-Tú también tienes que descansar, quiero que te recuperes por completo para mañana, así que... dulces sueños, Dudú. Aunque me gustaría darte un beso de buenas noches, pero aunque sea mentalmente, te lo mando.

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- Mmm... Creo que hasta lo he sentido... Deja que te lo devuelva.- dije haciendo que ambos viviéramos la mejor escena de nuestras vidas... O al menos de la mía... El beso en el tejado después de aquella fiesta.

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-Oh, Dudú, que tierno.... gracias... Descansa, amor, qué tengas dulces sueños...

Cerré mis ojos aún conservando esa imagen en mi mente, de seguro Duncan me haría soñar con ese momento tan bello, por lo que, al dormir, estaba sonriendo y con las mejillas sonrosadas.

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Tras asegurarme de que ella estaba descansando correctamente, me dejé caer en la cama, acostado y feliz de saber que estaba bien tanto física como psicológicamente.

Estuve hablando con Orión un rato, esperando saber cómo se encontraba él antes de dejarme dormir al mismo tiempo que mi hermano.

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Pasé una noche muy agradable y el despertar fue mejor aún. Seguía pensando en ese bello momento con Dudú. Con ese maravilloso recuerdo, me levanté de la cama y fui al baño para prepararme para comenzar el día.

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Me había despertado con el mejor humor posible, casi sentía que podría comerme el mundo. Hasta tiré el bastón de caminar a sólo Dios sabe donde, me sentía de maravilla.

Sin más comencé a prepararme mucho más rápido de lo normal, tanto que hasta olvidé arreglar el cuello de mi camisa antes de salir a buscar a Belly a su cuarto.

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Me apresuré en estar lista para cuando Duncan llegara. Me sorprendía mucho ver que Alice no estaba en la cama como normalmente. Eso era raro en ella, pero traté de no darle importancia para lograr estar lista lo antes posible. Duncan aparecería en cualquier momento.

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En cuanto supe que estaba frente a la puerta de la habitación de Belly, toqué en la puerta suavemente, esperando que Alice no se despertara por el toque.

Quizás me había dado demasiada prisa y la pillaba sin terminar de arreglarse, ¿estaba pareciendo demasiado ansioso al venir prácticamente corriendo a por la mujer de mi vida?

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-¿Dudú?- estaba terminando de abotonar mi blusa cuando escuché los toques en la puerta, por lo que fui a abrir.- Buenos días.- dije con una amplia sonrisa y el cabello muy alborotado, bueno, tanto era así, que sin mi consentimiento arrastró a mi amado dentro para abrazarlo.

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- Vaya, menuda bienvenida.- dije riendome jovialmente.- Yo también me alegro de verte, Belly. ¿Aún te estabas arreglando? Esperaré por ti lo que sea necesario, aún hay tiempo, cariño.

La abracé suavemente, esperando que ella me abrazara también, no solo su cabello, al que ya estaba más que acostumbrado.

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Por supuesto que también lo rodeé con mis brazos y también me puse de puntas para besarlo. No me iba a importar que no estuviera terminada de arreglar, estaba ansiosa por besarlo.

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La besé en cuanto sentí sus labios contra los míos, era tanto lo que ansiaba tenerla cerca que no me detuve a pensar en la intensidad del beso. Era casi como desear comernos el uno al otro.

- Te amo, mi dulce amor, vamos, vayamos juntos a clases.- dije acariciando su mejilla.- Aunque te echaré de menos incluso ahí

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-Dame un segundo que me ponga el listón de la blusa y nos vamos.- me separé de él para ir a mi escritorio y coloqué el listón en mi cuello con un lazo, luego regresé con él, pero sonreí al ver que el cuello de su camisa estaba mal puesto.- Al parecer, no soy la única que se apresuró esta mañana.- dije mientras se lo ponía como debía ser.- Listo.

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- Ah... Vaya, esto es casi vergonzoso.- dije riendo mientras mis manos se alzaban ligeramente hacia su cintura.- Pero sí, me di bastante prisa para poder venir contigo... Quería amarte desde el fondo de mi corazón cuanto antes.

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-Eso lo haces todo el tiempo.- tomé su mano entrelazando nuestros dedos y cerré la puerta de la habitación para caminar juntos.- Por lo que veo, estás recuperado por completo. Ya te puedes mover bien y todo.- mencioné feliz.

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- Así es, estoy como nuevo, ya puedo hacer de todo sin lamentarme. No me duele absolutamente nada.- dije sonriendo y besando la mano que se unía a la mía.- Además, estar a tu lado siempre es un placer, y de eso no me librará ni siquiera el dolor. Quiero estar contigo todo el tiempo que se nos permita.

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-Bueno, así estaremos los próximos días. Esta tarde vamos al ala M y mañana saldremos de misión... digo, si aún está pendiente esa petición...

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- Claro que está pendiente... Mañana iremos a la misión, pero antes de eso tienes que prometerme algo... Aunque eso lo dejaremos para después.- dije sonriendo feliz.- Ahora es momento de estar en clase. Más tarde tendremos tiempo de sobra para hablar. Por cierto, ¿hoy le darás los medios para oír a las chicas? Recuerda que Omaira también es muda...

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-Si me deja darle una de mis libretas y boli para escribir, por lo menos podrá hablarme así. Solo espero que ambas estén dispuestas a recibir esos artefactos y que... bueno, no me ataquen ni pierdan el control solo por mi presencia...

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- No creo que lo hagan... Omaira es algo más tosca, pero ambas son bastante amables y dulces. Seguro que te acogen como a una amiga, Andrea siempre ha sido el filtro de Omaira.

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-Entonces no me preocuparé. Si confías en que todo saldrá bien, también lo haré yo, porque confío en ti.- lo tomé por el brazo abrazándolo mientras seguía caminando, quería tenerlo más cerca.

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- Saldrá bien, Belly... Las chicas son buenas y amigables, no tienes que preocuparte por ellas. Además, se mueren por volver a escuchar sus propias voces.- dije acercándola todo lo posible, de esta forma era casi como escuchar sus latidos combinando los míos.

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-¿Qué hay de los chicos? Al parecer, suelen ser siempre los más conflictivos y los que más frecuentemente pierden el control.- pregunté pensando que en ambas alas, siempre había más chicos que chicas.

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- Las chicas siempre son más propensas a controlar sus poderes. Los chicos somos algo más locos de lo que pueda parecer, algunos son forzados a pasar su límite, otros han tenido vidas difíciles y otros son secuestrados desde niños para laboratorios lejanos... Como Noel y Pedro, por ejemplo.

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-Dudú...- contraje mi expresión, quería esperar un poco antes de soltar ese tema, pero ya él lo estaba tocando.- Ese lugar... donde estaban ellos... ¿aún existe?- mi tono fue más bajo, casi sombrío y lleno de dolor y furia por solo imaginar lo que le habían hecho allí a mis amigos.