Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

[12]

Gran parte de la ciudad estaba desierta, podía ver casas destruidas casi por completo, fuego crecer desde el suelo y consumirlo todo. El paisaje era tan desolador y deprimente, incluso para ella. En verdad, un ambiente aterrador.

Una fuerte brisa la cobijó, haciéndola temblar.

El sonido de la tierra resquebrajarse bajo sus pies la puso en alerta, como si existiera alguien más detrás de ella, siguiéndola, dispuesto a atacarla en cualquier momento. Podía sentir una penetrante mirada todo el tiempo, pero allí no había nadie.

Continuó caminando sin rumbo, realmente no sabía hacia dónde se dirigía o hacia dónde tenía que hacerlo.

Finalmente lo observó a lo lejos y aumentó la velocidad de sus pasos, hasta que él no pudo ocultar la sorpresa en sus ojos, mirándola con afán de reproche.

—¿Sam? ¿Qué haces aquí? —frunció el ceño, bajando la guardia inmediatamente—. Creí que habías prometido quedarte a salvo lejos, junto con todos los demás.

—Lo siento. Crucé los dedos durante mi promesa —encogió los hombros—. No necesito que me protejas, necesito estar a tu lado y luchar contigo. Recuerda que tus batallas también son las mías.

El chico pareció no estar de acuerdo, pero no tuvo más remedio que aceptar, seguramente porque conocía lo muy testaruda que era. Luego, se elevó unos centímetros sobre el suelo, Sam lo contempló ensimismada, admirando cada fibra infinita de su ser.

—De acuerdo, pero no dejaré que intervengas más de lo necesario.

—No deberías preocuparte tanto por mí —se cruzó de brazos bajo el pecho, y el chico le clavó los ojos, sonriendo—. Tengo el Termo Fenton.

Lo mostró y el chico carcajeó suavemente. Sus piernas se trasformaron en una especie de cola transparente que casi era imperceptible.

—Los destruiremos molécula por molécula.

Dijeron al unísono, intercambiando miradas. Sam se perdió en la profundo de sus ojos esmeralda y en el brillo que éstos adquirían, mientras que le tendía una mano.

Ese chico era especial, no solamente por su traje majestuoso, ni por su cabello blanco tan perfectamente alborotado, sino porque causaba en ella demasiados sentimientos juntos. La excitación de la batalla y la emoción de estar con él era sólo una pequeña parte de todo lo demás.

Estiró la mano a lo alto. Sin embargo, la figura del chico desapareció abruptamente y todo se volvió oscuro en menos de un segundo.

Su cuerpo se paralizó y el miedo se apoderó de ella.

—¡Danny!

Gritó.

Dentro de su demencia pudo darse cuenta de algo... ¡Danny!

Volvió a gritar sin éxito y continuó haciéndolo hasta quedarse sin voz. ¡Era él! ¡Da...!

Su último suspiro murió sin siquiera ser pronunciado. De pronto, una sensación de calor se acumuló en el fondo de su garganta, que fue suplantado por ardor y fuego quemando en su cuello. Todo lo demás fue dolor, en su extensión más cruda y cruel.

—¡Sam!

La voz del chico se convirtió en un susurro muy distante hasta casi desaparecer.

—¡SAM!

—¡SAM!

Abrió los ojos con violencia, dándole la cabeza miles de vueltas. Se topó de frente con el techo blanco y carcomido de la habitación, no tardó en darse cuenta que se encontraba en uno de los cuartos de la casa Fenton. Sintió un bloque de hierro oprimir su cabeza, y el ligero ardor en la cicatriz en su cuello le daba comezón, provocando que se rascara con fuerza desmedida.

Tuvo otro sueño con aquel chico de identidad misteriosa, más bien, otra pesadilla sin sentido, pero que en algo era diferente a las demás. Esta pesadilla le reveló varias cuestiones que hasta entonces desconocía. Jamás había visto al hombre con el traje negro de forma tan clara como esta vez, y en verdad que sus ojos y su complexión era muy similar a la de... ¡No! Estaba completamente segura de que eran iguales y no similares. ¡Era él, sin duda!

Incluso lo había llamado por su nombre... Aunque a esas alturas ya no recordaba todo con exactitud. La imagen del sueño se iba evaporando poco a poco, así como tampoco entendía por qué tan de pronto la cicatriz le empezó a picar tanto.

Iba a ponerse de pie para ir en búsqueda de su diario y empezar a escribir lo que todavía conseguía recordar, antes de que fuese demasiado tarde. No obstante, las voces de Tucker y Danny la detuvieron.

