- Aún estaré ocupado unos 10 o 15 minutos, ya nos queda poco... Al parecer, el chico que cayó no era tan inocente y bueno como querían hacernos creer... Aún así, llegaremos hasta el final.- dije en la cabeza de Bell mientras aún seguía en la cabeza de los que tenían que ser interrogados.

Alice se acercó a Bell con una sonrisa.

- Harán todo lo que puedan... Nosotras tenemos que ir yendo, Orión seguro que está esperando la carta.

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-Está bien, vamos entonces...- le dije a Alice, pero antes le sonreí a Hermes.- No se preocupe, superior Hermes, yo nunca voy a perder las esperanzas, así que no las pierdan ustedes...- al decir eso, fui con Alice para salir de allí.

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-Contamos contigo, Bell... Ahora anímate o tu novio se va a poner triste y celoso cuando te vea.- dijo sonriendo en broma y despidiéndose con la mano.

Alice se encargó de guiar a Bell, pues se conocía cada pasillo de la zona como si fuera su casa.

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También me despedí de ellos desde lejos y fui por aquellos pasillos con la compañía de Alice. Había quedado muy impactada con lo que había visto, pero mi mente había sido muy inocente al pensar que algo como la sala negra no fuera a existir. Tenía que dejar de ser ingenua si no quería que todo se me viniera encima y que fuera como Alice me había dicho, demasiado hasta para mí a pesar de tener las mejores intenciones de ayudar.

-Alice... ¿sabes? Creo que tú más que nadie podrías ser la que ayude a Jamal a salir de ese lugar.- le sonreí al decir eso.- ¿No crees que podrías intentarlo? ¿Darle esperanzas para que quiera salir y comportarse bien...?

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- Muchas veces no estoy segura de si me quiere o me odia. Le dije que si él se reponía le daría lo que fuera, aunque pidiera mi muerte, mi cuerpo... Lo que fuera... No sabes lo que lo aprecio. Es mucho más que un novio o un hermano para mí.- dijo Alice suspirando.- Por eso no me he permitido dar ningún paso, ni hacia adelante ni hacia atrás.

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-Pero si lo dejas como está, no lo comprobarás nunca. Deberías al menos intentarlo.- suspiré antes de decir probablemente las palabras más duras que hasta el momento habían salido de mí.- Si te pasas el tiempo dudando de lo que hacer, habrás perdido el poco tiempo que le pueda quedar... Y, si un día ya no está, sentirás arrepentimiento en tu corazón por no saber si pudo ser bueno o malo el resultado de dar un paso adelante...

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- Creo que no lo entiendes... Me refiero a Orión. Ese cubo de hielo denso no tiene ni idea de la existencia de Jamal. Ni siquiera sabe porqué le rechacé hace un año.- dijo Alice sonriendo.- Y por supuesto, Jamal no sabe de Orión... Si supieran el uno del otro, lo más probable es que se mataran entre ellos... Y siendo sincera, no quiero ver a ninguno de los dos muerto.

A pesar de las palabras, la sonrisa de Alice no se borraba. Era tremendamente imposible verla triste.

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-¡¿Estás bromeando?!- mi impresión no era por la situación, ni por la magnitud a la que podían llegar ambos chicos al conocer del otro, sino otra cosa aún más impactante.- ¡¿Orión fue el que se te declaró primero?!

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- Sí, aunque no lo parece en absoluto.- dijo Alice algo sonrojada.- Ni siquiera me lo esperaba... La primera vez que le vi, yo estaba confinada en el ala C de forma temporal... No tenía mentor ni nada por el estilo... Se podría decir que la forma en la que me sacaron de allí fue parecía a la adopción de un perro. Lo primero que me dio Orión fue un bal de agua fría y una galleta.

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-Vaya... - apreté los labios un poco incómoda, realmente no era el mejor de los tratos, pero era mejor que estar encerrado en el ala C, solo me imaginaba la expresión de Orión en esa escena, me daba mucha curiosidad de cómo había reaccionado al ver por primera vez a Alice.- ¿Cómo fue luego? ¿Cómo llegaron a tener la amistad que tienen hoy?

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- Cuando me relajé un poco, me dijo: "ahora que vuelves a ser persona... ¿Qué tal si te doy lo que mereces?". En ese momento, pensé que me pegaría, pero me dio un banquete, ropa, y una buena explicación de cómo hacer que las cosas fueran mejor para mí. Se ofreció a enseñarme, a entrenarme y también a pagarme los gastos hasta que pudiera ganar mi propio dinero. En un mes ya tenía cómo para pagar 4 veces lo que él se había gastado en mí. Cuando fui a devolverle el dinero, me dijo que no aceptaba el dinero porque se había enamorado de mí... Dos meses después de eso, le dije que no podía... Al menos no en un tiempo.

