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Cuando Eileen llegó a la oficina al día siguiente, llegó más temprano de lo habitual, incluso más que Harry, lo que era algo bastante extraño pues Potter básicamente vivía en la oficina. Dejó sus cosas en su pequeño cubículo y luego se adentró a la oficina de su jefe que para su fortuna no estaba cerrada con llave.

En el escritorio dejó un regalo, el día anterior había olvidado por completo entregárselo y que mejor oportunidad que aquella. Era una corbata verde esmeralda y un juego de mancuernillas bastante elegantes de plata con forma de serpiente con un par de piedritas verdes como ojos. A Eileen simplemente le pareció divertido pues eran los colores de su casa y Harry ya tenía suficiente rojo en su armario.

Enseguida se dirigió a la oficina de Fabian, quien para su sorpresa ya había llegado aunque no parecía tener más de cinco minutos allí. El hombre la miró con una gran sonrisa desde su lugar detrás de su escritorio. 

—Hola —saludó el hombre, sonaba bastante relajado.

—Nada de hola —colocó ambas manos en su cadera, molesta— supe que hablaste con Harry y no debiste hacer eso —lo mira con enojo— Pero gracias por hablar con Harry —tomó asiento— no me dijo qué le dijiste y tampoco quiero saberlo, sólo quería agradecerte por hacerlo.

Fabian comienza a reír. 

—En serio no te entiendo. Pero me alegro que las cosas estén bien entre ustedes —se deja caer sobre su asiento y cruza los brazos sobre su pecho— entonces, de nada... supongo.

—Aunque me llamaron caza fortunas en la cena de navidad y me enteré que el nuevo novio de la ex de Harry y ella, aparentemente llevaban juntos desde antes que Harry y ella se divorciaran. 

Fabian no es capaz de abrir más los ojos luego de esa revelación. Se aclara la garganta y evita volver a reír. 

—Vaya, parce que tuviste una cena navideña bastante interesante. La mía fue muy aburrida.

—Hubiera preferido que mi cena hubiera sido aburrida pero fue realmente incómodo, no conocía a casi nadie aunque al final fue gracioso.

Fabian sonrió, le gustaba ver a Eileen de esa manera. Contenta y con ese brillo en sus ojos.

—¿Entonces qué esperas? Cuéntame.

Eileen se emociona, en realidad necesitaba contarle a alguien todo lo que pasó y confiaba completamente en Fabian para que fuera esa persona. Pasaron poco más de una hora hablando y por poco se olvidan del trabajo pero ambos estaban tan inmersos en su conversación que sólo se dan cuenta de donde se encuentran cuando llamaron a la puerta de la oficina del hombre. Eileen se retiró cuando se dio cuenta que aún tenía trabajo por hacer.

—Nos vemos más tarde —le dijo Fabian antes de que saliera por la puerta.

—Seguro.

La chica caminó a paso lento hasta el piso de aurores, había muchísimo más movimiento que en la mañana. Al llegar a su lugar y tomar asiento dejó salir un gran suspiro antes de tomar una de las carpetas que tenía pendientes. Apenas tomó su bolígrafo cuando la voz de Harry llegó a sus oídos.

—¡Armstrong! —levantó la mirada, igual que todos los presentes. Harry estaba en el marco de su puerta con los brazos cruzados.

Las mejillas de la chica se calentaron al tener tantas miradas sobre ella y básicamente corrió a la oficina de su jefe. Potter se quedó en el marco de la puerta y sólo se movió un poco para dejarla pasar. Antes de adentrarse él a su oficina le dio algunas indicaciones a algunos aurores que ella no escuchó. Lo que sí escuchó, fue cuando Potter cerró la puerta detrás de él.

Eileen permaneció a la mitad de la oficina con la mirada baja y mordiendo su labio inferior con nerviosismo. ¿A caso se había molestado por el regalo?

—¿Estoy en problemas? —se animó a hablar en voz baja sin dejar de mirar el suelo.

—No —la mira con una ceja enarcada— ¿A caso hay alguna razón para que debas estarlo?

Eileen levantó la mirada cuando Harry se colocó delante de ella y entonces se percató de la corbata verde que resaltaba en su camisa blanca y su impecable traje negro. Una gran sonrisa se extendió por el rostro de la chica. Eileen colocó ambas manos sobre el pecho del hombre acomodando las solapas del saco y ordenando su corbata.

—Creí que tal vez no te habría gustado mi regalo —confiesa con tranquilidad.

—El verde no es mi color favorito, pero creo que tienes buen gusto —hay un rastro de sonrisa en el rostro de Harry.

—El verde te sienta de maravilla, Harry.

Harry desliza sus manos por el cuello de Eileen y sus pulgares recorren el borde de su mandíbula, aunque su pulgar derecho se dirige al labio inferior de la chica y lo recorre con suavidad. Eileen se siente mareada por un segundo, el toque de Harry la derrite por completo.

—Sigo prefiriendo el rojo —murmura cerca de sus labios— pero gracias por el regalo.

Se aleja y se dirige a uno de los estantes detrás de su escritorio. Eileen libera el aire que no notó que había retenido y se siente frustrada, quería que Harry la besara. Cuando se siente más tranquila, lo sigue con la mirada. Potter saca un par de carpetas y las extiende, Eileen da un par de pasos al frente y las toma; al mismo tiempo se percata de la corbata azul marino con puntos blancos que permanece en un rincón del escritorio. Sólo lo mira de reojo pues Harry comienza a hablar casi de inmediato.

—Hay un mago que está alterando automóviles muggle, lleva aproximadamente dos meses haciendo esto y nadie ha logrado atraparlo —explica Harry y Eileen comienza a leer el archivo— Sé que tal vez no es lo más interesante pero pensé que sería divertido para que lo resolvieras.

Eileen mira a Harry con sorpresa.

—Te refieres... ¿a que lo resuelva yo sola? —habla emocionada.

Harry asiente con una sonrisa.

—Es algo pequeño, es sólo un nivel uno, pero estoy segura que podrás hacerlo sola. Lleva a Dorhn contigo si hay algún problema con los muggles.

Eileen quiere saltar de la emoción pero se contiene y se limita a sonreír hasta que sus mejillas duelen.

—Lo haré, gracias Harry.

—Sólo no olvides que si por alguna razón el caso se vuelve nivel dos, tienes que ir acompañada, más allá del nivel cuatro es necesario que pidas refuerzos.

—Lo sé. Fui la mejor de mi clase, ¿recuerdas?

—Sólo no quiero que intentes nada peligroso, si necesitas ayuda, sólo pídela. ¿De acuerdo?

—De acuerdo.

Eileen da media vuelta para regresar a su cubículo.

—Eileen —la llama Harry y ella se detiene justo cuando está por abrir la puerta. Voltea a mirarlo con curiosidad.

—¿Sí?

—¿Te gustaría ir a cenar esta noche conmigo?

—Me encantaría.

—Entonces te veo luego del trabajo.

—Hasta entonces.

Harry asiente, Eileen no puede sonreír más pero finalmente sale de la oficina y un pequeño suspiro sale de sus labios. De pronto siente que no puede controlar tanta felicidad que se extiende por todo su cuerpo.











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