—Necesitas descansar, viejo. Mira tu cara, casi ni te reconozco ya. Parece que tus ojeras tienen un poco de ojos —rio animadamente, pero tosió cuando notó que el sarcasmo no ayudó.

—No lo haré hasta que Sam despierte.

—Vamos, es suficiente. Sé que no has superado tu etapa de romance adolescente, pero ya estás anciano para estas cosas.

—Tuck, no es momento de bromas.

—Lo siento. Es por esto que yo no me enamoro —suspiró—. Al menos déjame que te cubra un par de horas.

—No es necesario.

Tucker ignoró su respuesta y tomó asiento frente a él.

—Danny —hizo una pausa tremenda—. ¿Qué opinas respecto a Casper?

—Hay algo muy extraño con él, Tuck. No solamente lo que pasó hace cuatro años lo es, sino que en este presente también hay algo que no entiendo —apretó los puños.

Sam los miró de soslayo, fingiendo dormir todavía.

—¿Entonces, es un fantasma?

—Así parece.

—Creo que hay muchas cosas que cuadran ahora —agregó el moreno—. ¿Recuerdas esa vez que casi morías congelado cerca de Casper? No me parece tan extraño. Tu sentido fantasmagórico lo detectó. Lo que significa que tus poderes están regresando.

Danny contrajo los labios en una mueca que reflejaba su desesperación pero que, curiosamente, lo hacía ver tierno.

—¿Casper es un fantasma?

Preguntó Sam, importándole poco que Tucker y Danny la miraran con preocupación.

—¡Sam! ¿Te encuentras bien?

—¿Qué te ocurre en la garganta? ¡No me digas que...! Cielos Danny, tú sí que no pierdes el tiempo —le dio golpecitos en el hombro, dirigiéndole una mirada pícara.

—¡Tucker! —regañó avergonzado el azabache.

—Creí que podría ser oportuno... ya saben, ¿eh?, ¿eh? Nada mejor para desvanecer la tensión que chistes de romance juvenil. 

Danny se palmeó la frente, abochornado, después se concentró absolutamente en ella.

—¿Tienes algo malo en la garganta? Tal vez si te quitaras ese collar...

Sam apartó la mano que Danny acercaba hacia su cuello.

—¿Casper está muerto? Yo vi su expediente y su fecha de muerte —se tocó la sienes—. Tiene que ser una mala broma, ¿cierto? ¡Eso es imposible!

Tucker y Danny intercambiaron gestos en silencio.

—Casper no puede estar muerto. ¡Es una locura siquiera pensarlo! Alguien quiso engañarnos, y eso es un delito —los examinó a ambos que permanecían con la cabeza gacha—. ¡¿Por qué se quedan callados?! ¡Danny!

Tucker carraspeó sonoramente, y Danny respiró muy despacio.

—Sam, no sé por dónde empezar.

—Por el principio de todo —exigió—. ¿Casper realmente está... muerto?

Pronunciarlo era tan absurdo. Casper no podía haber muerto, porque no daba crédito de ello. Casper estaba vivo, era su novio, o al menos lo fue.

El chico de ojos azules viró hacia los lados, titubeante de su respuesta.

—¿Casper está muerto? —repitió, ya enfurecida.

—Sí. Eso creo.

Los vellos de sus brazos se erizaron. Era una afirmación espeluznante, loca y siniestra, para nada creíble... mas en el fondo, no lo consideraba tan poco probable. Intentó tranquilizarse de la mejor manera, quizás era la única que estaba actuando como demente cuando los demás estaban tan tranquilos.

—¿Es un fantasma?

Danny asintió sin pronunciar ninguna palabra.

Sam se volvió a rascar en la herida, teniendo dificultades para respirar con normalidad.

.

—Los fantasmas existen, puedes creerlo o no, pero existen de verdad, Sam. Hace cuatro años existían en Amity Park.

—Los tres éramos mejores amigos —intervino Tucker, y Danny no se opuso—. Y nos asegurábamos de conservar la paz mundial peleando contra fantasmas de todo tipo.

—¿Peleábamos contra fantasmas?

—Tucker está exagerando... otra vez —negó con la cabeza.

—Tienes que recordarlo. Aquella vez que por tu culpa Danny casi es asesinado por la dama de los almuerzos.

—¿Por mi culpa?

