo primero antes de hablar.
—Danny, no me voy a ir, y sabes lo muy terca que puedo llegar a ser.
—Sam, esto es diferente. No es como los otros fantasmas, esta vez... no puedes estar aquí.
—No sabemos ni siquiera a qué nos enfrentamos, ¿y qué? Siempre es un nuevo reto, chico fantasma.
—Sam...
—Sam esto, Sam lo otro. Estoy harta de seguir instrucciones —se quejó tratando de imitar su voz, ocasionando que Danny se relajara un momento y escapara una sonrisa dulce de su boca—. Yo hago mis propias reglas, tanto si lo quieres como si no —tenía tanta determinación corriendo por sus venas que no le importó cualquier excusa que Danny empleara para persuadirla, porque nada podría convencerla de lo contrario. Y justo en ese momento, Sam se valió de su reloj pulsera para disparar un rayo láser a un fantasma que se movía silencioso por la espalda de Danny. El fantasma, de apariencia desconocida y bastante mediocre, gimió de dolor, percatándose Danny del enemigo sólo en ese instante, y antes de que pudiera hacer cualquier cosa, Sam se adelantó y lo atrapó con ayuda del Termo Fenton, dejando a Danny anonadado—. Tan fácil como deshacerse de ese problema. Sin mí ese fantasma te hubiera pateado ese bonito trasero.
—¿Piensas que tengo un lindo trasero?
Sam se sobresaltó, y viró los ojos hacia otra dirección.
—Yo no dije que tu trasero fuera lindo —replicó, apenada.
—¿No lo es?
—Sí... es redondo y se ve muy bien a través de las mallas pero... —rápidamente cambió de expresión, poniéndose muy seria—. Phantom, ¿estás jugando conmigo?
—No, pero tu cara es muy adorable.
—¿Qué? No tienes remedio. Concéntrate, chico fantasma —cruzó los brazos, fingiendo estar enojada, lo cual no funcionó ya que Danny rio débilmente— ¿Dejarás que te ayude?
—Sam, no quisiera, pero de acuerdo —suspiró, dándose por vencido con ella—. Pero no permitiré que intervengas más de lo necesario, ¿okey?
Ella asintió, examinando cómo las piernas del chico se transformaban en una especie de cola transparente que casi era imperceptible al ojo humano.
—Los destruiremos molécula por molécula —dijeron al unísono, riendo.
Después permanecieron en silencio, mirándose uno a otro por algunos segundos que parecieron efímeros. Color esmeralda combinado con el color lila, algo entre ellos dos que los hacía ser únicos y especiales ante los demás. Danny inclinó su cabeza y tomó por el mentón a Sam lo más delicado que podía permitirse ser, acercándose lo suficiente para que ella pudiera disfrutar de la cálida respiración que emanaba desde el interior de su masculino pecho. «Eres mi chico fantasma», susurró al borde sus labios y abrió la boca, dispuesta a besarlo como si no hubiera mañana.
—Vaya, casi parece que no hay miles de fantasmas hostiles destruyendo la ciudad a sus espaldas.
—Tucker —habló Danny, separándose rápidamente con un leve rubor en las mejillas—. Qué conveniente de tu parte.
—¿Qué haces aquí? —le preguntó al moreno, luchando contra su propio sonrojo para no figurar como una chiquilla atontada por el amor, aunque prácticamente sí lo era. Recobrando su postura seria, prosiguió—. Creí que llevarías a Jazz y a los padres de Danny al refugio.
—Eso hice, después de que tú también decidieras huir y me abandonaras, claro. Los padres de Danny andan por ahí en las calles reuniendo gente y llevándola al refugio. ¿Sabían lo increíble que se ha vuelto Jazz? —Sam se encogió en sí misma, avergonzada—. Pero no nos íbamos a quedar sin hacer nada, esperando que tú te lleves toda la gloria, Danny.
—¡¿Qué?! ¡¿Y lo permitiste, Tucker?! —Danny, de forma inconsciente, tomó al moreno por el cuello de su camiseta—. ¡Esto es peligroso! ¡Qué parte de estamos en una poderosa y mortal batalla no entienden!
—Y por eso nos necesitas —refutó Sam.
