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18

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El tiempo comenzó a pasar bastante rápido para Eileen y cuando se dio cuenta, ya habían pasado tres meses desde lo ocurrido en aquella casa. El trabajo la mantenía ocupada y no había tenido la oportunidad de hablar trquilamente con Harry, quien parecía bastante indiferente y hasta cierto punto, distante.

Sólo hablaban por asuntos de trabajo pues el hombre la pasaba en juntas o fuera del país. No era grosero ni la ignoraba pero su relación se mantenía meramente profesional. Lo había acompañado a Francia una vez más y a Rusia para resolver un caso en ambos países. Sin embargo, en ambas ocasiones habían encontrado habitaciones para cada uno.

Por otro lado, Fabian era su apoyo moral. Ambos salían de vez en cuando después del trabajo para divertirse un poco y la pasaban muy bien. Su relación era únicamente de amigos aunque la mayoría del personal del ministerio creían que eran pareja. Claro que ninguno desmintió el rumor, simplemente porque no tenían que darle explicaciones a nadie. Ellos sabían lo que ocurría entre ambos y eso era suficiente.

Afortunadamente los recuerdos de aquella sanguinaria escena comenzaban a desvanecer de su mente y podía dormir más tranquilamente por las noches además de que podía comer sin sentir que iba a regresar la comida.

Lo mejor de todo, es que la navidad estaba próxima y aunque no era la fecha favorita de Eileen, en ese momento realmente disfrutaba poder ir a comprar algunos regalos y adornar su pequeño departamento. Quería darles un obsequio a los niños Potter y por supuesto también a Fabian. Pensar en eso la mantenía cuerda.

Todo el ministerio estaba adornado de acuerdo a las fechas lo que ayudaba a darle ánimo a todos los empleados. Había nieve mágica cayendo en algunos pasillos, un gigantesco árbol de navidad en la entrada principal y árboles más pequeños adornando cada uno de los departamentos.

Ron quiso organizar un intercambio entre todos los aurores y Eileen estaba emocionada por este pequeño evento.

Era lunes por la mañana, Eileen estaba en su cubículo terminando de llenar unos documentos cuando Fabian apareció con una gran sonrisa. Eileen se dejó caer en su silla y lo miró con el ceño fruncido.

—Me da miedo verte así, ¿qué traes?

El hombre dejó salir una corta risa.

—Buenos días a ti también, Eileen —la chica puso los ojos en blanco y Fabian rió por el gesto—¿Recuerdas que me debes un favor?

Eileen se cruzó de brazos al mismo tiempo que tarareaba.

—Lo recuerdo.

—Necesito que me hagas un favor ahora mismo.

—Me preocupa que estés tan feliz al respecto. Sólo diré que no robaré nada para ti, fuera de eso, creo que puedo ayudarte con lo que sea.

—Tranquila, no es la gran cosa. Pero en serio necesito que digas que sí.

Eileen le da un pequeño golpe en el abdomen.

—Sólo dime qué quieres.

Fabian libera una gran cantidad de aire antes de comenzar a hablar.

—Es un evento de navidad. Bueno, si no mal recuerdo navidad será en miércoles y el evento será el sábado antes de esa fecha. Es un evento al que debo asistir. Normalmente iría mi padre pero se irá de vacaciones con mi madre y me pidió que fuera en su lugar —suspiró— la cosa es que necesito un acompañante. ¿Te gustaría ser mi acompañante?

Eileen lo mira confundida.

—¿Qué clase de evento?

—Cada año los Malfoy organizan este tipo de fiestas para recaudar fondos y donarlo a diferentes organizaciones. Sólo debemos ir, yo daré mucho dinero y después nos podemos ir a hacer cualquier otra cosa.

—¿Me estás diciendo que mi mejor amigo es un multimillonario y jamás me lo dijo?

Fabian rió con fuerza llamando la atención de los aurores a su alrededor. Se disculpa levantando una mano y mira a Eileen con las mejillas sonrojadas.

—Bueno... nunca me lo preguntaste. Pero ese no es el punto, es sólo una aburrida fiesta con personas muy aburridas e ir contigo sería excelente para no morir —suspiró—. Es la primera vez que iré a un evento así y sería agradable tener un poco de compañía más o menos agradable.

Eileen ríe y le vuelve a dar un golpe amistoso, luego suspira y lo mira cansada. No pensaba hacer algo especial ni ese día ni para navidad, definitivamente no iría con sus padres y tampoco tenía tantos amigos como para estar con alguno por lo que había decidido quedarse en casa y beber una botella de ginebra hasta quedarse dormida mientras leía alguno de sus libros pendientes.

—De acuerdo. Iré contigo —después de todo lo que él había hecho por ella, lo menos que podía hacer era acompañarlo a un elegante evento.

Fabian besó la frente de la chica.

—De todas formas no tenías opción. Me tengo que ir pero te daré los detalles después.

—Bien.

Fabian se marchó y Eileen suspiró profundamente. Era su oportunidad de ir a comprar un bonito vestido para la ocasión. Ella también regresó a hacer su trabajo mientras pensaba en ello.

El presupuesto de Eileen era bastante bajo pues tenía gastos pendientes y no podía darse el lujo de comprar un extravagante vestido que usaría una sola vez por lo que optó por algo más sencillo.

Se miró en al espejo admirando el bonito vestido azul claro con pedrería plateada en la parte del dorso, donde era un poco más transparente la tela. Era de tirantes delgados y con un escote de corazón, también había una abertura en la falda que dejaba a la vista su pierna cada vez que caminaba. La falda era de una tela azul claro casi gris y arriba tenia algunas capas de tul muy delgado en distintos tonos de azul que tenía destellos.

Se sentía realmente bonita en ese vestido. Eligió un collar de cadena muy delgada con un pequeño diamante blanco como único adorno.

Su cabello estaba acomodado en un bonito peinado, todo recogido pero con algunos mechones rebeldes que caían suavemente sobre su rostro. El maquillaje fue bastante natural pues no sabía hacer mucho más que aplicar brillo labial y máscara de pestañas. Sus zapatos eran de tacón, aunque nada muy alto, en color beige claro.

Llamaron a la puerta y rápidamente corrió a abrir, sonrió mostrando los dientes al ver a Fabian, quien lucía un muy elegante traje de tres piezas color azul marino pero casi parecía ser negro. La camisa era blanca y la corbata era negra.

—Luces preciosa, Eileen —habló con voz suave.

—Gracias —se sintió avergonzado pero se hizo a un lado para dejarlo pasar— tu no estas nada mal.

Fabian sonrió de lado.

—Por cierto, te traje un regalo de navidad.

—Pero aún no es navidad —replicó ceñuda. Él sólo sonrió.

Eileen lo miró con curiosidad mientras sacaba una cajita del interior de su saco. Era alargada y de color rosa claro con un moño blanco. Fabian se la entregó y Eileen la tomó con una sonrisa.

—No debiste molestarte. Pero muchas gracias.

—Espero que te guste, en todo caso, no hay devolución.

Eileen abrió la caja con emoción, no recibía muchos regalos pero le emocionaba cuando eso pasaba. Por más mínimo que fuera, siempre agradecía cualquier tipo de detalle. Aunque ciertamente no esperaba eso.

Era una bonita pulsera de doble cadena de oro rosa con incrustaciones de diamantes entre las dos cadenas. Miró a Fabian aún avergonzada pues se notaba a simple vista que era un regalo bastante caro.

—Gracias, Fabian. Es realmente bonita —se acercó para abrazarlo— ¿Me ayudas?

—Por supuesto.

El hombre sacó la pulsera de su empaque y Eileen extendió su mano para que él la pudiera abrochar.

—Yo también tengo un regalonpara ti. No es algo tan sofisticado como esta pulsera pero espero que te guste, es muy especial.

—Pero aún no es navidad —replicó las palabras de la chica con una risa ganándose un bufido por parte de ella.

Fabian la miró con el ceño fruncido pero con una sonrisa mientras la chica corría a su habitación. Cuando regresó, le entregó el regalo, estaba todo envuelto con un bonito papel plateado y un moño azul.

—¿Lo abro ahora?

—¡Sí! —le emocionaba ver su reacción.

El hombre quitó el bonito moño y luego sacó con cuidado el papel. No quería romperlo. Había una caja que rápidamente abrió y sacó una taza. La miró con detenimiento y una enorme sonrisa apareció en su rostro al leer lo que decía.

El mejor desmemorizador del mundo —Fabian rió al leer la frase, era la cosa más adorable que le hubieran regalado nunca y ya lo amaba.

—¿Te gusta? —preguntó la chica, algo preocupada.

—Es el mejor regalo que me han dado en toda mi vida —habló con sinceridad— Muchas gracias, Eileen.

Se volvieron a abrazar y el hombre dejó un suave beso en la frente de su contraria.

—Debemos irnos —volvió a hablar Fabian.

—De acuerdo, sólo iré por mi abrigo.

Eileen había escuchado sobre la mansión Malfoy y todas las cosas horribles que habían pasado en ese lugar. También sabía que el famoso Draco Malfoy trataba de redimirse después de todo lo que hizo y al parecer hacer este tipo de eventos era su extraña forma de hacerlo.

Cuando Eileen vio la gran casa Malfoy quedó impresionada, era bastante tenebrosa pero los suaves destellos mágico de color blancos y azules que la adornaban ayudaban a que no pareciera tan lúgubre. Además estaba cubierta por una fina capa de nieve y los destellos hacían que pareciera que la nieve brillara.

Se adentraron a la casa, donde Eileen dejó su saco y Fabian su gabardina. Afuera hacía bastante frío pero adentro era mucho más cálido y agradable. Eileen miró con interés la hermosa y elegante decoración para la ocasión mientras avanzaban al salón. Se escuchaba una suave y agradable música de fondo.

Sabía que Draco Malfoy estaba casado con Astoria Greengrass y tenían un hijo de la edad de Albus. La chica nunca había visto a ninguno en persona por lo que no sabía qué esperar cuando los conociera y mucho menos tenía idea de qué decir. Se sentía intimidada.

Abrazó con mayor fuerza el brazo de Fabian mientras se adentraban más a la casa, se sentía fuera de lugar y bastante incómoda entre todas esas personas que no conocía ni de vista.

Cuando entraron al salón, los recibieron un hombre de cabello platinado y una mujer castaña. Ambos muy atractivos y con vestuarios muy elegantes. Eileen quedó fascinada con el hermoso vestido rojo quemado que usaba la mujer, lucía simplemente espectacular.

—Tu debes ser el hijo de Dorhn, ¿no es verdad? —habló el platinado, extendiendo una mano.

Fabian sonrió algo incómodo.

—Fabian Dorhn —se presentó y tomó la mano de su anfitrión— mi padre manda sus disculpas por no asistir, pero estoy aquí en su lugar.

El platinado negó con una sonrisa.

—No te preocupes, siempre es un placer recibir a los Dorhn en esta casa—miró a Eileen— Soy Draco Malfoy —esta vez extendió su mano a la chica.

—Eileen Armstrong —se presentó con las mejillas ardiendo por la vergüenza— un placer, señor.

—El placer es mío, ella es mi esposa Astoria.

La mujer sonrió y asintió en forma de saludo.

—Sean bienvenidos y cualquier cosa que necesiten no duden en pedirla. Hay bebidas de todo tipo y algunos bocadillos —indicó. Su voz era muy tranquila y agradable.

—Disfruten de la fiesta —habló Draco. 

—Gracias. Espero verlos más tarde —Fabian habló y continuaron con su camino.

Eileen comenzó a reír cuando estuvieron lo suficientemente lejos. Era una risa de nervios pero igualmente contagió a Fabian.

—De acuerdo, por favor jamás me vuelvas a pedir que haga esto.

—Vamos, será divertido —colocó ambas manos en sus hombros— ¿Te parece si vamos por algo de tomar? Más tarde dejaré el cheque en la recepción.

Eileen asintió y ambos se dirigieron a una mesa llena de copas. También había algunos meseros que llevaba charolas con bebidas por todo el salón. Y había un pequeño escenario al fondo de la habitación donde había una orquesta de cámara. De ahí provenía la música que se escuchaba hasta afuera.

—Los Malfoy ya no tienen elfos —murmuró Fabian al oído de Eileen— según tengo entendido apoyan la causa de Hermione Granger para la defensa de los derechos de los elfos o algo por el estilo.

Eileen asintió en comprensión.

Cuando llegaron a la mesa de bebidas, Eileen tomó una copa con lo que parecía ser vino tinto. Le dio un sorbo y de inmediato notó que se trataba de algo en extremo caro. Simplemente sabía a vino caro y le encantaba.

Más entrada la noche, Eileen reconoció a algunas personas. Entre ellos a Ron Weasley y Hermione Granger. Mantuvieron una corta conversación. Por otro lado, Fabian parecía conocer a más personas de las que había dicho pues se detenía a hablar con algunas cada cierto tiempo.

—Creí que no conocías a nadie —habló divertida la chica antes de darle un sorbo a su tercera copa de vino.

Fabian dejó salir una risa y también le dio un gran sorbo a su vaso de ginebra.

—Bueno, técnicamente no dije eso. Y no son mis conocidos, son de mi padre. Conozco sus nombres y a qué se dedican pero no mucho más. Los he visto cuando acompaño a mi padre a reuniones.

¿A qué se dedicaría el padre de Fabián? Eileen estaba por preguntar cuando sin querer vio a su jefe. A Harry Potter. No tenía ni idea de que él estaría presente pero al procesar la situación era algo que debió haber imaginado. Sonrió al verlo y un suspiro escapó de sus labios. Pero tan pronto como su sonrisa apareció, se esfumó al ver a Mackenzie Winlest junto a él. Puso los ojos en blanco, irritada.

Fabian miró en la dirección a donde su amiga miraba y frunció el ceño.

—¿Esa es Mackenzie? —murmuró.

Sí. Era ella. Definitivamente era ella y no tenía ni idea de por qué estaba en ese lugar si ella vivía en Nueva York, no en Londres. Y peor aún, ¿por qué estaba con Harry?

—Sí, es ella —habló entre dientes.

Eileen quería apartar la vista de aquella mujer pero es que lucía tan espectacular que sentía la envidia recorriendo cada parte de su ser. La mujer usaba un hermoso vestido color champagne que hacía resaltar su bonito cabello pelirrojo que estaba muy bien acomodado en un peinado alto. Estaba abrazada del brazo de Harry pero hablaba y reía con algunos invitados que parecía conocer de hace tiempo.

—Estás celosa —le dijo Fabian, ligeramente divertido.

Ella lo miró y resopló.

—Por supuesto que lo estoy. Pero qué más da, él puede hacer lo que quiera.

—Lo siento. No tenía ni idea de que Potter asistiría y mucho menos que esa mujer lo iba a acompañar.

—No te disculpes —se encogió de hombros y tomó la mano de su contrario con una sonrisa, el alcohol en su sistema la hacía sentirse más relajada— vine contigo y tu y yo nos vamos a divertir.

Comenzaron a caminar al otro extremo de la habitación simplemente para estar lejos de Harry y Mackenzie.

Harry estaba distraído en sus propios pensamientos y no escuchaba la molesta voz de Mackenzie o la de nadie en general. Ese era el último lugar en el que quería estar pero había prometido asistir y estar un par de horas. Cuando regresó a la realidad, dejo salir un suspiró pero se sintió incómodo por la forma en que Mackenzie lo abrazaba del brazo. Muchas veces le había dicho que no le gustaba que lo hiciera pero ella parecía simplemente ignorarlo.

Potter tenía mucha experiencia con admiradoras intensas, pero sin duda Mackenzie se llevaba el primer lugar. Había hablado con ella y le había dejado muy en claro que no tenía ningún interés romántico por ella pero podían ser amigos. Sin embargo era como si ella no lo entendiera y lo peor del caso es que ella no era ninguna adolescente para comportarse de esa manera.

Esa noche la encontró en la entrada, la saludó con cordialidad y antes de poder preguntarle qué hacía allí, ella comenzó a hablar y Harry sólo pudo suspirar rendido mientras caminaban pues ambos iban al mismo lugar.

—Iré por algo de tomar —le indicó a la mujer, que hablaba con una pareja.

Mackenzie lo miró sonriente.

—Claro que sí, cariño. Te alcanzo en un momento.

Harry frunció el ceño.

—Mackenzie, por favor no me digas cariño.

Ella dejó salir una risita y continuó hablando con las personas frente a ella. Potter se alejó apresurado y bebió de un solo trago el vaso de whisky que encontró, luego tomó otro pero a este sólo le dio un pequeño sorbo.

Sonrió al ver a Ron y Hermione acercarse a él. Al menos con ellos cerca no se sentiría tan aturdido.

—Hola —saludó Harry cansado.

—Harry, me alegra que llegaras —habló Hermione y le dio un corto abrazo a su amigo. Luego fue el turno de Ron para abrazar a su mejor amigo.

Aunque los tres trabajan en el mismo lugar, no siempre coincidían y hacía tiempo que no mantenían una conversación que no fuera profesional.

—¿Qué tal todo? —le preguntó a sus amigos.

—Todo bien, la fiesta está muy tranquila y hasta el momento nadie se ha peleado.

Harry sonrió.

—Me alegra saberlo.

—Por cierto, ¿has visto a Eileen? —le dijo Ron a su amigo— Creo que vino con ese chico, Fabian. Su padre era el que venía a estos eventos, ¿no?

Harry lo miró con interés. ¿Eileen estaba en esa fiesta? ¿Por qué le emocionaba saber eso? Y sí, Harry conocía al padre de Fabian, habían conversado un par de veces pero nada muy importante.

—No tenía ni idea de que ella había venido y sí, el señor Dorhn y su esposa son los que vienen a estos eventos regularmente.

—La vimos hace como una hora.

—Seguro la veo más tarde.

Siguieron hablando de otras cosas, principalmente de los niños y lo mucho que habían crecido. Pero Harry se sentía impaciente y constantemente miraba a todas partes en busca de Eileen. Quería ser disimulado pero no lo era en lo absoluto.

—Buenas noches —escucharon la voz de Draco Malfoy extenderse por todo el salón. Las conversaciones se detuvieron y todos miraron hacia el pequeño escenario— les agradezco a todos por estar presente en este evento anual, espero que el siguiente año también estén presentes junton con sus chequeras —bromeó y se escucharon algunas risas— Hablando con seriedad, deseo que estén teniendo una agradable noche. Ahora tomen a su pareja y pasen a la pista de baile.

Se escucharon aplausos por todo la habitación, Draco saltó del escenario y se acercó a su esposa a quien le dio un beso en la frente y juntos caminaron a la pista de baile.

La pequeña orquesta comenzó a tocar una agradable melodía de baile y poco a poco más parejas se unieron. Hermione tomó a su esposo de la mano y lo hizo caminar, Ron lo hizo a regañadientes. Harry sonrió al verlos alejarse.

Pero rápidamente sus ojos dieron con la pequeña figura de Eileen y sintió que el aliento le faltaba. Era sin duda la chica más hermosa en ese lugar. Dio un paso al frente por mero reflejo pero se detuvo al ver que Eileen tomaba a Fabian de la mano y ambos sonreían mientras se preparaban para comenzar a bailar.

Sintió los celos expandirse desde la boca de su estómago. Él quería estar con Eileen bailando. Él quería ser el que sostuviera con orgullo la mano de Eileen en esa fiesta. Él quería simplemente estar junto a ella.

Desvío la mirada cuando sintió un jalón en su brazo. Era Mackenzie.

—Vamos a bailar —le pidió ella.

Harry no quería eso, pero al menos así podría acercarse a la pista de baile y estar más cerca de Eileen. Tomó a Mackenzie de la mano y juntos se dirigieron a la pista.

Eileen no lo miró, como si no notara su presencia, pero él sin duda no había despegado sus ojos de ella.

Cuando la pieza terminó, vio a Eileen salir de la pista de baile junto a su acompañante y él hizo lo mismo, tratando de manterla a la vista. Suspiró decidió y miró a Mackenzie quien bebía una copa de vino blanco.

—Mackenzie, vuelvo enseguida —ella asintió.

Harry caminó entre las personas hasta llegar a Eileen. Ella lo miró con una sonrisa incómoda y Fabian como si quiera arrancarle la cabeza.

—Hola, Eileen —habló con voz suave.

—Hola.

—Yo... me preguntaba si quisieras bailar conmigo.

Si no fuera porque Eileen estaba acalorada y medio ebria, se hubiera sonrojado. Miró a Fabian y este sólo le sonrió. Él no le diría a ella qué hacer o no, pero sin duda alguna la protegería de Harry de ser necesario.

—Está bien —contestó finalmente.

Harry extendió su mano y Eileen la tomó. Ambos sintieron esa agradable sensación que se extendía por sus cuerpos al tocarse. Potter la guió hasta la pista de baile y se unieron a las demás parejas.

—No tenía ni idea de que vendrías —comentó Potter.

—Yo tampoco tenía idea de que tu vendrías.

Ambos rieron.

—Me alegra verte. Luces espectacular, Eileen.

—Gracias —murmuró avergonzada.

Eileen se sentía cómoda con Harry y descubrió que no era tan mal bailarín, pero por Merlín, ese hombre era perfecto y no había nada que no supiera hacer. No hablaron más, pero ninguno despegó su vista del otro. Sus cuerpos estaban muy cerca el uno del otro mientras se movían al compás de la música, era como si encajaran perfectamente el uno con el otro y bailar fuera una actividad que hacían juntos desde hace tiempo.

Una vez más, el agradable aroma del perfume de Harry perforó las fosas nasales de Eileen. Pero la música terminó y ambos se detuvieron, caminaron lejos de la pista y Harry tomó dos copas. Una se la ofreció a su contraria y ella la aceptó con gusto. Bebió casi por completo el contenido en un intento de ocultarse.

—Creí que Mackenzie no era tu tipo —habló de pronto, recelosa. Estaba ebria y no tenía tiempo de pensar en sus palabras.

Harry rió por lo bajo. 

—La encontré afuera cuando llegué —explicó y aunque sabía que no debía dar explicaciones él quería hacerlo— yo tampoco estoy muy seguro de qué hace ella aquí.

Miró a su contraria con atención, fijándose en cada una de sus acciones. Era obvio que estaba bajo los efectos del alcohol, quien sabe cuanto había tomado desde que llegó, probablemente ni ella misma lo sabía. Entonces Potter entorno los ojos y se aclaró la garganta.

—¿Te molesta que esté con ella? —preguntó por mera curiosidad. Eileen asintió como si fuera una niña regañada. A Harry le sorprendió la respuesta y no supo qué más decir.

Eileen dio un paso al frente.

—Harry, hay algo que te quiero decir —su voz sonó suave y algo avergonzada.

Potter tomó con suavidad las mejillas de la chica, estaban calientes. Trazó pequeños círculos con su pulgar a la altura de sus pómulos. Sabía que era incorrecto tener esa cercanía con ella cuando ella estaba con alguien más. Pero por un momento, simplemente decidió ignorarlo. La miró preocupado.

—Sabes que puedes decirme lo que sea, amor.

Se maldijo internamente al pronunciar esa última palabra, pero ni siquiera lo había pensado cuando ya lo había dicho. Eileen pareció no notarlo o simplemente lo ignoró, aunque eso no quitaba el pánico que sentía.

—Te mentí, ¿sabes? —habló en voz baja con una sonrisa forzada y con los ojos cristalizados.

—¿En qué me mentiste, cariño? —preguntó con calma y está vez con la intención de pronunciar esa última palabra sólo para tentar terreno.

—¿Prometes que no te molestarás conmigo?

Harry le dirigió una cálida sonrisa.

—Nunca me molestaría contigo, Eileen.

La chica se mantuvo en silencio un largo momento. Beber demasiado alcohol la volvía más sensible y lloraba por todo cuando tomaba sin parar. Tragó saliva y lo miró a travésde sus pestañas.

—Esa noche... —

—¡Harry, cariño! —la voz Mackenzie golpeó sus oídos y seguramente todos en la habitación la escucharon.

