-No me interesan las muertes que cargas en tu pasado si tu presente se siente arrepentido por haberlo hecho.- dije con convicción y tomando su mano para darle apoyo.- Te voy comprendiendo... el rompecabezas que es tu pasado para mí, ahora tiene sentido lentamente... y quiero... que no te sientas mal al contarme lo que has hecho... o lo que haces aún...

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- Ese es el problema, Bell... No sé lo que es el arrepentimiento. No sé lo que es la compasión, me entrenaron para ser así, para matar y ser feliz con ello. No soy un alumno normal, soy teniente del ejército de élite, división de inteligencia y aniquilación.- dije apretando mis párpados, sentía que lloraría en cualquier momento.- 350... 350 y no recuerdo el nombre ni la silueta de ninguno de ellos, ni el nombre de sus hijos... O esposas... Ni hermanos. No sabía nada de ellos, y murieron sin saber nada de mí.

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-Dudú...- sentí que iba a colapsar en cualquier momento.- Calma... Dudú, estoy contigo...- sujeté su rostro, de alguna forma quería que se concentrara en mí.- Dudú... ¿y si te digo que yo puedo mostrarte eso? ¿Y si te digo que yo te puedo enseñar lo que es la compasión? ¿Me creerías? ¿Confiarías en mí?

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- Y aunque no me lo dijeras... Confío en ti tanto como para poder darte mi vida. - dije tomando sus manos para acercarla un poco más y abrazarla por la cintura.- Siempre he estado bien solo, pero... Ahora... Sin ti a mi lado, no podría aguantar, no me mantendría en pie...

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-Ay, Dudú...- lo abracé con calidez, sentía que estaba estrechando su propia alma.- Yo tampoco puedo pensar ya mi vida sin ti... ¿Sabes? Tú dices que no sabes de compasión, pero... me has mostrado más de eso que el resto de los humanos que he conocido... y te lo agradezco...

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- Vas a tener que enseñarme muchas cosas a partir de ahora... Porque no tengo idea de muchos de los sentimientos... Solo, me limito a leer el ambiente y reproducir los sentimientos de los demás. Recuerda que... Antes de estar aquí, soy soldado y... En fin... No puedo prometer que no volveré a matar a nadie... Lo siento, solo soy un fraude.

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-No, Dudú... Nos enseñaremos el uno al otro, porque yo tampoco sé muchas cosas... pero creo... que quiero descubrirlas contigo... a tu lado... y... por ti... -dije antes de separarme de él.- ¿Sabes que no tengo idea de lo que voy a hacer ahora? Pero creo... que lo haría contigo toda la vida sin que me molestara... espero que pienses igual... aunque yo tampoco sepa por qué lo hago.- cuando terminé mis palabras, me acerqué a sus labios y lo besé lentamente.

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Mis ojos volvieron a abrirse al sentir el gentil toque de sus labios con los míos. Jamás me había sentido tan vivo como en este momento.

Mi mano fue de inmediato a su cintura y la otra a su mejilla, acariciándole con el mayor de los cuidados. Sin duda alguna, lo que sentía por Bell no era simple afecto o afán de protección... Sino mucho más... Algo, algo que jamás pensé que sentiría y que había escuchado tantas veces como algo lejano. La amaba...

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No era lo mismo, la sensación no era igual que cuando había besado a Travis. Era más energizante, mi corazón en verdad se aceleraba. Sentía que mi alma estaba donde debía. Aún si no comprendía ese sentimiento que tenía, algo me decía que ya lo había escuchado antes y que ahora estaba cobrando sentido para mí. Era amor.

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Cuando nos separamos fue únicamente porque el aire comenzaba a faltarnos. Por un momento deseé simplemente no tener pulmones, simplemente quería seguir en ese momento, en esa situación, para siempre.

- Bell, gracias... No sabes el peso que me has quitado de encima. Yo... Entré en pánico, no solo cuando comencé a ser demasiado sincero... Sino desde el principio, estabas tan cerca de la verdad y a la vez tan lejos...- dije suspirando aliviado.- No sabes cuánto me alegra que seas capaz de aceptar quién y qué soy... Puede que llegues a tenerme miedo, pero, si lo deseas... En algún momento, te dejaré vagar en mi mente. Nunca he dejado a nadie, pero... Sé que puedes conmigo.

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-Dudú... podré tenerte miedo por algo un momento... podré dudar un segundo por algo desconocido... pero no por eso dejarás de tener mi apoyo... siempre me tendrás a tu lado... sosteniendo tu mano... cuando sean momentos difíciles y cuando sean felices, siempre...

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- Entonces... En vez de hablar de ello... ¿Qué te parece pasear por mi mente? Tomando mi mano como guía, con calma... Verás solo lo que quieras ver... Sabrás lo que he sentido... Incluso cuando era un bebé. Podrás verme las veces que me he visto a través de los ojos de los demás, fotos que he mirado con los ojos de otros... Todo.

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-No...- dije con una sonrisa en calma.- Ahora no necesito eso... Quiero que terminemos aquí... lleguemos a casa... y pasemos el resto de la noche tranquilos... En otro momento tal vez te pida eso... cuando considere que sea... necesario...- le di un beso en la mejilla.- Por ahora, quiero quedarme con el Dudú que tengo frente a mí y que conozco así como me ha mostrado... al menos un poco más antes de saber todo tu pasado...

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Sonreí ante esa inocencia tan propia de ella, la amaba demasiado, la protegería hasta de mí mismo si fuera necesario.

- Entonces volvamos a la fiesta, escuchemos el discurso de Alice y vayamos a la academia, podemos pasar en rato allí. Solos y tranquilos... Quizás en el jardín, o en algún otro sitio. Por cierto, sobre viajar en tus sombras... Iré preparado a partir de ahora, tengo unos tapones especiales para los oídos...

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Reí levemente y lo miré con ternura. Era tan inesperada la forma en la que su alegría se manifestaba. Como si fuera un niño pequeño, pero era demasiado tierno y conmovedor.

-Aun así, ante cualquier emergencia, Orión me confió el botecito para tus oídos.- dije recordando que ya era el segundo objeto con el que siempre contaría Duncan y que estaba en mis sombras.- ¿Cuál es tu lugar favorito de la academia, Dudú?