Capítulo 21: El cáliz oculto
Salgo de la biblioteca junto a Claire, le digo que busque a Lowell y Natalia, mientras yo busco a Kevin y Ruby, me dirijo a la habitación de Kevin y Lowell, ya que los oí discutir.
Llamo a la puerta para ver si hay respuesta, pero no hay nada, eso es raro, abro la puerta lentamente.
La habitación, antes ordenada y funcional, ahora parece un escenario caótico de destrucción. Las paredes, que alguna vez fueron lisas y pintadas de un color suave, están marcadas con grietas profundas, como si algo hubiera impactado contra ellas con gran fuerza. Fragmentos de yeso y pintura han caído al suelo, mezclándose con los escombros.
El mobiliario está destrozado: una mesa de estudio se ha partido en dos, con las patas retorcidas y los restos de lo que alguna vez fue una lámpara ahora aplastados en el suelo. Los estantes que colgaban de las paredes han sido arrancados de cuajo, dejando huecos y tornillos expuestos. Libros y papeles están esparcidos por toda la habitación, algunos quemados en los bordes por la explosión, otros simplemente desparramados y cubiertos de polvo.
El colchón de la cama ha sido empujado hacia un lado, y las sábanas y mantas están enredadas y rotas, como si alguien las hubiera arrancado en un arrebato de furia. Los restos de una ventana rota yacen en el suelo, con trozos de vidrio esparcidos por todas partes, brillando peligrosamente entre los escombros.
Una lámpara colgante oscila levemente del techo, habiendo sido golpeada por la onda expansiva, emitiendo una luz parpadeante que apenas ilumina la devastación. El aire está cargado con el olor a quemado y polvo, y cada paso levanta pequeñas nubes de escombros.
—"Tiene que ser una broma."— pongo los ojos en blanco.
Cierro la puerta, ¿cómo es posible que hace unos minutos estuvieran los dos juntos y ahora la habitación esté desierta? recibo un mensaje así que decido leerlo
Claire: Natalia y Lowell están conmigo en la biblioteca, ¿cómo vas? 20:29 p.m. ✓✓
Leo el mensaje, decido no responder, ya que aún no he encontrado nada, me voy en busca de Ruby, ella será más fácil que Kevin.
Entro a nuestra habitación, pero ahí no está, me voy a la cafetería, y tampoco, me voy recorriendo la academia pero no hay ni rastro, frustrada me vuelvo a la biblioteca.
—"Ya era hora."— se queja Natalia cruzándose de brazos.
—"¿Y los demás?"— pregunta Claire confusa.
—"Ni rastro."— miro a Lowell.
—"Kevin está furioso, así que es mejor no hablar con él."— Lowell responde con un dejo de nervios.
—"¿Y cuándo está calmado?"— pregunta Natalia.
—"Diría que nunca."— me encojo de hombros.
—"¿Y Ruby?"— me mira Claire.
—"Ni idea."— suspiro.
—"Después de lo que ha pasado imagino que querrá estar sola."— comenta Lowell—. "Casi la matan, es normal querer pensar cosas."
—"Por no olvidar que es una suicida."— Natalia comenta con una sonrisa burlona.
—"Que poco tacto."— Claire pone los ojos en blanco.
—"Bueno, ¿y por qué estamos aquí?"— Lowell cambia de tema.
—"Claire y yo hemos encontrado en uno de los libros algo interesante."— Hago una pequeña pausa—. "Dice que necesitamos una llave y hemos pensado que el amuleto sería la llave para encontrar el cáliz."
—"Es una buena teoría."— admite Lowell.
—"Entonces, ¿cómo planeais usar el amuleto?"— pregunta Natalia, apoyándose en la mesa con una mezcla de curiosidad y escepticismo.
—"Eso es lo que estamos intentando averiguar,"— responde Claire, mirando a Lowell—. "Sabemos que es importante, pero aún no entendemos completamente cómo funciona."
Lowell toma el amuleto de mis manos, examinándolo con cuidado. Su expresión es pensativa, como si estuviera intentando recordar algo crucial.
—"Podría estar vinculado a un lugar específico,"— dice finalmente—. "Algo como una puerta o un símbolo que reaccione a la energía del amuleto."
—"¿Cómo una cerradura mágica?"— pregunta Natalia, frunciendo el ceño.
—"Exactamente,"— responde Lowell, devolviéndome el amuleto—. "Pero no sabremos con certeza hasta que lo intentemos."
Miro el amuleto, sintiendo su peso en mi mano. No es solo un objeto; es una clave, tal vez la única, para encontrar el cáliz y posiblemente salvarnos a todos. El pensamiento me llena de una mezcla de esperanza y temor.
—"Debemos encontrar ese lugar,"— digo, decidida. "No podemos permitirnos perder más tiempo."
—"La pregunta es, ¿dónde empezamos a buscar?"— interviene Claire, mirando a los demás en busca de ideas.
—"Bueno, esta academia está llena de pasadizos y habitaciones secretas,"— dice Lowell—. "Podría estar en cualquier lugar, pero si el amuleto reacciona a algo, podríamos sentirlo si estamos cerca."
Natalia asiente, aparentemente convencida.
—"Entonces deberíamos dividirnos,"— sugiere la castaña—. "Cubriremos más terreno de esa manera."
—"De acuerdo,"— dice Claire—. "Lowell y Natalia, revisen la planta baja. Lyra y yo buscaremos en la torre oeste."
Todos asienten y nos dirigimos hacia la salida de la biblioteca. Pero antes de que pueda salir, Lowell me detiene, su mano en mi brazo.
—"Ten cuidado,"— me dice en voz baja, su expresión seria.
Le doy una leve sonrisa para tranquilizarlo.
—"Lo mismo digo,"— respondo, y con un último asentimiento, nos separamos.
Claire y yo caminamos en silencio hacia la torre oeste, nuestras pisadas resonando en los pasillos vacíos. A medida que nos acercamos, la sensación de inquietud crece, como si el edificio mismo estuviera observándonos.
—"¿Crees que encontraremos algo aquí?"— pregunta Claire en voz baja, rompiendo el silencio.
—"Si no lo intentamos, nunca lo sabremos,"— respondo, apretando el amuleto en mi mano—. "Pero tengo una corazonada de que estamos en el lugar correcto."
Subimos por la estrecha escalera que lleva a la torre, el aire se vuelve más frío con cada paso. Cuando llegamos al final, una puerta de madera antigua nos espera, aparentemente inofensiva, pero algo en ella parece… diferente.
—"¿Lo sientes?"— pregunto, mirando a Claire.
Ella asiente, sus ojos fijos en la puerta.
—"Sí, es como si el aire aquí estuviera cargado de energía,"— murmura.
Levanto el amuleto, sosteniéndolo frente a la puerta. Por un momento, no pasa nada. Pero luego, una suave vibración recorre el amuleto, y un tenue brillo emana de él, iluminando la madera oscura.
—"Esto es,"— digo con emoción contenida—. "¡Es aquí!"
—"Pero, ¿cómo lo abrimos?"— pregunta Claire, acercándose más.
Sin pensarlo demasiado, acerco el amuleto a la cerradura de la puerta. En cuanto el amuleto toca el metal, un clic resonante rompe el silencio, y la puerta se abre con un crujido, revelando una oscura escalera que desciende hacia lo desconocido.
—"Esto se pone interesante,"— dice Claire con una mezcla de nervios y emoción.
Miro a Claire y asiento.
—"No hay vuelta atrás ahora,"— digo, tomando la primera escalera hacia lo que sea que nos espere abajo—. "Vamos a encontrar ese cáliz."
Descendemos juntas, sabiendo que lo que está por venir podría cambiarlo todo. Claire se pone detrás de mi, siento su miedo, pues no es la chica más valiente que conozca, pero es la única que me está ayudando.
—"¿No deberíamos avisar a Lowell y Natalia?"— pregunta la chica con la voz nerviosa.
—"No, porque ellos no podrían entrar, ya hemos usado el amuleto."— explico.
—"¿Y si hay algo peligroso ahí abajo?"— me agarra fuerte del brazo.
—"Claire, si hay algo ahí abajo podremos solas."— trato de tranquilizarla.
—"Siento ser dura, pero somos inútiles."— responde con franqueza.
—"Usaremos la levitación."— respondo.
—"Tu aún estás aprendiendo a usarla."— se queja.
—"¿Confías en mi?"— sigo bajando.
—"Un poco."— admite con timidez.
—"Al menos Ruby me daría un voto de confianza."— comento ofendida.
—"Lo dudo."— sigue bajando detrás de mi.
—"Eres cruel."— bromeo medio en broma.
Mientras seguimos bajando la oscuridad nos envuelve, pero uso la linterna del móvil, cuándo bajamos del todo una tenue luz nos guía hacia una diminuta sala con dos cálices.
—"¿No era uno?"— pregunta Claire igual de confusa que yo.
—"Busquemos alguna descripción o algo."— alumbro con la linterna.
Me agacho buscando cualquier cosa que nos sirva para averiguar porque hay dos cálices en vez de uno.
—"He encontrado algo, pero no entiendo ni pío."— habla Claire.
Me levanto del suelo, miro la pared que está mirando ella y veo claramente palabras o garabatos escritos.
—"Ah, bueno, si, vamos bien."— trato de mantener el optimismo.
Claire y yo observamos la pared, tratando de descifrar los extraños garabatos. La luz de la linterna se refleja en las palabras, haciendo que algunas se destaquen más que otras, pero el significado sigue siendo un misterio.
—"Parece algún tipo de idioma antiguo,"— murmuro, entrecerrando los ojos para enfocar mejor.
—"O un código,"— sugiere Claire, aunque su voz aún suena tensa—. "¿Tal vez tiene que ver con los cálices?"
Me acerco a los dos cálices, uno al lado del otro en un pedestal de piedra. Ambos parecen idénticos a simple vista, pero hay algo que no encaja. El ambiente está cargado de una energía extraña, casi tangible.
—"Uno de estos debe ser el verdadero,"— digo, más para mí misma que para Claire.
—"¿Pero cuál?"— pregunta ella, acercándose para examinar los cálices con más detenimiento.
Ambos cálices parecen antiguos, con detalles intrincados grabados en el metal. Pero entonces noto algo: uno de ellos tiene un brillo sutil, casi imperceptible, que el otro no tiene.
—"Creo que es este,"— digo, señalando el cáliz que parece emitir un leve resplandor.
—"¿Y si te equivocas?"— Claire me mira con preocupación—. "Podríamos activar una trampa o algo peor."
Respiro hondo, sabiendo que tiene razón. No podemos permitirnos un error ahora, pero tampoco podemos quedarnos aquí indecisas para siempre.
—"Voy a intentar algo."— digo, tomando el amuleto con una mano. Lo sostengo frente a los cálices, esperando alguna señal.
Al principio, nada sucede. Pero después de unos segundos, el amuleto comienza a vibrar ligeramente y el brillo del cáliz que había señalado se intensifica.
—"¡Es este!"— exclamo, segura de que hemos encontrado el verdadero cáliz.
—"¿Y ahora qué hacemos?"— pregunta Claire, todavía nerviosa.
—"Vamos a llevarlo con nosotros. Tenemos que asegurarnos de que nadie más lo encuentre,"— digo, extendiendo la mano para tomar el cáliz.
Claire asiente, aunque claramente sigue inquieta. Mientras tomo el cáliz, una sensación extraña me recorre. Es como si el objeto estuviera lleno de una energía antigua y poderosa, algo que no pertenece completamente a este mundo.
—"Vamos,"— digo, guardando el cáliz cuidadosamente en mi bolso—. "Tenemos que salir de aquí antes de que alguien más lo descubra."
Comenzamos a subir las escaleras de nuevo, esta vez con más prisa. El aire parece más pesado, como si el mismo lugar nos empujara a irnos. Claire sigue cerca de mí, sus pasos rápidos y decididos a pesar de su nerviosismo.
Cuando finalmente llegamos a la parte superior de la escalera y cruzamos la puerta de madera, siento como si un gran peso se levantara de mis hombros. Cierro la puerta tras de mí, asegurándome de que quede bien cerrada.
—"No podemos quedarnos aquí,"— digo, mientras nos dirigimos de vuelta a la biblioteca—. "Tenemos que encontrar a Lowell y Natalia. Y luego... tenemos que descubrir cómo usar este cáliz."
Claire asiente, pero antes de que pueda responder, su teléfono vibra con un mensaje. Lo saca rápidamente y frunce el ceño.
—"Es Lowell,"— dice, su voz teñida de preocupación—. "Dice que han encontrado algo... y que necesitamos volver a la biblioteca, ahora."
Nos miramos, sabiendo que no hay tiempo que perder. Con el cáliz en mi bolso y una sensación de urgencia en el aire, comenzamos a correr hacia la biblioteca, con la certeza de que lo que sea que venga después será aún más peligroso.
Llegamos a la biblioteca, Natalia está tranquila y Lowell mirando preocupado alrededor.
—"¿Que pasa?"— pregunto nada más entrar.
—"¿Que hacemos con el cáliz?"— me pregunta Lowell—. "Si, ya lo tenemos, ¿pero ahora qué? ¿cómo lo vamos a destruir? tenemos el amuleto y la daga ceremonial."
—"Uhm..."— miro a mis amigos—. "No lo había pensado, creía que reuniendo estos artefactos podríamos conseguir alguna revelación o algo."
—"Tu eres la de las premoniciones."— se queja Natalia.
—"Si, pero el Dr. Thorne no será fácil de vencer."— explica Claire—. "Si empezó un ritual y estos artefactos hacen falta para romperlo, ¿cómo le afectará a él?"
—"Mirad, vámonos a cenar y mañana por la mañana lo pensamos."— sugiere Lowell.
—"Si porque me muero de hambre."— bromeo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro