- Lo sé.... ¿¡A que es genial!? Vamos... Elige el que quieras, si no sabes si está rico o si te gustará, pueden darte un poquito para probar... Yo quiero de chocolate y de yogurt.

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-¿Yogurt...? ¿Yogurt...?- decía mientras buscaba entre la variedad de sabores que allí había.- ¡Oh! ¡Sí, aquí hay!- miré al señor el mostrador.- ¿Me puede poner uno de chocolate y yogurt y otro de limón y leche condensada?

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- Enseguida.- dijo el señor antes de ponerse con los helados.

- Me alegra que esta heladería siga abierta... Vengo aquí desde que soy pequeño... Apenas llegaba a ver los sabores la primera vez que vine.

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-Debías ser muy tierno tú de pequeño.- tras haber hecho el pedido, fui directo a una de las mesas.- Vamos a sentarnos, Trav... Tienes la silla al frente.- puse su mano en el espaldar de esta para que la ubicara.

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- En absoluto... De pequeño era un locuelo enano rubio que no sabía el significado de estar tranquilo. No sé si lo has notado, pero cada elemental tiene una base en comportamiento.- explicó brevemente antes de sentarse gracias a la ayuda de Bell.

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-Más o menos...-me senté a su lado.- Alice es bastante activa y animada... como elemental de fuego... Y Orión es más tranquilo y apacible como elemental de agua... -me quedé pensando un momento.- Pero... Ni Dudú ni yo somos elementales... ¿qué podría caracterizar nuestra personalidad y comportamiento...?

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- Depende de lo que entiendas como elemental. Si entiendes la mente como elemento o la oscuridad como uno. Los usuarios de las sombras o umbrakinesis suelen ser de grandes ideas y leales... Los usuarios de la mente suelen ser poco empáticos y necesitan mucha más educación emocional. Los que tenemos control sobre rayos y tormentas somos nerviosos e intranquilos... Pero también protectores. Los elementales de tierra son alegres y bastante risueños.

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-Oh, vaya... sabes mucho de eso, Trav...- exclamé sorprendida.- No sabía que nuestras habilidades fueran algo que influyera en nuestra personalidad... Y... ¿Elenita tenía algún poder también?

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- Elenita era prácticamente como yo... Tenía el mismo poder, y era igual de inquieta y loca... Pero adorable, fiel... Y tierna.- dijo el rubio sonriendo ligeramente.- Nuestros poderes están prácticamente ligados a nuestros sentimientos y cerebro, por eso influye en nuestras personalidades.

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-Ella debía ser una bella chispa entonces... como una fiesta de fuegos artificiales llena de colores... - noté al señor acercarse con el pedido y le señalé para quién era cada cosa.- Trav, te cedo el honor.- dije dándole la cuchara en su mano y orientando la otra para que ubicara la copa de los helados.

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- Mejor los dos a la vez... Así ni honores ni nada, solo diversión.- dijo Travis riéndose felizmente antes de untar la cuchara en el helado.- Venga, come, invito yo como hermano mayor.

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-Bien, por esta vez te lo aceptaré hasta que haga alguna misión y te lo pague.- también preparé una cucharada.- ¿Listo? Uno... dos... ¡tres!- cuando comí aquel helado, casi parecía que tenía una explosión deliciosa en mi boca.- ¡Que rico!

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- Jajajajaja... Sabía que te gustaría, eres una pequeña golosa.-dijo Travis riéndose mientras dejaba la cuchara lista para otra toma de helado.- A veces no entiendo que tenéis las chicas con lo dulce.

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-Será que buscamos lo semejante a nosotras, jijijiji...- dije en broma mientras seguía comiendo.- Es tan rico y cremoso... creo que me estoy enamorando... aunque el helado no supera al flan... ¡ese es supremo y bendito!

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- Así que te gusta el flan... Creo que eso puedo arreglarlo, la próxima vez que salga solo o contigo, te llevaré a comer flan.- dijo sonriendo a la vez que seguía comiendo.- Esto está demasiado rico...

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-N-no pienses en consentirme más... no me gusta mucho eso... Estás gastando tu dinero y aún te falta mucho para volver a ganar en alguna misión...- intervine algo apenada.

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- Bell... Soy hijo de un ex comandante de las fuerzas armadas... El dinero no me interesa, pero me sobra. Así que te pido, por favor, que no te preocupes por eso. Además, si no me dejas mimarte a ti, mimaré demasiado a mis futuros sobrinos.

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Bajé la mirada sonriendo con algo de tristeza. Pensaba en una sola cosa, Travis había aceptado negar su amor por mí para no ser una molestia entre Duncan y yo.

-Entonces... ¿lo has... aceptado del todo...? ¿Qué será de ti, Trav?- lo miré y acaricié su mano.- Tampoco quiero que te quedes solo... Tienes derecho a que te correspondan como se debe.

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- ¿Quién sabe...? Puede que algún día conozca a una chica que me haga sonreír tanto como lo haces tú. Además, no todas piensan como tú... No muchas estarían dispuestas a amar a un ciego.

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-No digas eso.- fruncí el ceño, pero traté de hablarle de forma suave.- Ni tú ni Dudú son diferentes a nadie ni son menos que nadie por ser ciegos. Eso no condiciona el amor, no dice nada con respecto a tu persona. Tú eres Travis, y antes de ser ciego también lo eras. Que lo seas ahora, no hace diferencia en tu persona, que es de quien cualquier chica se pudiera enamorar. Y muy afortunada que sería quien lo haga.

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- Ojalá todo el mundo pensara así mismo como lo haces tú... Por desgracia no todos lo creen así.- dijo aún terminando su helado con calma.

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-Pues, quien no vea las cosas de esa forma, habrá que darle un bastón para su corazón, porque está más ciego que tus ojos.- declaré con convicción y le di un frío beso en la mejilla debido a que mis labios estaban así por el helado.

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- Vaya, vaya... Bell haciendo una pequeña referencia a la ceguera... Muy buena, esa me la apunto para cuando me den calabazas.- dijo sonriendo y alargando la mano hasta tocar su cabello donde le dio unas muy suaves palmaditas.

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Sonreí algo apenada, pero a la vez feliz de haberlo animado con eso. Terminé mi helado con sumo gusto y un sonido de placer.

-No me creo haber comido algo tan rico... Gracias por la sorpresa, Trav... Espero poder compensarte esto algún día...

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- De hecho ya sé cómo puedes compensarme... Lo primero que quiero es que seas la mujer más feliz del mundo mundial... Y la segunda cosa que necesito es que consigas una sola chica que no ame a nadie y que diga que no le importa salir con un ciego.