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20

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Harry había pasado la noche en el departamento de Eileen pero tan pronto como ambos despertaron, el azabache mencionó que debía ir a casa para prepararse. Ese miércoles no tenían que ir a trabajar a causa de las festividades y no los llamarían a menos que hubiera un asunto de vida o muerte, lo que era bastante improbable.

Eileen permaneció en la ducha más tiempo de lo habitual pues su mente era un completo caos, aún no procesaba del todo lo que había ocurrido el día anterior, pero realmente había ocurrido, realmente había besado a Harry y lo vería más tarde para ir a una cena familiar.

Tan pronto como salió del baño, caminó envuelta en su toalla hasta su habitación en busca de ropa. Primero eligió su lencería más bonita, simplemente por si las dudas. Era un conjunto de encaje y seda rosa claro. Luego miró su armario fijamente recorriendo las prendas que tenía. No era una gran variedad pero sí lo necesario.

Al final se decidió por una falda negra que le llegaba a la mitad de los muslos y se ceñía perfectamente a su figura, luego eligió un suéter de punto verde esmeralda que metió en su falda. Su calzado fueron unas botas que llegaban poco arriba de su rodilla.

Se miró en el espejo, se sentía cómoda y era lo suficientemente cálido para el invierno. Luego acomodó su cabello y aplicó un poco de maquillaje.

En la mañana había preparado masa para hacer algunas galletas, así que se dirigió al horno para meter la primera charola. Según Harry, tenían que presentarse a eso de las siete y Eileen decidió que era el tiempo suficiente para preparar su receta especial de galletas con chispas de chocolate. De acuerdo a Harry, irían varias personas pero no le había dado un número exacto, sólo explicó quiénes eran los miembros de aquella extensa familia.

Según la explicación de Harry, eran el señor y la señora Weasley, su hijo Charlie que no estaba seguro de si llevaría acompañante, luego Bill junto con su esposa y sus tres hijos. También estaba Percy junto a su esposa y sus dos hijas. George, su esposa y sus dos hijos. Fred junto a sus dos hijas (Harry mencionó que eran mellizas), pero no iría su ahora ex esposa. Luego estaban Hermione y Ron con sus dos hijos y Ginny junto a Eilliot y sus tres hijos. Y finalmente Harry y ella.

Eileen no tenía ni la más remota idea de dónde iban a entrar un aproximado de treinta y un personas, claro que no conocía la casa de los Weasley pero no debía ser tan grande como para alojar a esa cantidad personas.

La chica sólo se preocupó en preparar la mayor cantidad de galletas que le fuera posible, ya estaba arreglada y al menos así podría relajarse un poco.

De pronto, sus pensamientos la llevaron a Harry y en lo mucho que deseaba besarlo en ese momento. Ella ya había salido con algunos chicos durante el colegio, pero nada realmente serio o que pudiera ser duradero, también tuvo algunas citas cuando comenzó a su carrera como auror, sin embargo, no tenía el tiempo para llevar una vida amorosa y al mismo tiempo concentrarse en su entrenamiento por lo que hacía al menos tres años de su última relación medianamente seria.

Dejó sus pensamientos de lado cuando escuchó que tocaban la puerta. Se dirigió a abrir luego de quitarse el guante de cocina. Sonrió con emoción al ver a Harry del otro lado del marco. Llevaba su saco y un par de corbatas en el brazo.

Eileen se hizo a un lado para dejarlo entrar y tan pronto como Potter pasó junto a ella, le dio un rápido beso en los labios y dejó el saco con cuidado sobre una silla. Se volteó para mirar a la chica y le mostró las tres corbatas.

—¿Cuál te gusta más? —parecía un cachorro indeciso— no podía decidirme por una, así que quise preguntarte.

La chica dejó salir una risa y se acercó a mirar. Harry usaba un típico traje negro con camisa blanca, los colores de corbata eran negro, rojo y otra gris. Todas tenían una textura que se notaba más cuando lo mirabas de cerca.

A Eileen le gustó la roja, sin duda, pero la gris combinaba con el suéter que se había puesto. Fue algo que no mencionó en voz alta, pero tomó la corbata gris que tenía detalles negros y la colocó alrededor del cuello de Harry.

—Esa es perfecta.

—Gracias —dejó las otras dos y acomodó su corbata mientras Eileen regresaba a la cocina.