—¿Acaso creíste que permitiríamos que fueras el único héroe? —sonrió Tucker—. Además, puede haber lindas fantasmitas por ahí. Lindas y sexys fantasmitas —movió las cejas con diversión—¡Auch, Sam! Eso dolió. No se lo cuentes a Jazz.
Sam quiso interrogar a Tucker sobre su "aparente" atención hacia la hermana mayor de su amigo, pero el suspiro de Danny la detuvo. Se le veía agotado.
—De acuerdo, está bien. Todos para uno, y uno para todos.
Sam lo abrazó y lo besó en los labios, aprovechando para terminar con lo que Tucker arruinó. Danny correspondió gustoso, llevando ambas manos a su cintura, atrayéndola hacia sí para profundizar el beso. Cuando se separaron, se entregaron una parte de un segundo para mirarse por segunda ocasión a los ojos. Tucker se les unió al abrazo enseguida.
—Yo también quiero —los rodeó a ambos con sus pequeños brazos—. Excepto lo del beso, viejo.
.
—Necesitamos un plan.
—Sí, lo necesitamos. ¿Alguna idea, genio? —expuso Sam.
—Temo que no.
—¿Estamos fregados, viejo?
—Sí, completamente fregados —Danny se rascó el puente de la nariz. Regresó a su forma humana desde que optaron por ocultarse en el refugio, junto con todos los demás. Los habían convencido a todos de volver y activaron el escudo de ecto-energía que los mantenía a salvo de todos los fantasmas del exterior. Una potente aura verde los cubría, sólo así podían sentirse escasamente seguros, porque en el fondo, todos allí no pasaban por alto el hecho de que el escudo antifantasmas no sería lo suficientemente poderoso por mucho tiempo. Ya había sucedido antes.
—¡Podemos hacerlo, Danny! Cada uno de nosotros tomará alguna de las armas de papá y mamá y lucharemos contra ellos.
—Jazz, ojalá fuera tan sencillo como decirlo.
—Tu hermana tiene razón, Danny —su madre le tocó el hombro en señal de apoyo—. Tal vez no seamos las personas más listas en todo Amity Park pe...
—¿No lo somos?
Maddie Fenton sonrió de una manera indescriptible para Sam, no sabría decir si existía vergüenza o disgusto, quizás ambos.
—Querido... Oh, cielos —se llevó la mano a la frente para brindarse ánimo—. Danny, lo que tu padre quiere decir, es que no importa si nos superan en número, nosotros lograremos vencer, siempre y cuando estemos unidos.
—Eso es correcto. Jack Fenton no le teme a nada —asomó la cabeza por una rendija, como para analizar la situación. No obstante, de inmediato transformó su semblante autoritario en uno muy diferente—. O quizá simplemente debamos quedarnos aquí... Tenemos comida y agua suficiente, y algunos juegos de mesa que tomé prestado de mi buen amigo Vlad... sin su consentimiento... pero que sí devolveré.
Todos ignoraron el gesto furioso que Vlad le dedicaba al padre de Danny, y sólo entonces, tanto Danny como ella se percataron de la presencia de Vlad en la sala, lo cual incomodó sobremanera al chico, pues se percató de cómo se removía sobre su asiento.
—Danny, ¿estás bien?
—Oh, genial. Esto se pone cada vez mejor, ¿ahora se supone que debo cooperar con el sujeto que ha intentado aniquilarme por años?
—Más vale que lo hagas.
Danny, Sam, Tucker y Jazz se sorprendieron al escuchar la voz de Vlad a sus espaldas. A la distancia se notaban los intentos, sin mucho éxito, del matrimonio Fenton por tranquilizar una muchedumbre de personas histéricas, incluyendo a sus compañeros de secundaria, los cuales involucraban a Paulina y Valerie.
—¿Y cómo saber que estás de nuestro lado y que esto no es una de tus trampas?
—Mi querida Jasmine, estoy dispuesto a abandonar todos mis malentendidos con tu familia, estoy seguro que todos merecemos una segunda oportunidad. Además, mi laboratorio y mi mansión también fueron destruidos... Todo quedó en ruinas.
—¿Estás diciendo la verdad?
—¿Por qué mentiría sobre mi terrible desgracia?
