- No te preocupes... El hecho de crear una máquina o artilugio no tiene nada que ver con mis habilidades. Mi poder es meterme dentro de las máquinas que creo, no hacerlas.

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-Aun así, tú a tu ritmo, ¿sí? No quisiera agobiarte con nada...- dije antes de llegar al aula.- Espero que esta clase pase rápido... tengo muchos deseos de ver a Dudú...- solté en un suspiro.

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-Tranquila... Pasará mucho más rápido de lo que piensas.- dijo Clara sonriendo.- Y no me agobias... Me gustan los retos y el trabajo duro.

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-Gracias, Clara... por ambas cosas...- le sonreí y fui directo a mi asiento soltando un suspiro al sentarme.

Fue terrible tener que esperar todo ese tiempo a que la clase terminara. Solo tenía a Duncan en mi mente y esperaba que estuviera al menos fuera de la cápsula.

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La clase terminó y Clara tuvo que tocar a Bell, pues ella se había ensimismado demasiado.

- Venga... Eres del comité y ya estamos en la última clase... El timbre acaba de sonar... Vete a ver a Duncan.

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-¿E-eh? ¡Oh!- la voz de Clara me sacó de mis pensamientos y reaccioné con un ligero salto en mi asiento.- Gracias, Clara... Perdonen la molestia, espero que pasen una buena tarde...

Dicho esto, guardé mis cosas y fui en una sombra directo a la biblioteca. Busqué un libro de poemas y lo encargué para llevar por si tenía tiempo de leerle uno o dos. Luego fui a la enfermería, me materialicé en la puerta y entré caminando esperando que Duncan estuviera algo mejor.

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Me encontraba aún inconsciente, pero sentí su presencia cerca de mí. Al otro lado de la cámara en la que estoy.

No podía hablar con ella, ni ir a abrazarla... Ni siquiera sé si aún sigue enfadada conmigo.

Lo que sí pude es meterme en su cabeza.

- ¿Bell?

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Al escuchar su voz, aunque fuera en mi cabeza, me estremecí y casi caigo al suelo de rodillas por todos los sentimientos que me atacaron en tan solo un segundo. No sé cómo tuve el valor de acercarme a él y hablarle.

-Dudú... ¿qué te ocurrió...? ¿Estás bien...?- pregunté, apenas eso pude decir.

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- Solo... Tengo que... Regenerar y ordenar mis pensamientos. Eso ahora no es lo importante... Quiero, quiero saber si estás bien. ¿Sigues... Enfadada... Conmigo?  No volveré a hacerlo jamás... Lo juro... - dije una y otra vez esas dos últimas palabras, implorando así su perdón.

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-Tonto... ¿acaso dudas de mi amor? No estoy molesta, ni enfadada... ni nada de eso...- sentí cómo las lágrimas comenzaron a mojar mi cara.- Solo fue en el momento... Solo exploté por un segundo por descubrir la verdad... Pero no te odio, no soy capaz... y mucho menos aún si eres la persona que más amo en el mundo... Yo soy la que debe pedirte perdón por llevarte a un estado como este... Lo siento muchísimo, Dudú...

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- No tienes que disculparte... Fui yo el que actuó mal, las causas no disculpan mis métodos. Bell... Te amo, más que a nada... Esto... Esto no es tu culpa, yo me lo busqué. Jamás dudaría de tu amor a no ser que me lo digas expresamente... Ya era ciego cuando te conocí... Por ende, el amor que te profeso también es ciego, de confianza y sentimientos. Pero si no me perdonas, yo tampoco puedo perdonarme.

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-Por supuesto que te perdono... Nunca vayas a pensar lo contrario. Te lo dije al principio, puede ser que en el momento no actúe de la mejor forma contigo por algo que hagas o por cómo pienses, pero eso no significa que no me vaya a quedar a tu lado. Siempre estaré contigo, por lo que te pido... que perdones tu alma... que dejes de sentirte culpable, porque yo no te veo así... ¿Me puedes conceder esa petición... amor...?- dije con una ligera sonrisa entre lágrimas.