Eran las siete con cinco cuando Harry y Eileen salieron del departamento de esta última. Llevaban una impresionante cantidad de galletas que decidieron meter a una bolsa de papel grande. Eileen se había colocado un abrigo y Harry una gabardina sobre su saco, ambos se tomaron de la mano con cierta timidez e hicieron una aparición en la Madriguera.

Eileen miró cautiva la construcción, pero le resultó más impresionante el patio adornado de una hermosa manera. Había una carpa para evitar la nieve y el fuerte aire de la noche pero había luces blancas por todas partes y lucía simplemente cautivador.

Desde afuera podían escuchar algunas voces indicando que algunos invitados habían llegado. Eileen tomó con mayor fuerza la mano de Harry pues de pronto sintió miedo.

—¿Estás bien? —le preguntó el hombre.

Ella lo miró nerviosa pero asintió.

—Sí, sólo estoy nerviosa —le sonrió.

—Sólo debemos quedarnos hasta después de la cena —se acercó un poco más a Eileen— y luego podremos regresar a casa y pasar el resto de la noche solos tu y yo.

Las mejillas de la chica se encendieron pero aún así su sonrisa creció. Caminaron lentamente, Harry cargaba la bolsa de galletas por lo que tuvo que soltar la mano de Eileen un segundo para tocar la puerta. Rápidamente alguien abrió, Eileen no tenía idea de quién era pero era una mujer bajita y con algunas arrugas por la edad, supuso era Molly Weasley. Aquella mujer sonrió complacida de ver a Harry y se acercó a darle un fuerte abrazo y apretar sus mejillas, pese a que él era más alto, ella se las arregló con facilidad.

—Harry, cariño, me alegra que vinieras —volteó a ver a Eileen.

—Hola —saludó la chica con una extraña sonrisa.

—Molly, ella es Eileen. Espero que no te moleste que la trajera.

La mayor sonrió y se acercó a abrazar a la desconocida.

—Para nada, siempre hay lugar para uno más. Mi nombre es Molly.

Eileen aceptó el abrazo de la mujer.

—Muchas gracias. Es un placer conocerla.

—El placer es mío, cariño. Por favor pasen.

Harry volvió a tomar la mano de Eileen con fuerza y se adentraron al cálido hogar. La chica se sintió mil veces más segura con Harry tomándola de la mano. Al menos si se desmayaba, él la iba a sostener antes de caer al suelo.

—Por cierto, les traje algunas galletas —volteó a ver a Molly, que estaba cerrando la puerta.

—No debiste molestarte cariño —le dirigió una enorme sonrisa—, pero te lo agradezco. Harry, ¿las puedes llevar a la cocina? Ponlas lejos de los niños y por niños me refiero a mis hijos.

Potter rió con ganas. Le gustaba visitar la Madriguera, tenía muy buenos recuerdos de ese lugar.

—Enseguida, señora Weasley.

Potter dejó un momento la bolsa en el suelo y se quitó la gabardina para colocarla en el perchero, luego ayudó a Eileen con su abrigo y también lo colocó en el perchero. Besó la frente de la chica antes de dejarla sola y dirigirse a la cocina para guardar las galletas.

—Anda cariño, siéntete como en casa.

Molly la guió hasta la pequeña sala donde había algunas personas que no conocía pero escucharon un fuerte ruido en el patio y la mujer salió corriendo antes de presentarla a los desconocidos.

De pronto quiso huir del lugar pero se contuvo. Era buena socializando pero en ese momento no supo qué hacer y prefería fingir que era una pared.

—Hola —saludó el hombre desconocido. Tenía unas marcas en el rostro. Aquel hombre se puso de pie y extendió su mano— Soy Bill Weasley, ella es mi esposa Fleur y mis hijos —se presentó. Aquel hombre era muy agradable e hizo sentir increíblemente cómoda a Eileen. Su tono había sido muy amable y cada una de sus expresiones corporales habían sido muy serenas.

Ella sonrió y tomó la mano del pelirrojo.

—Me llamo Eileen, Eileen Armstrong. Un placer conocerlos —asintió en dirección a la hermosa rubia que ahora conocía como Fleur y ella también le regresó el saludo. Los niños estaban distraídos jugando en el suelo por lo que apenas notaron la presencia de la desconocida.

