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25- Te quiero tonta

° Capitulo 25

° Te quiero tonta

° ¡Disfruten!

***

Allan Gray

Llevábamos una hora sentados esperando a que nos informaran algo. Ningún Doctor salía de ahí y yo no entendía si era porque Danna está mal o porque tienen alguna complicación con otra persona. Ya estaba a punto de morir por los nervios. Tenía mis manos sobre mi cabeza y no dejaba de mover un pie, como un tic nervioso.

En la sala nos encontrábamos: Cassandra, Thomas, Lars, Seamus y Alana. Los demás no pudieron venir, dijeron que llegaban algo tarde y el estúpido de Marco tenía que emprender viaje así que se despidió de algunos y se fue, diciendo que le avisaran cualquier cosa ¡Ja! Como si le fuera a avisar algo luego de lo que hizo.

Lars no dejaba de dar vueltas por toda la habitación sosteniendo su mano, fue lo mejor que ya que cuando Lars me pregunto qué había pasado y se dio cuenta que Danna lloro por las anteriores declaraciones se levantó de inmediato de la silla dirigiéndose hacia Marco. Cuando estuvo al frente de él le propino un golpe que lo tiro al suelo. Luego de eso los separaron y Lars enojado le grito antes de que se fuera: ¡Espero no vuelvas! ¡Si le vuelves a hacer algo te ira peor!

Yo estaba bastante contento ya que se lo merecía bastante. Alana estaba con Thomas. Este último no se veía tan afectado, tal vez tenía la corazonada de que todo saldría bien. Al igual que yo. Lars estaba parado caminando de un lado a otro, Danna se ganó la lotería con él. Desde largo de veía todo el amor que se tenían los dos. Alguien se sienta a mi lado, yo volteo. Es Cassandra, la desilusión me invade al verla sonriéndome con tristeza.

Esta extiende un café que tiene en sus manos. — Tómalo, por favor. —La súplica es más que notoria en su voz. Agarro el vaso pero no lo bebo. Solo quedo mirando la bebida caliente entre mis manos. Ella solo me mira con tristeza, estoy seguro que quiere decir algo.

— ¿Qué? — Susurro. Ella solo niega con la cabeza, volteo haca otro lado viendo como Seamus está comiéndose sus uñas en un acto de nervios. Siento como una mano es posada sobre la mía, retiro lo mano sin mirarla. — Este no es el momento, Cassandra. — Espeto molesto.

A lo lejos vemos caminando a un señor de alta edad con blanca. Rápidamente nos acercamos a él, formando un círculo alrededor del doctor. — ¿Esa bien? — Musitó Lars.

— ¿Son familiares de Danna Harper? — Termina de decir el Doctor mientras revisa unas hojas en sus manos.

— Somos sus amigos, sus padres no han podido llegar... — Responde Cass inmediatamente.

— No puedo dar información si no son parientes, pero solo les voy a decir que ella está en reposo. Pueden pasar a verla, todos. Solo tienen cinco minutos y uno de ustedes se quedara con ella. Solo uno. — Repitió el doctor antes de decirnos la habitación y marcharse.

Todos comenzamos a casi correr hacia la habitación de Danna. Cuando estamos frente a la puerta una enfermera nos indica que no podemos hacer ruido. Entramos silenciosamente, estando todos adentro la miramos.

Se me rompe el corazón de verla así. Tiene pequeñas ojeras en sus ojos, sus labios lucen un poco resecos. Su cuerpo está algo delgado y luce bastante cansada. Miro su respiración, es suave y calmada. Lars fue el primero en acercarse a ella tomando su mano, dándole un beso en esta.

Una enfermera entra indicándonos que debemos salir, solo uno puede quedarse con ella. — Sera mejor que yo me quede. — Alzo un poco la voz.

— Yo me quedo, soy su novio. — Espeta Lars, mirándome desafiante.

— Yo me quedo, sus papás me lo pidieron. Y ustedes están bastante inestables como para estar aquí. Vayan descansen, yo les avisare apenas despierte. — Opina Thomas, yo asiento. Es cierto, nosotros tenemos que descansar y él es el mejor amigo de Danna. Se puede quedar aquí. Todos nos despedimos y nos marchamos hacia nuestras casas.

Danna Harper

Hago el intento de moverme pero no lo logro, me siento bastante cansada. Gruño en el intento de levantarme. Como no puedo trato de abrir los ojos, parpadeo repetidas veces. El ambiente ya es conocido. Por las paredes blancas y maquinas que hay sé que estoy en un hospital. Muevo mi cabeza a un lado observando a Thomas. Esta acostado en el mueble, durmiendo. Un hilo de baba sale de su boca mojando su mejilla hasta su almohada. Arrugo la cara mirando hacia otro lado.

La cabeza me palpita un poco pero es un dolor que puedo soportar. — Vaya, despertaste primero que yo. — Dice Thomas a mi lado. Yo solo asiento sonriendo un poco.

— ¿Qué pasó? — Pregunto a Thomas

— Te desmayaste cuando iban saliendo de la casa de Marco. Y te golpeaste, por eso te duele la cabeza. Tal vez estés cansada ya que te dieron algo para dormir y no creo que aún pase el efecto.

— Y los chicos. ¿Lars? — Miro a Thomas curiosa.

— Se fueron a descansar, ya les avise que estas despierta pero ahora no permiten visitas. Y ahora dime tú ¿alguna cosa en específico para que te desmayaras? — Me pregunta Thomas observándome detenidamente.

— Estrés. — contesto rápidamente. Toso involuntariamente varias veces. Thomas solo me mira atento.

— Iré a buscarte comida. — Thomas sale de la habitación. Yo me quedo ahí, toso un poco. Agarro el vaso con agua a mi lado. Mi garganta está bastante seca.

Mi amigo llega con una bandeja de frutas, pan y un jugo. Lo coloca en mis piernas sentándose a mi lado esperando a que coma. No sé cuándo comí pero no tengo hambre. Tomo un pedazo de papaya tragándola con dificultad.

— No me tienes que mentir. — Miro confundida a Thomas. — Vi el documento donde apuntan tu estado. — Dejo de comer mirándolo seria.

— No debiste hacer eso, es privado. — Contesto molesta

— No sabía que no habías comido en varios días, no debes hacer eso. Sabes que es muy malo. — Protesta Thomas.

— Lo sé, solo no he tenido hambre y mi garganta duele un poco. — Pongo una excusa.

— De ahora en adelante te vigilaré las comidas. Estaré contigo siempre si es necesario, aunque Lars se enoje. No quiero que te pase nada. — Thomas me abraza y yo también lo hago.

— Te quiero mucho, mejor amigo.

— Yo también, tonta. — Besa mi cabeza delicadamente. — Ahora come.

Hago lo que me dice tragando la fruta y casi todo del plato. Este me mira sonriendo y yo le devuelvo la sonrisa. Amo tanto a este tonto, por eso es mi mejor amigo. 

Sé que siempre estará a mi lado, hasta en el último momento.

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