- ¿Hay de yogurt? - preguntó Alice emocionada y casi corriendo hacia Bell mientras le sonaban las tripas.- Tengo un hambre que me muero.

- Eres demasiado buena para este mundo, Belly... Eres la... Ala, si hay de melocotón. Te has acordado, eres mucho más que la mejor.- dije sonriendo ampliamente.

- Mmmm... Creo que será mejor que la dona de Orión se la des tú, Bell... A ninguno de nosotros nos escuchará en este momento.- dijo Alice mirando a mi mejor y albino amigo.

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-Traje de los gustos de todos...- tomé la cajita en mis manos y me acerqué a Orión con paso lento, estaba un poco intimidada por su seriedad, pero mi punto era animarlo, así que no podía tener miedo.- Orión... mira, he traído donas para todos... traje tu favorito... -le mostré la cajita.- ¿No quisieras probarla...? Es para que te animes un poco...

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Orión incluso se sorprendió al tener una caja tan cerca sin haberse dado cuenta, lo cual le hizo dar un leve salto hacia atrás.

- Dios, Bell... Lo siento, no me había dado ni cuenta... Estaba demasiado concentrado.- dijo sonriendo levemente.- Gracias, aunque... ¿Cómo sabías que me gustan las donas de coco?

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-Hay otra persona que lleva el mérito del regalo, pero eso lo diré en otro momento. Por ahora solo disfruta.- cuando tomó la dona de la cajita, la cerré y puse en mis sombras puesto que la última era de Lion.- ¿Puedo hacer algo por vuestras heridas...? No se ven nada bien ustedes... Deberían tratarse eso...

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- Tranquila, yo estaré bien cuando me bañe... El agua me regenera, además, no es que duelan demasiado.- dijo Orión algo más calmado mientras comía con calma.

- Yo también estoy bien, solo son algunos rasguños, además, siempre estoy con golpes.- dijo Alice con calma y una enorme sonrisa.

- Alice.- dijo Orión.- Quema estos 22 paquetes... Y ni se que ocurra mirar dentro.

- Señor, si señor.- dijo ella yendo a por los paquetes cargando los como si nada.- La rara rara rara laralarala

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Me acerqué a Duncan nuevamente, estando un poco extrañada por lo que estaba ocurriendo. Le susurré confundida.

-¿Eso de quemar paquetes lo hacen normalmente?- esperaba que ni Orión ni Alice me escucharan preguntar eso.

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- Oh, sí... Orión hace que Alice queme todas las demandas que nos llegan cuando vamos a trabajos fuera. Suelen demandarnos normalmente por cosas que no hemos hecho o cosas que desaparecen sin que seamos los culpables. Incluso para defraudar al seguro... Es irónico, pero quien más demandas recibe es Alice.

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-A-ah... Ya veo... - sonreí un tanto sorprendida por lo inesperado de aquello, pero también solo asimilando la situación.- Dudú... ¿crees que podamos... salir un momento?

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- Claro, vamos.- dije sonriendo dulcemente antes de "mirar" a mi hermano.- Orión, descansa al menos un momento, a este paso necesitarás que te las traiga y sé que odias ponértela cuando no estás en la habitación, así que cierra los ojos un rato... Yo voy a salir.

- Termino este y descanso... Id un rato, ambos merecéis un descanso.- dijo él levantando la mano en señal de despedida.

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-No se sobreesfuercen...- dije antes de salir con Duncan.

Cuando estuvimos fuera, no pude aguantar más las ganas de saltar a abrazarlo por el cuello y darle un beso en los labios.

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Reí y la besé con amor y suavidad a la par que apasionadamente. Tenía tantas ganas de volver a tenerla entre mis brazos que toda la tensión de hace un momento desapareció del todo en cuestión de segundos.

- Eres lo mejor del mundo, ahora y siempre... Eres preciosa, dulce... Todo lo que siempre he deseado y siempre amaré.

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-Jijijiji... Tontito adulador...- lo miré con ternura y lo volví a abrazar.- Te extrañé, Dudú... Tenía muchas ganas de verte...

Tuve sentimientos encontrados, ya que quería contarle todo lo que había pasado con Travis, pero como había roto las reglas y lo había sacado de la academia, debía ocultarlo por ahora.

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- Y yo a ti, mi dulce Belly.- dije sin querer soltarla debido a que realmente tenía demasiada falta de ella.- Te he echado tanto de menos hoy... Era como si tuviera un enorme vacío dentro de mí...

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-Ya estoy aquí, Dudú... jijiji... no me iré, al menos, no en un buen rato.- me encantaba que me abrazara así.- ¿Sabes? Travis accedió a que le dieras un tiempo de visión. Dice que quiere verme. ¿Pudieras darle ese capricho mañana cuando estemos todos en el día de campo?

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- Claro que sí... Le daré unas 7 horas de visión... Seguro que lo primero que hará es taparse los ojos, lo peor es acostumbrarse a la luz.- dije riéndome.- Al menos, es lo que más me costó a mí, para él será mucho más fácil ya que es ciego tardío.

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-¿De verdad? ¿Todo ese tiempo?- di un salto de alegría.- ¡Gracias, Dudú, gracias!

De la emoción, hasta mi cabello abrazó a Duncan. Estaba demasiado feliz, no lo podía creer. Al menos por todo ese tiempo, Travis podría ver. Y disfrutaría de todo, el jardín, la compañía, jugaría con nosotros, de todo. Solo de pensarlo me alegraba más aún.

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La abracé con toda mi alma, haría cualquier cosa que ella me pidiera... Sobre todo, sabiendo que jamás me pediría nada malo.

Escuché algo de fondo, un bastón con una rueda, bastón de entrenamiento. Recordé las palabras de Belly, Travis estaba entrenando con el bastón, debía ser él... Aun así, no tenía intenciones de soltarla.

- Por fin que llego... esto está demasiado lejos de la enfermería.- dijo probablemente para que nos diéramos cuenta de que era él... Como si con eso fuera a lograr que dejara de abrazar a la mujer que amo.

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-¡Trav!- dije con alegría al verlo.- Lograste llegar. ¡Que bien! Ven, acércate un poco más. Estamos frente a la puerta.- extendí mi mano al frente para cuando se acercara lo suficiente a nosotros tomar la suya.- ¿Te fue bien en la enfermería?

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Travis tomó su mano en total confianza con una sonrisa, era imposible que no supiera que era yo quien estaba con ella, así que mi mente simplemente creo la idea de que lo estaba haciendo todo deliberadamente.

- Te dije que podía solo, además, ya tengo lo que fui a buscar y un tipo fue extrañamente amable y considerado conmigo al decirme que debía girar a la derecha al final del pasillo.- dijo sin dedicarme siquiera el más borde de los saludos.