Eileen tomó asiento en uno de los sillones.

—Tu... ¿vienes con Harry? —volvió a hablar el pelirrojo luego de tomar asiento junto a su esposa.

—Oh, sí. Él es mi jefe —cerró los ojos con fuerza, algo avergonzada— quiero decir... es... complicado. Estamos saliendo... creo. Pero sí es mi jefe.

Sentía tanta vergüenza en ese momento, tal vez debió aclarar con Harry cómo se iba a presentar frente a todas esas personas.

—Interesante —Bill sonrió, parecía algo divertido— entonces, ¿eres su novia?

—Sí —escucharon la voz firme de Harry llegando a la sala— Eileen es mi novia, es algo bastante reciente.

El azabache saludó a los presentes y cuando tomó asiento junto a Eileen, ella se sintió más tranquila. Fue una agradable conversación hasta que minutos más tarde volvieron a llamar a la puerta y fue Bill quien se puso de pie para abrir la puerta. Eran Hermione y Ron junto a sus hijos.

Más tarde Eileen se presentó con el señor Weasley quien había estado en el patio trasero acomodando algunos detalles de la carpa junto con uno de sus hijos, George.

Percy fue el siguiente en llegar, Eileen lo conocía de vista, se había topado con él en algunas ocasiones en el ministerio pero nunca habían intercambiado palabras más allá de un "buenos días".

Más tarde llegó Fred junto a sus hijas, para este punto, apenas cabían todos en la pequeña sala y eso que aún no estaban completos.

Eileen permaneció sentada junto a Harry en el sofá, Harry tenía una cálida mano en la pierna de la chica, justo donde nada la cubría y daba pequeños círculos con su pulgar. Sin embargo, Harry ni siquiera notaba sus acciones pues hablaba muy animadamente con ambos gemelos.

Eran las siete y media cuando llegó Charlie Weasley con una gran sonrisa y un par de botellas en cada mano. Según parecía, el hombre estaba comprometido con una mujer en Rumania pero ella estaba embarazada por lo que era peligroso que hiciera viajes. Por poco y Charlie no se presentaba a aquella cena, pero explicó que su prometida le había insistido en que debía ir pues no veía muy frecuentemente a su familia. Prometió que la próxima navidad vendría con toda su familia.

Sólo quince minutos más tarde llegó Ginny junto a sus hijos y Elliot. Los niños corrieron a abrazar a su padre y fue sólo entonces cuando Harry cortó todo contacto con Eileen. El saludó entre Eileen y Ginny fue bastante incómodo, pese a que la pelirroja ya se había disculpado, seguía algo reacia al momento de estar cerca de Eileen. Además, no tenía ni idea de que estaría allí lo que hacía que el ambiente se volviera más tenso e incómodo. Harry estaba con su nueva novia y Ginny con su nuevo novio. Pero había muchas personas en esa casa y no tenían por qué mantener una conversación si no querían.

Lily se mantuvo en brazos de su padre y se negó a dejarlo incluso cuando su abuela le pidió que le diera un abrazo.

Eileen se había puesto de pie y permaneció un poco alejada mientras los demás hablaban. Ella aún se sentía como una completa intrusa y prefería sólo manterse al margen mientras tanto. Claro que de vez en cuando intentaba mantener una conversación con alguien, pero ahora se sentía abrumada y quiso por un momento mantenerse a un lado. Buscaría cualquier oportunidad para huir y tomar un poco de aire fresco.

—Entonces, viniste.

Miró a su derecha, viendo a Elliot, él no la miraba. Tragó saliva nerviosa y miró al frente.

—¿Qué quieres decir?

Ella no lo vio, pero él sonrió un poco.

—Nada realmente. Sólo no esperaba verte por aquí acompañando a Potter. Hasta donde recordaba, ustedes dos sólo eran compañeros de trabajo, ¿no es así?

Entonces lo miró con el ceño fruncido.

—Lo somos, él es mi jefe —dice bastante orgullosa de ello— pero ahora también es mi novio.

Él también la mira con los ojos entrecerrados.

—Es bueno saberlo —sonríe de una extraña manera pero se aleja mientras le da un trago a su bebida.

Eileen permanece de pie sólo un momento más antes de que Molly indique que pueden pasar al jardín para la cena. La chica se mantuvo en su lugar junto a la pared esperando a que todos se marcharan y cuando Harry llegó junto a ella con Lily aún en brazos, le dio un rápido beso en la frente y la toma de la cintura para caminar junto a los demás. Lily no pierde la oportunidad de contarle sobre los nuevos dibujos que ha hecho.

Al llegar al jardín, Eileen queda verdaderamente encantada con la sencilla pero bellísima decoración que consistía principalmente en luces blancas. Hay una mesa para los niños y Harry lleva a su hija a que tome asiento, prometiendo que la volverá a cargar cuando termine con sus alimento. Luego regresa junto a Eileen y toman asiento juntos en la larga mesa. Harry está a la izquierda de Eileen y a su derecha está uno de los gemelos que la chica no puede reconocer quién es. Frente a ella está Elliot y frente a Harry está Ginny. Eso fue suficiente para tornar incómodo el ambiente. Eran casi las ocho y media cuando todos se sentaron en la mesa.

Aún así, la cena comienza de lo más tranquilo con Arthur diciendo unas bonitas palabras mencionando lo alegre que está de que su familia esté reunida, pero menciona que espera que el próximo año esté presente la prometida de Charlie junto a su nuevo nieto. Charlie sólo le sonríe y promete que estarán el siguiente año.

Entonces la mesa se llena de conversaciones mientras comienzan a cenar. Una vez más, la mano de Harry termina en el muslo de Eileen pero su mano se dirige más hacia adentro y ligeramente más arriba. A Eileen le cuesta pensar en cualquier otra cosa que no sea la mano de Harry sobre su ardiente piel. El estómago le cosquillea.

Ella habla con el gemelo a su lado muy animadamente recordándole que su nombre es George y Harry mantiene una intensa conversación con Ron, que está a su lado. La mano de Potter hace un poco más de presión y por poco Eileen suelta una maldición que rápidamente pudo ocultar tosiendo y bebiendo todo el contenido de su vaso.

—¿Estás bien? —le había preguntado el gemelo y ella se limitó a asentir sin dejar de beber.

Harry entonces la miró preocupado, su mano recorrió desde su rodilla hasta la mitad de su muslo un par de veces.

—¿Segura que estás bien? —le preguntó el azabache.

—Estoy bien, sólo me ahogue por un segundo —trató de reír y Harry asintió.

No sabía si Potter lo hacía a propósito o no.

La cena continuó con tranquilidad, los niños gritaban de vez en cuando y peleaban pero nada que los padres no pudieran resolver con unas palabras desde su asiento. Eileen ya no sabe si Harry está jugando cruelmente con ella o realmente es un distraído de primera pero cuando tiene la oportunidad, se pone de pie y se dirige al sanitario para relajarse un segundo.

Cuando Eileen se adentra a la casa, Elliot mira a Harry fijamente. Es probable que Elliot haya bebido más de lo que debería pero su buen comportamiento se esfuma cuando termina de beber el contenido de su vaso lleno de whisky.

Se acomoda en su asiento y se aclara la garganta.

—Entonces, Eileen, ¿eh? —se dirige a Harry y este lo mira confundido— ¿no es demasiado joven para ti?

Los que están a su alrededor lo miran sorprendidos por su comentario y Ginny se pone roja de la vergüenza. Quiere decir algo para disculparse pero no encuentra las palabras adecuadas y Harry ya esta molesto. Nadie se mete con Eileen y mucho menos en su presencia. De todas formas, ¿a ese tipo qué le importa?

—No creo que eso sea de tu incumbencia, Morgan —le responde con tranquilidad pero con un tono molesto y firme. Lo mira con molestia insitándolo a que no diga ni una sola palabra más, pero el tipo abre la boca y resopla con diversión.

—Por favor, ella es... ¿cuánto? ¿Como quince años menor que tu? —su tono es divertido pero lleno de veneno— ¿no es algo extraño que se haya fijado precisamente en su millonario jefe? Tal vez sea una clase de caza fortunas. Por Dios, tienes tres hijos, ¿crees que aún tienes una cara bonita?

Y la mesa queda en completo silencio. Eileen está a la cabeza de la mesa, estaba por regresar a su asiento cuando escucha las palabras de Elliot pero nadie parece notar su presencia más que Bill y Arthur que son los más cercanos a ella.

