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-¿Sorpresas?- pregunté haciendo que la curiosidad dejara que el miedo se fuera por completo de mí.- Está bien, al menos puedo estar orgullosa de que mis amigos son reconocidos por su sacrificio y su buen corazón para ayudar a todos. Es tan inspirador para mí pensar que, aunque muchos de nosotros son responsables de tantas muertes por descontrolarse con sus habilidades, ustedes solo salvan vidas... es genial...
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- Después de todo, somos el comité disciplinario... ¿No? Pronto tú también serás reconocida por tu trabajo y ayuda.- dije sonriendo en la que quizás sea la sonrisa más actuada de mi vida.
Tras esa leve charla, dejé que Bell me guiara hasta el salón de nuevo... Donde ya de por sí nuestro primer saludo correspondería también a Bell.
- Un placer verte de nuevo, Duncan... ¿Va todo bien por la academia?
- Por supuesto, señor ministro, oh, deje que los presente.- dije sonriendo amablemente.- Ella es Bell, está en primer año pero ya forma parte del comité disciplinario y por el momento, está a cargo de varios alumnos del ala C... Incluyendo a Rose.
- Ooh vaya.- dijo el ministro sonriendo ampliamente.- Encantado de conocerte Bell, soy Albert, el padre de Rose... Espero que sigas cuidando de mi hija como hasta ahora.
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-¿El padre de Rose? Oh, vaya...- hice una leve reverencia de respeto con mi cabeza mientras sonreía apenada y nerviosa.- Es un placer, señor Albert. Rose es una chica muy amigable y charlar con ella es agradable. Haré todo lo que esté en mi mano para que ella se sienta lo más cómoda posible en su estancia en la academia.
No es que yo fuera la más formal de las personas, pero intenté que mis palabras sonaran a la altura de la persona con la que hablaba y la situación en la que me encontraba.
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- No tienes que ser tan formal, Bell, después de todo, eres una conocida de Rosi y saber que está con alguien tan agradable ya es un gran alivio para mí.- dijo el caballero. - Soy yo quien debería darte las gracias y no al revés.
- Bell es muy buena y diligente ayudando a Rose, estoy seguro de que hace mucho más que un buen trabajo, goza de nuestra plena confianza.- dije ampliando aún más mi sonrisa.
- Eso es un enorme halago viniendo de ti, Duncan... Espero que sigáis haciendo tan buen e importante trabajo.
- Por supuesto, señor ministro de defensa.- dije casi firme como un soldado.
- Bell, quizás tu mayor tarea de la noche sea que él se relaje... Esta muy tenso.- dijo Albert casi soltando una risita.- Ánimo a los dos... Si me disculpan...
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El caballero que se dio a conocer como el padre de Rose se retiró de donde estábamos dejándome con una gran duda. ¿Duncan estaba tenso? ¿Por qué? Si él era el que me estaba calmando a mí.
-Dudú, ¿a qué se refería él? ¿Acaso no te sientes bien?- pregunté estando algo preocupada.- Si estoy haciendo algo mal, o te sientes incómodo por algo, dímelo sin problemas.
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- No pasa nada... Digamos que es mi estado natural en eventos como este...- dije relajándome un poco y sonriendo. - Muchos dicen que soy demasiado formal, además... Albert es quien gestiona los trabajos que hacemos fuera de la academia.
Supuse que Bell no se había percatado, sé que quizás no sea lo mejor de decir, pero tenía que hacerle ver la realidad.
- Fíjate bien en Albert... Su forma de caminar concretamente, cojea bastante de la pierna izquierda. Eso es debido al accidente del que Rose tuvo que... En fin... Resucitarle.
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-Me di cuenta de ello desde que se acercó. No quise mirarle fijamente, pero soy muy detallista con la vista. Me percato de esas cosas con facilidad.- comenté y apreté los labios.- ¿Acaso eso es consecuencia de que fuera un exceso de po... de usar su habilidad?
Casi cometía el error de pronunciar la palabra que se me había prohibido. No quería cometer ningún error en un momento tan formal como ese.
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- No... Eso es simplemente algo que Rose no podía controlar, una cosa es revivir el cuerpo y otra muy distinta que la persona recupere todo.- dije sin más.- En el caso de Albert, había perdido la pierna, lo que lleva es una prótesis.
Tras la explicación, solo sonreí, pues a pesar de todo, seguía vivo gracias al amor de su hija por él.
- Lo que importa es que vive bien y feliz sabiendo que a su hija la cuida alguien tan buena y dulce como tú. Vayamos a la mesa de bebidas... Seguro que tienes ganas de evadirte un momento.
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-Estoy un poco abrumada, pero estoy bien...- dije mientras caminaba hacia donde las bebidas.- Aunque si me apetece tomar algo... solo para mojar los labios.
Cuando nos acercamos a la mesa, puse la mano de Duncan en el borde de esta con disimulo para que se ubicara. No dejaría que, como él había dicho, lo pensaran como ciego.
-Hay muchos tipos de bebidas aquí para elegir...- dije sorprendida.
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- Cualquiera está bien... Puedes elegir algo para los dos, confío mucho en tu criterio.- dije sonriendo ampliamente.
Quizás era el primer evento en el que podía realmente pasar una buena velada.
- Oh... ¿Reconoces ya al padre de Orión? Si lo ves, avísame, o si se acerca a nosotros.- dije con calma mientras aceptaba la copa que Bell me daba.
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Preparé un par de copas de las primeras bebidas que habían cerca. Las copas rojas se veían lindas. Le di una a Duncan y miré alrededor cuando me preguntó.
-Uhm... está con un grupo de señores charlando. A unos... 7 metros de nosotros, a la derecha en diagonal. ¿Quieres hablar con él?- dije solo sosteniendo mi copa aún.
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- Xebería... Ya que estoy aquí más que nada, para ayudarle a fortalecer negocios y relaciones comerciales entre países y grandes empresas.... Pero puede esperar un poco...
Sonreí llevándome la copa a los labios y dan o un ligero sorbo del dulce contenido de la misma.
- Mmm... Es bastante dulce...
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-Entonces solo dime cuando quieras hablar con él.- llevé la copa a mis labios, pero el olor que tenía me hizo reaccionar.- Huele dulce, pero... tiene un olor... como a medicina...
La llevé a mis labios y los mojé levemente. Sin embargo, el sabor no me gustó a pesar de ser dulce. Era muy parecido al olor de un hospital. ¿Por qué la gente gustará de beber algo así? Y cuando miré a Duncan, se estaba... ¡bebiendo toda la copa!
-¿Te gusta esa cosa?
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