—¿Tu laboratorio fue destruido?
—En efecto, Jasmine.
—¿Por qué alguien quisiera destruir tu laboratorio?
Vlad respiró a profundidad, acomodándose el elegante traje por cuarta vez. Sam intuyó que, probablemente, se trataba de una pregunta que evitaba responder, pero que eventualmente tendría que hacerlo.
—¿Supongo que debería ser totalmente honesto contigo, Daniel? —éste aprobó con un movimiento de cabeza y con la quijada dura—. Hace un par de años colaboré con un fantasma para crear una vacuna que revolucionaría el ADN y la composición morfológica de cada fantasma, sin excepción. El primero en probarlo fue él mismo, y por supuesto que fue un éxito, no soy el hombre más rico e inteligente del planeta por nada.
—¿A dónde nos lleva esto?
—Al origen de todo, Daniel —hizo un esfuerzo para no perder los estribos—. A pesar de que fue un trabajo en conjunto, yo me quedé con la patente. Cinco años después, regresa ese mismo fantasma a robarme la patente, y no conforme, destruye mi muy valiosa mansión y mi laboratorio. Estoy tan furioso.
—Pues de inteligente no tiene mucho —susurró Tucker en el oído de Sam.
—Estoy contenta... Eh, quiero decir, estoy contenta de que el tío Vlad esté de nuestro lado y no al contrario.
El aludido sonrió con triunfo, posteriormente se dirigió hacia donde estaba la madre de Danny. Sam observó al azabache y cómo éste vigilaba a su archienemigo intentar masajear los hombros de su madre.
—¡Asombroso! No sólo acepté trabajar con mi peor enemigo, sino también debo aceptar que Vlad esté tratando de coquetear con mamá todo el tiempo.
—No deberías preocuparte. Conociendo a mamá, Vlad no podrá hacer mucho aunque se lo proponga.
—Jazz sabe de lo que habla, viejo.
Sam reparó en las manos entrelazadas de Tucker y Jazz, pero no dijo nada.
—Tenemos que armar el plan —repite Danny, ocasionado que todas las personas se amontonen alrededor de ellos, sorprendiendo a Sam por su absoluta colaboración—. Formaremos equipos de diez personas. Jazz, Valerie —Sam fue testigo de las miradas cómplices que su novio intercambió con la morena, eso no le agradó para nada. Claro que no era el momento para actuar como una celosa empedernida, pero ella más que nadie sabía que Valerie aún no superaba a Danny, y eso la hacía enojar—. Junto con Tucker y Sam, estarán al mando de cada equipo y se encargarán de las armas más avanzadas. Sólo contamos con un Termo Fenton y no estoy tan seguro que con uno solo podamos atrapar a más de cien fantasmas a la vez, así que considero que mamá y papá... y T-tío Vlad, por supuesto, deberían quedarse para crear más Termos, al menos los suficientes para que cada equipo cuente con uno.
Todos asintieron.
—Yo creo que deberíamos ocuparnos primero del enorme agujero en el cielo —intervino Valerie—. ¿De qué sirve que atrapemos fantasmas si pueden regresar por allí?
—Ah, odio admitirlo, pero Valerie tiene razón —dijo Sam—. ¿Cómo haremos para cerrar el portal fantasma?
—Los portales fantasmas duran cierto periodo de tiempo, posteriormente se cierran por sí solos.
—¿Debemos esperar a que esa cosa decida cerrarse por sí sola y luchar mientras hasta el cansancio?
—No será necesario —Danny se puso de pie—. Existe otra forma. Derrotando al creador.
—Danny... ¿Tienes idea de quién puede ser?
—Sí, Sam. Hay dos fantasmas capaces de crear portales a voluntad. Y no creo que Lobo sea el responsable.
—Te refieres a...
—Dan.
.
N/A: Ok, el capítulo 15 sería el penúltimo capítulo de esta historia. Sin embargo, me quedó demasiado extenso, es por eso que decidí dividirlo en dos partes.
Y yo sé que tal vez está confuso ahora, pero en la siguiente parte prometo que se van a aclarar muchas cosas.
Gracias por leer!
Cuídense y recuerden estar en casita en estos tiempos difíciles.
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