- Claro que tenemos derecho, somos humanos.- dijo Travis alzando una ceja.- Mi padre tenía habilidades y me tuvo a mí, a mi hermanita y una esposa que lo hizo feliz hasta el último momento.

El rubio se acomodó mientras le tendía los tappers vacíos ya.

- Pero tranquila... Aun te queda mucho para eso, no tienes que apurarte.

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-Yo... no lo sé... nunca me he imaginado algo así antes... -dije tomando los tappers y guardandolos.- Pero... espero al menos ser una buena esposa para alguien algún día...- sonreí colorada.

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- Claro que lo serás... De eso estoy seguro.- dijo sonriendo ampliamente.- Espero tener el honor de ser el padrino de boda o al menos estar entre los invitados... Ah, y una descripción completa y detallada de tu vestido de novia.

Dicho eso, rió suavemente, estaba medio bromeando con ella, pues la verdad era más fuerte. Ya quisiera decirle que ojalá el tuviera el honor de ser el novio... Pero simplemente no podía soltar dichas palabras así como así.

- Eso sí... Si tu futuro esposo te hace llorar alguna vez... Lo hago puré y se lo doy de comer a un Cerbero.

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No pude evitar reír por aquella imagen que me daba. Realmente era lindo saber que alguien como Travis velaba por mí.

-Ten por seguro que serás el primero al que invite y me ayudarás a elegir el vestido. ¿Te gusta la idea?

Casi era tiempo de que me fuera. Hablando tanto de vestidos, debía probarme el que Alice me había hecho y aún Duncan me esperaba fuera.

-Travis... perdona... pero, como te dije ayer, debo irme. Estaré ocupada, pero te contaré como me fue en la cena.

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- Eso espero... Y si alguien te molesta, también me lo dices.- dijo el rubio sonriendo.- Suerte en la cena, pequeña, estaré aquí velando por ti.

Tras eso, Travis no habló más, solo la estaba dejando ir, tampoco podría detenerla.

- Espero que me cuentes todo, pero todo, todo.

Fuera del ala C, esperé por ella en todo momento. No me movería ni un solo milímetro hasta que Bell saliera. La quería proteger y quería saber más sobre cómo se sentía ella, sobre el vestido que llevaría... Quería saber tantas cosas...

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-Así será. Ya verás que te sentirás como un invitado más. Como si hubieras ido también.- dije antes de darle un beso en la mejilla y salir de allí.

Apresuré mis pasos para no tardar. Pasé frente a la celda de Rose, pero solo pude saludarla con la mano. Luego salí del ala C encontrándome con Duncan.

-Ya volví, Dudú... ¡Uh!- cubrí mi boca con mis manos, había pensado muchas veces en ese apodo, pero no pensé que se me escapara de esa forma.

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- ¿Dudú? - dije antes de comenzar a reírme como jamás lo había hecho.- Nunca me habían llamado así... Aunque tampoco me molesta.

Sonreí, pero no como lo solía hacer, no por compromiso o por leer el ambiente que me rodeaba... Simplemente, sonreí.

- ¿Vamos? Tienes un vestido que probarte y dejar que Alice te ayude... Le pondrá feliz antes de subir al coche que nos espera... Y yo también debo arreglarme.

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Bajé la mirada estando sonrojada como un tomate. Me alegraba que no le molestara ese apodo, pero que se me fuera así, me había dado mucha pena.

-S-si... vamos... -dije comenzando a caminar, pero estaba tan metida en mi mente de si a Duncan le gustaría mi vestido, que se me había olvidado tomarlo de la mano cuando comencé a caminar.

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- Bell, no vayas tan deprisa, por favor.- dije riéndome un poco.

No entendía el porqué, pero al estar con ella, todo mi pasado se difuminaba, se convertía en un leve recuerdo.

Su ternura, su posible sonrojo y sus pequeños despistes, me hacían querer protegerla hasta de las más pequeñas espinas, esas mismas que al principio ignoras, pero después te carcomen.

- Bell... Tu mano.

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-¿Uhm?- me detuve y volteé hacia él.- ¡Oh! ¡Lo siento!- regresé a tomar su mano.- Disculpa, Dudú... estaba pensativa... Pensaba en si te gustaría mi vestido... Aunque, bueno, aún no te lo muestro...

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- Estoy seguro de que me encantará... Así que tranquila, creo que todos me tendrán mucha envidia... No seremos los únicos adolescentes del lugar.- dije sonriendo y entrelazando mis dedos con los de Bell.- Creo que es la primera vez que tengo ganas de ver algo.

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-¿De ver algo?- me sorprendí ante ese comentario.

No creí que, a pesar de ser tan capaz de llevar una vida como los demás y de ser tan autosuficiente, Duncan dijera algo así. Pensaba que lo tenía todo a su alcance con su poder para controlar las mentes, leerlas y saber todo a su alrededor por su oído.

-¿Qué es lo que quisieras ver?- pregunté curiosa.

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- Para verte con el vestido a través de mis propios ojos... No a través de los ojos de los demás. Es la primera vez que deseo que mis ojos funcionen como cualquier otro...

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-O-ouh...- apreté nuestro contacto ligeramente y bajé la mirada.- Me encantaría que pudieras... que pudieras verlo todo... Todo lo que hay en el mundo... con tus... bellos ojos...

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- No agaches la mirada, Bell.- dije a sabiendas de que esa sería su reacción.- No quiero que te pongas triste por mis palabras, quiero que sonrías, después de todo... Intentaba hacerte un cumplido. Sé que no soy bueno en ello pero... Era mi intención.

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Lo miré... con una dulzura que no pude ocultar. Había sido tierno al decir eso después de todo.

-Te dejaré verlo... Es más, quiero que seas el primero en verme con ese vestido. ¿Puede ser?

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- Mmm... Tendrías que dejar que Alice te ayudara a ciegas y eso creo que no es buena idea.- dije riéndome un poco.- Me conformaré con ser el segundo en verte con él.

Sonreí, era raro en mi usar ese verbo, ver... Algo que jamás podría hacer por mí mismo... Al menos, no como me gustaría.

- También sería bueno que me dijeras de qué color es... O mejor... Podrías elegir mi corbata a juego con tu vestido.- dije en gesto pensativo.