Jihan se recuperó poco después, con Seungkwan cuidándolo día y noche y buscando remedios para lobos era casi imposible que no se recuperará, incluso Dino se hubiera tardado un poco más solo por su doble paranoia a lastimarlo, pero Seungkwan fue seguro de sí, fue rápido y no durmió  en los últimos días, de hecho, ni siquiera comía la propia comida que cocinaba porque estaba asegurándose de que Jihan estuviera comiendo bien.

No era de extrañarse que para el tercer día Seungkwan estuviera agotado y apenas consciente de su propio bienestar, la única razón por la que no se había desmayado fue porque Dino se aseguró de ello solo evitando que cayera.

Pero Dino no estaba en una mejor situación, cuidar de Jisoo y de sus caóticas emociones era incluso más difícil que cuidar de Jihan, porque al menos el menor solía quedarse y comunicar sus dolencias, lloraba un poco o pedía las cosas, Jisoo no. Jisoo apenas admitía que necesitaba ayuda, si Dino no le ofrecía algo entonces Jisoo se quedaría callado tratando de contener su propia necesidad. Obligaba a Dino a pensar el doble.

Aun así estos cachorros eran tranquilos. No querían dar problemas, no querían alzar la voz, no querían molestarlos aún cuando Seungkwan y Dino les dijeron mil veces que no lo hacían. Y eran encantadores, al menos para Seungkwan... y un poco para Dino. Bien, también para Dino.

Jihan cerró con fuerza los ojos y se tapó la nariz bebiendo el té verde que Dino le preparó, lo hizo de un sorbo únicamente motivado por Seungkwan, de otra forma no lo habría bebido.

—¡Es el último!— gritó Seungkwan apartando la taza del cachorro. —estas oficialmente dado de alta.

—Nunca volveré a enfermarme— lloriqueo Jihan. —papá  nunca me dio eso, él cocinaba lo que yo quería.

—Si pero nunca te habías curado tan rápido.— Dijo Jisoo mucho más calmado que otros días. Relajado. Cansado. —Gracias por ayudarnos.

—no estoy ayudándolos, ustedes son mis cachorros y debo cuidarlos.— Seungkwan bromeó, pero Jihan y Jisoo parecieron sonreír. —y Dino es mi tonto cachorro más grande, así que también lo cuido a él.

Oh, Dino sonrió.

Jihan saltó para abrazar a Seungkwan, estaba sonriendo alegremente con mucho más energía, lo que hizo sonreír al mono, y justo después Jisoo también se lanzó a abrazarlo. El sentimiento de amor que recorrió en Dino fue reconfortante.

—hubiera deseado que fueras mi papá. — murmuró Jihan. —en lugar de Jeonghan. Pero no quisiera que dejaras a Dino para estar con mi padre.

—No creo que Seungkwan quisiera estar con Joshua.— Dijo sin pensar provocando una risita en Seungkwan.

—Pero si quiere estar contigo. — hablo Jisoo. —Pero no puede porque eres un lobo de servicio.

—Bien, es suficiente.

Ambos adultos estaban un poco, solo un poco sonrojados.

Jisoo tenía razón, por más que seungkwan y Dino ignoraran el tema era algo que no iba a cambiar, no cambió hace diez años y no lo haría ahora. Dino siempre sería un lobo de servicio y Seungkwan siempre sería un mono. Eran compatibles sentimentalmente, pero sus vidas estaban separadas. Mucho más separadas que las de Jihoon y Jeonghan.

—Voy a preparar las maletas. — Dijo Dino poniéndose de pie. —Regresaremos a la casa de los lobos. Conseguí un trato.

—No queremos volver.— Dijo Jisoo. —Queremos quedarnos con Seungkwan.

—chicos...— Seungkwan suspiró.

—No van a quedarse con Seungkwan.— Respondió  Dino. —Él  irá  con ustedes.

La enorme sonrisa de Jihan fue lo único que pudo ver en ese momento.