—Hiciste una protesta para que en la cafetería solamente se sirvieran panes con pasto durante el almuerzo —hizo una mueca de asco—. Te desnudaste en público.

—¿Qué? —cuestionó alarmada.

Danny golpeó la nuca de Tucker.

—No hiciste tal cosa; aunque todo lo demás es cierto. Luego apareció un fantasma que se hacía llamar la Dama de los almuerzos, y gracias a Tucker, ella te capturó.

—No fue mi culpa. Yo sólo quería carne —agitó los brazos.

—Al ser mi primer enemigo, no sabía controlar muy bien mis poderes.

—Te convertiste en humano de vuelta, eso fue vergonzoso —agregó Tucker.

—Después conocimos a Skulker, mi más grande enemigo, me veía como un trofeo —rio—. Debí ser muy bueno para que quisiera capturarme.

—Siento la modestia subir a tu cabeza, viejo. Estoy siendo sarcástico, a propósito.

—¿Recuerdas a Desiree? Un fantasma mujer que cumplía todos los deseos que puedas imaginar. Tucker se sentía celoso de mí y deseó ser como yo, pero las cosas no sucedieron como él esperaba.

—Es porque alardeabas todo el tiempo —lo encaró—. Fui tu mejor lucha, tienes que admitirlo. Además, no fue la única vez que nos enfrentamos a Desiree. En algún punto, Sam, deseaste no conocernos a Danny y a mí, por lo que Desiree hizo que no te recordáramos, pero Danny consiguió vencerla y todo volvió a la normalidad.

—También me enfrenté contra mi némesis, Vlad Masters —se formó un silencio incómodo en la sala—. Y muchos otros más.

—No olvides a Ember... Yeah! Oh, Ember! You will remember. Ember one thing remains. Oh, Ember! So warm and... Lo siento, la canción sigue siendo muy pegajosa —se encogió de hombros—. Ember lanzó una especie de hechizo a Danny, haciendo que se enamorara de ti, era aterrador.

El joven se ruborizó.

—Por supuesto que lo fue. Es decir, no el hecho de estar enamorado de ti, sino el hechizo.

—Danny siempre te amó.

Sam elevó una ceja, claramente no recordaba nada de eso, y parecían un montón de fantasías sacadas de un cuento de hadas. ¿Qué eran esos poderes que Danny tenía? Hablaban como si ella no existiera, o como si de pronto quisieran revelarlo todo.

Sam esperó, analizando cada una de sus palabras.

—Cada lucha me hizo volverme más fuerte, despertar nuevos poderes y aprender más.

—Eso quiere decir que tú no eres un humano normal, Danny —mencionó, cansada de escuchar sin decir nada—. No podríamos luchar los tres siendo simples humanos. ¿Qué eres tú, Danny?

El chico se tensó y separó ligeramente los orbes azules.

—Soy Danny. Tu mejor amigo y el chico que te ama. ¿Contenta?

Sam disintió.

—¿Qué eres?

Danny se mordió los labios y tamborileó los dedos.

—Un chico fantasma. Mitad humano, mitad fantasma.

Él continuó hablando, pero Sam ya no pudo escuchar más. En su mente sonaron con eco sus palabras. Un chico fantasma. ¿Él era un fantasma? ¿Los fantasmas realmente existían?

—¿Sam?

Su frente se cubrió por delgadas gotas de sudor, empapando su flequillo y cayendo hasta su clavícula. Después pasó saliva.

—¿Estás bien?

—Es obvio que no lo está, Tuck.

La cicatriz ardía como el infierno.

—Alto. Necesito escuchar más.

.

Los chicos le contaron que Danny adquirió sus nuevos poderes gracias a ella. Los padres de Danny eran una especie de inventores, y habían creado un portal que comunicaba el mundo real con el mundo fantasma. A simple manera era algo descabellado, pero que era cierto. Danny entró al portal, activándolo y alterando su ADN en el proceso, convirtiéndolo así en un chico mitad fantasma mitad humano. Y todo por culpa suya.

Se acostó un momento, mordiendo la almohada con impotencia.

¿Por qué no había nada de eso escrito en su diario? Únicamente hablaba de Danny hasta morir, de lo bueno y guapo que era, incluso sentía vergüenza por aquel amor no correspondido, del que ahora se enteraba que sí fue recíproco.

O tal vez...

Sam recordó las páginas que fueron arrancadas de su diario, y a su mente viajó la idea de que quizás Casper era el responsable de aquello. ¿Por qué? Casper era un fantasma, ¿por qué le mentiría de esa manera?

