09
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Al final, cuidar a esos tres niños no resultó ser un trabajo tan complicado. Era cierto que tenían mucho más energía pero Eileen era capaz de llevarles el ritmo. Entonces, no era nada que ni pudiera controlar. Sin embargo, resultaba evidente que los dos hermanos mayores trataban de controlarse un poquito.
Esto era porque no querían espantar a la "nueva posible novia de su papá". Los tres tenían la esperanza de que su padre conociera a alguien nuevo para que no estuviera solo, y sin duda, los tres adoraban a Eileen. Era agradable, su comida era deliciosa y no se había negado a jugar con ellos.
Aunque bueno, recién sólo los había cuidado la tarde del viernes y como Harry le había indicado, los mandó a dormir a las diez de la noche, luego de una pequeña cena y recordarles que debían cepillar los dientes. Se aseguró de cubrir a cada uno con las mantas y preguntarles si necesitaban algo más antes de dormir.
Lily le pidió que le diera un beso de buenas noches, Eileen moría de ternura con esa niña. Besó su frente, se aseguró de que la niña tuviera su conejo de peluche y finalmente salió de la habitación, dejando la puerta abierta sólo un poco para que entrara la luz del pasillo.
Suspiró cansada. No había sido exactamente muy agotador su día pero debía prepararse para el siguiente. En ese momento agradecía infinitamente poder usar magia para limpiar todo el desorden y cuando se aseguró de que todo estaba en su lugar, se dirigió a la habitación de Harry llevando consigo una gran taza de té caliente.
Antes sólo la había visto desde el marco de la puerta, pero en realidad no había entrado. Sintió su corazón acelerarse mientras se adentraba, miró con atención todo a su alrededor, la habitación era grande pero bastante simple.
A diferencia del resto de la casa, el suelo de las habitaciones era alfombrado, de un color crema. Las paredes eran de color gris claro y el techo blanco. Había un closet de pared completa a un costado de la cama y del otro lado había una puerta, a Eileen le sorprendió darse cuenta de que era un baño. Además de eso, había un par de mesas de noche a cada lado de la cama, una estaba completamente vacía y la otra tenía una lámpara y un par de marcos. En uno había una pareja, Eileen supuso que eran los padres de Harry y el otro eran sus tres hijos.
No había más decoración. Todo era demasiado simple y bastante ordenado, los magos no eran exactamente ordenados, por lo que supuso que Harry había limpiado todo antes de irse.
Cuando se sintió más tranquila, se dejó caer en la cama. Eran tan suave y cómoda pero tuvo que levantarse para cambiarse de ropa. Se sentía extraña, demasiado extraña, estaba invadiendo la privacidad de su jefe y en lo único que podía pensar era que debía salir corriendo de ese lugar. Tal vez dormir en el sofá no estaría tan mal.
Pero no estaba haciendo nada malo, sólo usaría esa habitación para dormir por las noches y todo el día estaría haciendo cualquier otra cosa con los niños. Sólo serían tres noches y luego regresaría a su casa.
Se colocó la pijama y se acostó en la cama luego de apagar las luces. Se acostó de lado, mirando el lugar donde probablemente dormía Harry. Por un segundo se imaginó durmiendo a su lado, sintiendo su calor corporal y escuchando sus suaves ronquidos. Cerró los ojos con fuerza tratando de ahuyentar los pensamientos.
Las cobijas eran bastante cálidas y Eileen estuvo completamente segura de que nunca antes en toda su vida había dormido tan bien.
Por la mañana despertó bastante temprano y más llena de energía que nunca. Potter había mencionado que los niños se levantaban alrededor de las nueve y media aunque a veces Lily despertaba a las ocho, pero no era tan frecuente.
Eileen estiró todo su cuerpo cuando se levantó de la cama y se preparó para un nuevo día. Luego de arreglarse un poco con ropa cómoda, acomodó la cama con un rápido movimiento de varita y se dirigió a la cocina parapreparar el desayuno.
James fue el primero en bajar aún medio adormilado y liberando un gran suspiro mientras tomaba asiento en la mesa. Tenía los ojos más cerrados que abiertos.
—Buenos días, James. ¿Dormiste bien? —preguntó con una sonrisa desde su lugar en la estufa.
El niño de ocho años parecía estar reflexionando y tardó más de diez segundos en procesar la frase de Eileen cuando la miró fijamente sin comprender. Eileen le sonrió, le causó un poco de gracia, sin embargo, no se rió.
—Hola, Eileen —dijo por fin— dormí bien, ¿y tu?
—Yo, también. Muchas gracias.
El niño liberó un gran bostezo mientras estiraba todo su cuerpo desde su asiento.
—¿Ya habías dormido en la cama de mi papá?
Casi se ahoga con su propia saliva al escuchar las palabras del niño. Técnicamente antes había dormido con Harry, pero James no tenía por qué saber eso.
—No, en realidad no. Pero es muy cómoda —lo miró nerviosa.
—Oh... —parecía decepcionado— creí que tu y mi papá ya eran novios.
Eileen no se sentía incómoda, sabía que eran pura inocencia las palabras del niño, pero no estaba muy segura de cómo contestar.
—No. Tu papá y yo sólo somos amigos.
El niño asintió en comprensión.
—Mi mamá ya tiene novio. Se llama Eilliot y me cae bien. A veces nos lleva dulces a mi y mis hermanos. Él trabaja con mamá.
Eileen no se esperaba ni por un segundo esa confesión.
—¿De verdad? —James asintió— ¿Y tu papá lo sabe? —esta vez se encogió de hombros.
—No sé. Mamá no quería que le dijéramos.
—Entiendo —comenzó a servir un plato para James— ¿y por qué me lo dices a mi?
Se encogió de hombros nuevamente.
—Tu no eres papá.
—Tiene sentido para mí —murmuró— aquí tienes.
Eileen dejó el plato de comida frente a James, él sonrió al ver la comida y de inmediato comenzó a comer. Tenía muchísima hambre y lo cierto es que la comida de Eileen no estaba nada mal.
—Gracias, Eileen. Tu comida me gusta mucho.
Sacudió un poco el cabello del niño.
—Me alegra que te guste.
Casi enseguida bajaron Lily y Albus. Saludaron a Eileen y tomaron asiento. La chica les puso su plato de comida y al final ella también se sentó. Afortunadamente, no hubo peleas entre los niños durante el desayuno pero sabía que en encuentro estuvieran completamente llenos de energía, el trabajo real comenzaría.
Después del desayuno, la chica mandó a los dos niños a cambiarse y ayudó a Lily a escoger su ropa para el día. Su decisión final fue un bonito vestido verde de tirante con una blusa blanca debajo del vestido. Eileen no era la mejor peinando, pero cuando Lily le pidió que le hiciera un bonito peinado, tuvo que poner su mayor esfuerzo para hacer algo más o menos decente.
En pocas palabras, fue un día agitado. Albus y James corrían por todas partes, saltaban gritaban, se peleaban entre ambos y comían muchísimo. Lily era más tranquila y permanecía todo el tiempo junto a Eileen con su cuaderno para colorear y su peluche de conejo muy buen sostenido debajo de su brazo.
Pese a todo, Eileen no se sintió desesperada o estresada con los niños pues eran muy obedientes cuando les indicaba que no hicieran cierta cosa o que debían limpiar su desastre. La mayor parte del tiempo la pasaban en el jardín, por lo que el interior de la casa permanecía intacto.
A las siete de la noche, mandó a James a que tomara un baño antes de cenar. Luego a Albus y finalmente acompañó a Lily a quien también le ayudó a colocarse la pijama.
Los tres niños se sentían realmente cómodos con Eileen, ella los trataba bien y era muy amable. Realmente deseaban verla más seguido y que tal vez se convirtiera en la futura novia de su padre.
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