- Bueno... Pasaba mucho tiempo con mi hermana... También peleábamos mucho y aprendí a dejarme ganar.- dijo el rubio sonriendo.- Aunque si tenía problemas, ella sabía a quién tenía que llamar, dejémoslo en eso.

Travis se encogió de hombros quitándole importancia, aunque bien era un asunto mucho más que importante para él.

- No me das problemas, es lo menos que puedo hacer por ti. Además, tú me ayudas mucho y eres la única con la que puedo hablar. Eso sí, si le dices a alguien lo cursi que fui... Te despeinaré tanto que hasta tu cabello se enojara conmigo.

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Volví a reír mientras me separaba lentamente de él. Lo miré con una sonrisa, aunque él no me miraba, no me importaba que fuera así. Me empiné para acercarme más a él y le dejé un beso en su mejilla. Luego me volví a sentar en el banquito y le acerqué su comida.

-Ten, se te va a enfriar... jijijijiji...- dije con un tono pícaro.

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- Gracias.- dijo algo avergonzado antes de agarrar la comida y comenzar a devorarla como si no hubiera mañana.

Tanta inquietud fue dada por ese beso en la mejilla que no se esperaba. Bell era astuta a su entender y la verdad es que hacía muchísimo tiempo que nadie le daba un beso tan inocente y suave como ese... Y mucho menos de agradecimiento.

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Me quedé con él viendo como comía. Me apenaba no haber podido preparar una mejor comida para él.

-Disculpa por traerte algo tan sencillo de almuerzo... con todo este ajetreo... Además... realmente fue Duncan quien me dijo que viniera contigo...

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- Mm... Sedá poque shabe que te impodta.- dijo Travis con la boca llena como una ardilla en busca de bellotas.

Masticó rápido para poder hablar más claramente.

- No es bueno para mostrar sentimientos, pero es muy hábil para leer el ambiente aunque no pueda ver.- dijo sin más.- Yo soy todo lo contrario, me dejo llevar, pero soy pésimo para saber cómo se sienten los demás cuando no entiendo la situación.

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-Será porque él está acostumbrado a ver la mente de la gente y asociar lo que sienten a las situaciones que experimentan...- dije pensativa.- Tú tienes más problemas con eso... supongo que por lo mismo, solo que tú no tienes forma de saber lo que piensan los demás a menos que alguien se digne a explicarte las situaciones.

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- Digamos que Duncan y yo somos asociales por causas distintas. A él lo criaron así ... Yo me hice así con el tiempo que he estado solo.

Travis se encogió de hombros y le tendió a Bell el tapper vacío.

- Estaba muy rico y tranquila, me gusta la comida sencilla mientras sea casera.- dijo con tranquilidad y una suave sonrisa.- Aún siendo como soy, aún me quedan algunas habilidades sociales.

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-Eres una buena persona, Travis. Lástima que pocos sepan llegar a tu corazón.- recogí el tapper y lo guardé en mis sombras.- Sé que pasas mucho tiempo aquí solo, pero... ¿me perdonas que me vaya rápido hoy? Le prometí a Duncan que regresaría lo más pronto posible... y quiero estar con él hasta que se recupere por completo... Además... mañana tengo una cena, y creo que tendré que prepararme para ser su guía y acompañarlo si sigue así...

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- Tranquila, ve con él. Sé que es importante para ti, así que de alguna forma, no muy agradable, también es importante para mí.- dijo Travis con bastante calma.- Después de todo, cuando él está bien, sonríes en vez de llorar. Y si estás ocupada, no me molesta que alguien más me traiga la comida... O si me dan de comer lo de antes una o dos veces... No te preocupes tanto por mí, estaré bien.

Cuando Bell se fue de la celda, una profunda punzada de celos recorrió el corazón y la mente del rubio. No le dolía físicamente, pero sí por dentro, en su mente... Tanto que casi sentía que se le pararía el corazón.

Habían reforzado miles de veces la celda de Travis, pero en ese momento se estaba atormentado tanto que un alarido surcó esa celda y todas las demás. Aunque no salió sonido fuera del ala C.

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En cuanto salí del ala C, ni siquiera regresé los tappers a la cocina. Fui directo a la habitación de los chicos materializando mi cuerpo frente a la puerta. Toqué incesantes veces esperando a que Orión me abriera. Le daría un buen zape si se había ido dejando solo a Duncan.

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Orion abrió la puerta con cara de pocos amigos.

- Este no era el momento de usar la puerta, Bell.- le dijo suspirando con el teléfono en la mano.- Puedes pasar por debajo... ¿No?

Orión era el que le había dicho que de vez en cuando usará las puertas, y ahora era él quien le decía que pasara por debajo, realmente se contradecía.

Tras dejar espacio para que Bell entrara, el albino volvió a acercarse el teléfono a la oreja.

- Dime, padre, sí, claro... No te preocupes, estará bien para mañana en la noche... Claro. Ya sabes que eso no le impide usar sus poderes.- decía Orión acercándose a la ventana y con un brazo a la altura de su torso.

En esa posición parecía un político o más bien todo un presidente, serio y hablando en un lenguaje mucho más formal. Tras mirar a Bell un segundo de nuevo, siguió la charla... Pero en su idioma natal, o más bien, en el de su madre... Ruso.

Duncan por otra parte, estaba sentado en la cama, parecía mirar a un punto fijo en la pared con la mirada perdida.

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Estando confundida por la actitud de Orión, atravesé la puerta y fui directo donde Duncan. Tomé sus manos y me agaché frente a él para mirarlo de frente.

-¿Duncan? Ya estoy de regreso... ¿estás bien...?- pregunté, tentando a la suerte de que no pudiera oírme.

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- Bell.- dije contento de que regresara tan pronto.- Estoy algo mejor... Aun no escucho lo suficiente, pero algo es algo.

Sonreí con mucha suavidad, puesto que quería hacerle saber que no había pasado nada grave.

- Orión me dijo que es todo gracias a que me atendiste rápido, realmente eres la mejor cuidando de los demás.