Capítulo 17: La cruda realidad
La atmósfera en la enfermería es sofocante, cargada de una tristeza tan abrumadora que parece llenar cada rincón del lugar. El cuerpo sin vida de Claire yace sobre la cama, su figura frágil una cruel representación de lo que hemos perdido. Mi mente se niega a procesar que esta es la realidad, que Claire, la Claire que conocíamos, se ha ido.
Natalia sigue sollozando en mis brazos, temblando de la rabia y el dolor. Lowell, que normalmente mantiene su compostura, está roto, su rostro empapado de lágrimas mientras nos sostiene a ambas en un intento desesperado de mantenernos juntos, de encontrar un consuelo que, ahora mismo, parece imposible.
—"Esto no tenía que haber pasado."— susurra él con la voz rota, como si repitiéndolo pudiera revertir el tiempo—. "No después de todo lo que ya hemos perdido."
Armand se queda de pie cerca de la puerta, la expresión en su rostro una mezcla de impotencia y culpa. La enfermera que lo acompañaba hace lo que puede para ofrecer consuelo, pero sabe que hay poco que pueda decir para aliviar el dolor de perder a un amigo de esta forma.
Oliver, recuperándose del golpe de Natalia, se levanta lentamente, con una expresión conflictuada en su rostro. A pesar del ataque, no parece enojado; en lugar de eso, su mirada muestra comprensión, como si él también sintiera el peso de la pérdida. Se acerca a nosotros, manteniéndose a una distancia prudente, con el rostro lleno de remordimiento.
—"Lo siento."— dice, su tono más suave de lo que había sido antes—. "Solo intentaba entender lo que ha pasado. Esto... esto es horrible, y sé que nada de lo que diga ahora lo hará mejor."
Natalia no le responde, pero su agarre sobre mí se afloja ligeramente, como si su rabia se hubiera desinflado ante la realidad de la situación. Bajo la mirada hacia Claire, aún negándome a aceptar que este sea el final. De repente, la sensación de impotencia se transforma en una determinación fría que me recorre las venas. No puedo quedarme así, no cuando sé que hay algo o alguien detrás de todo esto.
—"No podemos dejar que esto sea en vano."— murmuro, apenas logrando contener las lágrimas mientras me pongo de pie, mi voz ganando fuerza a medida que hablo—. "Claire... ella no se habría rendido si fuera uno de nosotros. Y no voy a rendirme ahora."
—"¿Qué pretendes hacer, Lyra?"— pregunta Lowell con un tono entre la incredulidad y la esperanza, limpiándose las lágrimas mientras me observa.
—"Vamos a encontrar a quienes hicieron esto."— declaro con firmeza, mirando a los ojos a cada uno de ellos—. "Y vamos a detenerlos, antes de que tomen a alguien más. Kevin y Ruby pueden no estar de nuestro lado ahora, pero si hay algo que les importe, si les queda un mínimo de lealtad hacia Claire o hacia cualquiera de nosotros, entonces los convenceremos. No importa cómo."
Oliver asiente lentamente, su expresión cambiando a una más determinada—. "Tienes razón. Ya no podemos permitirnos perder a nadie más. Iré a buscar a Kevin, aunque me tome toda la noche."
—"Y yo iré por Ruby."— dice Lowell, su tono más seguro de lo que ha sido en mucho tiempo—. "Ella no podrá ignorarnos si le dejamos claro que esto también le afecta a ella."
Natalia, aún con lágrimas en sus ojos, se limpia las mejillas y asiente, aunque su voz es apenas un susurro—. "No voy a permitir que nadie más muera. Claire... ella se merece justicia. Y si tengo que enfrentarme a lo que sea para lograrlo, lo haré."
Armand nos observa, con una mezcla de orgullo y preocupación. Sabe que nos estamos aventurando en territorio peligroso, pero también entiende que no puede detenernos.
—"Haced lo que tengáis que hacer."— dice finalmente, su voz baja pero cargada de seriedad—. "Pero tened cuidado. No subestiméis a quienes están detrás de esto. Y recordad, hay secretos que incluso yo no puedo protegeros de descubrir. Pero si trabajáis juntos, quizás tengáis una oportunidad."
Lo miro, intentando leer entre líneas en sus palabras, pero sé que este no es el momento de cuestionarlo más. Debemos aprovechar el impulso que tenemos ahora antes de que el dolor nos consuma por completo.
