- Comer en la cafetería sin que tengas que traerme la comida... Incluso comer juntos. Eso sí... Sabes que cuando salga me tendré que unir al comité, ¿no? Por vigilancia y esas cosas. Así que estaremos en el comité juntos también.

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-¡Por supuesto!- cada vez estaba más animada.- Y también te enseñaré a moverte por la a academia. Pediré a los celadores que te den un bastón. Así no necesitarás que te guíe nadie cuando te acostumbres, y te podrás ayudar de tu buen olfato para reconocer a la gente y los lugares.

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- Entonces parece que tengo la vida resuelta en cuanto salga... Y todo gracias a ti, seguro que tendré motivos y oportunidades para darte las gracias. De verdad, Bell, eres una chica maravillosa.

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-Te aseguro que cuando salgas, estaré a tu lado en todo momento para que te puedas adaptar bien y todos sepan que eres bueno. Además, no tienes idea de cuánto te extraño allí fuera. Estoy muy emocionada porque ya pasen los días y puedas salir.

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- Pronto... Muy pronto pequeña.- dijo sin dejar de sonreír y habiendo devorado ya su desayuno.- Dios... En serio tenía hambre, me siento como si siempre me salvara la vida.

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Tomé el tapper de sus manos y lo volví a guardar.

-Lo dices como si anoche no te hubieran alimentado bien. Desde que te traigo la comida, nunca me habías dicho que estabas tan hambriento...- comenté estando un poco preocupada.

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- Bueno... El celador también tenía hambre y se podría decir que ambos comimos del tapper. Hasta hablo conmigo, pero como creen que soy mudo, pues no le hablé.

Sonrió suavemente mientras se acomodaba acariciando la espalda de Bell. Casi se podría decir que la noche anterior había hecho un nuevo conocido.

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Hice un puchero al escuchar eso, estaba un poco molesta porque alguien extraño comiera de lo que yo le preparaba a Travis.

-Eso no me gustó... se supone que esa comida es para ti. No me gusta que alguien más se la coma. Y menos aún que te deje con hambre...

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- Al menos tuve compañía, no huyó de mí... Y no me molesta compartir con alguien que estaba igual de hambriento que yo.- dijo sonriendo de medio lado.- Fue bastante gratificante... Tú nunca comes conmigo, solo me ves comer. También dijo que vendría a traerme algo hoy, hay una pequeña puertecita en el cristal para cuando vienen a traer algo... Aunque a mí nunca me han traído nada, normalmente los familiares traen algunas cosas y eso.

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-Bueno, considerando que pronto saldrás de aquí, lo que vaya a darte, lo haré fuera. Pero lo primero que haremos cuando salgas, será comer juntos en la cafetería. ¿Te gustaría?- sostuve sus manos y lo miré con entusiasmo y brillo en los ojos.

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- Me encantaría, claro que sí... Tengo algunos ahorros, ¿me dejarías invitarte? Después de todo, los fines de semana podemos salir de la academia. Sería para agradecerte que hayas cocinado para mí, así que no puedes negarte.

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No pude evitar reír por eso, ya me lo estaba imaginando, sería genial poder salir con él y acompañarlo a descubrir con disfrute todo lo que había fuera de esa celda.

-No pienso negarme. Lo voy a disfrutar mucho. Y quiero que tú también lo disfrutes por todo lo alto.

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- Entonces así lo haremos, pequeña.- Dijo sonriendo de forma serena y dulce.- Venga, tienes que ir a descansar, tanto lujo, fiesta y demás, debe ser agotador. Yo estaré aquí portándome bien para poder salir lo más pronto posible.

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-Está bien, pero vendré al mediodía para traer tu almuerzo.- dije poniéndome en pie.- ¿Me permites un último abrazo antes de irme?

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- Eso siempre... No tienes que preguntar.- soltó levantándose y abrazándola con ganas, pero con suavidad.- Ánimo, pequeñita, tienes que descansar... Te veo en el almuerzo.

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Correspondí con una sonrisa, era muy agradable estar entre sus brazos.

-Si quieres, puedo concederte eso de verdad.- dije con un tono de picardía.- Si te comes todo el almuerzo, te dejo ver mi rostro de nuevo. Jijiji...

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- ¿De verdad? Entonces me lo comeré absolutamente todo, incluso a la cocinera.- dijo riéndose suavemente.- Venga... Vete ya o no tendrás tiempo para dormir.

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-Jijiji... está bien.- cada vez me dolía más el hecho de dejar ir sus manos.- Nos vemos luego... Chao...

Salí de la celda y atravesé el ala C. Sin embargo, antes de salir, pasé un momento por la celda de Rose. Quería al menos intercambiar un par de palabras con ella.

-Hola, Rose. ¿Qué tal has estado?- dije con una sonrisa cordial.- ¿Sabes? Conocí a tu padre anoche en una fiesta.

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- ¿Sí? ¿Conociste al señor ministro de defensa? - dijo Rose con una sonrisa de oreja a oreja.- ¿Cómo está él? ¿A qué es simpático?

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-Me ha caído muy bien, es un buen hombre. Eres afortunada de tenerlo como padre, parece una persona muy noble.- el solo hablar con ella se notaba cuanto la alegraba, ojalá tuviera más tiempo para dedicarle a cada uno de los chicos del ala C.

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- Lo es... Siempre se preocupa más por los demás que por sí mismo.- dijo Rose riéndose.- Es muy buen hombre, y muy cariñoso también, posiblemente el mejor padre que podría desear. Y no se pierde ninguna visita, siempre viene a darme algo.

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-Me alegro mucho de que se lleven tan bien y que tengas tan buen padre.- dije para dirigirme a la puerta.- Debo irme, necesito descansar un poco antes del mediodía. Hablamos luego. Adiós, Rose.

Salí de su celda agitando mi mano y luego me dirigí a mi habitación. No estaba del todo descansada, así que solo hice uso de mis sombras para aparecer en el lugar.

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Alice seguía durmiendo, ahora en una posición distinta, parecía un rollito de sushi al estar completamente enrollada en las mantas. Lo único que se veía de ella era la mitad derecha de su rostro, en la cual se veía claramente un hematoma reciente.

Aun así parecía no molestarle, pues simplemente dormía profunda y plácidamente. Se podría pasar una aspiradora por el lugar y ni siquiera se inmutaria.