- No me importa mientras estés conmigo... Me da igual la oscuridad, no me importa no poder ver lo que hay a mi alrededor, solo contigo a mi lado, ya tengo todo lo que quiero.

Me aferré a ella con calma y nos tapé un poco gracias a la manta.

- Mis ojos siempre estarán también a tu disposición...

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Sentirme entre sus brazos, recibiendo su calor y compartiendo el de la manta, todo era perfecto. Solté un suave suspiro mientras me deleitaba con la belleza de sus ojos. Mantenía siempre una sonrisa en mi rostro, así era como estaba siempre a su alrededor, feliz.

-¿Me das permiso de incluirte en mis sueños, Dudú?- dije a modo de juego y con una voz casi inaudible para cualquier otro a pesar de la cercanía que teníamos, pero no para él, yo sabía que él podía escuchar eso y más.

Y realmente así era, quería soñar con él en ese momento tan bello. Quería hacerlo el protagonista de mis imaginaciones nocturnas mientras la luz de la luna nos iluminaba en una abrazo dormido. Tan sencillo y a la vez tan hermoso. Parecía irreal lo que estaba pasando, pero, incluso si era un sueño, no quería despertar.

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- Vaya... Ahora me siento mal por tomarte en mis sueños sin pedirte permiso.- dije riendo suavemente.- Puedes raptarme en tus sueños siempre que quieras, y cuando despiertes, aquí seguiré.

La abracé un poquito más cerca, la amo y si le llegara a dar frío, no me lo perdonaría.

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-Si me duermo... ¿me cuidas el sueño...?- dije con una voz cansada, pero sonriente mientras mis ojos parpadeaban de forma lenta indicando que estaba quedándome dormida.

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- Velare por tu sueño, por tu día y tu sonrisa.- dije también algo adormilado.- Descansa, yo no me iré en ningún momento, no me moveré de aquí.

Escondí mi rostro en su cuello, aún con los ojos abiertos. Comenzaba a molestarme en los ojos, pero no quería cerrarlos aún, no mientras ella me había pedido abrirlos.

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-No quiero... despertar... y no tenerte a mi lado... Yo... te amo...- esas fueron mis últimas palabras antes de quedarme dormida profundamente.

Era acogedor estar entre sus brazos. Mi respiración se fue ralentizando y mi rostro se relajó por completo poniendo una expresión de calma total, pero con un atisbo de sonrisa asomando en mis labios.

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Sonriendo suavemente cerré mis ojos y aún teniendola más cerca que nunca. Me dormí profundamente, amando este momento con ella. Puede que en la mañana Orión y Alice se asusten al no vernos, pero ahora, es lo que menos me importa.

Mi sueño fue bueno, demasiado bueno hasta para ser un simple sueño... Estábamos ambos en un hermoso lugar, uno muy parecido al jardín de los elementales en la academia... Y estábamos, rodando por el césped... Creo.

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Aunque el sol no pegaba fuerte en el hecho de dar calor aún, su luz comenzaba a levantar iluminando el cielo. Abrí los ojos y la figura de Duncan durmiendo plácidamente fue lo primero que vi. Tan guapo se veía incluso así.

Con el cabello alborotado, la corbata floja y esa expresión tan relajada que no tenía ni en los mejores momentos cuando estaba despierto. Le di un suave beso en los labios y le susurré al oído.

-Buenos días, Dudú...- sonreí, la luz del sol daba de forma tan armoniosa en su piel, que parecía que tenía porcelana en su rostro.

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- Buenos días, Belly.- dije sonriendo, despierto desde el momento en el que su respiración se aceleró muy ligeramente, es decir, desde que ella despertó.- Parece que al final sí que ambos caímos dormidos aquí.

Mi sonrisa fue algo más acentuada al recordar la noche anterior, me moví un poco para poder sentarme y pasé mis manos por mi pelo para acomodarlo un poco, incluso bostecé del buen sueño que había tenido... Y eso que era raro que yo bostezara delante de alguien más que no fuera Orión.

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-Alice y Orión nos darán una buena por no haber aparecido en los dormitorios.- reí levemente mientras miraba el amanecer.- Wow... es tan hermoso desde aquí... este lugar es mucho más alto que mi casa...

El sol estaba coloreado las nubes con sus rayos. El cielo comenzaba a despojarse de su oscuridad y los destellos titilantes que acompañan la noche, para dar paso a la iluminación, a las aves volando por doquier y al brillo en mis ojos ante tal espectáculo.

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- Me alegra que te guste, Belly.-Dije sonriendo aún más.- Pero será mejor que volvamos, Alice me matará si no te ve pronto y Orión va a sermonearme... En esos casos, sí que parece un hermano mayor, te lo aseguro.

Reí y me levanté para después tenerle la mano y ayudarla a recoger la manta, después levanté mi chaqueta del suelo y la sacudí un poco.

- Te acompaño a tu habitación, seguro que esos dos siguen dormidos, así que lo mejor es que no hagamos mucho ruido.

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Guardé la manta en mis sombras y tomé su mano mirándolo con una sonrisa.

-Bien, ¿y cómo bajaremos de aquí?- pregunté al recordar que habíamos llegado ahí literalmente a manos de una estatua.

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- Como prefieras... Quizás por donde subimos, o por las escaleras hasta los dormitorios.- dije señalando una puerta a un lado del desnivel. - ¿Por dónde prefieres bajar?

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Me acerqué al borde y miré la altura con una sonrisa, luego fui con él y reí por lo bajo.

-¿Y si te digo que ninguno de los dos?- mi tono era juguetón.- Confía en mí, bajaremos a mi manera y no te harás daño.- dije abrazándolo y esperando que se sujetara con fuerza.

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- Sabes que confío en ti con mi vida.- dije sonriendo y aferrándome a ella con cuidado.- Estoy listo, cuando quieras, Belly.

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-Corre conmigo.- dije antes de salir corriendo directo al borde del techo y saltar al vacío.

Nos dejamos caer, esperaba que Duncan no tuviera miedo de lo que estaba haciendo. Cuando el suelo estuvo cerca, mi cabello bajó antes que nosotros y amortiguó la caída dejándonos suavemente en el suelo.

-Bienvenido al suelo.- dije con una risa juguetona.- ¿Te asustaste?