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-Vaya... no me habías contado nada de eso... Creí que entre ustedes nunca había pasado nada y que tampoco se habían dicho nada. Es que se ven como muy buenos amigos, incluso a veces, tienen esa mirada de amor... pero parecía que era como si ninguno de los dos quisiera dar el primer paso. Ya veo que no fue así... solo que me sigue impresionando que fuera Orión.

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- Orión no siempre ha sido tan serio... Ni tan tajante. Duncan dice que cuando lo conoció era como un chico normal, infantil y tranquilo, ahora es muy difícil de creer.

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-Pues, quien lo conoce ahora, no lo diría.- tomé la mano de Alice con cordialidad y la miré con una sonrisa amable.- Pero debes tomar una decisión, amiga. No puedes pretender toda la vida para uno que no existe el otro... ni darle dueño a tu corazón. Porque sé que ya lo tiene, solo que tú aún no te das cuenta de quién es...

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- Sé a quién amo, Bell... Pero hice una promesa, no puedo decirle que sí a Orión cuando Jamal puede desear mi muerte... Si sale y eso es lo que desea, mantendré mi promesa.

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-Te comprendo... también hice una promesa... y aunque esté con Dudú y sea su pareja... siempre estaré para Travis... y jamás lo dejaré que se sienta solo de nuevo...- solté una leve risa algo triste.- Es irónico... porque, eso mismo hace Dudú por mí... Parece de novela..

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- Solo espero que ninguno de los dos se ponga celoso del otro... ¿Control mental y rayos? No, gracias... Prefiero irme al Himalaya a pasar las navidades.- dijo en tono bromista.- Ua estamos llegando... Hazme un favor... No le digas nada a Orión sobre Jamal... Y creo que Duncan tampoco lo sabe, al menos nunca me ha preguntado por ello.

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-Tu secreto está más que a salvo conmigo, Alice. Es tu decisión lo que hagas, yo solo puedo aconsejarte.- dije con una sonrisa y me adelanté un poco en busca de Duncan.

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Me encontraba en una sala dividida en dos, a un lado yo y al otro aquel que debía ser interrogado.

Con los ojos cerrados, como de costumbre, me infiltré en la mente de este hasta llegar al más profundo rincón del cerebro, allí donde guardamos todo lo que desearíamos olvidar.

Terminé, este era el último. Por ello, me levanté, ya sabiendo que Belly estaba al otro lado de la puerta.

- Trabajo terminado.- dije sonriendo.- Por fin libre.

- No hasta que redactes un informe jurado de lo que has sacado de las cabezas de los 22 que interrogaste.- dijo Orión con una sonrisa burlona.

- Ya sabes que el informe lo escribes tú.- dije sonriendo aún más.- Yo no sé escribir en tinta... Solo te diré lo que sé.

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-¡Dudú!- fui corriendo a abrazarlo.- ¿Te fue todo bien? ¿Te has sentido mejor?- pregunté mientras lo abrazaba y sonreía cariñosamente.- Perdona si tardé mucho...

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- Belly.- dije sonriendo y abrazandola con ganas.- Estoy bien, tranquila... ¿Fue todo bien? ¿Necesitas hablar? Sé que la zona universitaria puede dar algo de miedo...

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-Hay mucho que quiero hablarte, pero primero debes de dar tu informe, ¿no es así? No quiero molestarte si aún tienes cosas que hacer aquí y no quisiera tampoco que Orión me vea como una distracción para terminar un buen trabajo.- al decir esto último, volteé al albino y le dediqué un guiño cómplice.

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- Bien dicho, Bell.- dijo Orión sonriendo con suavidad.- ¿Qué tal si en cuanto este zopenco termine el trabajo, vamos todos a comer juntos? Debéis tener hambre... Yo invito.

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-¡Sí!- di un salto de alegría.- Comamos como cuando los conocí al principio. Fue divertido y estábamos todos juntos y tranquilos... tan agradable...- una sonrisa nostálgica se formó en mi rostro mientras hablaba.

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- Entonces, no se hable más... Podéis ir a pasear, ir a algún sitio... Duncan os avisará cuando terminemos.- dijo Orión bastante más tranquilo, hasta parecía menos serio... Al menos hasta que vio el morrón en el hombro de Alice... Ahí su sonrisa se convirtió en desdén absoluto.

Alice, al ver el cambio de cara del albino, tomó a Bell y salió de la sala rápidamente.

- ¿Quieres ir a ver a Travis? ¿Caminar? ¿Quizás ir viendo el menú?