Se puso de pie. Estaba claro que allí sentada y lamentándose no encontraría ninguna respuesta.

Rápidamente se colocó una gabardina oscura y sus botas de guerra, peinando con cuidado su largo cabello.

Estaba decidida.

Caminó hasta la habitación de Danny, entrando sin importarle nada.

—¡Danny Fenton! Oh... —toda su determinación se vino abajo en cuestión de milisegundos.

—¡Sam! Las personas suelen tocar la puerta y esperar a que les digan: pase. Deberías intentarlo tú también.

—Yo... —rio nerviosa, sin saber qué decir—. No fue mi intención.

—Te creo... pero, ¿por qué sigues mirando? No quiero incomodarte, pero yo estoy incómodo.

Por supuesto que quería salir corriendo de allí, pero una fuerza sobrehumana la hacía permanecer como una estatua. No es como que quisiera ver su torso desnudo, marcándose levemente en el abdomen, ni tampoco quería perderse en sus piernas bien formadas. Tenía que admitir que era un hombre bastante guapo.

—Sólo quería decirte que tengo una idea.

—Me encantaría escucharte, Sam, pero después de que me vista. No soy un experto, pero creo que no puedo intentar cubrirme todo el tiempo con mis manos.

—Tienes razón.

Miró una vez más, sólo para comprobar que Danny era un humano en ese momento y no un fantasma. El pobre chico trataba de ocultar su desnudez, cubriendo su parte íntima con las manos. Era muy tierno, pero también muy atractivo.

Un calor inmenso cubrió sus propias mejillas y se obligó a sí misma a salir de allí, con la imagen latente de Danny en su cabeza.

Le costaría días intentar borrarlo de sus pensamientos. Al menos intentarlo ya le costaría mucho esfuerzo. ¿Danny siempre fue un chico tan sensual?

Estaba claro que existía algo en ella que ocasionaba que se portara como una tonta con él, no podía negar que Danny le gustaba.

—Te escucho, Sam.

Lo contempló frente a ella, vistiendo un abrigo gris y pantalones azules. Nuevamente el calor acudía a su cuerpo, coloreando sus mejillas de carmín. Giró la cara para evitar que Danny la descubriera.

—Quiero encontrar a Casper.

—¿Qué? ¿Por qué? —aunque trató de descifrar su preocupación, no funcionó. ¿Estaba celoso?

—Me cuesta creerlo, pero Casper puede ser el enemigo a quien tanto has estado buscando —Danny torció la boca, como si eso no lo convenciera lo suficiente—. Casper solía llevar esto con él siempre —extendió sus manos para dejar ver el collar plateado con forma de esfera—. Presumía casi diario que lo ganó en una riña cuando era más joven. 

—Déjame verlo —lo tomó de sus manos y lo examinó críticamente.

Era un collar normal, y bastante corriente a su parecer, cualquiera con menos de un dólar podría comprar uno en el mercado. Aunque si se era lo suficientemente observador, se podía percibir que el objeto era más pesado de lo que aparentaba.

Danny continuó agitándolo de un lado a otro, igual que un péndulo.

—Tuck, ven a ver esto.

En seguida, el chico de piel morena se asomó soñoliento, bostezando cada dos por tres. Se restregó los ojos unas dos veces, y Sam se dio cuenta de que sin gafas, Tuck lucía diferente, un poco lindo.

—¡Es un collar horrendo!

—¿Crees que sea alguna especie de clave? Deberías saberlo.

—No soy esa clase de genio, Danny —bostezó una vez más.

Los dedos del moreno rozaron apenas la cadena brillante. Danny lo soltó, pero Tucker no fue tan ágil para capturarlo. El collar cayó al suelo, originando resonancia magnética, envolviéndolo por completo con una fuerte corriente eléctrica y miles de choques azules.

Los tres enmudecieron, admirando lo que ocurría, sin ninguna clase de explicación.

Una grieta se formó por la mitad de la esfera, y se filtró un gas verde de consistencia dudosa, no obstante, el gas no duró lo suficiente como para preocuparse. De la esfera nació un pequeño hueco, cuyo interior era algo parecido a una nueva dimensión. 

—¡Tucker!

—Lo sé, Danny.

Sam los observó, preguntándoles internamente lo que sucedía.

—Puede que sea un nuevo portal fantasma.

—Estoy seguro que lo es, Danny. Podemos salir de este mundo ficticio y regresar al nuestro. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro