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Cuando noté que trataba de ubicarme con su mano, la tomé para que no se preocupara. Estaba diferente, como cansado por lo que había hecho, así que lo ayudé a ponerse en pie.
-La última explosión la escuché bastante cerca, es posible que ellos estén allí.- dije indicándole el camino con mi mano.
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- Entonces llévame rápido... Pero no por la zona más cercana, tengo que ir con las estatuas de piedra del jardín.- dije algo entumecido.- Siento pedírtelo así, pero tenemos que ir pronto, comienzo a cansarme.
Si bien es sabido que los alumnos de clase EM tienen un poder mayor y más fuerte, también es cierto que, siendo de esa clasificación y de tipo mental, se nota mucho más la fatiga cuando usamos más poder de lo que nuestro cuerpo resiste.
En teoría, el uso crece a medida que crece nuestro cuerpo, pero todo tiene un límite. Si usamos demasiado y muy continuamente nuestro poder, acabamos siendo consumidos por este... Aunque eso es solo en algunos casos, pues normalmente nuestras vidas no están en peligro.
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Tomé su mano y la coloqué en mi hombro para que se guiara mejor. Sus palabras me decían que sus habilidades de orientación no eran perfectas cuando estaba en esas condiciones.
Cuidando de que el camino fuera el más seguro posible, apresuré nuestros pasos hacia el jardín. Cuando llegamos, me detuve frente a la estatua más cercana. Estaba un poco agitada, pero no se comparaba a como estaba Duncan.
-Estamos en el jardín, Duncan... frente a una de las estatuas...- dije recuperando el aliento mientras otra explosión se escuchaba.
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- Bien... Tranquila, ya puedes relajarte, todo terminará pronto.- dije sonriendo suavemente.- Solo, hazme un último favor, quizás sea tonto pero... ¿Puedes acariciarme el pelo? Me ayuda a concentrarme.
Sé que era demasiado pedir, incluso yo me había quedado avergonzado por pedir algo como esto.
- Oh... Y... Ayúdame a estirarme en el suelo, sería malo si me desmayo estando de pie... Podría hacerte daño también si eso pasa.
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Me sonrojé al escucharlo pedirme algo como eso, pero haría todo lo que fuera por ayudarle. Lo recosté sobre mí en el suelo, era el único lugar que se me ocurría para que estuviera cómodo y sin peligro de caerse por desmayarse.
Teniendo su cabeza apoyada en mi regazo, y estando aún con las mejillas sonrosadas, comencé a acariciar su cabello con suavidad.
-¿Uhm? ¿Así... está bien...?- pregunté un poco apenada por la situación, pero si eso ayudaba, lo haría tanto como me lo pidiera.
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- Asi es más que perfecto... Solo detente cuando estés cansada... O cuando las estatuas estén ya en medio, no tienes que hacerlo más tiempo si no quieres... Y... Gracias.- dije algo sonrojado, al menos eso pensé al notar el calor en mis mejillas.
Volví a suspirar, esta vez una o dos veces más, necesitaba todas mis fuerzas para esto.
Mantuve mis manos algo levantadas, puesto que estas serían mis volantes... Por así decirlo. Las estatuas comenzaron a moverse, sentí las vibraciones de sus pasos en el suelo. Las hacía alejarse al echar mis dedos hacia adelante, girar con el giro de mis manos y atacar con leves chasquidos de mis dedos, siempre pensando antes qué tipo de ataque sería el adecuado.
Grandes ruidos se escuchaban, sentía cada golpe que le daban a las estatuas, pero no me hacían daño físico, sino mental.
Para cuando la batalla terminó, yo no podía apenas moverme por el cansancio, pero al menos tuve fuerzas para traer a Alice y a Orión en una de las estatuas.
- Bell... Déjame aquí... estoy bien... Ve a ver... A Alice... Y a... Orión... Rápido... - dije demasiado cansado como para más.
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Estuve pendiente de él todo el tiempo. Escuchaba los sonidos de la batalla a lo lejos, pero no me detendría de darle mimos ni aunque me cansara. Una ayuda tonta, pero era una ayuda al final.
Cuando todo se volvió silencio, el semblante de Duncan estaba pálido y se notaba muy cansado. Le habría hablado de no ser porque vi que una estatua traía a nuestros amigos.
Obedeciendo a Duncan, me puse en pie con lentitud y me quité la chaqueta de mi uniforme para ponerla en su cabeza como una improvisada almohada. Luego fui con Alice y Orión.
-¡Chicos! ¡¿Se encuentran bien?!- dije asustada mientras la estatua los bajaba lentamente a mi altura.
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- De lujo.- Dijo Alice con la ropa hecha jirones, pero una gran sonrisa en los labios mientras hacía el signo de la victoria con una mano, chamuscada, pero una mano.
- Ella estará bien... Pero yo creo que estaré bebiendo agua durante un mes.- dijo Orión dejándose caer al suelo suavemente soltando un quejido.- Ay... ¿Cómo está Duncan?
- Posiblemente desmayado...- soltó Alice saltando cómo si nada.- Vayamos todos con los médicos, imagino que Duncan estará en reposo un par de días... Y tú tienes que sumergirte 24 horas.
Alice cargó a Orión al hombro y sonrió a Bell antes de acariciarle el pelo.
- Gracias por cuidar del cabeza hueca de Duncan...- le dijo con amabilidad y calidez.- Ayúdame un poquito, Orión aún puede caminar un poco, yo llevo a Duncan.
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Le hice una seña a Alice y Orión para que se acercaran a donde estaba Duncan, yendo yo también con ellos. Luego les sonreí con confianza.
-Ahora es mi turno de ayudar. Solo, no se suelten.- les ofrecí mi brazo a ambos para que lo tomaran y también tomé la mano de Duncan.
Suspiré profundamente y una sombra mucho más grande que la que normalmente hago, rodeó el suelo donde estábamos y nos introdujo en ella.
Me concentré para buscar la enfermería de la escuela, por suerte, había pasado frente a ella cuando Duncan me ayudó a buscar mi salón de clases. Cuando todos salimos de la sombra, estábamos justo frente a la puerta de la enfermería.
-Listo.- anuncié sosteniendo a Duncan, pues el viaje entre sombras es un poco agitado para alguien que está inconsciente.- Ahora los podrán atender.
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- Eso sí que es transporte rápido... Muy bien hecho Bell.- dijo Alice sonriendo y entrando con Orión rápidamente.
La enfermería estaba abarrotada, algunos de los presentes atados a las camas o gritando de dolor en alaridos tan profundos como el infierno. Orión fue sumergido en un tanque de agua sin respiradero ni nada más que el líquido transparente.
Iban a atender a Alice, pero esta paró a los médicos de inmediato.
- Soy fuego, a mí no me tenéis que atender... Duncan está inconsciente por uso desmedido.
Con solo esas palabras, los médicos se llevaron a Duncan casi al instante hacia una zona cubierta. Mientras, la de ojos rojos fue hacia Bell.
- Tranquila, ahora todo está bien... Vamos a la habitación, aquí no podemos hacer más. Si quieres, podemos ir a pasear. Te contaré todo lo que pasó por el camino.
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