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Capítulo 7: St. Vladimir

Armand, Kevin y yo nos quedamos en silencio, miro a Kevin esperando que diga algo más pero este solo mira a Armand con el ceño fruncido en su rostro cómo siempre.

—"¿Los estudiantes de St. Vladimir ya están aquí?"— pregunta Armand algo confuso.— "Creía que llegarían en el mes acordado."

—"Estarán viendo la competencia."— gruñe Kevin poniendo los ojos en blanco.

—"¿Que pasa?"— intervengo.

—"Cállate, insecto."— ordena Kevin con un gruñido molesto.

—"Cálmate."— habla Armand suavemente interviniendo.— "Pues ya que están aquí dadles la bienvenida junto al profesor Mikaelson."

—"¿Perdona que?"— la molestia de Kevin aumenta.

—"Es lo que hay."— sonríe Armand.— "Pero es extraño que estén aquí cuándo los Juegos de la Amistad son en febrero y aún estamos a finales de septiembre."

—"¿Los querrán adelantar otra vez?"— pregunto.

—"Esperemos que no."— gruñe Kevin cruzándose de brazos.

—"Tu siempre de tan buen humor."— murmuro.

—"Lyra."— habla Armand nuevamente sin parecer molesto.— "¿Que tal va Oliver?"

—"¿Oliver?"— me acabo de acordar de él.— "Pues en clase, supongo."

—"Argh, genial, ¿ya has perdido al chico nuevo?"— Kevin habla en tono acusatorio.

—"No he perdido a nadie, solo está en sus clases, hace semanas que no lo veo."— hablo con sinceridad.

—"Eso está bien, significa que se está adaptando a las nuevas normas, no cómo vosotros dos."— Armand nos mira a los dos.— "Deberíais estar en clase."

—"¿Pero y la bienvenida con Kol?"— intervengo.

—"Eso se puede hacer después de clase."— Armand sigue hablando suavemente.

—"Ah que bien."— responde Kevin sarcásticamente.

Miro a Kevin, quien no deja de cruzar los brazos, visiblemente irritado. El ambiente en la sala está cargado de tensión, aunque Armand mantiene su habitual calma. Me cuesta imaginar cómo vamos a darle la bienvenida a los estudiantes de St. Vladimir, especialmente si están adelantando su llegada.

—"Bueno, si eso es todo, prefiero irme ya. Cuanto antes termine con esto, mejor."— Kevin se da la vuelta, pero antes de salir, se gira hacia mí—. "Y tú, insecto, no te metas en mi camino."

Le devuelvo la mirada con una mezcla de frustración y desafío.

—"No soy un insecto, Kevin. Y dejaré de 'meterme en tu camino' cuando tú dejes de comportarte como un idiota."

Kevin me observa un segundo más antes de salir bruscamente de la habitación, cerrando la puerta con fuerza tras de él. Armand suspira, sin perder su compostura, y se vuelve hacia mí con una expresión serena pero pensativa.

—"Sé que la relación entre tú y Kevin es... complicada, pero ambos sois más similares de lo que creéis."— comenta Armand mientras recoge unos papeles de su escritorio.

—"¿Similares? No creo."— respondo rápidamente, sin poder evitar que el sarcasmo se cuele en mi voz.

—"Ambos estáis buscando respuestas, solo que de formas muy diferentes."— dice Armand con un tono que sugiere que sabe más de lo que está dispuesto a decir—. "Kevin no siempre ha sido así. Las cosas por las que ha pasado lo han cambiado."

—"¿Y qué cosas son esas?"— pregunto, cruzando los brazos, sintiendo que estoy más cerca de comprender lo que está ocurriendo.

Armand me lanza una mirada comprensiva, pero no responde a mi pregunta directamente.

—"Todo a su tiempo, Lyra. Ahora, vuelve a clase y mantente alerta. Los estudiantes de St. Vladimir no vienen solo a competir. Hay mucho en juego, y todos debemos estar preparados para lo que se avecina."

La forma en que lo dice me deja una sensación de inquietud. Algo grande está ocurriendo, y aunque no entiendo todo lo que está en juego, sé que está relacionado con lo que vi en Kol, con los vampiros y con las desapariciones.

—"Tienes razón, director. Me mantendré alerta."— respondo finalmente, aunque sé que las preguntas que tengo no desaparecerán pronto.

Me despido de Armand y salgo de la oficina, mis pensamientos aún girando alrededor de Kevin, Kol y los misterios que rodean a la academia. A medida que camino por el pasillo, siento una sensación creciente de que algo está a punto de suceder. Algo que cambiará todo.

Mientras camino por los pasillos llenos de estudiantes queriendo ir a clase, otros que charlan animadamente y otros tantos caminando con prisa.

—"Te noto perdida, querida."— habla una voz femenina detrás de mi.

Me doy la vuelta para ver a una vampiresa, su pelo negro es liso, con una diadema roja, que va a conjunto con su falda del uniforme, camisa negra, para conjuntarla con sus medias negras y zapatos rojos.

—"No estoy perdida, no te preocupes."— respondo intentando no sonar intimidada.

—"¿No? yo diría que sin tu amiga la pelirroja estás perdida."— la vampiresa sonríe mientras menciona a Ruby de forma indirecta—. "Merece estar muerta después de matar a uno de los nuestros."

—"Aquello fue hace tiempo y todos estabais participando en aquellas pruebas mortales."— respondo frunciendo el ceño.

—"Es obligatorio participar, pero la muerte en esas pruebas se considera debilidad."— gruñe la vampiresa.

Estoy por irme cuándo me rodean más vampiresas, entonces siento el miedo correr por mis venas, los vampiros son seres sanguinarios...

Las vampiresas me rodean lentamente, sus ojos brillan con una mezcla de diversión y amenaza. Trago saliva, sabiendo que las cosas pueden ponerse muy mal si no pienso rápido. El pasillo, que antes parecía lleno de vida, ahora se siente claustrofóbico, con sus miradas clavadas en mí.

—"¿Tienes miedo?"— pregunta la vampiresa de la diadema roja, inclinando la cabeza como si realmente le importara mi respuesta.

—"No os tengo miedo."— digo con voz firme, aunque mis manos empiezan a sudar.

—"Mentir no te va a ayudar, humana."— otra de las vampiresas, una rubia de ojos fríos, sonríe mostrando ligeramente sus colmillos—. "Sabes que podríamos acabar contigo en un segundo."

—"Deberías estar más agradecida."— añade la primera, su voz teñida de burla—. "Podríamos hacerte lo mismo que a Ruby... pero no somos tan crueles, ¿verdad chicas?"

Una risa baja y cruel sale de las demás, y el sonido me hace estremecer. Siento la adrenalina empezar a bombear en mis venas. Necesito una salida, una forma de mantenerme firme.

—"Ruby solo hizo lo que tenía que hacer para sobrevivir."— respondo, intentando mantener la calma—. "Y si vosotras hubierais estado en su lugar, habríais hecho lo mismo."

—"¿Sobrevivir?— repite una de las vampiras, acercándose un poco más—. "Mató a uno de los nuestros y crees que eso es solo sobrevivir."

—"Eso fue una prueba mortal."— les recuerdo, dando un paso atrás, aunque sé que estoy rodeada—. "Nadie está a salvo en esas pruebas, vosotras  lo sabéis."

—"Tienes razón, pero no significa que lo hayamos olvidado."— la de la diadema roja se adelanta, sus ojos fijos en los míos con una intensidad que me hace sentir más pequeña—. "Y alguien tiene que pagar por lo que hizo."

Las palabras caen pesadamente en el aire, y por un momento, temo que realmente estén a punto de atacarme. Me preparo mentalmente para correr o pelear, aunque sé que en una lucha directa no tengo muchas oportunidades contra un grupo de vampiras. Sin embargo, antes de que cualquiera de ellas pueda hacer un movimiento, una voz grave y firme retumba en el pasillo.

—"¡Basta!"

Todas las vampiresas se congelan y, al girar la cabeza, veo a Kol, el profesor Mikaelson, acercarse con paso decidido. Sus ojos marrones fulguran con autoridad, y su presencia cambia por completo el ambiente. Las chicas retroceden, claramente incómodas ante su llegada.

—"Dejad a Lyra en paz."— dice Kol, con una calma peligrosa en su voz—. "Ya conocéis las reglas. No está permitido molestar a otros estudiantes, especialmente fuera de las pruebas."

Las vampiras se miran entre sí, desafiantes pero temerosas. Finalmente, la de la diadema roja asiente con una sonrisa irónica y da un paso atrás.

—"Como desees, profesor Mikaelson."— murmura antes de girarse hacia mí—. "Pero esto no ha terminado, humana."

Con esa última advertencia, las vampiresas se dispersan, desapareciendo por el pasillo. Kol se acerca y me observa con una mezcla de desaprobación y algo más que no puedo identificar.

—"Te dije que mantuvieras un perfil bajo."— me reprende suavemente—. "Este lugar no es seguro para alguien que provoca problemas."

—"No he sido yo."— me defiendo, aún tratando de recuperar el aliento—. "Ellas me rodearon. No tuve opción."

—"Lo sé."— Kol suspira y pasa una mano por su cabello—. "Pero aquí, en esta academia, a veces incluso defenderse tiene consecuencias."

Lo miro con confusión, tratando de entender sus palabras. ¿Qué está realmente en juego aquí? Kol parece saber más de lo que está dispuesto a compartir, y el peligro parece más inminente de lo que pensé.

—"Deberías volver a tu clase."— dice finalmente—. "Y mantente lejos de las vampiresas por ahora. No te conviene seguir llamando su atención."

Asiento lentamente, aunque las preguntas siguen rondando en mi mente. Mientras me alejo del lugar, algo en mí sabe que lo que acaba de suceder es solo una pequeña muestra de lo que está por venir.

—"¿Dónde estabas?"— aparece Claire asustándome—. "¿Va todo bien?"

—"Si, solo un encuentro fortuito."— trato de suavizar el ambiente.

—"¿Es que acaso alguien ha vuelto de entre los muertos?"— Natalia levanta una ceja con curiosidad, aunque su tono es sarcástico.

—"Que poco graciosa eres."— se burla Lowell.

—"¿Un encuentro fortuito?"— Claire me mira con preocupación, claramente sin creerse mi intento de quitarle importancia a lo ocurrido—. "Lyra, te conozco. Algo ha pasado."

Sus ojos claros me escudriñan, y por un momento me siento tentada a contarle todo. Pero entonces recuerdo las palabras de Kol. No quiero que Claire se vea arrastrada a este lío.

—"No es nada importante."— le sonrío intentando parecer despreocupada—. "Solo unas vampiras de St. Vladimir siendo… ya sabes, vampiras."

—"Ah, claro."— interviene Natalia con su habitual sarcasmo—. "Esas chicas siempre tienen una manera tan encantadora de dar la bienvenida."

—"¿No te hicieron nada?"— pregunta Claire, ignorando a Natalia y manteniendo su preocupación.

—"Estoy bien, de verdad."— le aseguro, aunque siento los nervios aún burbujeando bajo la superficie—. "Kol llegó a tiempo y las hizo dispersarse."

—"Kol..."— murmura Lowell con una sonrisa burlona—. "Siempre tan oportuno. Dime, Lyra, ¿no crees que ese tipo está un poco... obsesionado contigo? Siempre aparece en el momento justo, ¿no te parece extraño?"

—"Si Ruby te oyera ahora mismo, nos mataba a todos por pensar eso."— interviene Natalia sonriendo.

—"No digas tonterías."— le corto rápidamente, sintiendo mis mejillas calentarse ante la insinuación—. "Solo estaba haciendo su trabajo como profesor."

—"Claro, claro."— responde Lowell con una sonrisa ladeada—. "Como digas."

—"No tiene sentido que nos estén molestando ya."— interviene Claire, ignorando a Lowell—. "Si los Juegos de la Amistad no son hasta dentro de meses, ¿por qué están aquí tan pronto?"

—"Armand también estaba sorprendido."— le explico—. "Algo está pasando. Kevin cree que puede ser por la competencia, pero no estoy segura. Esto huele raro."

—"Todo huele raro desde que empezaron esas pruebas mortales."— comenta Natalia, cruzándose de brazos—. "Hay más en juego de lo que sabemos. Algo grande."

Nos quedamos en silencio un momento, asimilando las palabras de Natalia. Por muy sarcástica que sea la mayoría del tiempo, cuando habla en serio tiene una intuición inquietante. Y, si soy honesta, algo en mí coincide con ella. Todo esto, los vampiros, las pruebas, las desapariciones... es como si estuviéramos solo arañando la superficie de algo más oscuro y profundo.

—"Bueno, sea lo que sea, más vale que nos preparemos."— dice Claire finalmente, con determinación en su voz—. "No podemos confiar en que Kol siempre nos salve el cuello."

—"Estoy de acuerdo."— asiento—. "Necesitamos mantener los ojos abiertos y estar alerta."

—"¿Y cuál es el plan ahora?"— pregunta Lowell, su tono más serio de lo habitual—. "¿Ir a clase y fingir que todo está bien?"

—"De momento, sí."— respondo—. "Pero debemos estar preparados para lo que venga. Y, sobre todo, no provocar más problemas con los estudiantes de St. Vladimir."

—"Entonces será mejor que tú te mantengas lejos de ellos, Lyra."— dice Natalia con una sonrisa maliciosa—. "Parece que tienes un imán para los problemas."

Le lanzo una mirada de advertencia, pero no puedo evitar sonreír ligeramente. Tal vez tenga razón.

—"Y hablando de Kevin, ¿sigue con su habitual malhumor?"— pregunta Claire.

—"Cómo si no lo conocieras, guapa, Kevin siempre está furioso."— Natalia pone los ojos en blanco.

—"Hablaré con él, no os preocupéis."— interviene Lowell.

—"Cómo si fuera a servir de algo."— murmuro.

—"Vámonos a clase."— Claire se pone en marcha.

—"Argh, te odio."— Natalia pone los ojos en blanco siguiendo a Claire.

Seguimos caminando hacia nuestras clases, pero el ambiente sigue tenso. Siento la mirada de Claire clavada en mí, como si supiera que le estoy ocultando algo. Mientras tanto, Lowell camina a mi lado, aparentemente despreocupado, aunque sé que también está pendiente de lo que ocurre.

—"¿De verdad crees que Kevin se calmará?"— le pregunto a Lowell en voz baja.

—"Kevin es complicado, pero no es irracional."— responde sin mirar hacia mí—. "Solo necesita a alguien que le recuerde que no está solo en esto. A veces lo olvida."

Asiento, aunque en el fondo no estoy tan segura de que Lowell pueda calmarlo. Kevin es como un volcán en constante erupción, y cada vez parece más difícil acercarse a él sin salir herido.

Llegamos al aula justo a tiempo. Las puertas se cierran detrás de nosotros y el profesor ya está comenzando la lección. Me siento junto a Claire, pero no puedo concentrarme en las palabras del profesor. Mi mente sigue dando vueltas a lo que pasó con las vampiras, a la advertencia de Kol y a todo lo que está ocurriendo en la academia.

De repente, Claire me pasa una nota doblada por debajo del escritorio. La abro discretamente y leo su mensaje:

"No me fío. Después de clase, hablamos."

Respiro hondo. Sé que Claire no va a dejarlo pasar fácilmente. Y tampoco debería hacerlo. Ella siempre es una chica tímida pero nota cosas que los demás no, así que es fácil hablar con ella. Al fin y al cabo ella es quién me ayudó a saber que Lowell es Libra y que seríamos una buena pareja, tuvo razón.

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