06
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Eileen y Harry estuvieron en París poco más de una semana y media antes de terminar con el caso que, para ser sinceros, los mantuvo despiertos la mayor parte del tiempo.
Había casos de un asesino serial y las autoridades muggle no habían logrado dar con el asesino. El caso llegó a oídos del ministerio francés y luego de revisar los cuerpos, encontraron evidencia de que fueron asesinados con magia. Habían tratado de resolverlo durante un par de meses pero no lograron dar con el asesino y por ello pidieron ayuda de Londres.
Para sorpresa de todos, fue Eileen quien logró resolver el caso. Siguiendo algunas pistas que dejó el mago en las escenas del crimen y que ninguno de los demás aurores lograron encontrar. Atraparon al mago cuando estuvo por cometer otro asesinato. La ministra le agradeció personalmente a la chica por su maravilloso trabajo.
Todo el día estuvo recibiendo múltiples halagos por parte de los aurores franceses e incluso Harry no dejó de mencionar lo orgulloso que estaba de ella.
Eileen sólo dijo algo parecido a "suerte de novato" junto con una gran sonrisa. Pero aunque no lo dijo en voz alta, estaba orgullosa de ella misma. No era el primer caso en el que participaba pero sí era el primero que lograba resolver por su cuenta.
Ahora mismo los dos empacaban sus cosas para regresar a Londres. Los días que estuvieron en aquella habitación, compartieron la cama sin el mayor problema y en algún momento dejó de ser incómodo o extraño. Ambos caían profundamente dormidos en cuanto se recostaban y ya no tenían cabeza para pensar en nada más. O había días en que ni siquiera dormían por estar trabajando en el caso. Eileen dormía mientras Harry se quedaba revisando evidencias o Eileen se sentaba en sofá a leer los archivos mientras Harry descansaba algunas horas.
Harry había decidido alejar a Eileen justo cuando los enviaron a aquella misión, sin embargo, esa semana y media se hicieron más unidos que nunca. Y Potter deseaba odiar eso, pero en realidad le encantaba. Ahora conocía mucho más a Eileen pero quería saber mucho más de ella, quería pasar más tiempo a su lado y no sólo por el trabajo.
—¿Estás lista? —preguntó Harry, mirando a su compañera.
Ella dio media vuelta para mirar al hombre y asintió.
—Sí. Parece que ya no falta nada.
Harry la miró desde su lugar con una pequeña sonrisa, cada uno tomó su maleta y juntos salieron de aquella habitación. Eileen sin duda extrañaría París, aún había muchos lugares que quería conocer pero ya sería en otra ocasión.
El regreso a Londres fue muy rápido y por más que ambos deseaban regresar a casa para descansar, tuvieron que ir al ministerio para hacer un reporte y entregarlo a Kingsley. Tanto Harry como Eileen caminaban muy alegres por los pasillos del edificio, realmente se habían vuelto mucho más cercanos y resultaba extraño. De pronto era como si se conocieran de toda la vida.
Estaban a mitad del pasillo cuando un chico, que reconocieron como el asistente del Ministro los interceptó. Era un chico bajito, muy serio y daba miedo de lo inexpresivo que era, sin embargo, de las pocas veces que Eileen interactuó con él, había sido muy amable y cortés.
—Señor Potter, señorita Armstrong. El ministro Kingsley los espera en su oficina de inmediato.
Eileen y Harry se miraron preocupados pero cuando Connor, el asistente, dio media vuelta y comenzó a caminar, ellos lo siguieron de cerca. La pareja se miró e hicieron algunos gestos en una clase de conversación silenciosa, pero ninguno tenía ni idea de qué ocurría.
Esta vez, el trayecto fue muy silencioso, ambos se sintieron preocupados y nerviosos de pronto. ¿Los iban a regañar? ¿Habían hecho algo mal? ¿Kingsley se enteró que durmieron en la misma cama y los iba a regañar? Lo mejor era no hacerse ideas.