Nos despedimos de Claire con una última mirada, una silenciosa promesa de que no dejaremos que su sacrificio quede en el olvido. Y mientras salimos de la enfermería, la oscuridad del pasillo parece un poco menos aterradora, porque sabemos que, aunque esté rota, la luz de nuestra esperanza aún brilla.
La caza ha comenzado.
—"¿Quieres ir a la cafetería?"— pregunto mirando a Natalia.
La chica simplemente se encoge de hombros, caminando a mi lado, mientras Oliver y Lowell se van por su cuenta.
—"Kevin ha estado distante demasiado tiempo, ¿no crees?"— trato de hablar para cambiar de tema y dejar de pensar en Claire.
—"Lyra, cierra la boca."— Responde Natalia secamente.
Antes de que pueda decir más, ella simplemente se va, en silencio y sin esperar que le siga.
Me quedo parada en el pasillo, observando cómo Natalia se aleja sin mirar atrás. La frialdad en su tono me deja en silencio, con la sensación de que, aunque todos compartimos el mismo dolor, cada uno lo procesa de manera distinta. Yo quería distraerme, pero quizás ella necesitaba enfrentarlo.
Suspiro, sin saber si debería seguirla o dejarla a solas con sus pensamientos. Miro en la dirección por donde Oliver y Lowell se fueron, y después hacia la puerta de la cafetería. Todo el ambiente se siente cargado, como si incluso las paredes pudieran sentir la pérdida de Claire.
Decido que lo mejor es darles su espacio. A lo mejor, yo también necesito un momento para entender lo que ha pasado, para darle sentido a la idea de que Claire ya no está. Camino lentamente hacia la cafetería, con cada paso sintiendo que el peso del mundo se hace un poco más ligero, aunque el dolor siga ahí, presente.
Al llegar a la cafetería, el lugar está casi vacío. El murmullo de voces lejanas me envuelve, y por un momento, me siento tentada a dar media vuelta. Pero algo me impulsa a seguir, a buscar un lugar donde sentarme, a respirar profundo y encontrar la forma de reunir fuerzas para lo que está por venir.
Me siento en una de las mesas junto a la ventana, observando la vista nocturna del exterior, las luces que parpadean a lo lejos. En la soledad de este espacio, finalmente permito que unas lágrimas silenciosas caigan, sabiendo que, aunque la caza haya comenzado, la herida de perder a Claire tardará en sanar.
Me abrazo a la determinación que prometí en la enfermería, recordando que ella no querría que me diera por vencida. Y mientras intento hallar un respiro en medio de tanto dolor, me prometo a mí misma que no permitiré que la oscuridad venza, que encontraré la forma de seguir adelante, por ella y por los demás.
—"Así que aquí te escondías."— Kol sin esperar respuesta se sienta frente a mi.
Levanto la vista al escuchar la voz de Kol y lo veo tomar asiento frente a mí. Su expresión es relajada, casi indiferente, como si el peso de la situación no le afectara. Me limpio las lágrimas rápidamente, intentando recomponerme, aunque sé que no tiene sentido ocultar mi tristeza ante alguien como él.
—"No me estoy escondiendo,"— respondo, mi voz aún temblorosa, pero intentando sonar firme. "Solo necesitaba un momento."
Kol me observa con una ceja arqueada, sus ojos escudriñándome como si tratara de leer algo más allá de lo que digo. Cruza los brazos sobre la mesa y deja escapar un suspiro.
—"No necesitas ponerte a la defensiva, Lyra. No soy tu enemigo... por ahora."— añade, con una leve sonrisa irónica que no logra suavizar la dureza en su mirada. —"La verdad es que me sorprende que sigas tan decidida después de lo que ha pasado. No muchos tienen esa fuerza."
Mi expresión se endurece, no estoy segura de si está burlándose de mí o si realmente lo dice en serio. Miro hacia la ventana por un instante, intentando centrarme antes de responderle.
—"No se trata de fuerza. Es que no puedo dejar que esto termine así."— digo finalmente, volviendo a mirarlo—. "Claire no se merece que la olvidemos ni que dejemos que sus asesinos sigan haciendo de las suyas. Y yo... yo no puedo quedarme de brazos cruzados mientras el dolor nos consume."
Kol ladea la cabeza, como si evaluara mis palabras. Su expresión se vuelve más seria, y por un momento, veo un destello de algo más humano en su mirada, un atisbo de comprensión o empatía que no esperaba.