Harry apretó los dientes molesto y resignado se separó de Eileen. Ella bajó la mirada y se hizo a un lado.

—Iré con Fabian —habló en voz baja pero no lo miró.

Vio a Eileen alejarse y enseguida tomó a Mackenzie del brazo con poca fuerza para no hacerle daño. La llevó al balcón, donde no había gente mirando o escuchando.

—Mackenzie, es suficiente —le dice con voz firme— te he dicho una y mil veces que no estoy interesado en ti. Yo estoy enamorado de alguien más y tu eres una mujer hermosa y mereces a alguien que te ame. Pero ese no soy yo.

Sus comisuras labiales bajan notablemente.

—Pero yo sólo te amo a ti, Harry.

—Mackenzie —suspira— ¿hay algo que pueda hacer por ti para que me dejes en paz?

Estaba dispuesto a darle un mechón de cabellos para que los utilizara en una poción multijugos si así lo dejaba tranquilo.

Ella lo miró fijamente esperanzada.

—Bésame —le pidó— si me besas ahora, te prometo que te dejaré en paz.

Lo pensó por un momento. No era para nada una buena idea pero si de esa forma se desharía de ella, podría hacerlo.

—Quiero que seas sincera, Mackenzie.

—Te lo juro —aseguró.

—De acuerdo.

Mackenzie se acercó a Harry y lo besó con suavidad. Fue extraño e incómodo para Harry pero para Mackenzie era como un sueño hecho realidad. El beso duró más de lo que a Harry le hubiese gustado pero finalmente se separó, sin embargo, la mujer lo tomó de la nuca y volvió a besarlo con mayor fuerza e intensidad.

Potter no quería lastimarla por lo que la alejó con algo de dificultad. La miró con molestia.

—Adiós, Mackenzie. No te vuelvas a acercar a mi si no son asuntos oficiales.

Ella no logró pronunciar palabra alguna cuando Harry se marchó. Sus ojos se llenaron de lágrimas.

Harry buscó con la mirada a Eileen por todo el salón, sin embargo no la encontraba. Caminó por todos lados pero no había rastros de ella o de Fabian. Vio a Ron y se acercó a él.

—Ron, ¿has visto a Eileen?

Él asintió.

—Se fue hace unos segundos junto con Fabian, se veía algo mal y me acerqué a preguntarle si estaba bien pero dijo que había bebido mucho y quería ir a descansar a su casa.

Harry pasó sus manos por su cabello con angustia. ¿Y si había visto lo que pasó con Mackenzie?

—Gracias.

Se alejó y corrió rumbo a la entrada. Tenía un debate interno y no sabía si ir a buscarla o no. Al final decidió no hacerlo, ella estaba con su novio y no quería ser inoportuno.

Eileen en serio estaba ebria, no a tal grado de caer inconsciente pero si estaba en ese punto donde hacia locuras sin pensar en las consecuencias. Ella sabía tomar, pero esta vez se había excedido por mucho.

Mientras buscaba a Fabian, pasó junto al balcón donde estaban Harry y Mackenzie. Ambos se besaban como si no hubiera un mañana. ¿Eso seguía significando que ella no era su tipo?

Primero sintió furia y luego una intensa tristeza. Una lágrima se deslizó por mejilla y se fue a paso apresurado. Cuando finalmente encontró a Fabian, se lanzó a sus brazos, él no entendía lo que pasaba pero la abrazó.

—¿Quieres que te lleve a casa? —le preguntó sin soltarla.

Ella sólo movió su cabeza en afirmación sin separarse. No se tomaron el tiempo de despedirse de nadie y cuando Ron Weasley se acercó a ellos, sólo mencionaron que Eileen no se sentía muy bien. El pelirrojo no hizo más preguntas y sólo le deseo una rápida recuperación.

El viaje al departamento de la chica fue rápido luego de recoger el abrigo y la gabardina de cada uno.

Eileen sentía su corazón hecho trizas y el pecho le dolía como nunca antes. Fabian no dijo nada y se limitó a abrazar a su amiga mientras ella liberaba todas sus emociones.

Tomaron asiento en el pequeño sofá del departamento, en realidad Fabian se sentó y Eileen lo siguió abrazando mientras lloraba desconsoladamente. El vestido estorbaba pero a ninguno le importaba mucho.  El hombre sólo se dedicó a darle suaves caricias en la espalda a su amiga esperando a que se sintiera mejor para que le explicara qué fue lo que había pasado. Aunque ya se daba una idea. La había dejado a solas con Potter y sólo unos minutos después ella estaba llorando.

Lo mataría definitivamente, no hacía nada más que hacerla llorar.

Media hora más tarde, el llanto se redujo y Eileen fue capaz de hablar aunque seguía sollozando. Aún así le explicó a Fabian lo que habían ocurrido desde que terminaron de bailar y hasta que se arrojó a sus brazos llorando.

—Yo ni siquiera debería estar llorando por ningún hombre —habló Eileen entre llantos— Soy fuerte y soy genial y podría estar con cualquier persona que quisiera —el pecho le dolía, quería parar de llorar pero eso parecía imposible— pero realmente me duele mucho, ¿sabes?. Yo quería que Harry me escogiera a mi pero fui una tonta y no tengo ningún derecho a estar molesta porque fui yo quien lo alejó. No somos nada y por mi culpa nuca lo seremos. Él se quedará con una hermosas mujer como Mackenzie y yo estaré sola el resto de mi vida —sonaba muy dramática pero ella en serio pensaba todas esas cosas y se sentía destrozada.

Fabian quitó un mechón de cabello del rostro húmedo de Eileen. Le dolía verla de esa manera, él solo la quería ver con una gran sonrisa y riendo a carcajadas. No llorando por un imbécile que no la merecía.

—No eres ninguna tonta, Eileen. Te duele y está bien que que llores ahora, sólo no te aferres para siempre a eso.

La chica limpió su rostro con un pañuelo.

—Lamento arruinar tu noche. Seguramente me odiarás el resto de tu vida.

El hombre dejó salir una suave risa.

—¿Qué sería de una buena fiesta sin ir a rescatar a la damisela en apuros?

Fue el turno de Eileen para sonreír un poco.

—Gracias por ser mi amigo, Fabian. De verdad.

—Gracias a ti por ser ni amiga y darle un poco de drama a mi vida. Era muy aburrida antes de conocerte.

Eileen volvió a abrazar a Fabian pero rápidamente se pone de pie para quitarse el vestido y cambiarlo por algo más cómodo. Cuando regresa a la sala con su pijama puesta, ve a Fabian vestido sólo con su pantalón de vestir y una playera básica blanca de manga corta. Está de pie, dejando una taza de lo que parece ser té sobre la mesa de centro. Quiere decirle que se vaya a su casa a descansar, pero en realidad no quiere eso. Quiere ser egoísta y pedirle que se quede con ella.

Fabian la mira y le sonríe.

—Te preparé un té, tómalo antes de que se enfrie. 

Ella sonríe y sorbe su nariz para evitar que sus mocos se escurran. Se acerca un poco.

—¿Te puedes quedar conmigo esta noche?

—No pensaba irme, Eileen. Aunque me lo pidieras.

Fabian toma asiento en el sillón y Eileen lo sigue. Se acomoda en su pecho mientras intenta parar el llanto que ha regresado. La cabeza le pulsaba y sólo quiere dormir un poco para olvidar.

Cuando Eileen se quedó dormida, soñó que aquella noche luego de la cena había aceptado el beso de Harry y también soñó que era ella la que iba del brazo del hombre en el evento de los Malfoy. Pero era eso, sólo un sueño.

Fabian la llevó hasta su habitación y la cubrió con una cobija. No le gustaba verla triste y llorando pero lo único que podía hacer era permanecer a su lado y brindarle todo su apoyo.

notas

Es que yo les juro que amo demasiado las escenas de fiestas y si puedo ponerlas en todas mis historias, yo lo haré ajdjaja

Este fue mi capítulo favorito 🥺 realmente espero que lo hayan disfrutado

En fin, ¿qué les pareció el capítulo? Es el más largo que he escrito para esta historia xdxd de todas formas les prometo que ya se viene lo bueno <3

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