Harry se pone de pie con furia y golpea la mesa con sus dos manos. Está a punto de soltar el comentario más venenoso de toda su vida.

—Bueno, al menos ella no arruinó un matrimonio —lo mira fijamente, sus manos tiemblan sobre la mesa. Tiene tantas ganas de golpearlo pero se resiste.

Nadie respira, nadie se mueve y nadie sabe a quién mirar. Elliot también se queda estático por un momento.

—Lo sé —continúa Harry con hostilidad— Sé que te metiste con Ginny cuando aún estábamos casados y creo que bien sabes que tú fuiste el culpable de nuestro divorcio.

Saben que alguien debe intervenir, pero nadie sabe cómo hacerlo. Angelina, la esposa de George y Audrey, la esposa de Percy se ponen de pie para llevar a los niños al interior de la casa. Aunque ellos no prestaron atención a la conversación de los adultos, deciden que es mejor que no estén presentes. Sobre todo los niños Potter. Todos los niños entran a la casa haciendo mucho ruido pero en realidad nadie les presta atención.

—Harry —reprende Ginny en un murmuro fuerte, pero él no le hace caso. No iba a dejar que nadie hablara mal de Eileen mucho menos ese tipo. Y menos aún cuando desde hace años ha fingido que no fue su culpa.

Elliot se pone de pie con brusquedad, su cuerpo tiembla por un segundo. Al menos la mesa los mantiene separados y Ron está listo para detener a su mejor amigo antes de que cometa una locura al igual que Fred está listo para tomar a Elliot de los hombros en caso de que quisiera comenzar una pelea. Sólo están esperando a ver quién da el primer ataque pues no quieren decir nada que pueda provocar las cosas.

—Bueno, pero al menos yo le daba a ella todo lo que tu no podías —Ginny lo toma del brazo pero él se suelta del agarre— dejaste de ponerle atención a tu propia esposa, la dejaste de lado y preferiste poner antes tu trabajo que a ella y a tus hijos. ¿Qué esperabas? ¿Qué te esperara siempre con los brazos abiertos? —lo mira con odio, Eilliot siempre tuvo alguna clase de resentimiento contra Harry, pero en realidad no sabía que él sabía sobre lo que pasó con Ginny mientras aún estaban casados. Se suponía que por ello esperaron casi dos años para hacer oficial su relación frente a todos.

Harry mira a Ginny en alguna clase de respuestas, pero ella está estática y se pone de pie para llevarse a Elliot del lugar aunque él no se irá hasta decir todo lo que piensa.

—Parece que era más fácil seducir a una niña que arreglar tu propio matrimonio —continúa Elliot— Dime, Harry... ¿ya te acostaste con Eileen? ¿Ya te pidió dinero a cambio de sus servicios?

Es Eileen quien reacciona más rápido que los demás y corre junto a Harry antes de que le lance un hechizo a Elliot. Lo detiene en el acto pero Potter está por estallar y no nota que es Eileen cuando la empuja con más fuerza de la necesaria y la hace caer al suelo luego de darle un fuerte golpe con el codo en la nariz. Elliot también tiene su varita fuera pero Fred evita que haga una estupidez y lo lleva a la fuerza lejos de allí junto a Ginny quien sólo murmuró una disculpa y se marchó.

George es quien se dirige a Eileen que está en el suelo con la nariz sangrando. Harry entonces la mira por primera vez y siente que su corazón se detiene. Se arrodilla junto a la chica y la mira preocupado. La adrenalina y furia de hace un momento desaparecen casi de inmediato y es pánico el que lo invade esta vez.

—Eileen, lo siento, yo no... —la toma de la mano cuando ella la extiende.

—Estoy bien —murmura adolorida y lleva una mano a su nariz. Ve entonces el líquido rojo que emana de sus fosas nasales— Sólo necesito un poco de hielo.

Mira a Harry. Ella no parece molesta o preocupada por lo que acaba de pasar y Harry está confundido y siente un intenso odio contra él mismo.

—Eileen, perdóname.

—Está bien —lo mira y sonríe un poco— todo está bien. Sé que tratabas de defenderme, pero no era necesario. Ese idiota puede decir lo que sea, sólo tú y yo sabemos lo que ocurre.

George le entrega un pañuelo para que se limpie y va en busca de algunos hielos.