Pronto llegaron a la oficina, Connor les dirigió un asentimiento de cabeza antes de marcharse. Eileen fue la primera en entrar a la oficina y justo detrás de ella entró Harry. Kingsley los recibió con una gran sonrisa.
—Está mañana recibí una carta de la ministra, espera que Eileen los ayude en algún futuro con más casos. Habían intentado capturar a ese sujeto desde hace poco más de dos meses y está verdaderamente agradecida. Además, logramos concretar unos acuerdos muy importantes —se acercó a los dos— muchas gracias, hicieron un excelente trabajo.
Extendió su mano, Eileen la tomó y luego Harry. Sintieron que volvían a respirar. Se limitaron a sonreír y asentir.
—Entreguen el reporte del caso y pueden irse a descansar a casa algunos días. Lo merecen.
—Gracias, señor —hablaron los dos a la vez y enseguida se retiraron de la oficina.
Sólo era eso. Ambos se sintieron mucho más aliviados. Al llegar a la oficina de Potter, terminaron con el reporte bastante rápido y finalmente Harry se ofreció a acompañar a Eileen hasta su departamento.
—En serio no es necesario, sé que también estás cansado y no te quiero molestar.
—Eleein, por favor. Sabes que no me molesta para nada —sonrió— a menos que no vayas a ir a tu casa y no quieras decirme a dónde irás. Y está muy bien, entonces te dejaré —bromeó.
La chica no pudo evitar reír.
—¿Está tratando de chantajearme, señor Potter?
—Para nada —habló divertido— Sólo trato... de ser amable.
—Está bien. Gracias, Harry.
Salieron del ministerio y una vez que encontraron un lugar despejado, Eileen tomó el brazo de Harry para hacer una aparición al departamento de la chica.
—¿Quieres pasar? —preguntó la chica mientras abría la puerta— Tengo café, agua, jugo de calabaza, cerveza de mantequilla, whisky de fuego y algunas cuantas bebidas extrañas. Lo que quieras tomar seguro lo tengo.
Harry lo pensó por un momento. Tenía una extraña curiosidad por conocer el lugar donde Eileen vivía pero también anhelaba regresar a casa. Esta vez ganó su curiosidad.
—Por supuesto, un whisky no me vendría nada mal ahora.
Eileen sonrió, parecía bastante emocionada. Entró al pequeño departamento con Harry muy cerca de ella. Potter miraba con gran interés. No había muchos adornos o siquiera muchos muebles, pero sí había grandes pilas de libros en una esquina.
—Puedes sentarte en sofá mientras saco las botellas. Si quieres el baño es la puerta al final de ese pasillo. Mi hogar es muy pequeño, pero siéntete como en casa.
Eileen dejó su mochila en el sillón individual junto con su saco y rápidamente fue a la cocina. Harry miró con interés la pequeña sala que también parecía ser comedor. Aunque la mesa estaba pegada a la pared y sólo había dos sillas. Se quitó su saco y corbata que dejó sobre el sofá. Mientras miraba, comenzó a levantar sus mangas hasta el codo para estar más cómodo.
Había también un librero, pero lo que le llamó la atención, fue el estante donde no había libros. Había algunas fotos, era Eileen cuando aún era más pequeña, tal vez cinco años pero ella estaba en los brazos de un chico muy parecido a ella. Parecía tener alrededor de dieciséis o diecisiete años.
A un lado de aquella foto, estaban dos bufandas, una de Slytherin y otra de Ravenclaw. También observó una insignia de prefecto y una de premio anual. Entre estas dos insignias, había un collar con una pequeña serpiente como dije. Nunca se lo había visto puesto en todo el tiempo que la conocía, aunque era un collar muy bonito.
Al final vio otra foto, era el chico de la primera foto, pero vestido con el uniforme de quidditch de Ravenclaw. Le parecía conocido pero no estaba seguro. El chico sonreía mostrando los dientes, también parecía muy orgulloso. Notó que tenía la banda de capitán en su brazo.
