-Nos dejarán entrar. Tengo autorización para eso del presidente en persona.- dije acercándome a la puerta y mostrando mi identificación del comité disciplinario a los vigilantes de la puerta.

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Por supuesto, nos abrieron... Y aunque no lo hubieran hecho, yo les habría hecho que abrieran la puerta.

- Vamos al ala M, Andrea y Omaira se emocionarán cuando vean que pueden tener una amiga... A veces son hasta tiernas en su comportamiento... Andrea es muy similar a Rose.

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-Estoy ansiosa por conocerlas y poder hablar con ellas. Traje incluso una libreta y un boli extra para que Omaira escriba.- dije mientras caminaba casi arrastrando a Duncan por el corredor.

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- Jajajaajaja, le hará feliz saber que pensaste en eso para ella. Se sentirá bien atendida y seguro que le caerás bien enseguida al saber que compartes el mismo poder que ella, aunque ella sí lo usaba para atacar.

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-Bueno, mi poder también ataca, es solo que no lo hago menos que pierda el control... pero eso ya no pasará más, jijiji. A partir de ahora, mis sombras solo serán para ayudar a los demás.

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- Omaira no pensaba de la misma forma que tú, pero ahora es mucho más tranquila de lo que lo era antes.- dije abriendo la puerta del ala M.- Las celdas de las chicas son las primeras, ve, yo esperaré fuera, no confían mucho en los chicos.

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-Eso escuché, pero si quieres puedes estar en mi mente y saber lo que pasa. No me molesta, sabes que no estaría de más que también sepas lo que ocurre.

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- Entonces estaré ahí... De forma mental.- dije riendo ligeramente.- Anda, ve, si me ven a mí de frente, no hablarán mucho. Por mi parte, esperaré lo que sea necesario.

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-Tranquilo, estaré bien.- me dirigí primeramente a la celda de Omaira, quería al menos hacerla escuchar, darle esa ventaja ya que no podía hablar.

Abrí la puerta y entré con una sonrisa cordial esperando que no tuviera problemas con que me acercara a ella.

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Omaira ni siquiera se alejó, al ver que era una chica la que entraba y que obviamente tenía el mismo poder que ella, hasta le dio curiosidad, por lo que la miraba fijamente sin ser amenazante... Solo quería saber quién era esa niña que jamás había visto.

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Saqué de mis sombras dos bolis y dos libretas. Luego escribí en una para hacerme entender a ella.

"Hola, Omaira. Mi nombre es Bell. Vengo de la zona de preparatoria. He traído un dispositivo que te puede hacer escuchar, me gustaría que lo probaras. También te traje una libreta y un boli para que puedas hablar con los demás. ¿Qué dices? ¿Te gustaría probar escuchar?"

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Omaira asintió suavemente y tendió la mano hacia la libreta y el boli, queriendo decir que también quería escribirle a Bell. En los labios de Omaira se dibujaba una suave sonrisa al saber que una chica más joven que ella había tomado la decisión de ayudar a alguien que desconocía, eso la hacía directamente confiar en ella.

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Le cedí los instrumentos de escritura esperando su respuesta. Mientras ella escribía, saqué la cajita donde estaban los aparatos de escucha que me había dado Clara.

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"Un gusto conocerte, Bell, tienes un nombre muy bonito, espero que podamos ser buenas amigas", escribió ella antes de mostrarlo con una cordial sonrisa.

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Feliz de que estuviera dispuesta a conversar, le mostré la cajita con los dispositivos y luego le señalé la oreja para decirle que se los colocara. Esperaba que Clara no los hubiera hecho más complicados para mí comprensión, o no sabría cómo explicarle a Omaira cualquier duda que tuviera.

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Omaira tomó la cajita y los miró arrugado un poco su nariz, eran raros para ella, pero supuso que no sería más complicado que usar auriculares y de esa forma los trató.

Escribió rápidamente en la libreta "Vamos, di algo."

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-Bienvenida al mundo del sonido.- dije en un volumen bajo por si le sonaba muy fuerte, pero con una amplia sonrisa esperando que se sintiera feliz por este regalo.

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Omaira se emocionó tanto que casi salta encima de Bell para abrazarla, estaba tan feliz de escuchar un sonido por fin.

"Tienes una voz muy bonita, me alegra mucho poder escucharte, amiga mía."

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-Y a mí me alegra que me tomes como amiga.- dije acercándome a lo que era la rústica cama de aquella celda.- Tengo también un par de estos para Andrea. ¿Quisieras acompañarme a su celda para dárselos? Estoy segura de que te gustará escuchar otro sonido que no sea mi voz también.

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"Claro, me encantaría escuchar a Andy hablar... Siempre es muy tierna conmigo."

Omaira le enseñó el mensaje a Bell de nuevo sonriendo y esperando que ella fuera a abrir la celda.

Se notaba que estaba realmente emocionada por ver y escuchar por primera vez a su vecina de celda.

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-Entonces vamos, te llevaré con ella.- al tomar su mano, era como si sintiera que estaba en casa, una sensación agradable, cómoda y sobrecogedora, así era tocar a una persona que también tenía umbrakinesis.

Abrí la puerta de la celda y le hice una seña a Duncan para que no se alarmara. Esperaba que, ya que estaba en mi mente, comprendiera lo que hacía y que necesitaba que nadie nos interrumpiera. Eso era lo más importante para no alterar a ninguna de las dos chicas.

Abrí la puerta de la celda de Andrea con una sonrisa, pero dejé que fuera su amiga quien le explicara de aquellos dispositivos.

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Andrea estaba también curiosa por la presencia de Bell, pero atendía a Omaira de la mejor manera posible. Cuando esta se enteró de que podría volver a escuchar gracias a Bell, la miró con una dulce sonrisa y le tendió la mano. Por suerte la sordera de Andrea era por el abuso de poderes, así que claramente se acordaba de hablar, aunque en voz bastante baja.

- Gracias por... regalarle a Omaira... el poder escuchar de nuevo... Yo soy Andrea... Encantada de conocerte.- dijo en frases cortas y una voz algo entrecortada mientras le tendía la mano con suavidad.

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Le hice unas señales para que esperara antes de que me presentara y luego le di la cajita en la cual quedaba su par de dispositivos. Como a Omaira, le señalé que debía ponérselos, luego de ello, le hablaría.

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Andrea tomó la cajita y, al igual que Omaira, se colocó los dispositivos en los pabellones auditivos.

Después de eso, le hizo un gesto para que se presentara y así poder escucharla.

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-Hola, Andrea. Mi nombre es Bell. Soy de preparatoria, primer año. Estoy trabajando en un proyecto para que los estudiantes de las alas C y M se puedan reincorporar a los demás. Quería que lo supieran, ya que este regalo que les he dado, es uno de los pasos que daremos para ser de ayuda para ustedes. Y me gustaría contar con vuestra ayuda también desde aquí dentro para que los más necesitados puedan recuperarse también.