—"Las cosas van a ponerse mucho más difíciles de lo que crees,"— comenta, su tono más bajo y sombrío—. "Y hay cosas que, una vez que las descubras, no podrás ignorar. ¿Estás realmente preparada para eso, Lyra? ¿Para enfrentar la verdad, sin importar lo que sea?"
Las palabras de Kol me toman por sorpresa, y me siento un poco desconcertada por la intensidad en su voz. Me pregunto si él sabe más de lo que deja ver, si conoce algo que podría cambiar todo el panorama. Me tenso, sintiendo que, una vez más, la sombra de la incertidumbre se cierne sobre nosotros.
—"No sé si estoy preparada,"— admito, con una honestidad que rara vez permito mostrar—. "Pero no tengo otra opción. Ya no se trata de lo que quiero, sino de lo que necesito hacer. Y si sabes algo, Kol... si hay algo que pueda ayudarme a entender todo esto, sería mejor que lo dijeras ahora."
Kol guarda silencio por un momento, su mirada fija en la mía, como si estuviera sopesando si realmente vale la pena compartir lo que sabe. Finalmente, deja escapar un suspiro, como si hubiera llegado a una conclusión.
—"Hay fuerzas moviéndose en las sombras, Lyra, más de las que alcanzas a ver."— su voz se vuelve casi un susurro—. "Y no todas buscan lo mismo. Pero si realmente quieres encontrar respuestas, necesitarás aliados. No importa quiénes sean, ni de dónde vengan. Necesitarás toda la ayuda que puedas conseguir, incluso de aquellos en los que no confías."
La advertencia de Kol me deja intranquila, pero también me da un destello de esperanza, una pista de que tal vez no estamos tan solos como parece. Quizás, incluso él, que siempre se ha mantenido al margen, esté dispuesto a ofrecer algo más que sus palabras crípticas.
—"Tu puedes resucitar a Claire, igual que lo hiciste con Ruby."— sugiero.
—"Puedo, pero no quiero, Claire no me importa, no fue poderosa cómo Ruby."— Kol comenta con tranquilidad.
—"Pero Claire es mi amiga."— frunzo el ceño.
—"Y a mí no me importa, soy un vampiro original, cielo, no Dios."— ladea la cabeza con una sonrisa.
Mi frustración aumenta ante la indiferencia de Kol, pero trato de mantener la calma. Siento una punzada de rabia al escuchar cómo habla de Claire, como si fuera prescindible, como si su vida no tuviera valor para él. Apretando los puños, tomo una respiración profunda antes de responder, buscando un tono firme pero controlado.
—"Tal vez no seas Dios, Kol, pero eres capaz de hacer cosas que el resto de nosotros no puede. No te estoy pidiendo que lo hagas por mí, sino por ella. Claire merecía más que esto... merece una segunda oportunidad."
Kol apoya un codo en la mesa, sosteniendo su barbilla con la mano mientras me observa con una mezcla de curiosidad y diversión, como si estuviera disfrutando ver cómo pierdo la paciencia.
—"Claire merecía muchas cosas, Lyra, pero no soy yo quien decide qué sucede con los muertos. No soy un buen samaritano, y mucho menos un héroe. Si quisiera, podría intentar traerla de vuelta... pero no hay garantía de que ella sea la misma. Ya lo viste con Ruby, ¿no? La muerte cambia a las personas de formas que no puedes imaginar."
Sus palabras me golpean como un balde de agua fría, y por un momento, recuerdo el cambio de Ruby tras su resurrección por parte de Kol y cómo se ha convertido en su versión más oscura de sí misma. Sin embargo, la idea de simplemente aceptar la muerte de Claire sin hacer nada duele aún más.
—"Sé que no eres un héroe, Kol. Y sé que todo tiene un precio, pero estoy dispuesta a pagarlo si eso significa que Claire pueda volver."— Digo, mi voz más firme de lo que esperaba—. "Tú lo sabes mejor que nadie, hay cosas peores que la muerte. Pero la indiferencia no debería ser una de ellas."
Kol suelta una risa baja, casi como si mis palabras le divirtieran, pero hay algo en su mirada que no logra ocultar del todo, una sombra que delata que mis palabras han tocado algo dentro de él. Se reclina en la silla, cruzando los brazos mientras su expresión vuelve a esa neutralidad calculada que tanto lo caracteriza.