—Sé llamaba Azriel, era mi hermano —se asustó al escuchar la voz de Eileen. La miró y enseguida dejó la foto en su lugar.
—Lo siento.
Ella sonrió mientras negaba y se acercaba con un vaso de whisky. Se lo entregó a Harry quien lo aceptó con gusto y de inmediato le dio un sorbo.
—Murió en la batalla de Hogwarts —explicó— Yo sólo tenía seis o siete más o menos cuando eso pasó. Me enteré por sus amigos que él se quedó a pelear. Él te admiraba mucho, en vacaciones me contaba muchas historias sobre ti y estoy segura de que pelear junto a ti fue algo de lo que estaba orgulloso. También era capitán del equipo de quidditch de su casa, era guardián.
Harry lo recordó entonces de los partidos contra Ravenclaw. Nunca habló con él, pero sabía que era un buen jugador. Le había dado muchos problemas a Gryffindor.
—Lamento escuchar eso. Estoy seguro que tu hermano y yo hubiéramos sido buenos amigos.
—Está bien. Azriel siempre fue muy terco e impulsivo, siempre creí que debió estar en gryffindor pero también era muy listo y algo extraño entonces entendí que ravenclaw era su casa.
Harry volvió a mirar el estante.
—Tu estuviste en slytherin, ¿no?
Asintió y le dio un largo trago a su vaso.
—Sí, aunque no sé si encajo en el perfil de una serpiente —dejó salir una risa y se dirigió al sofá a tomar asiento.
Harry la siguió y se sentó a su lado.
—¿Por qué lo dices?
Se encogió de hombros.
—No estoy segura. El día de mi selección me aterraba muchísimo quedar en esa casa y al final me pusieron en esa. Por todo lo que mi hermano me había contado, creí que allí estaban las personas malas y tenebrosas, claro que yo con once años no me consideraba mala o tenebrosa —ambos rieron— descubrí que en realidad no son así, tal vez algunas personas pero en realidad, hay personas malas en todas partes. Y una casa no te define. Lo único que lamentaba era que mi hermano no estuvo ahí para decirme que todo estaría bien.
—Tienes razón —Harry le dio un sorbo a su vaso— Eileen, eres una chica realmente maravillosa, eres muy inteligente, audaz y muy risueña. Es verdad que no es algo tan común en todos los slytherin, pero como dices, una casa no define quién eres.
Terminaron de beber el contenido de sus vasos, Eileen fue por la botella y volvió a tomar asiento mientras llenaba ambos vasos.
—El sombrero me iba a poner en slytherin —confesó de pronto Harry— y básicamente le supliqué para que no lo hiciera. Es absurdo si lo piensas, pero creo que todo hubiera sido completamente diferente si no hubiera estado en gryffindor.
—Salud por eso —Eileen levantó su vaso y Harry chocó un poco su vaso. Ambos bebieron casi hasta el fondo.
Su conversación continuó, ambos reían y contaban anécdotas de su pasado. Harry le contó cuando nacieron sus hijos y lo feliz que estuvo, también le contó cuando él y Ginny decidieron divorciarse y lo mucho que ahora extrañaba ver a sus hijos a diario. Se terminaron la botella pero rápidamente abrieron una nueva y siguieron hablando hasta que amaneció.
Eileen fue a preparar un poco de café, después de todo, el alcohol la había mareado un poco y aunque sabía tomar y aguantaba bastante, era mejor bajarse el mareo antes de desmayarse.
Cuando regresó a la sala, vio a Potter dormido en el sillón. Sonrió sin querer y fue en busca de una manta para cubrirlo, lo mejor sería dejarlo descansar. Ella bebió una gran taza de café y al terminarla se acostó en el sillón individual.
Había sido una extraña noche para ambos aunque sin duda, sería más extraño cuando se vieran por la mañana y recordaran todo lo que había pasado. No había sido nada malo o indebido, pero Eileen debía recordarse que ese hombre era su jefe, su superior, su maestro. No un amigo con el que vas a tomar luego del trabajo.
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