-Aunque algunos no hayan resultado de la forma que se planeaba, desde que llegué aquí, mis recuerdos solo son felices.- dije mientras miraba el horizonte.- Y todo es gracias a ti, Dudú. De no ser por ti, cuando entré en la academia, no hubiera dejado de estar apartada de la gente y escondida en los rincones... tú fuiste el que me sacó de ese mundo de sombras que soy... y me hiciste conocer a tantas personas a las que ayudo y hago sonreír solo... por ser yo... y, para mí, verte sonreír a ti es el mejor regalo que puedo tener a diario... y el mejor recuerdo que podrá guardar mi mente siempre...

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- Lo mismo podría decir yo de ti, Belly. Siempre fui una sombra, un arma, una herramienta para hacer daño, matar, torturar. He hecho tantas cosas que se consideran horribles que comencé a creer que solo valía para eso. Pero tú me enseñaste que no es cierto, que soy humano y que hasta yo puedo llegar a saber lo que es el perdón.

Dicho esto, mis siguientes palabras serían las que jamás pensé que pronunciaria.

- Yo... Necesito que me ayudes con una cosa. Más bien, necesito que me acompañes, porque.... No tengo el valor de hacerlo solo y, es posible que tenga que mentir en el proceso. Quiero que vengas conmigo porque... Porque... Necesito que me recuerdes quién soy... Para que no me pierda.

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-Dudú...- al mirarlo, no lo reconocía, parecía tener una cosa que nunca esperé ver en él, miedo.- A dónde sea, Dudú. Voy contigo hasta el fin del mundo si es necesario.- dije mientras lo tomaba de ambas manos y me acercaba a él hasta pegar nuestras frentes.- Si estás conmigo, te prometo que nunca te sentirás perdido... es una promesa de corazón...

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Sonreí... Su tacto, mi frente con la suya... Su forma de acercarse a mí en cuanto me doy miedo a mí mismo. Belly no titubea, ayuda... No lamenta, intenta... Ella... Ella no duda.

- Quiero... Quiero hacer algo por las familias de los que maté... Aunque solo pueda ofrecerles dinero... Consuelo... Quiero, quiero saber cómo eran en sus casas, si al menos, antes de verme... Fueron felices.

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-Entonces lo averiguaremos juntos... iremos a sus casas, ofreceremos condolencias y presentes... todo lo que quieras para que liberes tu alma de ese peso...

Puse sus manos contra mi pecho para que sintiera el latir de mi corazón. Comprendía que en momentos de desbordantes sentimientos, Duncan necesitaba aferrarse a algo. Le quise hacer sentir tanto como fuera posible que ahora no estaba solo, que ahora siempre tendría a alguien al final de su mano sosteniéndola y que nunca lo dejaría ir.

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- Será duro... Son... Son 350 casas, 350 familias a las que tengo que pedir perdón... Pero no solo eso, puede que me odien, que quieran golpearme o algo peor.- dije notando algo extraño, mis ojos... Se estaban... Humedeciendo, nunca había notado nada parecido, al menos no que yo recuerde.- Podré con ello, sé que puedo... Porque estás conmigo...

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-Entonces, si sabes que puedes, da igual si son 350 o si son un millón.- con una sonrisa, sequé sus lágrimas, jamás pensé ver a Duncan llorar.- Me tienes a tu lado, Dudú. Y aquí estaré siempre, tanto para hacer los más bellos recuerdos contigo en el futuro, como para ayudarte a enfrentar los peores de tu pasado...

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- En ese caso... Deja que yo haga lo mismo por ti, quiero saber más... Sobre ti, sobre la Belly que me abraza, que me guía y me apoya.- dije sonriendo y llevando mi mano a su mejilla.- Quiero saber, quiero poder ayudarte en todo lo que me sea posible...

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-No hay mucho para saber, Dudú... He estado sola casi toda mi vida... y apartada de la gente... mi vida no ha sido interesante en lo absoluto... lo siento...

El contacto con su mano en mi rostro era una de las cosas que más disfrutaba del mundo. Tanto era así, que tenía el reflejo de mover mi cabeza para frotar un poco más mi piel con la palma de su mano y sentir esa caricia aún más.

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- Aunque así sea... Cuéntamelo, da igual que no sea interesante, que sea triste, trágico o bonito... Quiero saberlo, Belly.- dije sonriendo con algo más de ternura.- Quiero saberlo todo de mi luz.

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-No sé qué tanta luz tenga mi pasado... pero... nací en una familia bastante cálida... al menos así me pareció hasta los 5 años... Pero desde ese momento, mi cabello comenzó a crecer deliberadamente hasta tomar el largo que tiene ahora... y también a moverse solo. Creo que eso asustó a mis padres y me dejaron en la puerta de un orfanato... Allí fui bastante molestada por ser diferente... hasta que la directora optó por encerrarme en el ático... Solo me di cuenta de que el orfanato había sido cerrado cuando pasaron tres días sin que me llevaran comida. Pero... no tenía a dónde ir... así que me quedé allí... en esa casa abandonada...

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- Oh , Belly...- Dije frunciendo el cejo, acariciándola un poco más, ya no sólo por la mejilla, sino ahora también por el cuello.- Te juro que jamás volverás a estar sola, no te molestarán... Me encargaré de ello, confía en mí.

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-Gracias, Dudú...- dije disfrutando de sus caricias.- Pero también estaba sola por decisión propia. Verás... cuando llegué al orfanato, unos chicos me empezaron a molestar... hasta el punto de acosarme... y, me descontrolé... terminé por lastimarlos... por eso me quise esconder... pero tiempo después, cuando estaba sola en ese lugar abandonado... volvió a pasar... incluso el chico que me molestaba fue atravesado por uno de mis mechones... Creí que moriría... pero lo atendieron rápidamente cuando lo dejé en el hospital... no volví a saber de él... Esa es la razón por la cual siempre estaba sola y alejada de los demás...

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- Aquí no tienes que esconderte... Quiero que me prometas algo.-dije haciendo que me mirara atentamente.- Si yo me descontrolo, quiero que me calmes y si te pasa a ti, yo estaré contigo... Aunque me digas que me aleje, puedo curarme, no me importan una o dos heridas más.

En aquello último estaba haciendo clara referencia a las marcas de mi cuerpo, aquellas que tanta rabia y dolor me daban al saber de su existencia.

- No volverás a hacer daño a nadie y yo procuraré no hacerlo... Yo sé que eres buena, dulce, amable y que si pasó eso, es porque te estabas defendiendo.