Harry la ayuda a ponerse de pie cuando ella termina de limpiar la sangre. El azabache la abraza con la suficiente fuerza y sigue murmurando disculpas.

—Es veritaserum —escuchan de pronto a Hermione. Tiene un sus manos el vaso de Elliot.

Todos la miran con curiosidad y Harry la mira confundido sin soltar a Eileen.

—Es ilegal —dice de pronto— el ministerio tiene control total sobre esa poción y no hay manera de que terminara aquí.

De pronto Ron comienza a tocar su ropa y busca en sus bolsillos con desesperación.

—No está. Yo tenía un frasco que confisqué esta mañana y para mantenerlo seguro lo dejé en mi bolsillo.

Harry lo mira alarmado y Eileen se separa de él cuando George le entrega unos hielos envueltos en tela. Con cuidado pone la compresa fría en su cara y siente el contraste entre su piel caliente y el frío de la compresa.

—Gracias —se dirige al amable gemelo que le trajo los hielos.

—No hay problema —le sonríe un poco apenado.

—¿Hugo no estaba jugando con un frasco antes de la cena? —intervine Bill, mirando a su hermano.

Hay un momento de silencio que parece ser eterno. Ron lo piensa por un segundo antes de entrar a paso rápido a la casa. Eileen mira con ojos de cachorro a Harry, le duele y él lo sabe, pero también sabe que ella intenta hacerse la fuerte.

Es un momento incomodo en el que nadie sabe qué decir o qué hacer.

—Iré a decirle a Ginny que la bebida de Elliot tenía veritaserum —es Charlie el que habla con suavidad y sigue el camino por donde antes se fueron.

—Iré con los niños —anuncia Molly y se marcha, con Arthur detrás de ella pues no sabe qué hacer y prefiere evitar más dramas.

Harry toma a Eileen de las mejillas con suavidad y analiza su rostro. Puede ver la marca roja cerca de su pómulo y deja una suave caricia con su pulgar.

—Lo siento —repite con suavidad, dejado un beso en su frente.

—Hugo dice que vertió el contenido en una de las botellas cuando nadie miraba —Ron se acerca a la mesa y toma la botella de lo que parece ser whisky, el único que había tomado eso era Elliot— me llevaré esto ahora y me desharé de la poción antes de que ocasione más problemas.

Mira a su esposa y le da un beso en la cabeza antes de irse a paso rápido.

Harry ayuda a Eileen a tomar asiento mientras ella presiona los hielos sobre la zona de dolor. Hermione también va en busca de Ginny y Percy regresa a la casa. George es el último en irse antes de dejar a solas a Harry y Eileen.

—Lo siento —repite Harry en voz baja por milésima vez.

—Deja de disculparte, estoy bien. Lo prometo.

Él niega con suavidad.

—Te golpee, Eileen —habla en voz baja, arrepentido, tal vez algo molesto— no tienes idea de cuánto me odio en este momento. Prometí que nunca te haría daño y sólo un segundo después te golpeo en la cara y te tiro al suelo.

Ella no puede evitar reír pese a que es un comentario completamente serio.

—Un beso me hará sentir mejor.

Harry sonríe apenas y se acerca a la chica para besar sus labios profundamente. Cuando se separan, Harry parece un poco más tranquilo, pero sólo un poco.

—No planeaba que fuera así esta noche.

Potter coloca ambas manos a los costados de las piernas de la chica.

—¿Qué tenías planeado? —sonríe y se inclina un poco hacia adelante.

Harry tararea un segundo y desliza suavemente sus manos en las piernas de la chica, levantando solo un poco su falda y entrando en contacto con la piel desnuda.

—Tu y yo, en mi casa, en mi cama, con algunas velas y tal vez...—

—¡Harry! —ambos se separan con una corta risa al ver a Ginny. Sus ojos están hinchados por el llanto y su rostro está ligeramente colorado— Lo siento, por todo lo que dijo Elliot. Hermione dice que bebió mucho de la poción y no pasará el efecto hasta mañana.

—No te preocupes —le dice Harry— de todas formas, no es a mi a quien le debe una disculpa.

Eileen se tensa. Sabe que habla de ella y quiere protestar pero Ginny se adelanta.

—Lo siento Eileen, por todo. Lo digo de verdad —limpia su rostro con su mano.

—Está bien —dice Eileen tranquila y toma la mano de Harry con fuerza para sentirse segura— No pasó nada y eso es lo importante.

Ella niega.

—Dijo cosas realmente horribles y... quiero disculparme por él.

Eileen asiente.

—Iré por los niños y los llevaré a casa —se dirige a Harry— Fred y Charlie llevarán a Elliot a su casa y se asegurarán de que se duerma.

—Mañana pasaré a ver a los niños —le informa Harry.

Hay un momento de silencio, silencio realmente incómodo.

—Harry... —Ginny rompe el silencio— sobre lo de hace un momento...—

—No quiero hablar de eso —la interrumpe— son cosas que ya están en el pasado y que no necesitamos revivir. Déjalo así.

Ella asiente.

—Lo siento —murmura y los tres saben a qué se refiere.

Cuando ella entra a la casa Harry respira profundamente.

—¿Quieres hablar de esto? —pregunta Eileen con suavidad aún tomando las manos de Harry.

—Sí, pero no ahora ni aquí —besa las manos de la chica— ahora quiero ir a casa, contigo.

—Está bien, nos podemos ir.

Ven a Hermione regresar sola.

—Charlie y Fred se llevaron a Elliot —avisa.

—Hermione, ¿podrías despedirnos de los demás? Es un poco incómodo ahora mismo y sólo quiero irme.

La castaña asiente en comprensión. Ha sido el final de una cena muy movida.

—Tranquilos, yo avisaré.

—Gracias.

No se molestan en regresar por sus abrigos cuando se ponen de pie y hacen una aparición a la casa de Harry.

Entran en silencio, Harry no suelta la mano de Eileen y la lleva directo a la habitación principal. Harry regresa a la cocina en busca de analgésicos y lo sube junto con vaso de agua para que Eileen lo tome. Tenía un golpe bastante fuerte y seguramente estaría adolorida. Ella le agradece antes de tomar la pastilla.

Ninguno de los dos habla, pero no es necesario. Potter abre un cajón y le da a Eileen una de sus playeras blancas y un pantalón que seguramente le quedará grande pero a la chica no le importa en lo absoluto. Harry saca su propia pijama y la arroja a la cama.

Eileen no tiene tiempo se sentir vergüenza luego de aquella cena y comienza a quitarse la ropa en ese mismo lugar. Es todo un espectáculo para Harry quien también había comenzado a desvestirse pero se detiene para admirar a la chica. Sus ojos se abren más de lo normal al ver su bonita lencería de encaje rosa. Eileen se pone primero la playera blanca que apenas cubre su trasero y luego se coloca el pantalón que le queda aún más grande de lo que pensaba. Pero se siente cómoda y eso es lo importante.

Sin mirar a Harry, se deja caer en la cama y abraza una almohada. La cara le duele pero prefiere no quejarse ahora.

Harry sigue cada uno de sus movimiento y la ve sobre su cama. De pronto sus pantalones se sienten incómodos pero debe pensar en otra cosa que no se Eileen con una sexy lencería en su cama, es aún más tentador cuando también está usando su ropa. Termina de vestirse (aunque con algo de dificultad) y apaga las luces antes de unirse a Eileen en la cama.

La chica se acomoda en el pecho del hombre y cierra los ojos al sentir las suaves caricias de Harry sobre su hombro.

—¿Eileen? —habla Harry en voz baja.

—¿Sí?

—¿Te enojarás conmigo si la próxima vez que vea a Elliot le doy un puñetazo en la cara?

Ella sonríe un poco pese a que él no la ve.

—Para nada.

Harry sonríe y se levanta un poco para dejar un beso en la cabeza de la chica.

—Descansa, amor.

—Tu también.

Ambos están agotados después de aquella noche tan acelarada y cuando cierran los ojos no tardan más de dos minutos en caer profundamente dormidos.



notas

AAAAAHHHHHH es que yo no puedo vivir sin el drama :( por si resulta un poco confuso, les dejo el pequeño esquema que hice de cómo estaban sentados en la mesa. La punta donde están Arthur y Bill es la que estaba dirigida a la entrada de la casa.

En fin, qué les pareció el capítulo? ¿Creen que Ginny y Elliot sigan juntos luego de lo que pasó?
Los estaré leyendo <3

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