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- Por supuesto... Pero primero... Deja de llorar. Esto no es tan grave, solo es mi estado más profundo de sueño, un pequeño mecanismo de defensa para cuando estoy a punto de autolesionar mi propia mente.... Es más común de lo que piensas. Si quieres que abra los ojos, que vuelva ahí fuera y te abrace... Deja de llorar.- dije en una especie de susurro a su mente, al menos cuando estaba dándole las últimas palabras.

La cadencia fue la misma que la de palabras de amor eterno.

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-¿Qué dices?- limpié mi rostro tan rápido como pude.- No estoy llorando, estoy sonriendo, sonriendo mucho... porque estás bien... y te vas a recuperar... y volverás a estar a mi lado... a tomar mi mano... a besar mis labios... porque yo quiero que hagas eso... siempre...

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- Estoy en tu cabeza, mi amor... Sé lo que está pasando. Así que igual que te digo que dejes de llorar, también te digo que me halaga tu dulce sonrisa.- dije suavemente.- Confía en mí, saldré de aquí, te besaré con toda mi alma y tomaré tu mano para ir hacia donde nos lleven nuestras ideas... Sobre todo, las tuyas, mi dulce luz.

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-Entonces que así sea, Dudú... - asentí y acerqué una silla a la cápsula.- ¿Cuándo te sacarán de aquí...? Y quiero saber... ¿por qué tienes que estar ahí dentro...? Quiero al menos poder tomar tu mano...

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- Me sacarán cuando mi mente esté preparada... Esto acelera la curación, regeneración y el pensamiento acelerado. Orión suele usarlo para rastrear... Yo para curarme... Y los alumnos heridos o con mutilaciones graves... Para ser devueltos a un estado normal.

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-¿Eso... tardará mucho...? No quiero que sigas así... Quiero al menos poder abrazarte... darte un beso... o al menos tomar tu mano por un rato... No tienes idea de lo bien que le hace a mi alma sentir tu piel con la mía...

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- Y lo que me ayudaría a mi poder salir a tomarte entre mis brazos y besarte hasta el siguiente atardecer.- dije con tono alegre a su mente.- Mañana espero estar mucho mejor... Pero ahora... Hay alguien tras la puerta que te espera... Belly...

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-O-oh... Trav... -miré a la puerta y suspiré, luego miré nuevamente a la cápsula.- Le había hecho una promesa de salir esta tarde... Él quería que lo acompañara a un lugar y que le ayudara a elegir unas flores... ¿Me perdonas que vaya con él? Prometo pasar por aquí antes de irme a dormir... aunque tú estés dormido, vendré igual...

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- Ve.... Yo estaré bien, no puedo irme de aquí hasta que me saquen. Tómate tu tiempo y acompáñalo. Para él es muy importante que vayas a su lado para sentirse seguro.

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Me puse de pie y me acerqué a la cápsula. Lo miré fijamente por un par de segundos y llevé una mano a mis labios. Dejé un beso en ella y luego la posé sobre la cápsula.

-Te amo, Dudú... por favor... recupérate pronto... necesito regresar a tus brazos... ¿Está bien...?- hablé a modo de despedida, pero no me atrevía a decirle un adiós, ni siquiera un hasta luego.

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- Está mucho más que bien... Ahora ve y diviértete... Estaré mucho mejor cuando vuelvas. Pronto estaré en tus brazos y posando mis labios en los tuyos.- dije a su mente antes de dejarla totalmente libre de mi presencia para volver a mi descanso.

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Al notar que sus palabras y presencia desaparecían de mi conciencia, suspiré sonriendo y me alejé de la cápsula. Me dolía dejarlo atrás, pero era una promesa y lo que él quería que yo hiciera, pero no tenía el valor de mirar atrás solo para ver esa cápsula o me echaría a llorar. Abrí la puerta justo en el momento en el que Travis buscaba el pomo para abrirla, aunque lo que terminó por encontrar, fue mi mano.

-Estoy aquí, Trav, lista para irnos a donde quieras.- sonreí mirándolo y tratando de que los ánimos me cambiaran un poco, Travis no tenía culpa de mi mal semblante, así que no lo merecía.

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- Ven, pequeña.- dijo Travis justo antes de abrazarla.- Duncan estará bien... Estoy seguro de que está feliz de que hayas venido a verle. Vamos, hay dos sitios a los que tenemos que ir... Bueno, tres. El primero es una floristería... Los otros dos son una sorpresa.