—"Tienes agallas, Lyra, eso te lo concedo. Pero la resurrección es un riesgo que no vale la pena para alguien como Claire. Aunque, si sigues buscando respuestas... tal vez encuentres a alguien más dispuesto a correr ese riesgo por ti."— Kol dice, con un tono que parece una mezcla entre desafío y advertencia.
—"¿A qué te refieres?"— lo miro con los ojos entrecerrados, tratando de descifrar sus intenciones—. "¿Sabes de alguien que podría hacerlo?"
Kol se limita a sonreír de lado, un gesto enigmático que solo hace que mi desconfianza aumente. Se pone de pie, dejando unos billetes sobre la mesa para pagar su bebida, como si la conversación fuera simplemente un entretenimiento pasajero para él.
—"Digamos que no soy el único con ciertos... talentos especiales. Pero ese es un camino que tendrás que recorrer sola. Buena suerte, Lyra. Espero que encuentres lo que buscas... aunque no te guste lo que descubras."
Y sin esperar respuesta, Kol se da la vuelta y se aleja, dejándome sola en la cafetería con un mar de pensamientos y una nueva incertidumbre. No sé si debo confiar en sus palabras o si solo está jugando conmigo, pero algo en su tono me dice que hay más en juego de lo que puedo ver ahora.
Me quedo allí, mirando la puerta por donde desapareció, sintiendo que, a pesar de todo, hay una chispa de esperanza en medio de la oscuridad. Si hay alguien más que podría traer de vuelta a Claire, entonces no pienso rendirme. Sin importar lo que cueste.
—"Espera, tengo una última pregunta, ¿dónde estuvo Ruby este tiempo?"— me atrevo a preguntar finalmente.
—"Conmigo."— sonríe.
—"¿En la academia?"— frunzo el ceño por la curiosidad.
—"No, ella estuvo en el bosque, verás, para resucitarla tuve que darle mi sangre."— explica mirándome con seriedad.— "Así que cuándo ella volvió a la vida, tuvo 24h sin morir, si moría se convertiría en vampiro para siempre, cosa que no quiso, así que sobrevivió y eliminó mi sangre de su cuerpo tras las 24h. Decidí esconderla para cuándo fuese necesario, pero ella misma decidió arruinar todo el plan yendo por libre, pero no puedo controlarla, no a ella.
—"¿Estáis juntos?"— pregunto asqueada.
—"Eso es algo que no pienso decirte."— sonríe antes de irse caminando.
Observo cómo Kol se aleja, dejándome con más preguntas que respuestas, y un sentimiento de confusión y disgusto retorciéndose en mi interior. La revelación sobre Ruby y su tiempo en el bosque, ocultándose mientras nosotros lidiábamos con la ausencia y el misterio, solo agrava el dolor de la traición. ¿Cuántos secretos más están escondidos en las sombras?
—"No puedo seguir dependiendo de él para obtener respuestas,"— murmuro para mí misma, apretando los puños con determinación.
Si Kol tiene razón y hay alguien más que pueda hacer lo que él se niega a intentar, entonces tendré que encontrarlo. Pero también me queda claro que no puedo confiar ciegamente en lo que me diga, ni en sus intenciones. Sigo siendo un peón en su juego, y no puedo permitir que siga manejando las piezas a su antojo.
Me levanto de la mesa y me dirijo a la salida de la cafetería, con la mente puesta en mi próximo paso. Si Ruby ha estado al margen todo este tiempo, es posible que haya cosas que ella sepa, cosas que yo aún no entiendo. Pero también sé que encontrarla y obtener respuestas de ella no será fácil, especialmente si está bajo la influencia de Kol y si su nuevo yo es tan impredecible como él ha insinuado.
—"Tal vez Oliver y Lowell ya tengan un plan, o quizás Ruby decida aparecer por su cuenta,"— pienso, mientras camino por los pasillos vacíos de la academia. La noche se siente pesada, como si todo el lugar compartiera nuestro luto y nuestra tensión.
Al llegar al exterior, la brisa nocturna me golpea, helada y reconfortante al mismo tiempo, una pausa momentánea a la carga de emociones que llevo encima. Miro hacia el bosque a lo lejos, donde Ruby se había escondido todos estos meses, y me pregunto qué pasará, si es que realmente podremos convencerla de unirse a nosotros en lugar de seguir su propio camino.
—"Espero que valga la pena,"— susurro al viento, sintiendo cómo la determinación se enciende de nuevo en mi pecho.
No tengo todas las respuestas, pero tengo una misión. Y mientras quede un rastro de esperanza, seguiré adelante.
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