Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

11

┉┅━━━━━━━━━━━┅┉

Eileen escuchó las pisadas de Harry mientras este subía las escaleras y antes de que pueda huir a cualquier otra parte, se encontró de frente con Harry. Ambos se miraron con algo de incomodidad. La chica únicamente sintió cómo la respiración le comienza a faltar y quiere salir corriendo y esconderse en cualquier lugar donde Harry no la encuentre. Pero sus pies no se mueven.

Entonces ve a Harry dirigirle una cálida sonrisa.

—Los niños en serio te quieren.

Eileen se sintió más tranquila.

—Son muy lindos. La verdad es que no me molestaría pasar otro fin de semana cuidando de ellos —sonrió mostrando los dientes.

Harry la admiraba y trataba de memorizar cada una de las facciones de su contraria. Liberó un corto suspiro y aclaró su garganta.

—Ginny me dijo que comenzó a salir con alguien —bajó un momento la mirada y enseguida volvió a mirar a los ojos de la chica— es algo bastante serio según me dijo, se llama Elliot y son compañeros de trabajo.

—Lo sé —se cruzó de brazos. Harry la miró sin comprender— James me lo dijo, Ginny les había pedido que no te lo dijeran —ambos dejaron  salir una risa.

Caminaron escaleras abajo y se sentaron en el sillón de la sala. Muy cerca el uno del otro, sus rodillas casi se tocaban.

—Es extraño —dijo Harry luego de un momento en silencio— me alegra muchísimo que Ginny haya encontrado a alguien más, pero me siento algo raro. No me molesta, por supuesto, pero me preocupo por los niños.

Eileen puso una mano en la pierna de Harry, fue casi por reflejo y ni siquiera le dio tiempo de pensarlo cuando comenzó a hablar.

—James no me dijo mucho al respecto. Pero creo que les agrada o de lo contrario el pobre hombre habría salido huyendo hace tiempo. ¿Sabes hace cuanto salen?

Harry por poco no la escucha, sólo podía pensar en el ardor que le causaba la mano de la chica sobre su pierna. La piel le quemaba y la sensación se extendía lentamente por todo su cuerpo. Quería más.

—Creo que casi cumplen dos años —se aclaró la garganta pero no se movió.

Eileen se sorprendió.

—Vaya... eso es... bastante tiempo.

—Recién se lo dijo a los niños, hace poco más de tres meses que fue cuando lo conocieron formalmente. Al parecer ellos lo tomaron bastante bien y están felices por su madre.

—Eso es bueno, seguro es un tipo genial. Además, si quiere a tus hijos, supongo que es un punto extra, ¿no?

Se miraron a los ojos. Harry colocó una mano sobre la de Eileen, la que estaba sobre su pierna y sonrió.

—Sí. El hecho de que acepte a los niños sin duda es la mejor parte de todo.

Eileen sintió sus mejillas arder y estuvo por quitar su mano pero no fue capaz de moverse.

—¿Y no tienes curiosidad por conocerlo? —preguntó con ligera emoción.

—Por supuesto que sí. Lo único que sé de él es que es fotógrafo y editor de El Profeta.

Eileen sonrió, pero no supo qué más decir.

—Seguro que en una de esa, se hacen amigos.

Harry casi se suelta a reír pero no lo hizo y simplemente miró el rostro de la chica frente a él. Era tan hermosa. Pero no era correcto pensar en ella de esa forma. Eran compañeros de trabajo, él era su jefe y ella era incluso menor que él. Bastante menor que él.

Doce años era toda una vida, él había vivido cosas que ella ni siquiera se imaginaba. Había matado a un basilisco cuando ella seguramente apenas comenzaba a gatear. Él había participado en un torneo donde casi lo matan y donde vio morir a un chico cuando ella recién cumplía tres años. También estaba el hecho de que su hermano mayor había muerto por su culpa, claro que ella jamás lo culpó de nada, pero Harry no podía evitar el sentimiento de culpa. Él había ocasionado muchas muertes y aunque a veces lo olvidaba, sabía que él era el culpable del sufrimiento de muchas personas y ni siquiera tenía idea. Era simplemente extraño y se odiaba por sobrepensar tanto las cosas.

—Seguro que sí —contestó finalmente— iré por algo de beber, ¿quieres algo?

Eileen quitó su mano con rapidez y negó.

—No, gracias —ambos se pusieron de pie— de hecho, creo que mejor iré a guardar mis cosas para irme más tarde.

—Bien —"quédate" era lo que quería decir. Pero no lo hizo.

Se miraron. En ese momento, Harry trazó una línea donde se limitaba a lo profesional. Eileen pudo haber roto esa línea si hubiera dado un paso al frente y terminaba con la agonía de ambos, sin embargo, dio un paso atrás y se alejó de Harry.

El hombre la miró por un momento antes de dirigirse a la cocina. Todo había terminado. Eileen era su compañera de trabajo y así se quedaría para siempre. Ella tenía aún una vida por delante y él no quería arruinarle eso.

Eileen trató de recuperar la respiración una vez que estuvo sola en la habitación de Harry. Se sentía tan extraña, su cabeza era un completo lío en ese momento. Acomodó sus cosas en su mochila para distraerse y luego acomodó la habitación de Harry. Cuando terminó, se sentó en el borde de la cama tratando de relajarse.

Desde su lugar volvió a mirar toda la habitación y de pronto fue como si algo hubiera hecho 'click' en su cerebro. Era un sentimiento que lentamente brotaba desde el interior de su pecho y se extendía hasta cada rincón de su ser.

Eileen Armstrong estaba enamorada de Harry Potter. Pero se había dado cuenta tarde. Si tan solo hubiera llegado a esa conclusión unos instantes antes, sería una historia completamente diferente.

La chica tomó su mochila y bajó con emoción para encontrarse con Harry. De pronto quería simplemente decirle lo que sentía, quería expresarle ese agradable sentimiento que le recorría el cuerpo pero en cuanto bajó las escaleras y se dirigió a la cocina, vio a Harry y otra mujer que no había visto en su vida.

Harry la miró y aquella mujer también la volteó a ver. ¿En qué momento había llegado? Ni siquiera la escuchó llegar. ¿Cuanto tiempo había estado allá arriba?

—Oh, Eileen. Ella es Mackenzie Winlest, trabaja en la MACUSA.

La nombrada sonrió mostrando los dientes, daba un poco de miedo pero Eileen estuvo completamente segura de que jamás en su vida había visto a una mujer tan hermosa como ella. Era tan elegante y sofisticada. Sus ojos claros brillaban cuál estrellas y su cabello rojo hacía resaltar su pálida piel.

Era evidente que Potter tenía un peculiar gusto por las pelirrojas.

—Un gusto, Eileen —su voz era suave y melodiosa— el señor Potter no dejaba de hablar de ti cuando estábamos allá.

Eileen sonrió algo confundida. Miró rápidamente a Harry antes de volver a mirar a la pelirroja.

—El placer es mío.

—Mackenzie es la asistente de la ministra.

La nombrada sonrió con modestia.

—Lamento la interrupción, le decía a Harry que fui a buscarlo al ministerio pero me dijeron que no había ido a trabajar y como es algo urgente decidí venir a buscarlo a su casa.

Eileen se quedó muda y una gran incomodidad la recorrió de pies a cabeza. La felicidad que antes había sentido, se esfumaba con lentitud.

—Eileen se quedó el fin de semana para cuidar a mis hijos. Ayer llegué muy tarde y se quedó a dormir.

Mackenzie dejó salir una risa. A Eileen le pareció odiosa, porque incluso riendo era perfecta.

—Me declaro culpable por ello —la mujer colocó una mano sobre el pecho de Harry— estuvimos hablando toda la tarde que el tiempo se pasó volando.

A Eileen le molestó muchísimo la forma en que tocó a Harry. Ella no tenía ningún derecho... un momento... más bien, Eileen no tenía ningún derecho a sentir molestia. Pero aún así, sólo quería que esa mujer dejara de tocar y estar tan cerca de Harry.

—Entiendo —la chica comenzó a sentirse decepcionada y triste— Yo... de hecho ya me iba. Creo que ustedes tienen asuntos que arreglar.

Harry la miró y asintió.

—Te acompaño a la puerta.

—Fue un placer, Mackenzie —le dirigió una corta sonrisa y la nombrada se limitó a asentir.

Harry y Eileen salieron de la casa y se miraron por un largo momento en silencio.

—En serio te agradezco todo lo que hiciste, Eileen.

—No fue nada —hubo un corto momento de silencio— Mackenzie es muy bonita, parece que le interesas.

Harry frunció el ceño.

—¿Tu crees?

Asintió.

—Tal vez deberías invitarla a salir —sintió un nudo en su garganta.

Harry la miró por un largo momento estuvo a punto de dar un paso al frente pero luego de pensarlo nuevamente, retrocedió.

—Sí... tal vez lo haga.

Eileen se obligó a sonreír mostrando los dientes y le dio un amistoso golpe en el brazo a su jefe.

—Entonces nos vemos mañana en la oficina.

—Seguro. Hasta mañana.

Se miraron nuevamente. Eileen dio un par de pasos hacia atrás e hizo una aparición a su hogar. Harry miró el lugar donde antes había estado la chica y luego de liberar un suspiro, regresó al interior de la casa junto a Mackenzie.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro