38
Aunque estaba sonriendo, no pude evitar llorar por la felicidad. Duncan estaba bien, se estaba recuperando. Eso me daba una paz increíble en el corazón.
-Eso no es tan cierto, fue Orión quien te atendió. Pero ya sé cómo ayudarte si esto vuelve a ocurrir...- no pude aguantarlo más y lo abracé con fuerza.- ¡Duncan! ¡Estoy tan feliz de que estés bien!
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Sonreí tomándola de las manos, ya que la ocasión y mis siguientes palabras lo merecían.
- Siempre estoy bien cuando estoy contigo, así que, por favor, sigue cuidando de mi.- dije acariciando los nudillos de sus suaves manos mientras mi sonrisa se ampliaba.
Orión por otra parte, tuvo que hacer una esfera de agua para poder terminar de hablar por teléfono, todo por culpa de los gritos de Bell.
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-Ugh... D-Duncan...- estoy segura de que me sonrojé, y me alegraba que Orión no me hubiera visto, o moriría de la pena.- S-siempre lo haré... -dije como tomate sonriente.
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- Eso me tranquiliza mucho.- dije sonriendo también, sabía que ella lo estaba haciendo.
Orión había terminado de hablar por teléfono y nos llevaba mirando ya un rato.
- Creo que saldré un rato antes de ponerme a vomitar arcoiris... Dios, que empalagoso que sois.- soltó el albino agarrando su chaqueta y saliendo a trompicones de la habitación.
- Está de mal humor... Hasta yo he escuchado el portazo.
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-¿Uhm? ¿Pasó algo malo en el tiempo que me fui?- pregunté preocupada mientras descubría mis oídos debido a lo fuerte que había sido el sonido de la puerta.- ¿O fue acaso esa... llamada lo que lo puso mal?
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- Posiblemente la llamada... Cuando me pasa algo así, Orión tiene que llamar a su padre y dado que la cena es mañana en la noche, tiene que asegurarse de que estaré listo para hacer aquello para lo que me han contratado.- dije con calma.- No es algo que a él le guste hacer, siempre es un fastidio para Orión hablar con su padre.
Me encogí de hombros, sabiendo que Orión estaría nadando en la piscina cubierta o corriendo por el jardín para relajarse.
- Estará bien, siempre que se pone así, acaba encontrándose con Alice y ella siempre sabe qué decirle a ese cabezota.
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-¿Y tú estarás bien...? ¿Están bien tus oídos...?- dije apretando su mano y con una voz algo baja.
Aún sentía esa punzada en mi pecho por haberlo lastimado, pero estaba haciendo lo posible porque no lo notara.
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- Estoy bien... Mis oídos están bien, estarán bien para mañana. ¿Recuerdas? Tengo sanación, tarda en situaciones como estas, pero funciona.- dije sonriendo.- Ya te dije que no es culpa tuya, si sigues culpándote, me enfadaré mucho contigo.
Suspiré y tiré un poco de ella para abrazarla y besar su mejilla.
- Cualquier otro me habría dejado así como así, tú te quedaste conmigo y me cuidas en todo momento. No tengo nada con que reprocharte... Sino causas para agradecerte.
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Me puse completamente colorada cuando me dio aquel beso. No supe cómo reaccionar por unos segundos. Si abría la boca, solo soltaría balbuceos.
Esperé a calmarme un poco. Tenía el corazón acelerado y la respiración entrecortada, pero suspiré lentamente para salir de aquel trance.
-Y-yo... si... necesitas... mi ayuda... estaré... gustosa de... dártela...- dije como pude.
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- Lo sé... Siempre estás aquí cuando te necesito, sé que puedo contar contigo. Espero que sepas que cualquier problema que tengas, también me tienes aquí, no solo soy tu mentor, también soy tu amigo y quiero que siempre estés bien.- dije realmente lo que deseaba decir, lo que pensaba.- Quiero que entiendas ahora mismo que siempre estaré aquí para ti, nunca serás una molestia.
No quise soltar sus manos, tampoco que ella me soltara. Se sentía bien tener sus manos con las mías.
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Asentí mirándolo y con una sonrisa. De alguna forma sentía que me estaba hablando desde el corazón y eso lo valoraba mucho.
-¿Hay algo más que debamos hacer hoy? Dijiste que debíamos ayudar con llevar los papeles a la oficina del director, ¿no es así?
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- No creo que ya sea necesario... Orión es el único que tiene la llave de la sala y no creo que sea el mejor momento para pedírsela. Cuando está enfadado, solo Alice puede acercarse.- dije totalmente en serio... Pues aunque ambos no se llevaran del todo bien, eran un calmante natural el uno para el otro.
Sonreí e incluso reí un poco por recordar tantos momentos en los que Alice había hecho de calmante para Orión... También por las veces que había sido al contrario.
- Esos dos son realmente el uno para el otro, aunque cuando los dos están enfadados es complicado.
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-No quiero ni imaginar eso... Dios... debe ser difícil...- dejé ir su mano un momento, había algo aún que tenía pendiente hacer y por las prisas, lo había pospuesto.
Fui al lavamanos de su baño un momento y me puse a lavar su camisa, la cual tenía aún guardada en mis sombras. Sabía que de igual forma debía hacerlo alguien más por él, no es como que el más fino oído pueda detectar dónde se encuentra una mancha en la ropa. Creo que ni Travis podría identificarlo así.
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Sus manos se alejaron de mí, creando un enorme vacío en mi pecho, pues ni siquiera me dijo a dónde iba. Mi oído estaba mejorando, pero aún no podía identificar a dónde se dirigía exactamente y eso me ponía nervioso.
Al tenerla alejada de mí, simplemente me recosté y me encogí, tan patético como siempre que me sentía solo.
Estaba acostumbrado a quedarme así durante horas mientras pensaba o simplemente superaba mi propia soledad.
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Terminé gustosa de lavar su camisa, aunque demoré unos minutos en hacerlo. La tendí en un perchero y la puse a secar.
Cuando regresé, me chocó verlo así, encogido sobre la cama. Me acerqué a él y toqué su brazo suavemente.
-Duncan... ¿te pasa algo? ¿Estás seguro de que estás bien...?- dije preocupada nuevamente.
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- Sí... Solo... Me entró un poco de sueño.- dije sonriendo como si nada.
No podía decirle que estaba siendo patético porque pensaba que se había ido dejándome solo. No quería que supiera que, por un momento, había dudado de ella.
- Creo que dormiré un poco... Deberías ir a descansar... Mañana tenemos muchas cosas que hacer.- le dije tomando su mano.- No quiero que te canses por mi culpa.
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