-Alice no cuenta, ella fue quien hizo el vestido. No es válido para ser la primera persona que lo vea. Jijijiji...

Solté su mano y lo tomé esta vez por el brazo, acercándome más a él.

-Mi vestido será rojo y negro. ¿Sabes si tienes alguna de esos colores?

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- Creo que si... Orión me regaló una, creo.- dije pensándolo un poco más.- Dijo que era roja... Aunque a veces confundo mis referencias de los colores, que vea a través de los ojos de los demás no significa que lo entienda. Por eso me gustaría que la eligieras tú, Orión podría elegir otro color para hacerme la broma.

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-¡Con gusto lo hago!- dije dando un leve saltito.- Entonces solo dame unos minutos para cambiarme en mi habitación y luego vamos a la tuya a que te cambies tú. ¿Te parece bien?

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- Me parece perfecto, esperaré fuera a que te cambies... No quisiera que estuvieras incómoda por mi presencia.- dije sonriendo levemente mientras caminábamos a su habitación.- Seguro que lo escuchaste antes pero... No pienso llevar el bastón a la cena.

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-S-sí... y me gustaría saber por qué... Me dijiste que aún no estás bien... No deberías estar sin algo que te ayude para guiarte...- dije sintiendo una especie de extraña sensación recorriendo mi estómago y mi pecho.

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- Confío en que me guíes durante la velada. La verdad es que no me gustaría que todos los políticos me miraran como ciego que soy, después de todo, solo el presidente y el vicepresidente saben que estoy ciego.- dije suspirando con algo de pesadez.- Son una molestia.

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-O-ouh... bueno... está bien...- dije sonrojada, me sentía feliz de que tuviera esa confianza en mí.- Haré lo que sea necesario para ayudarte... Esos tipos no se van a meter contigo.- apreté su mano con firmeza.

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- Lo sé... Me siento seguro al caminar contigo, sé que contigo no tengo que preocuparme por esas cosas.

Llegamos, al menos eso pensé al notar que se había detenido.

- Te espero aquí, tomate tu tiempo.- dije sonriendo suavemente.

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-Espero sorprenderte. Le diré a Alice que no tarde en prepararme. Te prometo que no demoro.- esta vez, no lo dejé ahí nomás, sino que, puse su mano en el pasamanos que quedaba frente a la puerta, como una especie de guía y forma de aferrarse a algo si no se sentía del todo seguro sin mí.

Entré con una amplia sonrisa y me encontré que mi compañera de habitación.

-¡Alice!- dije, pero no fue con alegría precisamente, sino con miedo.- Duncan... quiero que Duncan sea el primero en verme con el vestido... Pero... ¡qué penaaaaaaa!

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- Solo deja que toque un poco el escote y los volantes, así sabrá muchos detalles de tu vestido... Y yo no cuento, ya que el vestido lo hice yo.

Alice agarró el vestido con cuidado.

- Venga, vamos a ponerte aún más linda... Yo casi estoy preparada. No te pondré maquillaje, no es que lo necesites.

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-Gracias, Alice...- me despojé del uniforme y me puse aquel vestido de tan agradable tela y tan tierno diseño.

Debía reconocer que Alice tenía manos prodigiosas para hacer ropa. Ahora entendía por qué siempre sus piezas de uniforme tenían un resplandor diferente.

Cuando terminamos de ponerme el vestido, que me di cuenta de cómo me veía, me sonrojé por completo. ¿Duncan vería esto? ¿Le parecería lindo?

-Alice... ¿puedes decirle a Dudú que pase...? No me gustaría que se pusiera a verme el vestido en medio del pasillo... Cualquiera podría interpretarlo mal...

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- ¿Dudú? Jajajajajajaja eso sí que es tierno.- dijo Alice riéndose con fuerza, tanta que Duncan la oiría desde el pasillo.- Ahora mismo le digo que pase.

Alice fue a llamar a Duncan, quien pasó enseguida, casi emocionado.

Pasé dentro, esperando que Alice me guiara a donde ella estaba, lo cual hizo sin problemas. Me llevó justo frente a ella.

- Es cosa tuya que él lo vea, así que guía sus manos, Bell.

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Tomé sus manos y las puse en mi cintura. Con leves movimientos, lo hice recorrer todo el vestido en acople con mi cuerpo. Aunque llegué a un punto que mis manos ya no guiaban las de él, sino que era la curiosidad lo que lo hacía.

-¿Te gusta...?- dije sonrojada y mirando a Alice con algo de pena.

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- Es muy tierno, me gusta mucho... Te queda muy bien.- dije sonriendo y tomando su mano suavemente.- Creo que es mi turno, tengo que estar a la altura de tu belleza.

Alice sonreía cerca de nosotros, se estaba aguantando la risa.

- Espero que te guste mi smoking, los chicos tenemos menos opciones en estos casos.

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-Creo que cualquier cosa que te pongas, te quedará bien. Eres un chico muy guapo.

Aquello lo dije con el corazón. Era cierto, su cuerpo tenía las marcas de muchos incidentes ocurridos en los que se vio involucrado, pero no por eso su sonrisa dejaba de cautivar.

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- Exageras... Solo soy uno más del montón.- dije algo avergonzado por el piropo inesperado que sus labios soltaron para mí.

Alice nos acabó echando de la habitación, ya que ella tenía que vestirse, así que nos pusimos en marcha a mi habitación, tenía un smoking que ponerme y Bell una corbata que elegir.

Cuando abrí la puerta, Orión no estaba, algo raro en él... Pero ima6gine que ya estaría más que preparado.

- Me vestiré en el baño, así puedes tomarte tu tiempo en elegir la corbata... ¿Sabes atarlas? Es que yo no tengo ni idea.

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-Creo... una vez lo vi en una película... creo que recuerdo cómo es...- dije mientras buscaba las corbatas en su armario.- Tienes algunas muy lindas. ¿Todas estas te las ha dado Orión?

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- Algunas de ellas, otras me las ha dado algún empleador, una o dos las hizo Alice y el resto me las ha dado el presidente... No es como si me gustará llevarlas, así que algunas ni siquiera me las he probado.

El smoking ya estaba preparado y colgado de la silla de mi escritorio. Orión lo había preparado para mí, siempre tan malhumorado y atento a la vez.